17 de octubre de 2024

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Modelando nuestra relación con la inteligencia artificial y la naturaleza

por Alfonso Vallés Sales

Se comparte un análisis de la condición humana en el siglo XXI mediante un replanteamiento crítico de las Humanidades. Un tiempo de oportunidad para abordar el diseño de un modelo transdisciplinar superador de modelos cuantitativos, binarios y simplificadores que aseguren un desarrollo humano en simbiosis con la naturaleza y en una relación de confianza con la inteligencia artificial. Se concluye con unas orientaciones cualitativas para navegar en un nuevo Imago Mundi configurando una cartografIA que dé sentido a nuestro telos.

 

La prioridad de repensarnos

La cuestión de cómo desarrollar la IA de una manera compatible con el desarrollo humano y orientada al bien común es de la máxima relevancia en un mundo, el nuestro, en muchos aspectos, desequilibrado y con crisis anidadas.

A la radicalidad antropocéntrica responsable de la crisis ecológica se une la alteración de la propia condición humana, de nuestro estar en el mundo en interacción con la tecnología que condiciona nuestra forma de enfocar y entender la realidad. Unos efectos analizados por Hartmut Rosa (Rosa, 2016) en un proceso que engendra “formas de alienación graves relativas al yo y a los otros, que enfrenta al individuo al mundo sin poder habitarlo y sin llegar a apropiarse de él”. También respecto a un tiempo acelerado de mayor fugacidad y un espacio que para Han (Han, 2021) se encuentra “vaciado de cosas y lleno de información”.

No basta pensar en nosotros. Debemos recomponer nuestra relación con la naturaleza. Romper con modelos de optimización económica fundamentados en nuestra capacidad extractiva y de externalización de costes heredados de una modernidad configuradora de un mundo determinista. De un exceso de razón, de nuestra propia desconexión.

Este marco en el que el origen etimológico de la palabra «crisis» procedente del griego krisis, significa decidir, abre una oportunidad para las Humanidades.

En síntesis, abordar un replanteo crítico de las Humanidades, superador de la inflación actual del término humanismo, asegurando su autenticidad. Finalizar el mito dualista y simplificador de separación entre humanismo y naturaleza. Asegurar un modelo de humanismo sin exclusiones en un entorno de confianza con la tecnología y de co-evolución con la ecología.

La revolución genética debe transformar la forma en que discutimos sobre cuestiones éticas

Se hace necesario ampliar la reflexión para repensarnos, para reubicarnos. Abordar un enfoque transectorial, transgeneracional y transcultural, más allá de un mero intercambio interdisciplinar, dirigido a cambiar nuestras mentalidades y estructurar el cambio social a la luz de nuestro mejor relato (Rosa, 2021).

Un proceso dirigido a pensar en la inteligencia artificial abordando qué supone “un ser en el mundo”, como propone Han. También de una conciencia del “ser con”, sin miedo de nuestro “nexo comunal” con la naturaleza y la tecnología empleando la metáfora del Cíborg de Donna Haraway (Haraway, 1991)

Un humanismo dirigido a aprender a vivir la realidad desde la cultura y a que nada es ajeno. El cuidado del otro y también de la biodiversidad. Un ejercicio de reflexión en contra de un pensamiento acrítico como propone Acemoglu (Padilla, 2024) evitando pensamientos automáticos en tiempos de programación.

Más allá de la regulación

Según Pinker1, hablar de riesgos existenciales es “especular”. Estamos abordando la regulación de la IA “desde la indeterminación”. La realidad es que no tenemos un algoritmo para resolver la regulación adecuada de la IA con el peligro de perder el punto óptimo entre regular “mucho, muy pronto” y “poco, muy tarde”.

Un debate que hunde sus raíces en el problema de la alineación de la inteligencia artificial y sus diferentes aproximaciones. Todas ellas pivotan sobre las intenciones de las máquinas en relación con el propósito de sus creadores. Parece conveniente abordar el alineamiento de la IA considerando previamente nuestro propio alineamiento. La reflexión de Rosa vuelve a ser relevante.

En el campo de la ciencia y la investigación debemos avanzar hacia modelos más trasparentes. La IA unida a la robótica, el Internet de las Cosas, la Computación Cuántica y la edición del genoma basado en tecnología CRISPR, con las implicaciones éticas que incorpora la manipulación de células embrionarias humanas, jugará un papel decisivo en el futuro de la ciencia y por ende de la Humanidad. En el progreso científico con la IA, y en la búsqueda de nuestra perfección, no todo puede valer. La revolución genética debe transformar la forma en que discutimos sobre cuestiones éticas.

Un replanteamiento desde las Humanidades

Abordar críticamente la complejidad de la inteligencia artificial requiere un cambio de perspectivas. No solo dentro de las Humanidades, sino de todo el ecosistema del conocimiento. Recorrer un viaje de la Filosofía a la Ciencia y Tecnología en ambos sentidos.

Plantear un desarrollo científico compatible con la inteligencia artificial que permita pasar de estructuras de control a otras de confianza debe ser un proceso participativo para las Humanidades. Supone confiar en el pluralismo epistemológico defendido por Aristóteles para interpretar las épicas de Homero sin reducir los procesos cognitivos de valor a una única metodología estándar, asociada en la actualidad al ámbito de la ciencia y tecnología.

Creer en la metáfora de Borges como espacio interpretativo humano, un “alfabeto de símbolos” (Borges, 1968), y de interferencia para la ingeniería del prompt. Acudir a su Biblioteca de Babel o al Aleph para pensar desde la imaginación en respuestas a laberintos, como los que plantea la IA generativa. A reconocer, como señala Salman Rushdie, que como seres humanos necesitamos historias para entendernos a nosotros mismos, que escribir proviene de algún lugar profundo dentro de nosotros.

Conviene reparar en las facilidades que ofrece la IA generativa y que pueden poner en riesgo nuestro propio pensamiento si no se articulan de forma complementaria con nuestra propia participación. Son capacidades esencialmente humanas que definen nuestra condición y sobre las que nos prevenía Arendt.

Según Han, lo afectivo es esencial para el pensamiento humano. Una disposición que reúne palabras y conceptos. “Una disposición anímica, que nos diferencia de la inteligencia artificial.” Es “el mundo”.

Perder nuestra capacidad en el uso de la lengua es perder el pensamiento. Tal y como señalaba Miguel Unamuno “la lengua no es la envoltura del pensamiento, sino el pensamiento mismo”. No somos solo lengua, pero perder su uso equivaldría a una ruptura. Supeditar nuestra condición a la de las máquinas.

Conviene no subestimar la inteligencia humana.

La promesa de un mundo nuevo en que la inteligencia artificial general superará a la humana induce a cierta confusión. El Informe2 “Índice IA de 2024” elaborado por el Instituto Human-Centered Artificial Intelligence de la Universidad de Standford señala que hoy la IA no nos supera en las tareas más complejas.

La categoría de la inteligencia artificial y la humana no son comparables. Nuestra mentalidad no es finita. Nuestras variables no son cuantificables. Nuestra lógica no es disciplinar.

Debemos pensar el futuro que queremos en que es posible un modelo de colaboración.

Las manos, movilización de nuestra creatividad, dirigen el sistema de cirugía robótico Da Vinci. La precisión es tecnológica. El elemento fundamental, la consola quirúrgica, está controlada por nuestra inteligencia natural. Un pacto equilibrado que extiende nuestra capacidad.

También conocemos mejor los secretos guardados en la Villa de los Papiros de Herculano. La IA y otra tecnología, junto a equipos humanos expertos de investigación, han colaborado en redescubrir de los papiros carbonizados la vida de Platón (El País, abril 2024). Un desafío en el que se combina la arqueología, la filología y tecnología.

CartografIA de un nuevo Imago Mundi

Concluyendo, se propone abordar una reflexión pausada en tiempos de urgencia. Evitar ser parte de la especulación. Aprender a mirar atentamente como esencia del respeto (Esquirol, 2006), no solo para rescatar al otro o a lo otro, sino también a uno mismo.

Vivimos un tiempo de oportunidad para repensar las Humanidades heredadas de la primera modernidad europea superando la contraposición entre verdad y la precisión sobre las que nos previno Goethe. Unas Humanidades que eleven la condición humana y que permitan la utopía de creer y la realidad de crear un futuro. Colaborar con la IA para cartografiar un nuevo Imago Mundi y aventurarnos en el descubrimiento del conocimiento en lugar de la distopía de una singularidad tecnológica que socave nuestro futuro.

Perder nuestra capacidad en el uso de la lengua es perder el pensamiento

Unas Humanidades reintegradoras fundadas, entre otras, en las siguientes orientaciones cualitativas a modo de brújula para orientar el sentido de nuestro telos:

  • Reconceptualizar el significado de humanismo en resonancia con un modelo de desarrollo humano forjado en la interrelación entre creatividad humana, tecnología y ecología.
  • Articular una heurística de la ética fundamentada en la cultura y los valores, con todos sus símbolos y en resonancia con todo tipo de expresiones, incluida la artística y la religiosa.
  • Aprender a navegar en las diferencias y entender el polifacético ecosistema que dirige la adopción de sistemas de inteligencia artificial evitando reproducir un humanismo antropocéntrico que aísle a la persona de sí misma y de la sociedad recomponiendo una relación de simetría y respeto con la naturaleza.
  • Interpretar la dicotomía de los conceptos de explicar y comprender como dos formas complementarias de relación con la realidad. El primero característico del método científico. El segundo propio de la hermenéutica de las Humanidades.
  • “Situar en un contexto de sentido” en términos de Max Weber. Una hermenéutica cuya revitalización suponga una renovación3 de la autoridad del conocimiento de las Humanidades.
  • Dar sentido a cómo damos sentido al conocimiento.
  • Diferenciar entre mapa y territorio, propuesta del lingüista polaco Alfred Korzybski aceptando que la interpelación de la realidad es siempre subjetiva.
  • Ampliar la visión del futuro del desarrollo computacional como la suma de bits (computación clásica), cúbits (computación cuántica) y redes neuronales (inteligencia artificial) para integrar la singularidad de nuestra imaginación.
  • Superar la línea ontológica de la distinción entre hechos y valores de la guillotina de Hume. Replantear las evidencias del conocimiento.
  • Descifrar el “por qué” tras el “qué”. Reconocer los límites de los datos.
  • Generar narrativas con perspectivas múltiples, transculturales y transdisciplinares superadoras de un futuro de la humanidad negativo, distópico y apocalíptico.

En conclusión, pensar en un pacto digital con la IA es una llamada para una reorientación de las Humanidades dirigida a descifrar en un contexto amplio la naturaleza de la condición humana en el todavía reciente siglo XXI.

De forma más ambiciosa, supone una invitación para embarcar en una navegación destinada a repensar los fundamentos de un nuevo Renacimiento. Generar una conciencia colectiva del cuidado recíproco. En última instancia a asumir que habitar en nuestra relación con el otro y el planeta es una responsabilidad radicalmente humana.

Notas

 1Taller sobre IA en la Universidad Nueva York, 10 abril 2024.

 2Más información en: https://aiindex.stanford.edu/report/

 3Gabriel et al. (2022): Reality and Hermeneutics. Bonn, Bonn Studies in the New Humanities. ISSN: 2751-708X.

Bibliografía

El País (2024): «Los papiros de Herculano revelan una pista sobre el lugar donde se encuentra la tumba de Platón» en El País. Disponible en: https://elpais.com/cultura/2024-04-24/los-papiros-de-herculano-revelan-una-pista-sobre-el-lugar-donde-se-encuentra-la-tumba-de-platon.html 

Borges, J. L. (1968): Nueva Antología Personal. Buenos Aires, Emecé.

Esquirol, J. M. (2006): El respeto o la mirada atenta: Una ética para la era de la ciencia y la tecnología. Barcelona, Editorial Gedisa. ISBN 978-84-9784-606-6.

Haraway, D. (1991): Haraway, Donna J.: “A Cyborg Manifesto: Science, Technology, and Socialist-Feminism in the Late Twentieth Century.” Simians, Cyborgs and Women: The Reinvention of Nature, Nueva York: Routledge, 1991. p.149-181. New York, Routledge.

Padilla, M. (2024): «Daron Acemoglu, el economista que dice que la innovación tecnológica no equivale a prosperidad» en El País. Disponible en: https://elpais.com/ideas/2024-04-19/daron-acemoglu-el-economista-que-dice-que-la-innovacion-tecnologica-no-equivale-a-prosperidad.html 

Rosa, H. (2016): Alineación y aceleración. Hacía una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía. Madrid, Katz Barpal Editores SL. ISBN: 978-84-15917-23-6.

Rosa, H. (2021): Best Account. 2nd Edition. Berlin, Suhrkamp Verlag. ISBN 978-3-518-58775-1.

Autor

Actualmente está doctorándose del programa de Humanismo y Trascendencia de la Universidad Pontificia de Comillas con su proyecto de tesis sobre la interpretación de la Mecánica Cuántica desde la Estética Medieval. Es licenciado en derecho y graduado en Ciencias Jurídicas de las Administraciones Públicas.

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