16 de noviembre de 2022

H

Hacia la Revolución Humanista

por Rafael Martínez-Cortiña

Algo revolucionario está pasando y tú podrías ser parte de ello. Es innegable que las humanidades están siendo canceladas en un camino que nos lleva hacia una sociedad robotizada sin ética, sin ética humanista. Para equilibrar, parece que una Revolución Humanista es, de nuevo, necesaria. Esta vez, contigo.

 

Es evidente que el avance de la tecnología digital ha sido de tal calibre que ha invadido cada momento de nuestras vidas. Es indudable que nuestro rango de atención ha sido alterado y que escuchar audios a doble velocidad está modificando nuestra manera de comprender las cosas. Hemos estado moldeando nuestros cerebros hasta ser capaces de absorber información procedente de numerosos canales, en todos los idiomas, sobre todos los temas, desde todo tipo de aplicaciones, además de las numerosas notificaciones de mensajería directa, decenas de redes sociales y correos electrónicos durante todo el día. Estamos delegando la creatividad, parte de la genialidad humana, en las máquinas. Estamos poniendo todo el foco de atención en ellas mientras vamos apartando las humanidades.

Cunde el desánimo entre las personas que apuestan por las humanidades. A escala global. En Japón, por ejemplo, en 2015 ya se planteaban seriamente la eliminación de las carreras de humanidades. El debate en países como España es similar. No hay más que leer que “las humanidades han sido canceladas”. Cada reforma educativa ha ido lijando las asignaturas relacionadas con las humanidades hasta hacerlas prácticamente desparecer. Total, ¿filosofía, para qué? ¿Pensamiento crítico, para qué? ¿Contextualización de nuestra historia, para qué?

Ello parecería la derrota de las humanidades frente a un futuro robotizado. Sin embargo, podría ocurrir que decenas de miles de personas, profesores en su mayoría, se negasen a que prime la sociedad robotizada frente a la de las humanidades. Ellos puede que ya estén explicando en sus ámbitos de influencia por qué cultivar las humanidades será fundamental en el futuro. Ellos puede que ya sepan cómo influir sobre el futuro desde hoy. Hasta puede que ya imaginen respuestas antes de que los demás nos formulemos las preguntas. Si eres uno de ellos, vosotros sois el germen de la Revolución Humanista.

Hemos delegado nuestra creatividad

Por inercia o por pereza, o por una mezcla de ambas, estamos empezando a delegar esa parte de la genialidad humana en inteligencias artificiales que componen, pintan, hacen vídeo, escriben y generan imágenes. El esfuerzo de dar a un click es infinitamente menor que el de crear para escribir, pintar, componer canciones o producir videos. Con una breve descripción de lo que queremos, lo tenemos. Un click, algunos segundos de espera y tenemos un resultado que consideramos hasta mejor de lo que podríamos haber hecho nosotros mismos. Especialmente si no sabemos escribir, pintar, componer música o producir imágenes. Si las inteligencias artificiales de OpenAI, por ejemplo, ya lo hacen mejor de lo que yo lo haría y en mucho menos tiempo, ¿para qué me voy a esforzar? Prefiero delegar mi creatividad en la máquina. Y eso hemos hecho. O eso estamos empezando a hacer.

Prefiero delegar mi creatividad en la máquina

Disminuye la inteligencia en las nuevas generaciones. Es la primera vez en la historia del ser humano en el que los hijos no tienen una inteligencia superior a la de sus padres. Como es algo inédito, no se conocen las consecuencias. Sin embargo, no es difícil imaginar que ello empobrecerá el proceso de toma de decisiones y, así, las que se tomen serán cada vez menos inteligentes. Es posible visualizar una sociedad no solo incapaz de dar respuestas inteligentes, sino que apuesta abiertamente por la estupidez humana. Lo estamos viviendo actualmente con la amenaza de una guerra nuclear, el mayor ejemplo de estupidez humana imaginable. Somos testigos privilegiados de un cambio climático que estamos produciendo y de la construcción de una sociedad que grita por la necesidad de evolucionar de otra manera. ¿Cómo nos enfrentamos a los retos si somos menos inteligentes?

Nos adentramos en una época oscura, una de hambre y de frío, de incertidumbre y de violencia. Parece que estamos apostando por una época que suponga la oscuridad del ser humano, para lo cual ya tenemos experiencia. Los mil años que duró la Edad Media nos sirven de referencia para aprender cómo era la sociedad teocrática, ahora tecnológica. Volver a otra Edad Media dominada por las inteligencias artificiales significaría que no hemos aprendido nada. Y que, al ignorarla por desconocimiento, volvamos a repetir la historia, solo que ahora con inteligencias artificiales.

Un futuro en una sociedad robotizada

Si no cultivamos la creatividad humana, no aprendemos de nuestros antepasados y no sabemos contextualizar los eventos que ocurren, la genialidad humana se verá mermada. Será una lástima porque las inteligencias artificiales sí están aprendiendo. De nosotros y de ellas mismas. No es difícil imaginar una sociedad donde las personas somos dependientes de las respuestas que ofrezcan las inteligencias artificiales porque no somos capaces de crear algo mejor.

Si no cultivamos nuestro intelecto, no es difícil imaginar una sociedad donde las personas se conviertan en esclavas de la tecnología. El ser humano habría evolucionado hacia una sociedad robotizada que ha ido anulando los talentos humanos. Precisamente porque esa robotización de la sociedad no incorpora la ética humanística. Cada persona sentirá una falsa libertad de decir lo que se le antoja, desde la dependencia absoluta de su dispositivo móvil, la nueva droga global. Y desde el más férreo control de plataformas y aplicaciones que han sido capaces de penetrar en nuestro territorio psíquico. Nos encontramos con la necesidad absoluta de conectar con las notificaciones que nos generan dopamina, de estar presentes en varias redes sociales y hasta de sentir pánico cuando no tenemos acceso a nuestra vida digital.

Nos damos cuenta de que somos libres, pero no tanto. Estamos generando simbiosis con tecnologías inteligentes y ya no sabemos vivir sin esa parte que nos da vida. Construimos un futuro robotizado en el que no queda claro el papel del ser humano. Nos da pánico la desconexión. No estamos libres de volver a vivir otra época oscura.

Aprendamos de nuestros antepasados

Nuestros antepasados nos dieron la respuesta. En el siglo XV fueron capaces de superar mil años (Siglo V-Siglo XV) de oscuridad medieval. La recuperación de valores de las civilizaciones griega y romana y su difusión por una nueva tecnología, la imprenta (c. 1450), permitieron que el ser humano repensase su realidad e inventase el Renacimiento. Aparecieron figuras como Leonardo da Vinci, Rafael, Miguel Ángel, Erasmo de Rotterdam, Luis Vives, Cervantes, Lope de Vega, Shakespeare, Maquiavelo… Se generó una revolución en la arquitectura, la pintura, la música, la literatura, la economía, la política… Se creó la clase media, se apostó por la ciencia y por la tecnología. Todo cambió cuando se empezó a cultivar la genialidad humana.

El conocimiento que se divulgó gracias a la imprenta permitió la posterior expansión y creación de las universidades, de la enciclopedia, de descubrimiento de nuevos mundos. Fue la base gracias a la cual pudimos generar una Revolución Industrial, la tecnológica bajo la que vivimos y la que viviremos sobre la longevidad del ser humano. Nuestros antepasados supieron impulsar las humanidades hasta el punto más elevado de la historia del ser humano. Y con la luz del humanismo fueron capaces de superar mil años de oscuridad. Emulémosles.

La tecnología no nos está dando las respuestas y quizás sea nuestra culpa

Para hacer mejor tecnología tendremos que cultivar nuestros talentos. Ser más ignorantes creará peor tecnología. Será el resultado de nuestro trabajo y si nosotros tenemos carencias, la tecnología las tendrá también. Resultará en un empobrecimiento del ser humano, que será incapaz de tomar decisiones de manera inteligente. Podemos inspirarnos del impulso que generó el Renacimiento y apostar, de nuevo, por las humanidades para comprender mejor la complejidad que nos rodea. Podemos dirigir nuestra atención para reflexionar, comprender y crear nuevos elementos que certificasen que la genialidad del ser humano es el combustible esencial para la evolución.

Nos sentiremos orgullosos de haber apostado por la base de conocimiento que fue capaz de superar unos retos que a día de hoy nos vemos incapaces de resolver. Al igual que nuestros antepasados, seremos capaces de trascender límites conocidos. Recordemos que muchas innovaciones que se produjeron en el siglo XV permitieron la exploración marítima, lo que derivó en el descubrimiento de un nuevo continente y de la vuelta al mundo. Volveremos a comprender que la inversión en profesiones humanistas ayudó a desarrollar una gran prosperidad en Europa y facilitó la salida de un periodo oscuro para el ser humano.

La revolución humanista vendrá por la inteligencia colectiva

Yo no tengo la respuesta para el siguiente paso de la Revolución Humanista. Tiene que ser un proceso de reflexión colectiva el que determine las respuestas a la complejidad que estamos viviendo. Ya existen decenas de miles de personas y profesionales de las humanidades que darán la batalla resolviendo juntas las incógnitas que necesitamos aclarar. Su impacto será el producto de miles de pequeñas acciones que generará cambios en sus ámbitos de influencia. Ello incluye a las empresas, que se verán obligadas a incorporar las humanidades como parte de su formación. Los retos a los que nos enfrentamos son demasiado complejos como para que las empresas se marginen en el proceso de construcción de otro tipo de sociedad. Su valor ascenderá si la creatividad de sus equipos humanos colabora con unas inteligencias artificiales, que cada vez aprenden más. Juntas, inteligencias humanas y artificiales, serán capaces de reconocer mejor y más rápido las necesidades, y serán más inteligentes en la toma de decisiones. El valor de las empresas se verá reforzado si desarrollan en sus equipos humanos la Inteligencia Humanista como pensamiento inspirador, porque estos podrían ser capaces de producir otras alternativas.

La tecnología no nos está dando las respuestas y quizás sea nuestra culpa. Si los seres humanos no hacemos la reflexión necesaria, serán los robots quienes la hagan. Si no hacemos los deberes cultivando nuestra creatividad y nuestro conocimiento de nosotros mismos nos convertiremos en esclavos de la tecnología. No es difícil verlo. Por ello mismo, es necesario que se reivindiquen las humanidades. Antes de que sea una camino sin retorno. El futuro nos necesita hoy y las personas tendremos que trabajar en imaginar respuestas nuevas ante una sociedad que en breve será cuántica. El futuro necesita que hoy tú, yo y todas las demás personas iniciemos la revolución humanista desde el respeto y admiración por el diferente.

Propongo un cambio de paradigma, en el que apostemos por conocer más y mejor al ser humano. Propongo que apostemos por un nuevo período de gran esplendor para las artes y las letras, para la ciencia y la tecnología. Con los retos que tenemos por delante, propongo que usemos nuestras inteligencias para transformar, de nuevo, la historia y la sociedad. Yo no tengo la respuesta sobre qué hacer, pero sí sobre cómo hacerlo. Por ello, hago un llamamiento a los cientos de miles de escritores, filósofos, pintores, escultores, músicos, intelectuales, antropólogos, periodistas, sociólogos y profesores de humanidades para que vayamos pensando colectivamente cuál es el siguiente paso a dar en la Revolución Humanista. Las incógnitas sobre un futuro humanista tendrán que ser aclaradas a través de un proceso de inteligencia colectiva.

Post Scríptum

Este es el cuarto de una serie de artículos publicados en la Revista TELOS que van dando forma a una idea: Todos somos parte del cambio. El primero es “¿Estamos ante un nuevo Renacimiento del ser humano?” (31 de marzo de 2020). El segundo es “Tras la Era del Desorden vendrá la Era del Renacimiento” (14 de septiembre de 2020). El tercero es “Prepárate porque tú podría ser parte de la solución” (11 de enero de 2021).

Post post scriptum

La bibliografía es lo que te recomiendo que leas para comprender mejor en qué consiste la sabiduría de las masas. Ello incluye a personas y a empresas. Te permite comprender qué es una «supermente» e imaginar cómo un «superconector» va enlazando los talentos de todas las personas que se sientan revolucionarias porque apuestan por un futuro humanista. Te permite imaginar cómo una «supermente» conecta a personas que se sienten pares, iguales, porque comparten valores similares y que estas construyen las bases de una nueva realidad. Te da ideas para la Revolución Humanista.

Bibliografía

Alag, S. (2008): Collective Intelligence in Action. Nueva York, Manning Publications.

Bastiaens, T., Baumöl, U. y Krämer, B. (2010): On Collective Intelligence. Berlín, Springer-Verlag Berlin Heidelberg.

Brown, P. y Lauder, H. (2000): Collective intelligence. Social Capital: Critical Perspectives. Nueva York, Oxford University Press.

Fladerer, J.P. (2019): The Wisdom of the Many: How to create Self-Organisation and how to use Collective Intelligence in Companies and in Society From Management to ManagemANT. Norderstedt, Books on Demand.

Gubanov, D., Korgin, N., Novikov, D. y Raikov, A. (2014): E-Expertise: Modern Collective Intelligence. Nueva York, Springer International Publishing.

Levy, P. (1997): Collective Intelligence: Mankind’s Emerging World in Cyberspace. Massachusetts, Perseus Books.

Malone, T. (2018): Superminds. The Surprising Power of People and Computers Thinking Together. Nueva York, Little, Brown Spark (Hachette Book Group).

Malone, T. y Bernstein, M. (2015): Handbook of Collective Intelligence. Massachusetts, The MIT Press.

Martínez-Cortiña, R. (2019): (Tu) Nación Digital. León, Eolas ediciones.

Autor

Economista por la Universidad Complutense y MBA por ESCP Europe. Co-fundador de Thinkeers. Miembro del Comité Científico de TELOS. Analista en Millenium Project. Su último libro es (Tu) Nación Digital, que publica Eolas Ediciones.

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Comentarios

noviembre 30, 2022 7:22 pm

El artículo me ha resultado muy interesante ya que pone sobre las mesa temas actuales para reflexionar.

Me cuesta creer que la Escuela de Traductores de Toledo, Alfonso X el Sabio, Averroes o Avicena por poner unos pocos ejemplos, estén englobados en los «mil años (Siglo V-Siglo XV) de oscuridad medieval»

De verdad, ¿la Edad Media fue tan oscura? Quizás sea un tópico del que nos cuesta desprendernos y seguimos repitiendo como suelen hacer las máquinas «inteligentes.

Gracias

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