TELOS 121 aborda una de las cuestiones más relevantes en el pasado, el presente y el futuro. Nuestra mirada, los análisis y propuestas se dirigen siempre al mañana, pero cuando abordamos El futuro del trabajo no podemos obviar —nunca lo hacemos, en realidad— de dónde venimos y el momento que atravesamos. No se trata de si habrá o no empleo porque, como ha ocurrido en revoluciones anteriores, unos desaparecerán y otros nuevos aparecerán, sino de cómo organizaremos nuestras vidas alrededor de esas actividades que dan sentido a nuestra existencia individual y en comunidad.
Asistimos a un cambio de era en el que confluyen las transformaciones tecnológicas, las energéticas y medioambientales y las demográficas y sociales. Los cambios están afectando a la manera de producir, distribuir y consumir; a los modelos de organización en los eslabones de producción, logística y comercialización. Las necesidades y las condiciones de movilidad y distribución, las cadenas de suministro y de abastecimiento se ven alteradas e impactan en la configuración de fábricas, oficinas, en los espacios de ocio y en los servicios. Y, con ello, el diseño de las ciudades se modifica y alcanza a la intimidad de los hogares y nuestro modo de vida y de relación.
La tecnología y su impacto en el trabajo abre nuevas oportunidades para resolver cuestiones acuciantes como el despoblamiento de regiones enteras, el desarrollo de modelos más sostenibles, la conciliación y la igualdad. También nos coloca ante desafíos como la formación continua, la reforma de la educación, la actualización de la regulación laboral y de las relaciones en la empresa o el rediseño de la Administración pública y de sus servicios.
La pandemia aceleró la digitalización y descubrió maneras distintas de hacer y de vivir que parecían utopías inalcanzables. Las transformaciones en marcha no se limitan a la duración de la jornada laboral o el trabajo a distancia, pero el debate en torno a estas cuestiones tan apegadas al día a día obliga a una revisión acelerada de las condiciones de trabajo y a la reformulación del contrato social vigente desde la Revolución Industrial.

Como advierte Joaquín Nieto, protagonista de la entrevista en este número, las transformaciones en marcha servirán para crear nuevos empleos y también para mejorar las condiciones laborales de millones de personas —cerca de un 55 % de la población mundial— que hoy carecen de la protección social más básica. Solo será posible si tomamos conciencia de nuestras carencias y de las enormes capacidades a nuestro alcance para solventarlas.
Subrayamos en este TELOS que el futuro es cuestión de personas y no de tecnologías, aunque estas sean determinantes para evitar la catástrofe medioambiental o para liberar a los humanos de tareas penosas, y podamos concentrarnos en aquello que nos diferencia realmente de las máquinas y nos acerca a nuestros semejantes; de cultura y de voluntad para construir un futuro sin exclusiones, sin discriminación de género, en igualdad y en un entorno seguro, saludable y sostenible.
Para que el bienestar se extienda es necesario un liderazgo transformacional fuerte en quienes toman decisiones en todos los ámbitos sociales —políticos, empresariales, laborales…—, pero que emana de todos y cada uno de nosotros y de nosotras.
John Arboleda escribe sobre un nuevo modelo de liderazgo basado en el empoderamiento individual para alcanzar colaborativamente las metas que nos propongamos como sociedad: “Se trata de poder elegir, de tomar tus propias decisiones y de liderarse a uno mismo de manera alineada con lo que es relevante para las organizaciones o para la sociedad en la que convivimos”. El futuro del trabajo es nuestro.
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