21 de marzo de 2025

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Tu atención en juego

por Teresa Bobes Bascarán

Este artículo analiza los procesos cognitivos que facilitan la adicción digital y su impacto en la salud mental, explorando estrategias basadas en la evidencia para fomentar un uso tecnológico consciente.

 

[ ILUSTRACIÓN: AJIJCHAN / ISTOCK ]

 

La atención, el bien más codiciado en la era digital

En la economía digital, la atención humana se ha convertido en un recurso altamente codiciado.

Las redes sociales, los servicios de streaming y las aplicaciones de mensajería han desarrollado estrategias basadas en la neurociencia para maximizar la permanencia de los usuarios en sus plataformas

Este fenómeno tiene consecuencias significativas en la regulación emocional, la capacidad de concentración y el bienestar psicológico, generando una dependencia digital que plantea nuevos desafíos para la salud mental. Estudios recientes han señalado un aumento en la prevalencia de síntomas depresivos y de ansiedad entre adolescentes, coincidiendo con la masificación del uso de redes sociales a partir de 2012 (Haidt, 2020).

La relación entre el uso excesivo de plataformas digitales y la salud mental sigue siendo un tema de debate, pero cada vez más investigaciones sugieren que las redes sociales pueden actuar como un factor de vulnerabilidad en personas jóvenes, especialmente en mujeres, quienes parecen ser más sensibles a los efectos negativos de la comparación social y la validación digital (Haidt & Twenge, 2022). Además, el uso prolongado de Internet puede estar modificando nuestros procesos cognitivos. Investigaciones recientes han sugerido que la conectividad constante y la multitarea digital están afectando la memoria de trabajo y la atención sostenida (Firth et al., 2019).

Mecanismos psicológicos de la atención digital

Uno de los mecanismos clave que explican esta adicción es el refuerzo intermitente, un principio del condicionamiento operante descrito por Skinner en la década de 1950 y ampliamente utilizado por las plataformas digitales.

La imprevisibilidad de recibir recompensas, como un «me gusta» o un nuevo comentario, estimula la liberación de dopamina en el cerebro, reforzando el comportamiento de revisión constante

Este fenómeno explica por qué es tan difícil dejar el teléfono a un lado. Además, el desplazamiento infinito (infinite scroll), al eliminar las pausas naturales en el consumo de contenido, dificulta la autorregulación y distorsiona la percepción del tiempo transcurrido, favoreciendo la procrastinación digital.

El miedo a perderse algo (Fear of Missing Out o FOMO) también juega un papel fundamental en este proceso. La necesidad de estar siempre conectado genera ansiedad y disminuye la satisfacción vital. Las plataformas refuerzan esta dinámica mediante contenidos efímeros, como historias que desaparecen en 24 horas, incentivando un comportamiento de revisión compulsiva.

Otro elemento clave en la adicción digital es la gamificación, que convierte la interacción social en un sistema de recompensas inmediatas. La acumulación de “me gusta”, seguidores y comentarios funciona como un marcador de estatus digital, promoviendo la comparación social y la búsqueda constante de validación externa. Este sistema impulsa un ciclo de retroalimentación que refuerza la conexión digital mientras debilita la interacción en el mundo real. Estamos hiperconectados, pero paradójicamente más desconectados en términos de relaciones cara a cara.

Más allá de los efectos en la atención y el bienestar emocional, existe una preocupación creciente en la literatura científica sobre el impacto de la tecnología en la dinámica familiar. La tecnoferencia parental se refiere a la interferencia del uso de dispositivos en la relación entre padres e hijos. La falta de interacción efectiva con los menores debido al uso excesivo de pantallas por parte de los adultos puede llevar a los niños y adolescentes a buscar compensación emocional en el mundo digital, fomentando hábitos problemáticos en el uso de medios. Para contrarrestar esta tendencia, es crucial establecer normas familiares claras, implementar zonas sin pantallas en determinados momentos y fomentar interacciones de calidad sin interrupciones tecnológicas.

Estrategias para una relación saludable con la tecnología

En los últimos años, ha surgido el concepto de desintoxicación digital o digital detox como una posible solución para reducir la sobreexposición a las pantallas y mejorar el bienestar mental. Si bien este enfoque puede aportar beneficios a corto plazo, su efectividad a largo plazo depende de factores individuales y del contexto social. En lugar de aplicar restricciones extremas, la investigación sugiere que es más efectivo implementar pequeños cambios que generen grandes efectos en nuestra relación con la tecnología. Una estrategia clave es la autorregulación del tiempo en pantalla y la limitación de notificaciones en los dispositivos móviles. Aplicaciones como Forest o Moment han demostrado ser útiles para mejorar la gestión del tiempo digital y reducir el uso impulsivo del smartphone.

Además, el concepto de atención plena digital se ha propuesto como un método para fomentar un uso consciente de la tecnología. Esto implica reducir el consumo pasivo de contenido, reflexionar sobre el propósito de cada interacción en redes sociales y priorizar la calidad sobre la cantidad en la navegación digital. Adoptar esta perspectiva no solo contribuye a una mejor regulación emocional, sino que también disminuye los niveles de estrés y ansiedad asociados al uso compulsivo de pantallas.

Por otra parte, es fundamental desconectar para reconectar, especialmente en el ámbito familiar. La tecnoferencia parental, entendida como la interferencia del uso de tecnología en la interacción entre padres e hijos, se ha convertido en un fenómeno ampliamente estudiado en la literatura científica. La sobreexposición de los adultos a dispositivos electrónicos afecta la calidad del tiempo compartido con los niños y adolescentes, influyendo en el desarrollo de hábitos problemáticos en el uso de medios digitales.

Para contrarrestar este efecto, es recomendable establecer zonas sin pantallas en el hogar, definir normas familiares sobre el uso de dispositivos y fomentar interacciones de calidad sin interrupciones digitales

Hacia un equilibrio entre tecnología y bienestar

El diseño de las plataformas digitales seguirá evolucionando para captar la atención de los usuarios, pero esto no significa que estemos condenados a la distracción constante. Comprender los mecanismos psicológicos que subyacen a la adicción digital permite desarrollar estrategias efectivas para recuperar el control sobre el tiempo y fomentar un uso más equilibrado de la tecnología. No se trata de demonizar el mundo digital, sino de aprender a integrarlo de forma que beneficie nuestra vida en lugar de dominarla. La pregunta clave no es si la tecnología seguirá avanzando, sino cómo queremos que influya en nuestra salud mental y en nuestra forma de relacionarnos con los demás.

Bibliografía

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Autor

Doctora en Psicología. Especialista en Psicología Clínica del Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA). Profesora Asociada de Ciencias de la Salud. Facultad de Psicología, Universidad de Oviedo. Investigadora miembro del CIBERSAM, ISPA, INEUROPA.

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