9 de septiembre de 2019
por
Laura Pérez
Cuando llegó el encargo para ilustrar el nuevo cuaderno de TELOS en el que el eje principal iba a ser la voz, me encontré con dos emociones principales, una primera de alegría y otra segunda de desconcierto. Conocía los cuadernos, me había llamado la atención el potente uso de la ilustración para desarrollar los capítulos, sin necesariamente describir lo que se narra en cada uno, sino generando con la imagen un elemento adicional libre. No describían el texto sino que se representaba un concepto libremente según la visión personal de cada artista.
Representar la voz supuso un reto. Expresar precisamente algo que no oyes, en imágenes, y evitar hacer uso de algunos elementos previsibles, era algo que suponía realmente un ejercicio complicado, pero interesante. Hay maneras de relacionar lo que ves con un sonido, pero ninguna llegaba a encajar. Así comenzó el caos. El buen caos, de esos que son necesarios para ir poniendo orden poco a poco.
El tema a tratar resultó apasionante. Se retoma la voz como elemento de comunicación en la era digital, volver a los orígenes donde la tradición oral era el medio de comunicación, pero ahora en un nuevo contexto tecnológico donde el ser humano interactúa con la inteligencia artificial e incluso ella lo hace consigo misma.
La escucha es otro factor importante. Escuchar e interactuar, hablar. Todo esto da paso a un amplio abanico de imágenes, había que elegir.
Vi entonces que tenía libertad para hacer lo que quisiera, así que poco a poco fueron surgiendo las ideas, colores, formas. El uso del círculo apareció desde el principio. El uso de elementos geométricos podía ayudar a representar conceptos que van de un lado a otro como elemento de comunicación, de una manera abstracta. Combinando formas y colores, generando una línea de comunicación que se repetiría en cada artículo, para familiarizarse con la idea de conceptos en formas distintas, así los conceptos que se comunican son imaginarios, pero se da a entender que contienen datos e información, y que hay una movilidad.
La elección de los colores fue fácil y casi inmediata. Apostar por una paleta suave y contrastada por los negros, en armonía con el concepto de la naturalidad para la interacción entre humano y máquina. Trataba de buscar una sensación suave y natural, que mostrara y abrazara el contenido que se pretende compartir en cada artículo.
El resultado final ha sido un universo de contextos donde los individuos y las máquinas mantienen una comunicación, aprenden, escuchan y hablan de una manera natural, cómoda y orgánica. Retomando la naturalidad original de la escucha en tiempos de la tradición oral, ahora tecnológica.
Graduada en Bellas Artes por la Facultad de San Carlos, de la Politécnica de Valencia, Laura Pérez es ilustradora y autora de cómics. Acaba de publicar Ocultos (Astiberri 2019), Obtuvo el galardón Fnac-Salamandra Graphic (2016) por Naúfragos.
Ver todos los artículosGraduada en Bellas Artes por la Facultad de San Carlos, de la Politécnica de Valencia, Laura Pérez es ilustradora y autora de cómics. Acaba de publicar Ocultos (Astiberri 2019), Obtuvo el galardón Fnac-Salamandra Graphic (2016) por Naúfragos.
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