18 de julio de 2025
por
Daniel Guinea Martín
[ ILUSTRACIÓN: DENIS NOVIKOV/ ISTOCK ]
En las ciencias sociales, principalmente en geografía humana, economía y sociología, empleamos el término «segregación» para referirnos a la obligación o tendencia de ciertas categorías de personas a separarse de otras en una o varias esferas de la vida. El término se ha introducido en el habla común a partir de situaciones de obligada separación como lo fue la impuesta en el apartheid racial sudafricano o la prohibición del empleo de las mujeres casadas en muchos países occidentales hasta poco después de la segunda guerra mundial.
Pero la separación obligada y completa de los grupos, propia de situaciones donde uno domina sin ambages al resto, raramente tiene lugar. En la mayoría de las esferas de interés para la investigación social contemporánea —por ejemplo la educación, economía y el lugar de residencia, pero también en los ámbitos del ocio, el deporte o el voluntariado—, lo que ocurre es que los miembros de cada grupo tienen una mayor o menor propensión, respecto a los miembros de los otros grupos, a concentrarse en algunos espacios o tareas. Por ejemplo, actualmente en España alrededor de dos de cada tres estudiantes de disciplinas cuantitativas (las STEM o Science, Technology, Engineering and Mathematics) son hombres; por el contrario, en los campos de la salud y los servicios sociales solo hay un hombre por cada cuatro estudiantes.
Existen muchas medidas para resumir la discrepancia en la distribución de los grupos, pero todas cuantifican el estado de la cuestión en un continuo entre dos polos. En un polo está la separación total de los grupos: cada uno se encuentra en lugares y actividades donde no hay miembros de otros grupos (piénsese en el ejemplo del apartheid). En el otro polo se encuentra la integración perfecta. Por ejemplo, en los países con legislación común sobre educación obligatoria, niños y niñas están perfectamente integrados en las distintas etapas educativas.
Aclarado de qué hablamos cuando hablamos de “segregación”, veamos qué tipos de segregación son más comunes en el ámbito escolar y profesional.
En los años 50, la corte suprema de EE UU declaró inconstitucional la separación entre estudiantes blancos y negros. Tras unos años de integración racial, la tendencia revirtió en los 80 y la resegregación ha continuado hasta hoy en día. Es decir: vuelven a existir escuelas predominantemente blancas o negras.
Un papel análogo a los grupos raciales o étnicos en EE.UU. lo cumple en Europa la condición de migrantes o no de los alumnos. Por ejemplo, Bonal, Zancajo y Scandurra 2019 muestran que la segregación escolar de estudiantes españoles y extranjeros no solo refleja su segregación residencial previa, sino que el diseño institucional del sistema educativo la aumenta. Este diseño favorece la elección de la escuela por parte de los padres, y del alumnado por parte de las escuelas de gestión privada, incluidas las llamadas “concertadas” por contar con financiación pública.
En el contexto escolar también se estudia profusamente la segregación generada por la clase social o nivel socioeconómico de los alumnos. Los niveles más altos se alcanzan en los países del centro de Europa como Alemania y Austria, donde los niños de entre 10 y 12 años eligen entre itinerarios educativos que conducen o bien a la universidad o bien a la formación profesional.
A pesar de tener un sistema educativo común hasta los 16 años, similar al de países con menor segregación como los escandinavos, España tiene niveles medios de segregación escolar por razones económicas. Esto se debe al diseño del sistema educativo español, con libre elección de escuela y la segmentación de estas entre sector público, privado y concertado.
Unos alumnos, principalmente los de origen migrante y nivel socioeconómico bajo, cuyos padres usualmente conocen peor el funcionamiento de elección de escuela, se concentran en las escuelas públicas de sus barrios. Por otro lado, los padres de alumnos nativos y con un nivel socioeconómico mayor tienden a elegir escuelas concertadas, aun cuando estén fuera de su barrio. Por último, la minoría de alumnos cuyos padres tienen ingresos altos suelen estudiar en escuelas enteramente privadas.
Merece la pena resaltar la contradicción que existe entre el deseo de muchos padres de segregar escolarmente a sus hijos de otros alumnos con características no deseadas y las conclusiones de los académicos. Estos suelen resaltar que medidas como integrar las escuelas y aumentar sus recursos mejoran los resultados académicos de los alumnos de grupos minoritarios, así como su futura inclusión en múltiples frentes de la vida social, económica y política. Además, estos beneficios para el orden social se obtienen sin perjuicio significativo para los resultados de los otros estudiantes.
Hasta ahora no hemos hablado del género, probablemente el modo más fundamental, significativo y universal de clasificar a las personas. Con la ocasional excepción de alguna escuela, niños y niñas están integrados en los distintos niveles de educación obligatoria. En el caso de la educación postobligatoria, el ratio hombres/mujeres se igualó a finales del siglo pasado y, si acaso, la dirección actual está desequilibrada a favor de las mujeres. Por ejemplo, en España estas representan alrededor del 60% de los estudiantes de grado y máster, y el 50% en doctorado.
Sin embargo, persisten diferencias notables con los hombres en sus campos de estudio y también en los trabajos a los que acceden tras su educación . Esta situación preocupa porque las ocupaciones intensivas en contenidos matemáticos y técnicos, donde tienden a concentrarse los hombres, se encuentran entre las más prestigiosas y mejor remuneradas. Por consiguiente, existen numerosas iniciativas para incrementar la proporción de mujeres en las disciplinas STEM.
La presunción es que aminorar la segregación por campos educativos conllevaría una reducción en la segregación ocupacional de hombres y mujeres, que en España es superior a la media europea. Sin embargo, es difícil establecer con precisión esta relación causal porque la información disponible no proviene de observar los efectos que la asignación aleatoria de hombres y mujeres a los distintos niveles y campos educacionales tendría sobre sus resultados económicos. Además, la literatura sobre segregación de género en el mercado de trabajo ha desvelado la operación de numerosas resistencias a la integración de hombres y mujeres, incluso cuando estos cuentan con la misma educación: desde los estereotipos de género a la reorganización del trabajo de las parejas cuando tienen hijos, pasando con la valoración y remuneración diferenciada de las ocupaciones según estas se hacen más comunes entre los hombres, como ha ocurrido recientemente con la programación informática o, al contrario, se feminizan, como ocurrió hace décadas con los empleos administrativos en la banca.
Existe un amplio consenso que atribuye la segregación en distintos ámbitos a que los grupos con mejor posición socioeconómica se reservan los espacios que conllevan mayores recompensas. Sin embargo, no conviene olvidar que también cabe la posibilidad de que los grupos subordinados elijan segregarse. De este modo, por ejemplo, algunas minorías étnicas se protegerían del racismo. En el caso del género, Stoet and Geary plantean que la alta concentración de mujeres en campos de estudio estereotípicamente feminizados en los muy igualitarios países escandinavos sugiere gustos innatos diferentes.
A ello, la mayoría de autores contrapone la construcción social de las preferencias o mindshaping. En términos generales, la única explicación biológica comúnmente admitida para la segregación, aún implícitamente, es la homofilia innata de los humanos: basta una ligera preferencia a rodearse de personas semejantes para generar un resultado colectivo altamente segregado.
Angrist, J.D., Lang, K. “Does School Integration Generate Peer Effects? Evidence from Boston’s Metco Program” en American Economic Review (2004, 94 (5), pp: 1613–34). Disponible en: https://www.aeaweb.org/articles/pdf/doi/10.1257/0002828043052169
Bonal, X., Zancajo, A., Scandurra, R. “Residential Segregation and School Segregation of Foreign Students in Barcelona” en Urban Studies (2019, 56 (15), pp: 3251–73). Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/335840990_Residential_segregation_and_school_segregation_of_foreign_students_in_Barcelona
Breda, T., Jouini, E., Napp, C., and Thebault, G.. “Gender stereotypes can explain the gender-equality paradox” en Proceedings of the National Academy of Sciences. (2020, 117(49). pp: 31063-31069). Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33229558
Callaci, E. (2025): Wages for Housework: The Story of a Movement, an Idea, a Promise. New York: Seal Press.
Christakis, Nicholas A., y James H. Fowler. “Friendship and Natural Selection” en Proceedings of the National Academy of Sciences (2014, 111 (Supplement 3), pp: 10796–801).
Coleman, J. S., Campbell, E. Q, Hobson, C. L. McPartland, J., Mood, A. M. Weinfeld, F.D y York, R. L. (1966). Equality of Educational Opportunity. Washington, D.C.: National Center for Educational Statistics.
Epstein, C. F. “Great Divides: The Cultural, Cognitive, and Social Bases of the Global Subordination of Women” en American Sociological Review (2007, 72 (1), pp: 1–22).
Fine, C. (2025). Patriarchy Inc.: What We Get Wrong about Gender Equality and Why Men Still Win at Work. London: Atlantic Books.
Guinea-Martin, D., Mora, R. “La Segregación de Género En España. Un Estudio de La Situación Laboral En Perspectiva Comparada (2006–2018)”. En: González, J.J. (edit). Cambio Social En La España Del Siglo xxi. Madrid: Alianza Editorial. pp: 189–219.
Guinea-Martin, D., Mora, R. y Ruiz-Castillo, J. “The Evolution of Gender Segregation over the Life Course” en American Sociological Review ( 2018, 83, pp: 983–1019).
Gutiérrez, G., Jerrim, J. y Torres, J. “School Segregation Across the World: Has Any Progress Been Made in Reducing the Separation of the Rich from the Poor?” en The Journal of Economic Inequality (2020, 18 (2). pp: 157–79).
Hofflinger, Á., Villalobos, C., Cárdenas, L. y Treviño, E. “Are the School Choices of Indigenous Students Affected by Discrimination? Evidence from Chile” en International Studies in Sociology of Education (2024, 33 (2), pp: 222–45).
Jenkins, S. P., Micklewright, J. y Schnepf, S.V.. “Social Segregation in Secondary Schools: How Does England Compare with Other Countries?” en Oxford Review of Education (2008, 34 (1), pp: 21–37).
Rucker C., J. (2019): Children of the Dream: Why School Integration Works. New York: Basic Books.
McPherson, M. Smith-Lovin, L. y Cook, J. M. “Birds of a Feather: Homophily in Social Networks” en Annual Review of Sociology (2001, 27, pp: 415–44).
Orfield, G., Eaton, S. E. (1997): Dismantling Desegregation: The Quiet Reversal of Brown v. Board of Education. New York: The New Press.
Reardon, S. F., Weathers, E. S., Fahle, E. M., Jang, H y Kalogrides, D. “Is Separate Still Unequal? New Evidence on School Segregation and Racial Academic Achievement Gaps” en American Sociological Review (2024, 89 (1), pp: 1–30).
Ridgeway, C. L. (2011): Framed by Gender: How Gender Inequality Persists in the Modern World. Oxford University Press.
Schelling, T. C. “Dynamic Models of Segregation” en Journal of Mathematical Sociology (1971, 1 (2), pp: 143–86).
Seltzer, A. “The Impact of Female Employment on Male Salaries and Careers: Evidence from the English Banking Industry, 1890–1941” en Economic History Review (2013, 66 (4), pp: 1039–62).
SIIU (Sistema Integrado de Información Universitaria). (2025): Estadística de Estudiantes Universitarios. Datos del curso 2023-4. Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Disponible en https://www.ciencia.gob.es/Ministerio/Estadisticas/SIIU/Estudiantes.html.
Stanford Graduate School of Education. (2024). 70 Years After Brown v. Board of Education, New Research Shows Rise in School Segregation.
Stoet, G., and Geary, D. “The Gender-Equality Paradox in Science, Technology, Engineering, and Mathematics Education” en Psychological Science (2018, 29 (4), pp: 581–93).
Xie, Yu, Fang, M. and Shauman, K. “STEM Education” en Annual Review of Sociology (2015, 41 (1), pp: 331–57).
Es profesor de la Universidad de Málaga. Actualmente investiga sobre la segregación étnica y socioeconómica en las escuelas, y sobre el impacto de la segregación por campos de estudio sobre la segregación ocupacional de hombres y mujeres.
Ver todos los artículos
Es profesor de la Universidad de Málaga. Actualmente investiga sobre la segregación étnica y socioeconómica en las escuelas, y sobre el impacto de la segregación por campos de estudio sobre la segregación ocupacional de hombres y mujeres.
Ver todos los artículos