12 de diciembre de 2024

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Patricia Fernández: «La brecha generacional es también una brecha económica»

por Marisol Sales Giménez

Patricia Fernández (1998) destaca como una voz relevante en la defensa de los derechos humanos y la educación. Reconocida internacionalmente por su labor contra la violencia machista, aboga por una divulgación responsable para impulsar un diálogo inclusivo y combatir la desinformación en redes. Tras publicar su primer libro con 18 años, Ya no tengo Miedo, fundó la asociación Avanza sin miedo para ayudar a los menores víctimas de violencia de género en España. En la actualidad, es un referente en la comunicación con más de 129.000 seguidores en su perfil de Instagram (patriciafedez) y otros 458.600, a través de Tik Tok.

 

En esta entrevista, Fernández reflexiona sobre el papel de las nuevas generaciones en la construcción de un estado de bienestar sostenible y la importancia de un periodismo comprometido. También aborda los desafíos de la brecha digital y la necesidad de crear espacios de diálogo multigeneracional en redes sociales.

 

Dado tu compromiso con la protección de los más vulnerables, como los menores víctimas de violencia de género, ¿qué papel pueden jugar las generaciones más jóvenes en la redefinición del estado del bienestar y las políticas de igualdad de género para asegurar su sostenibilidad a largo plazo?

En cuanto a la redefinición del estado del bienestar y las políticas de igualdad, tengo el pensamiento muy marcado. Creo que el mundo no es, sino que te lo cuentan. Aquí la labor de divulgación, visibilización y el compromiso social de cada una es fundamental. Yo llevo diez años como activista. Empecé con un altavoz mucho más reducido, pero con un mensaje claro en el caso de la infancia, y es que la infancia es víctima directa de la violencia machista. Ese mensaje caló y, con los años, mi altavoz fue mucho más amplio. Esto muestra cómo la labor de divulgación es clave tanto en positivo (como exponer realidades) como en negativo (como pueden ser las fake news y las narrativas de odio contra las que todas luchamos). La labor periodística y de divulgación es clave para describir situaciones que hacen peligrar o que tensan la salud del Estado de Bienestar y la perpetuidad en las políticas de igualdad. Estamos viviendo un tiempo muy convulso; trabajando en las redes sociales, veo claramente cómo los mensajes sexistas calan con fuerza. Por ello, es fundamental que haya mujeres divulgadoras que nombren esta realidad, que contextualicen lo que está sucediendo y que den ese paso de toma de conciencia. Las nuevas generaciones viven en una burbuja en la que hay una desconexión total entre lo que es la vida real, tal y como se ha entendido tradicionalmente, y esa vida irreal que crean las redes sociales. Esto pone en riesgo el estado de bienestar, los derechos que se han conseguido y cómo nos vemos a nosotros mismos. La parte positiva es que hay una labor muy fuerte de divulgación que hasta ahora no había existido en estos niveles, pero internet sigue siendo un espacio inseguro para las divulgadoras.

La tecnología y la digitalización están transformando todos los aspectos de nuestras vidas. ¿Cómo crees que puede ser superada la brecha digital entre generaciones para fomentar un diálogo más inclusivo y equitativo? 

La brecha generacional y comunicativa está ahí. Es algo que ha sucedido a lo largo de toda la historia. El rechazo de la juventud a los viejos paradigmas, el rechazo de los más jóvenes a lo que consideran subversivo e, incluso, de mal gusto o que no entienden. Internet lo ha hecho, paradójicamente, tangible. Me encantaría saber cómo superarlo, pero creo que tiene que haber una labor tanto de las empresas como del Estado para facilitar las nuevas tecnologías a las generaciones más mayores. También debería existir una intención individual activa de conciliar, ayudar y tender puentes. Un caso concreto: mi abuelo me sigue pidiendo ayuda con gestiones bancarias a través de la aplicación, pero a veces ni siquiera yo entiendo la digitalización del banco. Creo que las empresas que se están digitalizando al máximo deberían mantener los servicios de trato personalizado y, por otra parte, como individuo, yo continuaré ayudando a mi abuelo. Hay que entender que estamos todos en un mismo barco, en un mismo mar con distintas realidades, pero nunca hay que olvidar que la brecha generacional y comunicativa es también una brecha económica. Hay que tener la conciencia de clase más que incorporada a la hora de tratar estos temas. Para acceder a determinados servicios, se ha de tener acceso a determinados dispositivos —a los que no toda la población puede acceder, independientemente de la edad—. Eso condiciona cómo nos manejamos.

También debería existir una intención individual activa de conciliar, ayudar y tender puentes

¿Cómo consideras que las plataformas digitales pueden ser espacios de diálogo intergeneracional para abordar temas críticos como la igualdad de género, la política y el empleo del futuro?

Lo positivo que creo que hay (y que hace unos años podía parecer ciencia ficción), es que puedes comunicarte con gente que está en la otra punta del globo, con diferencias horarias importantes y, aun así, podéis conectaros por unos intereses comunes. A esos intereses antes te podía llevar una lectura y ahora te lleva un algoritmo. Internet puede ser un espacio muy adecuado para desempeñar estas conversaciones, para encontrar personas afines, pero al mismo tiempo es un espacio en el que conviven polos opuestos y antagónicos y donde hay muchos riesgos. Aun así, estos espacios visibilizan y permiten conversaciones u oportunidades que, de otra manera, no llegarían a ciertos sectores de la población.

¿Cómo pueden los periodistas y comunicadores contribuir a crear espacios que fomenten el diálogo intergeneracional sobre temas críticos?

Es fundamental que los periodistas y los comunicadores contextualicen, que den información sin polarizarse ni politizarse. Si lo hacen, que al menos fomenten espacios de diálogo y tolerancia. Para mí, sería muy positivo que estos profesionales, con las ideas tan definidas, se sentaran a dialogar con personas que tengan distintas ideas. Es una cosa que me parece maravillosa y creo que invita a la reflexión y a no empecinarnos en una idea, algo en lo que influyen mucho los algoritmos, que hacen que nos empachemos solo de ideas afines a las nuestras. Es nuestra labor y nuestro compromiso contar el mundo y contarlo con contextualización y no tirando de ideas rápidas, sin contrastar, subiéndonos al carro del morbo, la demagogia, de los mensajes que calan rápido… No: hay que reflexionar, hablar y fomentar la tolerancia en un mundo cada vez más polarizado.

Artículo publicado en la revista Telos 126


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Autor

Escritora, periodista y conferenciante. Actualmente ha publicado ocho libros y colaborado en otros títulos. Su última novela es Las cenizas del último fénix. La caída. También es la creadora de Mitologeando, una serie de vídeos publicados en redes sociales en los que divulga sobre mitología griega, romana y nórdica. Desde el año 2022 hace parte del equipo de redacción de la Revista TELOS.

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