Adictos al cambio

Alliance Niyigena, la protagonista de TELOS 116, expresa cuánto queremos recoger en este número. A sus 25 años está empeñada en hacer este mundo mucho mejor de lo que puede ser ahora. Su propio nombre es ya una llamada a la acción. Alianza trabaja para que el creciente consumo energético que necesita nuestra civilización no acabe por agotar al planeta y destrozar nuestro futuro. En sus investigaciones se combinan la ciencia, la mecánica, la energía, la biotecnología… Su actitud es la de una generación joven que quiere extraer el máximo beneficio de los avances tecnocientíficos a nuestro alcance para que el bienestar se extienda por todo el planeta.

En el número anterior pedimos propuestas para Un mundo en construcción. Con TELOS 116 queremos conocer los deseos y las prioridades de quienes estarán a cargo de las decisiones en los próximos años y, sobre todo, de quienes estarán en la tarea de hacer los ajustes necesarios para que los desequilibrios se corrijan y no pongan en riesgo un futuro sostenible, continuo.
COVID-19 nos ha puesto en guardia ante una realidad que amenaza nuestra propia existencia y la de cuantas especies habitamos la Tierra. No es fácil reconocer el final de una etapa, el agotamiento de un modelo industrial obsoleto y renunciar a seguir viviendo, consumiendo, trabajando, gobernando… conforme a criterios y valores que nos han traído hasta aquí. Después de COVID-19 ya nada será igual. “Es un hecho: vivimos en un sistema obsoleto, anticuado”, proclama Marisol Sales, con 20 años y cinco novelas de éxito ya en su mochila. Carlos Pons, otro de los veinteañeros que nos ayudan en este número a repensar el mañana proclama: “Hemos hecho del cambio nuestra nueva normalidad y nos hemos vuelto inconformistas. Somos adictos a la transformación, estoicos por circunstancias como las crisis financieras, la inestabilidad laboral o una pandemia”.

[ ILUSTRACIÓN: NADIA HAFID ]

Las generaciones más jóvenes –todas lo son en algún momento y a cada una le corresponde un día tomar las decisiones– tienen, necesariamente, visiones, metas y percepciones distintas a sus predecesoras. Ya sean millennials o centennials, jóvenes de las generaciones Y o Z –a las que pertenecen los colaboradores de este número–, la primera característica común es la diversidad, la ausencia de prototipos, la heterogeneidad. En un mundo que se aplana, en una sociedad global interconectada 24/7 y, al mismo tiempo, sobrecargada de desigualdades, no cabe esperar otra fotografía.

En el futuro inmediato, el mundo estará gobernado por los millennials y estos se verán empujados por los y las centennials, la primera generación de jóvenes nacida en una sociedad enteramente digital, dominada por las redes sociales, la movilidad, la instantaneidad; marcada por la pandemia de COVID-19 y la desigualdad en todos los ámbitos –desde el económico al acceso a la educación y/o a la propia Red–. Tendrán amigos en todo el mundo, de culturas y creencias diferentes, oportunidades comunes que, en la mayoría de las ocasiones, solo las barreras físicas podrán arruinar. Un último aspecto exigirá un esfuerzo adicional: el hecho de que estas nuevas generaciones tendrán que convivir durante mucho tiempo con sus mayores, cada vez más longevos. Ojalá este TELOS sirva para conocernos mejor y eliminar todo aquello que desune.