6 de marzo de 2024
por
Paola Gálvez Callirgos
Ilustrador
Cinta Aribas
A pesar del crecimiento económico de los países de América Latina y el Caribe (ALC) y sus avances en la reducción de la pobreza y la desigualdad durante la primera década del milenio, estos no han sido lo suficientemente resilientes y sostenidos como para superar los desafíos estructurales de esta región (OECD, 2020: 27). De hecho, los efectos de la pandemia de COVID-19 han amplificado las debilidades estructurales de ALC, afectando especialmente a los ciudadanos más vulnerables en tanto la crisis ha exacerbado los altos niveles de desigualdad existentes antes de la pandemia (OECD, 2021: 87). Entre las vulnerabilidades sociales que sufre ALC se encuentra la brecha digital, un fenómeno complejo profundamente arraigado en las disparidades socioeconómicas y en la infraestructura tecnológica desigual de la región que urge corregir para facilitar el progreso de la agenda 2030 mediante diversos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 9 (Industria, Innovación e Infraestructura), ODS 4 (Educación de Calidad) y el ODS 10 (Reducción de las Desigualdades).
La brecha digital originalmente se refería a la diferencia entre quienes tienen y no tienen acceso a Internet. Este concepto ha evolucionado y ahora se reconoce que, incluso entre quienes pueden conectarse a la red, existen distintos niveles de acceso. Algunos disfrutan de conexiones de alta calidad y tecnología avanzada, típicamente en áreas urbanas. Otros tienen conexiones débiles y tecnología limitada, a menudo en zonas rurales o de bajos recursos. Asimismo, la brecha digital abarca las diferencias en el acceso a dispositivos tecnológicos y los niveles de competencias para usar las tecnologías de la información y comunicación de manera efectiva (ISOC, 2022). La brecha digital incluye factores como la disponibilidad de infraestructura tecnológica adecuada, la capacidad de adquirir dispositivos digitales, y las competencias o habilidades digitales para utilizar estas herramientas de manera efectiva, lo cual permite una apropiación de la tecnología. En otras palabras, la brecha digital es tanto una cuestión de cobertura como de habilidades digitales.
Estudios recientes revelan que el acceso a Internet en hogares de ALC se realiza principalmente a través de banda ancha móvil usando smartphones, con diferencias marcadas entre áreas urbanas y rurales. En áreas urbanas, el acceso a Internet móvil y a tecnologías digitales es relativamente alto, en promedio, y el 95 por ciento de los hogares en áreas urbanas de la región tiene al menos un miembro con acceso a un smartphone (UNDP, 2022: 3).
Promover la conectividad universal y crear conciencia sobre el amplio espectro y utilidad de los recursos en línea es importante para asegurar que la transformación digital sea inclusiva
Desde 2014 hasta 2021, el número de ciudadanos en la región que usan Internet móvil casi se ha duplicado. No obstante, 230 millones de personas de la región aún no tienen acceso a este servicio (GSMA: 2023, 8). Aproximadamente 72 millones de habitantes rurales de 26 países en ALC no acceden a servicios de conectividad que cumplan con los estándares mínimos de calidad (Ziegler et al., 2022: 4). La brecha digital no solo afecta la capacidad de los individuos para conectarse, sino que también tiene un impacto profundo en el desarrollo social de la persona.
En una sociedad cada vez más digitalizada, el acceso y apropiación de Internet es crucial para una amplia gama de actividades diarias y oportunidades. Las consecuencias de la brecha digital incluyen a una parte de la sociedad aislada y desvinculada de recursos esenciales para su desarrollo personal, educativo y profesional. Además, el acceso a Internet es fundamental para mantenerse informado, acceder a servicios gubernamentales y de salud, y participar en la economía digital. Por lo tanto, la falta de conectividad y habilidades digitales puede resultar en una exclusión significativa de procesos y oportunidades que son esenciales para un desarrollo social pleno.
Los estudios revelan que los diferentes niveles de educación, que suelen ser un fuerte indicador del ingreso, impactan en el ritmo del desarrollo digital. Los datos muestran que los hogares donde el jefe de familia tiene educación terciaria o superior suelen estar más conectados (con un servicio de mejor calidad y mayor gasto en datos) en comparación con el resto de la población. Además, es más probable que accedan al E-learning y estén interesados en actividades productivas en línea. Dado que la educación está altamente correlacionada con los ingresos, estos resultados sugieren que la brecha digital podría ampliar las desigualdades existentes en América Latina, ya que los hogares más educados parecen aprovechar mejor las oportunidades digitales disponibles. Por lo tanto, para asegurar que la transformación digital sea inclusiva, es importante promover la conectividad universal y crear conciencia sobre el amplio espectro y utilidad de los recursos en línea (UNDP, 2022: 14).
Asimismo, la estructura de costos del servicio es un factor que obstaculiza la participación en Internet. La capacidad económica es un factor determinante en el acceso a Internet. Las familias de bajos ingresos luchan no solo por adquirir dispositivos tecnológicos, sino también por mantener el costo del servicio de banda ancha, lo que limita su acceso a la información y a las oportunidades en línea. Esto crea un círculo vicioso donde la falta de acceso digital perpetúa y profundiza las desigualdades existentes.
A continuación, expondré mis propuestas de política pública para abordar y, eventualmente, cerrar la brecha digital en ALC. Estas propuestas tienen como objetivo superar algunos obstáculos que actualmente limitan el acceso igualitario a Internet y la disparidad en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. Mi enfoque se centra en garantizar que todas las personas, sin dejar a nadie de lado, puedan aprovechar los beneficios de un mundo digitalizado y tener las habilidades necesarias para abordar sus desafíos. Esta tarea es fundamental para desarrollar comunidades más inclusivas, conectadas, informadas y resilientes.
Para abordar efectivamente la brecha digital, es imprescindible disponer de datos e información actualizados. Esta evidencia es vital para comprender las dinámicas específicas de cada localidad, permitiendo así formular estrategias y políticas adaptadas a sus necesidades particulares. El análisis detallado por provincias y la diferenciación entre zonas urbanas y rurales son esenciales, ya que estos contextos poseen características distintas en cuanto a accesibilidad y uso de tecnologías. Sin una comprensión clara de estas diferencias, los esfuerzos para cerrar la brecha digital podrían ser ineficaces. En resumen, la información precisa y contextualizada es la base para diseñar intervenciones que respondan eficientemente a los desafíos de conectividad en cada área.
Una vez que los gobiernos de ALC cuentan con la evidencia necesaria, es imperativo que implementen políticas que promuevan la inversión en infraestructura digital, aseguren la asequibilidad de los servicios de Internet y fomenten programas educativos que aumenten la competencia digital de los ciudadanos.
En ese contexto, cabe considerar a la Alianza Digital UE-LAC como un vehículo que los gobiernos de la región pueden utilizar como palanca para promover el cierre de la brecha digital. Esta alianza regional ofrece un marco estratégico informal dentro de la estrategia Global Gateway, la oferta europea para conectar el mundo mediante inversiones y asociaciones, y tiene como objetivo lograr una transformación digital inclusiva. La alianza utiliza la acción bilateral e iniciativas regionales basadas en los cuatro siguientes pilares: (i) diálogos de alto nivel sobre política y regulaciones digitales; (ii) aumento de la conectividad segura a través de BELLA II; (iii) inclusión del sector privado a través de un acelerador digital; y, (iv) dos Centros Regionales Copérnico para la observación terrestre, abordando desafíos sociales.
En noviembre de 2023 se realizó el en donde se llevaron a cabo cinco diálogos de políticas de alto nivel sobre inteligencia artificial, gobernanza de datos, gobierno digital, conectividad inclusiva y ciberseguridad. Como resultado, se identificaron las diversas áreas conjuntas para una mayor colaboración, entre las que se encuentra la implementación de políticas y estrategias innovadoras para lograr una conectividad inclusiva y segura.
Es imperativo que los gobiernos de América Latina y el Caribe implementen políticas que promuevan la inversión en infraestructura digital, aseguren la asequibilidad de los servicios de Internet y fomenten programas educativos que aumenten la competencia digital de los ciudadanos
Empezamos un nuevo año y la población demanda poner en marcha los proyectos que los acerquen a la sociedad digital en su totalidad. La Agenda de Inversión Global Gateway1 contempla potenciales proyectos de inversión para abordar las necesidades de infraestructura de la región. Si bien la agenda es un compromiso político para trabajar en conjunto, sirve de base en la medida que se han identificado oportunidades de inversión justas, verdes y digitales en ALC, las cuales se beneficiarán del ambiente abierto generado por los acuerdos de comercio e inversión y ayudarán a alcanzar los ODS. Lo interesante de aprovechar este marco creado por el Global Gateway es que no se trata de una política de desarrollo tradicional, sino que integra los proyectos financiados en una relación política y estratégica construida sobre los principios de asociación.
Hoy en día, el acceso a la información, educación y diversas oportunidades socioeconómicas podría estar a un clic de distancia, pero para muchos esto no es una posibilidad. Esta es la realidad de 230 millones de personas en América Latina, una región de contrastes sorprendentes, donde la tecnología avanza a pasos agigantados en algunos sectores mientras deja atrás a otros. La brecha digital en América Latina y el Caribe no es solo una cuestión de conectividad; es un reflejo de desigualdades profundas y un desafío urgente que nos llama a repensar cómo construimos una sociedad verdaderamente inclusiva en la era digital.
Para disminuir la brecha digital en América Latina se requiere un enfoque multidimensional que abarque mejoras en infraestructuras y políticas educativas mediante políticas públicas, desarrollo de proyectos de cooperación internacional e iniciativas público-privadas. La colaboración entre los sectores público y privado es relevante para lograr una inclusión digital efectiva y sostenible en la región.
1Agenda de Inversión Global Gateway disponible en: https://international-partnerships.ec.europa.eu/policies/global-gateway/eu-lac-global-gateway-investment-agenda_en
GSMA (2023): Brechas de conectividad en América Latina. Una hoja de ruta para Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica y Ecuador. Disponible en: https://www.gsma.com/latinamerica/es/resources/brechas-de-conectividad-en-america-latina/
Internet Society ISOC (2022): ¿Qué es la brecha digital? Disponible en: https://www.Internetsociety.org/es/blog/2022/03/que-es-la-brecha-digital/
OECD et al. (2020): Perspectivas económicas de América Latina 2020: Transformación digital para una mejor reconstrucción. OECD Publishing, París. Disponible en: https://doi.org/10.1787/f2fdced2-es.
OECD et al. (2021): Perspectivas económicas de América Latina 2021: Avanzando juntos hacia una mejor recuperación. OECD Publishing, París. Disponible en: https://doi.org/10.1787/2958a75d-es.
UNDP (2022): Internet access and use in Latin America and the Caribbean – from the LAC High Frequency Phone Surveys 2021. Disponible en: https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/2022-09/undp-rblac-Digital-EN.pdf
Ziegler S. y Arias Segura J. (2022): Conectividad rural en América Latina y el Caribe. Estado de situación y acciones para la digitalización y desarrollo sostenible. Disponible en: https://repositorio.iica.int/handle/11324/21350
Magíster en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford y abogada por la Universidad de Lima, con amplia experiencia asesorando a gobiernos y empresas en el desarrollo de regulación digital, especializada en IA, ética, privacidad, ciberseguridad, y economía digital. Colabora activamente en el Foro de Gobernanza de Internet de la ONU.
Magíster en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford y abogada por la Universidad de Lima, con amplia experiencia asesorando a gobiernos y empresas en el desarrollo de regulación digital, especializada en IA, ética, privacidad, ciberseguridad, y economía digital. Colabora activamente en el Foro de Gobernanza de Internet de la ONU.
Ver todos los artículos