22 de junio de 2020

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Coronavirus, Platón y el retorno del rey Arturo

por Carlos Alberto Matheus López

Al retornarnos a la caverna platónica, esta pandemia COVID-19 nos ofrece una diáfana mirada a nuestra realidad actual como civilización. No obstante, con el auxilio de la ciencia y de la fuerza del mito, nos obsequia también una oportunidad de cambio, de reordenar nuestra escala de valores y de sanar nuestra relación interhumana y con el planeta.

 

La actual pandemia, quizás originada por un planeta harto de nuestros estropicios, nos obsequia una enorme e ineludible oportunidad de cambio. Y acaso pueda que no tengamos que esperar la parusía, para lograr nuestra redención. Pues el coronavirus nos ha forzado a experimentar —si bien inversamente— la alegoría platónica, retornándonos a la caverna, para poder ver la realidad como es. Y percatarnos allí que nuestras fatuas ideologías y caducos sistemas políticos y económicos son sólo sombras, meras falacias construidas e intencionalmente alejadas de la luz de la biología, de la ciencia, de la responsabilidad y de la igualdad. Fundadas sólo en el victimismo, la vacuidad ética y el individualismo. Las cuales no sólo han contaminado las relaciones humanas, sino también a nuestro hermoso planeta azul. El cual hoy, sin nuestra nefasta actividad, viene sanando su flora y fauna por doquier. Y puede quizás, he ahí la paradoja, que este virus nos permita sanarnos a nosotros mismos y a nuestra relación con la madre tierra. Bien decía el jefe lakota Luther Oso Parado que el corazón de un hombre, alejado de la naturaleza, se endurece. Y que la falta de respeto por las cosas que allí crecen, pronto se extiende a los seres humanos.

La obligada reclusión nos ofrece la chance de reencontrarnos con nuestra naturaleza, reflexionar sobre nuestro pasado, restablecer el contacto humano directo y reconectar con nuestra propia espiritualidad. Además, esta epidemia nos llama a reordenar nuestra actual escala de valores —variando la jerarquía, por ejemplo, de la solidaridad—, a tomar consciencia que son la ciencia y la biología -y no falsos idearios- las que vienen ahora en nuestro auxilio y a estimar aquellos oficios que se evidencian hoy fundamentales, como el del agricultor, del recolector de desechos y de los profesionales de la salud. Nos anima también a revalorizar a la familia y a percatarnos, como individuos y naciones, de nuestra radical interdependencia. Y frente a la realidad que hoy vivimos, como Sísifo, debemos tornar al mito, a fin de que su fuerza vital y moral nos socorra. Es más, la ciencia -nuestra otra aliada- y éste no son incompatibles, pues una es descripción objetiva de las cosas, y el otro una guía para actuar sobre el significado subjetivo que atribuimos a éstas.

La obligada reclusión nos ofrece la oportunidad de reencontrarnos con nuestra naturaleza, reflexionar sobre nuestro pasado, restablecer el contacto humano directo y reconectar con nuestra propia espiritualidad

Nos decía Thomas Mallory en su conocido libro que “dicen algunos en muchas partes de Inglaterra que el rey Arturo no ha muerto, sino que por voluntad de nuestro señor Jesús fue a otro lugar; y dicen que volverá”. Y ese tiempo hoy ha llegado, el del retorno del rey Arturo. El cual nos invita a ocupar el “asiento peligroso” a fin de que hallemos el grial de nuestra salvación. Torna a nosotros no in praesentia, sino a través de su viejo código ético, el cual, esperanzado, insufla a nuestros corazones. Y frente al egoísmo e indiferencia imperante, nos propone: mantener la palabra empeñada; defender y respetar nuestra fe; velar por la justicia; socorrer al pobre e indefenso; estar preparados para el combate; cuidar de aquello que nos da la subsistencia; ser cortés, fuerte, compasivo, sabio, generoso, caritativo, valiente, virtuoso, leal, sencillo, veraz y justo. De la adopción de estas reglas por cada uno de nosotros, basadas en la empatía y el altruismo, depende el progreso de nuestra especie y su supervivencia.

Hoy que la peste nos invita, nuevamente, a la “danza macabra”. Seamos conscientes que, para declinar al convite, hemos de cambiar nuestra relación con las demás personas, con el planeta y con nosotros mismos. Dejar de quejarnos y de culpar a los demás, para asumir la responsabilidad individual —como también colectiva— de nuestros actos. Volvernos solidarios y reacomodar nuestras prioridades, verbigracia, la vida antes que la economía. Entonces quizás tengamos esperanza, y me gustaría pensar que es así, pues como el señor Chow del entrañable film 2046: «A mí también me gustan los finales felices, pero no sé escribirlos».

Bibliografía

García Ruiz, M. (2014): “El Rigor del Código Caballeresco Artúrico en el Medievo” en e-Spania. Revue Interdisciplinaire d’études Hispaniques Médiévales et Modernes. Disponible en: https://journals.openedition.org/e-spania/22992
Mallory, T (2016): “The Book of King Arthur & his Noble Knights of the Round Table”. Adelaide. The University of Adelaide. Disponible en: https://archive.org/details/TheDeathofArthur/mode/1up/search/Hic+jacet+Arthurus
McLuhan, T. C. (1971): “Touch The Earth: A Self- Portrait of Indian Existence”. New York. Outerbridge & Dienstfrey. Disponible en: https://archive.org/details/touchearthself00mclu_1
Morreale, M. (1996): “La Dança General de la Muerte” en Revista de Literatura Medieval, N° 8. Disponible en: https://ebuah.uah.es/dspace/bitstream/handle/10017/5192/Dan%C3%A7a%20General%20de%20la%20Muerte.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Ordoñez Diaz, L. (2016): “Fronteras del Mito, la Filosofía y la Ciencia. De los Mitos Cosmogónicos a la Teoría del Big Bang” en Ideas y Valores. Revista Colombiana de Filosofía, N° 162. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/809/80948573006.pdf

Autor

Doctor en Derecho por la Universidad del País Vasco. Es Profesor en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Academia de la Magistratura. Ha publicado sobre Arbitraje en diversas editoriales de América Latina, Europa, Medio Oriente y Norteamérica. Es Árbitro y Conferencista Internacional.

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Comentarios

erodriguezga99@ucvvirtual.com.pe
septiembre 1, 2021 1:59 am

Un pequeño artículo que te hace reflexionar y no seguir excusándose , lamentablemente muchas veces la tentación por destruir nuestra madre naturaleza en pro de nuestros intereses económicos sumado con el orgullo testarudo que tenemos termina aniquilando las relaciones personales más importantes que tenemos e incluso nuestra propia fuente de vida. Pero confío que llegará el día en que no necesitaremos de una amenaza o peligro que nos obligue a actuar de buena manera solo por conveniencia sino que la gran mayoría de personas seremos capaces de actuar de manera correcta y armoniosa por instinto y naturaleza guiando a los que se resisten a hacerlo. El artículo me gustó mucho.

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