25 de enero de 2021
por
Víctor Coyote
El cuaderno del número 115 de TELOS tiene por título Un mundo en construcción. Y hay una presencia importante en él –por causas obvias, claro– de palabras como pandemia, COVID-19 o enfermedades infecciosas.
Está claro que la crisis sanitaria ha llevado a reestructurar el modo de pensar de una sociedad que, de tanto promulgar la autoestima individual ha creado una autoestima colectiva que se percibe en el primer mundo como un estado de desarrollo técnico ilimitado y seguro. Hablando en términos del día a día, el virus ha golpeado fuerte y merecidamente a quienes exigen por decreto buen tiempo en sus vacaciones.
Por el contrario, siempre que nos despojamos de esa arrogancia y nos sentimos sensatos, alabamos el auténtico valor, la grandeza del trato humano y hasta el olor del papel impreso. Como si los seres humanos no pudiésemos tener dos conceptos ligeramente enfrentados en la cabeza y cortocircuitáramos cuando eso ocurre. Alabar lo antiguo no es ser sensato; ser sensato es tener en la cabeza lo antiguo, lo presente y lo futuro.
Trabajé para las ilustraciones del cuaderno partiendo de dos formas de hacer enfrentadas con el peligro evidente de que saltasen chispas de mi cerebro por no poder asimilarlo: dibujo a lápiz y dibujo vectorial. Modos de hacer que unas veces se separaban, otras se entrecruzaban y muchas de ellas se superponían.
Es verdad que el dibujo a lápiz es algo tan ancestral que enseguida se identifica con la calidez, la expresión casi prehistórica, la mano hablando desde las entrañas. Y las precisas curvas del dibujo geométrico vectorial con la fría atracción por la tecnología y la proyección del futuro.
Muchos de los artículos del cuaderno inciden en la combinación de modos tecnológicos del presente y del futuro con modelos de vida más ecológicamente humanos, que también pertenecen al presente y al futuro. No puede ser de otro modo: las transformaciones a lo largo de la historia no se han regido ni por el esnobismo ni por la nostalgia de usos antiguos. La selección natural es implacable en su sentido práctico. Y cuando digo sentido práctico hablo de utilidad técnica y también de utilidad intelectual. Un ejemplo: no sería útil la desaparición de la música popular porque a lo largo del tiempo ha demostrado su eficacia como elemento de cohesión social en celebraciones, sean estas del tipo que sean.
También he combinado en las ilustraciones símbolos de conceptos tecnológicos no tangibles con elementos de cotidianeidad extrema (cafetera o videojuego infantil) para mostrar el continuo transvase en nuestras vidas de lo cotidiano a lo asombroso.
Estamos una vez más -esto pasa constantemente- en una época histórica de readaptación. No sólo por el crecimiento exponencial de muchas tecnologías, sino por el desgaste “del sistema político menos malo”. Es absurdo creer que la tecnología nos liberará de nuestros problemas sociales. Es absurdo creer que la solución de los problemas humanos pasa por “una vida menos complicada tecnológicamente”.
Richard Buckminster Fuller, cuya exposición aún podemos ver en el Espacio Fundación Telefónica decía: “La especialización impide el pensamiento comprensivo”. Por eso he dibujado para el cuaderno varios personajes con hojas de árbol y móviles en las manos, símbolos de redes digitales de comunicación, esquemas de supuestos virus, una reunión en la puerta de una panadería de una aldea, un puerto USB instalado en un cardo, científicos concentrados en su tarea, un videojuego con Valle Inclán saltando por plataformas de ladrillos flotantes, unas manchas de café mutadas en pseudoparamecios virales.
Y algunas otras cosas que serán útiles para el futuro de un mundo en constante construcción.
Estudió Bellas Artes en Madrid, donde fundó la banda Los Coyotes. Es músico, ilustrador, diseñador gráfico, escritor y actor ocasional. Su último álbum es Las Comarcales (2020). Durante la pandemia publicó un diario del confinamiento en forma de cómic: Días de alarma (Salamandra Graphic).
Ver todos los artículosEstudió Bellas Artes en Madrid, donde fundó la banda Los Coyotes. Es músico, ilustrador, diseñador gráfico, escritor y actor ocasional. Su último álbum es Las Comarcales (2020). Durante la pandemia publicó un diario del confinamiento en forma de cómic: Días de alarma (Salamandra Graphic).
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