14 de junio de 2023
por
Marina Rodríguez Díaz
Ilustrador
Sean Mackaoui
El término desinformación, entendido como amenaza grave para las sociedades democráticas actuales, es relativamente reciente; si bien la conducta humana engañosa y manipulativa es un proceso tan antiguo como lo son las propias relaciones entre los seres humanos. En la historia existen evidencias del empleo de todo tipo de tácticas manipulativas y engañosas por parte de agentes estatales.
A mediados del siglo XX el panorama informativo sufre una transformación, la radio y la prensa escrita pasan a convivir con un nuevo medio de difusión masiva de información: la televisión. En este nuevo contexto, uno de los principales actores en el ámbito de las campañas de desinformación, la entonces Unión Soviética, culmina el desarrollo de sus medidas activas1 y cobran especial protagonismo las agencias de noticias soviéticas, ampliamente implantadas en el exterior y con gran capacidad para la difusión de propaganda y desinformación en todos los idiomas.
La tecnología y la correspondencia con estrategias híbridas contribuyen a incrementar la peligrosidad de la desinformación
La aparición y auge de Internet y de las redes sociales en el siglo XXI ha propiciado otro cambio, esta vez enorme, tanto en la frecuencia como en la forma con la que el consumidor accede a información de todo tipo e interactúa para ello con la tecnología.
Este cambio en las dinámicas informativas se ha visto propiciado por multitud de factores, entre ellos se pueden destacar:
En la actualidad, el escenario informativo es muy complejo y las oportunidades para la explotación de vulnerabilidades sociales y psicológicas y para la difusión de desinformación se han visto incrementadas exponencialmente. Estas oportunidades se traducen en mensajes desinformativos perfeccionados, mejora de las estrategias de difusión masiva y a gran velocidad y abaratamiento de los costes de las campañas.
La Rusia actual continúa siendo un actor estatal muy activo en el ámbito de la desinformación tanto en su propio país, dirigida al control de su población, como en el exterior. Como actor experimentado, ha explotado las nuevas dinámicas comunicativas para crear y difundir masivamente sus narrativas a través de canales propios, comportamiento automatizado y/o actores proxies—que pueden actuar consciente o inconscientemente—. La pretensión genérica del Gobierno ruso, en el caso de España y buena parte de la UE es: dividir y polarizar, generar desconfianza en las instituciones (sanitarias, políticas, electorales…), poner en duda los valores democráticos y socavar la cohesión en el seno de organismos supranacionales como la UE o la OTAN.
Las narrativas proKremlin en España han conseguido permear por igual en colectivos de ideología tanto de extrema derecha como de extrema izquierda, tergiversando conceptos y explotando estereotipos y vulnerabilidades propios cada audiencia objetivo. La sucesión de campañas de desinformación orquestadas por el Gobierno ruso en España han logrado proyectar una imagen del autócrata Putin idealizada, manipulada y enlatada, hasta conseguir atraer, e incluso fascinar, a colectivos extremistas de ambos espectros. A modo de ejemplo, estereotipos y conceptos explotados:
La Unión Europea lleva tiempo ocupada en el fenómeno de la desinformación. Desde el Servicio Europeo de Acción Exterior se ha trabajado en la construcción de una definición de desinformación y del marco conceptual Foreign Information Manipulation and Interference (FIMI) que acote el concepto entorno a las conductas que engloba. Una primera definición de partida sería: “La desinformación incluye patrones de comportamiento, desarrollados en el dominio informativo, llevados a cabo de forma coordinada e intencional, cuya implantación y difusión suponen una amenaza para los valores constitucionales y los procesos democráticos, las instituciones democráticamente constituidas y, por ende, la Seguridad Nacional”. Así mismo, el concepto FIMI incorpora como características definitorias también: el carácter manipulativo, intencional, encubierto y no transparente de las conductas e incluye, en cuanto a la atribución a actores Estado y a proxies de estos, fuera o dentro del territorio nacional.
Otra iniciativa de extraordinaria importancia llevada a cabo en el seno de la UE es la Comisión Especial INGE, constituida por el Parlamento de la UE y prorrogada en la actualidad en INGE2, sobre injerencia extranjera en todos los procesos democráticos de la UE, particularmente la desinformación. El primer informe2 elaborado por esta comisión especial refleja, en concreto para España: “Las conclusiones sobre los contactos estrechos y regulares entre funcionarios rusos y representantes de un grupo de secesionistas catalanes en España requieren una investigación en profundidad y forman parte de la estrategia más amplia de Rusia para aprovechar todas y cada una de las oportunidades para manipular el discurso con el fin de promover la desestabilización”.
En el plano estratégico de la UE conviene referir el Plan de Acción contra la Desinformación3 2018, el Plan de Acción para la Democracia Europea4 y la Brújula Estratégica5, ambos de 2021, y en el plano de iniciativas concretas, el sistema de evaluación e informe del Servicio de Acción Exterior de la UE para predecir, abordar y responder mejor a las campañas de desinformación de Rusia que afectan a la Unión Europea, sus Estados miembros y sus países vecinos6.
En España, la Estrategia de Seguridad Nacional española de 2021 (ESN21), coordinada por el Departamento de Seguridad Nacional de la presidencia del Gobierno, recoge el testigo europeo e introduce en el citado texto “las campañas de desinformación” como uno de los riesgos más relevantes para la seguridad nacional, en el que concurren dos elementos que contribuyen a incrementar su potencial peligrosidad: predominio del vector tecnológico y correspondencia con estrategias híbridas.
Las oportunidades para la explotación de vulnerabilidades sociales y psicológicas se han visto incrementadas exponencialmente
La propia ESN21 contiene mención expresa a que, para poder conseguir cualquier avance en la detección y lucha contra las campañas de desinformación, resulta imprescindible una estrecha colaboración entre el sector público y el sector privado y la sociedad civil, incluyendo colectivos especialmente implicados en el fenómeno (medios, periodistas, académicos, centros de investigación, centros de pensamiento etcétera) sin cuyo asesoramiento, concienciación y apoyo, las instituciones no serán capaces de afrontar este grave riesgo que, de convertirse en sistémico, puede poner seriamente en peligro la seguridad nacional y nuestras democracias.
En este contexto, el año pasado el Consejo de Ministros (Orden Ministerial PCM/54/2022 de 10 de junio 2022) aprobó la creación del Foro contra las campañas de desinformación en el ámbito de la seguridad nacional como órgano colegiado y presidido por el Departamento de Seguridad Nacional, que viene a dar continuidad a un trabajo previo de colaboración público-privada en la materia, publicado en septiembre del pasado año7.
En el Foro trabajan, en nueve grupos distintos divididos por temáticas, cerca de 100 expertos de la Administración pública y de la sociedad civil con competencias en la materia: sectores de la comunicación, periodistas, verificadores, universidad y centros de investigación, de análisis de la realidad sociopolítica, centros de pensamiento, sector industrial digital, publicidad y asociaciones de usuarios de nuevas tecnologías. Se prevé que los resultados de estos trabajos de reflexión conjunta puedan estar finalizados en el segundo semestre del presente 2023.
1Actividades ofensivas encubiertas y/o manipuladoras desplegadas en apoyo y complemento de la política exterior soviética, con la clara finalidad de incidir y afectar la opinión pública propia y extranjera. Estas medidas conviven con otras actividades, también hostiles pero distintas, como es el caso del espionaje o la contrainteligencia.
22020/2268 (INI) de 8 de febrero de 2022.
3Comisión Europea: Comunicación conjunta, JOIN(2018) 36 final, al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones sobre el Plan de Acción contra la desinformación, de 26 de abril de 2018.
4Comisión Europea: Comunicación, COM(2020) 790 final, al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones sobre el Plan de Acción para la Democracia Europea, de 3 de diciembre de 2020.
5Consejo de la Unión Europea, 2022. Una Brújula Estratégica para la Seguridad y la Defensa – Por una Unión Europea que proteja a sus ciudadanos, defienda sus valores e intereses y contribuya a la paz
y la seguridad internacional.
6euvsDisinfo.es es un grupo de trabajo constituido en 2015 con el objetivo de lograr una mayor concienciación por parte del público sobre campañas de desinformación del Kremlin y apoyar a los ciudadanos de la UE y de fuera de ella a desarrollar resistencia a la manipulación de la información.
7Lucha contra las campañas de desinformación en el ámbito de la seguridad nacional: propuestas de la sociedad civil. Disponible en: https://www.dsn.gob.es/es/documento/lucha-contra-campa%C3%B1as-desinformaci%C3%B3n-%C3%A1mbito-seguridad-nacional-propuestas-sociedad-civil
Ballesteros, M.A. (2021): Estudio del fenómeno de la desinformación y de las fake news, con efectos disruptivos en la sociedad. Comparecencia ante la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, págs. 2-23.
Bennett, W.L. y Livingston, S. (2018): “The disinformation order: Disruptive communication and the decline of democratic institutions” en European Journal of Communication. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0267323118760317
Mayoral, J., Parratt, S., y Morata, M. (2017): “Desinformación, manipulación y credibilidad periodísticas: una perspectiva histórica” en Historia y Comunicación Social. Disponible en: https://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/view/66267
Comisaria de Policía y jefa de la Unidad de Ciberseguridad y contra la Desinformación del Departamento de Seguridad Nacional. Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y en Ciencias Policiales por la Universidad de Salamanca.
Comisaria de Policía y jefa de la Unidad de Ciberseguridad y contra la Desinformación del Departamento de Seguridad Nacional. Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y en Ciencias Policiales por la Universidad de Salamanca.
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