31 de marzo de 2020

V

Vacunados contra la digitalización

por Julio Linares

La digitalización ha tenido un papel muy importante en la transición desde la normalidad al estado de alarma que ha provocado la trágica pandemia, para paliar las fuertes limitaciones que afrontamos, impulsando y consagrando el uso de las nuevas tecnologías.

 

En el momento de realizar esta reflexión todavía no nos hemos enfrentado con el pico de la terrible pandemia, no hemos experimentado lo más preocupante y exigente de la correspondiente crisis sanitaria y no hemos, tan siquiera, iniciado las acciones para recuperar su tremendo impacto económico.

Por lo tanto, podría pensarse que todavía es muy pronto para meditar sobre lo ocurrido, aprender de los aciertos y los errores y sacar conclusiones que nos ayuden a desarrollar un nuevo proyecto de futuro ilusionante. Sin embargo, en algunos ámbitos, más concretamente en el de la digitalización, han ocurrido hechos que merecen ser destacados:

  • El teletrabajo ha experimentado un crecimiento espectacular en un tiempo récord, habiéndose mejorado los equipamientos individuales y las herramientas colectivas para facilitarlo.
  • La atención sanitaria remota se está utilizando intensamente.
  • Las videoconferencias, para sustituir reuniones presenciales y evitar desplazamientos e incluso viajes, se han generalizado y están resultando imprescindibles.
  • La educación a distancia es la única viable, con carácter general, y el aprendizaje on-line ha pasado a ser indispensable. Profesores y estudiantes, de todos los niveles, han tenido que reconvertirse instantáneamente.
  • Los datos y sus análisis están teniendo un gran valor para entender los distintos procesos que estamos padeciendo y poder proyectar sus consecuencias.
  • Se desarrollan aplicaciones nuevas, en pocos días, para facilitar nuevos servicios, nuevas herramientas, más información y más análisis, dirigidas tanto a particulares como a profesionales.
  • Las compras por Internet han aumentado considerablemente y no crecen más porque las plataformas que las soportan, en muchos casos, han quedado completamente saturadas, no pudiendo atender toda la demanda.
  • Las videollamadas se utilizan ampliamente, al haberse convertido en el mejor medio para poder sostener relaciones familiares y personales con la máxima emotividad posible, en momentos en el que el contacto humano directo no es factible.
  • El entretenimiento en casa se ha disparado, con fuerte crecimiento del consumo de video, de videojuegos y de horas de visión de la televisión.
  • Las redes sociales, que ya estaban plenamente activas, han seguido desempeñando un papel muy determinante en la vinculación de personas y de grupos de interés, para sostener las quebradas relaciones.
  • Las redes de telecomunicación han superado con éxito un grado de estrés enorme y han sido plenamente capaces de soportar cargas de tráfico sin precedentes con fiabilidad y garantía, habiendo podido contribuir a que todos podamos estar conectados, profesional y particularmente, convirtiéndose en una gran infraestructura de intercambio de emociones.

Esta relación no exhaustiva de hechos concretos ilustra con suficiente elocuencia el enorme avance producido en la digitalización, haciendo posible lo que antes nos parecía difícil o, incluso, imposible.

Evidentemente, nada es comparable a la labor heroica del sector sanitario y de otros sectores esenciales. Pero, a otro nivel, también debemos reconocer que la tecnología nos está aportando mucho y debemos valorarlo.

El uso de las tecnologías ha quedado consagrado de una forma definitiva

Muchas veces debatimos sobre la conveniencia del ritmo al que deben realizarse algunas innovaciones, sopesando sus ventajas y sus inconvenientes y, quizá, poniendo un énfasis excesivo en estos últimos.

Lamentablemente, circunstancias como las actuales nos han empujado decididamente a tener que abrazar la digitalización sin cortapisas, al tener que aceptarla como la única opción posible que, de repente, se ha convertido en una obligación, en una necesidad. El uso de las nuevas tecnologías ha quedado consagrado de una forma definitiva.

Afortunadamente, disfrutábamos de una gran democratización tecnológica y veníamos preparándonos y disponíamos de conocimientos y medios suficientes para poder acelerar instantáneamente el proceso de digitalización, de forma tal que en pocos días ha avanzado espectacularmente y con gran intensidad.

Esta aceleración instantánea de la digitalización nos ha permitido distinguir entre los recelos que teníamos hasta ahora, que eran consecuencia de nuestra resistencia al cambio, de los que estaban fundamentados. Los primeros han desaparecido como por arte de magia, mientras que los segundos los hemos tenido que resolver tomando rápidamente las decisiones y las acciones necesarias. Sin darnos cuenta hemos roto y superado muchas barreras que frenaban nuestra transformación digital y nos hemos hecho digitales, habiendo saltado por encima de todos los debates. Este cambio de actitud frente a la digitalización, irreversible, ya es en sí mismo muy positivo para nuestro futuro, pues podría decirse que el coronavirus nos ha vacunado para afrontar la digitalización.

Las tecnologías digitales están siendo absolutamente indispensables para hacer frente a los difíciles momentos actuales y seguirán siendo imprescindibles para abordar nuestro nuevo futuro, incluso en circunstancias normales y, sobre todo, para que puedan ayudarnos de nuevo a enfrentarnos en mejores condiciones a eventuales nuevos imprevistos.

Las Comunicaciones Avanzadas (fibra óptica, 4G y 5G) y la inteligencia artificial son nuevas tecnologías que nos han ayudado ahora mucho y cuyo uso debemos seguir potenciando y evolucionando, junto con muchas otras, para el futuro.

Obviamente, todas las innovaciones que desarrollamos de buena fe tienen siempre muchas repercusiones positivas. Pero, también, pueden tener algunos usos no deseables o impactos negativos.

Las tecnologías digitales no son una excepción y debemos seguir potenciando que ayuden a:

  • Conectar a todos y a todo.
  • Eliminar las brechas digitales
  • Corregir las desigualdades.
  • Sustituir trabajos de riesgo o penosos.
  • Vencer las enfermedades.
  • Acelerar la digitalización total de las Administraciones Públicas, los sectores productivos y los ciudadanos.

Pero, al mismo tiempo, debemos abordar los posibles inconvenientes de su utilización, afrontando responsablemente los eventuales riesgos y actuando en consecuencia para:

  • Favorecer la empleabilidad, que es una de las principales preocupaciones, mediante un sistema educativo adaptado al entorno digital y una formación continuada a lo largo de toda la vida.
  • Disponer de los medios humanos y técnicos necesarios para protegernos de los posibles ciberataques en sus diferentes variantes de ciberespionaje, ciberactivismo, cibercrimen, ciberterrorismo o ciberguerra.
  • Proteger la intimidad de las personas mediante leyes que garanticen la seguridad, la transparencia y la portabilidad de sus datos.
  • Establecer principios éticos que aseguren que los algoritmos van a ser diseñados y programados de tal forma que respeten todos los derechos fundamentales.
  • Proporcionar medios para apoyar a las personas en las transiciones derivadas de los intensos y frecuentes cambios tecnológicos.

Debemos prepararnos para un futuro inmediato en el que las nuevas tecnologías se utilizarán con mucha más intensidad de lo que ahora se utilizan en nuestras vidas, en cómo trabajamos, en cómo compramos, en cómo aprendemos, en cómo nos relacionamos o en cómo nos divertimos.

Hoy, más que nunca, podemos estar seguros de que seremos verdes y digitales o no seremos

Las nuevas tecnologías otorgan mucho poder a quienes las lideran para orientar el futuro. Sus seguidores ya no tendrán la misma capacidad de influencia. Debemos fortalecer nuestra posición en innovación de nuevas tecnologías, selectivamente y de acuerdo con nuestras circunstancias, capacidades y fortalezas, para poder desempeñar un papel más activo y relevante en nuestra contribución en la ejecución de nuestra visión de futuro.

Teníamos identificada la descarbonización como una gran prioridad y ahora hemos puesto al mismo nivel la digitalización. Un futuro descarbonizado es un futuro digital.

Hoy, más que nunca, podemos estar seguros de que seremos verdes y digitales o no seremos.

Construyamos ese futuro juntos para crear una sociedad más justa en un mundo mejor, capaz de afrontar retos sin precedentes como los que actualmente estamos viviendo.

Autor

Presidente de la comisión de Sociedad Digital de la patronal CEOE y miembro del patronato de Fundación Telefónica

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