17 de abril de 2019

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¿Son los mercados emergentes la tierra prometida para las Edtechs?

por Rosalía Arteaga Serrano

La calidad de la educación a través de herramientas como la ciencia, la tecnología y la innovación, pero sobre todo, la capacitación y el empoderamiento de los maestros, es clave para lograr el desarrollo y sostenibilidad de los mercados emergentes y para alcanzar los grandes objetivos mundiales como la erradicación de la pobreza, de los conflictos armados y del cambio climático.

 

[ ILUSTRACIÓN: MAGUMA ]

 

La necesidad de teorizar sobre lo que ocurre en los mercados emergentes y en países como los latinoamericanos y particularmente en el Ecuador, me llevó a aceptar la participación en el evento EnlightED, organizado por la Fundación Telefónica dentro del South Summit.  El fin de esta participación era el de intercambiar las experiencias de los mejores espacios y metodologías educativas como mecanismo idóneo para colocar a los países, no solamente en el camino del desarrollo, sino en el de la consecución real de ese desarrollo, con las consiguientes ventajas para sociedad y el planeta en su conjunto.

Es verdad que vivimos en un mundo de incertidumbres, que se ahondan conforme nos llegan las poco alentadoras noticias sobre la gravedad del cambio climático,  o cuando miramos los enfrentamientos dentro de los propios países, o sentimos que hemos avanzado poco en la lucha contra la pobreza y el cierre de la brecha enorme que separa a quienes nada o muy poco tienen de quienes lo tienen todo. De igual manera, la sostenibilidad de la democracia aparece acosada por males terribles como la corrupción y la pobreza, lo que pone en entredicho este sistema que ha sido calificado como el menos malo de todas las formas de gobierno. Indudablemente esto nos deja muchos vacíos, preocupaciones, que contribuyen a la falta de credibilidad que el sistema tiene en muchos lugares en el planeta y favorece a aventuras populistas y regímenes dictatoriales como los que por desgracia existen en nuestro continente, lo que ha ocasionado éxodos que bordean las tragedias.

En estos escenarios, la ciencia, la tecnología y la innovación vienen a ser herramientas importantes para el cierre de la brecha y para la consecución de objetivos  nacionales, pero también específicos, de los pueblos, de las comunidades, de las personas, con el aporte que los procesos educativos, sobre todo los de vanguardia, le vienen dando no solamente a la erradicación del analfabetismo sino también a la calidad de la educación. En el caso ecuatoriano, el tema de la cobertura ha sido una constante en las últimas décadas y, sin importar el color político de las autoridades de turno, hemos tenido que el énfasis se ha mantenido con resultados bastante exitosos. En lo que no ha habido continuidad ha sido en el tema de la calidad, primero porque no se han dado los consensos adecuados en la percepción y definición del concepto calidad, pero también en gran medida por la miopía de los funcionarios de turno.

 

La formación y la capacitación de los maestros son los mecanismos más idóneos para mejorar la base de la sociedad

Debo reiterar y llamar la atención en que las tecnologías son herramientas a usarse en los procesos educativos, por lo que el énfasis debe ponerse sobre todo en los contenidos, en el qué y para qué estamos educando, en la capacitación de los docentes, que lógicamente deben entrenarse permanentemente en el uso de las nuevas herramientas tecnológicas, pero que no deben perder de vista las metas y los objetivos a gran escala. Concebimos a los docentes como los protagonistas del proceso educativo. Sabemos que sin ellos, por más que tengamos excelentes edificios y tecnología punta, no llegamos a ningún lado.

La escuela es el más importante espacio de socialización de los niños. Allí, conjuntamente con la casa, abren sus mentes para los aprendizajes. No se trata, por supuesto, de llenar espacios vacíos sino más bien de volver a niños y adolescentes abiertos a los cambios, a ese mundo de incertidumbres en el que cada vez más vivimos sumergidos.

La formación y la capacitación de los maestros son los mecanismos más idóneos para mejorar la base de la sociedad. Me refiero a maestros de educación básica y media fundamentalmente,  aquellos con quienes trabajamos en la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina  (FIDAL), con los que buscamos generar no solamente calidad sino también autoestima. Somos conscientes de que un maestro que se valora a sí mismo da también lo mejor, estimula a sus alumnos, estimula la creatividad, consigue mejores aprendizajes, saca a relucir lo mejor de sus estudiantes y de su entorno. Al apostar por la formación y el empoderamiento de los maestros, creemos que le prestamos un importante servicio a la comunidad.

 

 

Otro factor no menos importante es recordar que en el ámbito de la educación inicial, básica, media, bachillerato, la mayor parte de docentes son mujeres. Se dejó la tarea fundamental de la formación de los nuevos seres humanos en las madres y en las maestras. Irónicamente las sociedades infravaloraron el aporte de las mujeres en el desarrollo de los países, de las comunidades, se trató de cercenarles derechos. Todavía el tema del maltrato a la mujer, que transforma a los hogares en los lugares más peligrosos para las mujeres, sigue siendo una asignatura pendiente en la mayor parte de países del mundo y en algunos latinoamericanos reviste bordes dramáticos. Sin embargo, a través de esa minusvaloración se les encomendó la tarea más trascendente, la educación se transformó en cosa de mujeres.

Como persona que ha vivido la mayor parte de mi vida dedicada a labores educativas, sea como docente o como la máxima autoridad de la educación en mi país, o como persona que sigue trabajando en la educación, sea desde el sector público o del privado, transformando el trabajo por mejorar la calidad de educación en una ocupación de por vida, en un apostolado vital, sigo considerando a los maestros como la pieza clave en todo proceso educativo. Si eso viene aparejado con el buen uso de la tecnología, la combinación es imbatible.

Artículo publicado en la revista Telos enlightED


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Autor

Es la primera mujer en ocupar los cargos de presidenta y vicepresidenta de la República del Ecuador. Ex Secretaria General de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, fue también Viceministra de Cultura y Ministra de Educación. Abogada, doctora en jurisprudencia, es licenciada en periodismo y tiene un máster en antropología. Actualmente es CEO de la Fundación FIDAL y miembro de la Academia Mundial de Artes y Ciencias, de la Junta de la Biblioteca de Alejandría en Egipto, y de la Real Academia de Doctores de Europa.

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