26 de septiembre de 2024

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La nueva sostenibilidad en el marco de un pacto biodigital

por Alejandro Sacristán

Nos encaminamos hacia una nueva realidad expandida, híbrida y transformadora y para que la humanidad pueda habitarla, esa nueva realidad humana ha de estar en equilibrio con la naturaleza y en igualdad de todos los seres humanos. Si no ¿para qué la queremos?

 

Si hablamos de pacto digital, de pactos globales, tendremos que entender que lo digital se ha extendido y solapado con las otras realidades o capas del planeta. La tecnohumanidad habita una tecnosfera que se está renovando, pero que está solapada con el planeta, con la biosfera, la hidrosfera y la atmósfera, no es solo una segunda piel. El impacto humano así lo acredita y el calentamiento global quizá sea la mayor muestra de este impacto del sistema socioeconómico humano. Si no mantenemos las condiciones de habitabilidad del planeta no llegaremos al Novaceno anunciado por el científico James Lovelock ni a la utopía profunda descrita por Nick Bostrom futurista transhumanista (Lovelock, 2021; Bostrom, 2024).

Si la transformación profunda de la nueva tecnohumanidad, la humanidad expandida, al menos en una primera fase, camina sobre la delgada línea de la revolución digital, no es menos cierto que la biodiversidad y la sostenibilidad es la otra parte de la ecuación. La nueva tecnohumanidad habrá de ser biodigital, en equilibro humano-máquina-naturaleza, o no será.

El camino hacia una vida extendida en realidades mixtas y en reconexión con la naturaleza, hacia una civilización biodigital, ¿es posible? Si además somos capaces de superar el modelo socioeconómico de los últimos tiempos, centrarnos en el bien común, en la suficiencia y nos arriesgamos con curiosidad y audacia en abrazar y entender la complejidad, apoyados en las otras inteligencias, la biomimética y en particular la inteligencia artificial, sin cortapisas ¿nos adentraremos en una nueva fase de la humanidad, la humanidad expandida, compartiremos esa prosperidad de nuevo corte?

La humanidad expandida debería poder manejar la complejidad y encontrar su sentido colectivo en el mundo, en el sistema solar también, como civilización y como especie, siendo garante y no destructora de las condiciones de habitabilidad del planeta. ¿Tal orientación apuntaría a sentar las bases para un pacto global, humano, artificial e interespecie? ¿Un pacto global biodigital?

En la llamada, la convocatoria, a colaboradores de TELOS se nos ha dicho que: “En un momento crítico de transición digital que coincide con la primavera de la inteligencia artificial y la eclosión de la IA generativa, resulta imperativo un acuerdo global que coloque a la humanidad en el núcleo de esta nueva era de progreso tecnocientífico”. Una primavera de la inteligencia artificial que podría ser eterna si así fuéramos capaces. Bien, de acuerdo, echemos un vistazo a nuestro alrededor y al futuro, y al estudio y diseño del futuro. ¿Qué necesitamos? Más democracia y más ciencia en equilibrio con la naturaleza y los límites planetarios. Esto es, más inteligencia colectiva y más participación en democracia deliberativa de ciudadanía informada asistida por la mejor tecnología de comunicación y participación que ayude a la construcción de propuestas y recomendaciones a los gobiernos y entidades supranacionales multilaterales.

La humanidad expandida debería poder manejar la complejidad y encontrar su sentido colectivo en el mundo

En particular, necesitamos más democracia para el clima y el cambio sistémico necesario para afrontar la crisis climática y medioambiental. El científico Johan Rockström del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y una larga lista de investigadores de su campo proponen la construcción de una gobernanza climática dentro de los límites planetarios con asambleas ciudadanas globales y avisan: “Lo que está claro es que la implementación de un sistema de gobernanza para los bienes comunes planetarios probablemente desafiará las barreras de la soberanía y la autodeterminación de los Estados, los intereses corporativos creados, las desigualdades de poder globales y las complejidades de demarcación que difieren de los bienes comunes globales y las fronteras estatales existentes”1.

Para llevar a cabo esto, prosiguen, podrían ser necesarios acuerdos novedosos como la votación ponderada o la incorporación de una Asamblea Parlamentaria de las Naciones Unidas o una Asamblea Deliberativa Mundial, para que la gobernanza a escala planetaria sea más representativa, legítima, justa, eficaz y reflexiva. Este acuerdo probablemente deberá garantizar que la gobernanza de los distintos bienes comunes planetarios esté suficientemente alineada e integrada para evitar graves problemas dentro y entre las esferas del sistema Tierra, puntos de inflexión y otros sistemas biofísicos.

La gobernanza de los bienes comunes planetarios también debe basarse en un conjunto de principios básicos que incluirían los principios existentes del derecho ambiental internacional, por ejemplo, el principio de precaución, el principio de no daño y el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas. Estos tendrían que ser fortalecidos por nuevos principios bajo un nuevo paradigma legal diseñado para el Antropoceno llamado ley del sistema terrestre e incluyen los principios de decrecimiento diferenciado y suficiencia, el principio de interconectividad y una nueva ética planetaria de sostenibilidad ecológica.

Si hablamos de señales del futuro y qué hacer podríamos colegir que la reciente clausura del Future of Humanity Institute (FIH)2 es reflejo del cambio que estamos experimentando en nuestra visión del futuro: el futuro del futuro. “El mero diseño de escenarios, que ha caracterizado a la prospectiva tradicional, da paso a la promoción de la visión más deseable para el futuro humano: se enfoca en la mitigación de amenazas que podrían llevar a la extinción humana o al colapso de la civilización”, ha escrito el experto en prospectiva y divulgador Eduardo Martínez de la Fe. Es decir, la prospectiva está más comprometida. Un compromiso global por una visión sistémica y una política científica que nos aproxime a una tecnohumanidad consciente.

A colación del cierre del FIH la revista Nature destaca la importancia de considerar en estas investigaciones sobre el futuro los «efectos en cascada entre diferentes tipos de peligros». Añade que “el riesgo existencial que estamos percibiendo plantea la necesidad de aumentar la complejidad de las investigaciones sobre el futuro, ya que hasta ahora la mayoría dependen de financiación privada” y se necesita un esfuerzo colectivo mayor (financiación pública) para anticipar lo que se avecina y aplicar soluciones.

Uno de esos riesgos a nivel global que hay que prever y, en consecuencia, tomar medidas de adaptación es el aumento de la frecuencia de fenómenos extremos que trae el calentamiento global, enfocadas a la adaptación y a la protección de vidas y bienes ante sus impactos y será clave la combinación de tecnologías de teledetección e inteligencia artificial apunta Peio Oria, meteorólogo de AEMET.

Para un efectivo pacto digital que funcione globalmente necesitamos una super democracia. Cada año que pasa la salud de la democracia empeora. Según el Índice de Democracia de The Economist (2023), menos de la mitad de la población del planeta, cerca del 46 por ciento, vive en algún tipo de democracia, aunque solo un 8 por ciento lo hace en alguna de las 24 democracias plenas que identifica la revista. Entre ellas España.

Thomas Frey, director del Instituto Leonardo Da Vinci en Westminster lanza la propuesta de la Superdemocracia3. Aprovecha la tecnología blockchain, basada en una cadena de operaciones descentralizada y pública, para crear un sistema transparente e incuestionable en el que la gobernanza ya no es un privilegio de unos pocos, sino un esfuerzo colaborativo de muchos. Además, algunas experiencias de voto y participación que aprovechan las nuevas tecnologías se llevan ensayando varios años en cantones de Suiza y en California, entre otros.

Con la publicación de su libro Superintelligence: Paths, Dangers, Strategies en 2014, Nick Bostrom llamó la atención del público sobre lo que entonces era una idea marginal: que la IA avanzaría hasta un punto en el que podría volverse contra la humanidad y eliminarla. Ahora parece dar por concluida su evangelización porque sus avisos sobre este riesgo existencial han sido recogidos por estados, la academia y entidades supranacionales. Además, los principales laboratorios de IA de vanguardia tienen grupos de investigación que intentan desarrollar métodos de alineación escalables.

Sin embargo, el partido político español Alianza Futurista se remueve ante cierto futuro inmediato de la IA y propone que: “Los robots autónomos (humanoides o no) de uso comercial y doméstico ─y especialmente los que puedan deambular libremente en espacios públicos─, así como las inteligencias artificiales que los habiten, deben ser homologados por las autoridades competentes para asegurar que son seguros y éticos. Los robots deben guiarse por IAs lo suficientemente sofisticadas como para no seguir instrucciones que puedan causar daños a humanos, animales y otros robots”.

Cada año que pasa la salud de la democracia empeora

Precisamente las nuevas tecnologías se están utilizando para facilitar las asambleas ciudadanas institucionales. Las asambleas ciudadanas, como ha explicado la doctora en ciencias sociales Agnès Delage en distintos foros europeos, son una iniciativa de alcance global con más de 20 años de recorrido que promueve la participación de personas elegidas aleatoriamente en la reflexión sobre los problemas comunes y en la propuesta de soluciones con mecanismos vinculantes que puedan ser asumidas por las instituciones.

Siguiendo a Delage: “las asambleas ciudadanas4 son una forma de democracia deliberativa, un proceso en el cual gente corriente seleccionada por sorteo representativo (según criterios de edad, profesión, territorio, género, etc.) se informa, investiga, delibera y toma decisiones políticas. Sus deliberaciones se realizan en audiencias públicas, y han cambiado la creación de políticas públicas en Australia, Bélgica, Canadá, India, Irlanda, Polonia, Francia y el Reino Unido”.

Con relación a un pacto digital estas serían un mecanismo importante a tener en cuenta. La Comisión Europea lanzó el 11 de julio de 2023 una nueva iniciativa estratégica sobre la Web 4.0 y los mundos virtuales5 para desarrollar su visión y acciones sobre el Metaverso. La estrategia de la Comisión Europea sobre mundos virtuales se apoya en las recomendaciones del Panel de Ciudadanos Europeos sobre Mundos Virtuales.

Volviendo sobre la necesidad de un pacto por la regeneración de la tierra y de la democracia son ya muchas las voces de alarma que se producen desde el mundo del arte y la cultura6. Así, en la iniciativa La Cultura Declara la Emergencia7, casi 700 organizaciones y hubs de diferentes países del sector cultural actúan por la creación de un futuro regenerativo que proteja el planeta y sostenga a todas las personas en todas partes.

Notas

 1The planetary commons: A new paradigm for safeguarding Earth-regulating systems in the Anthropocene. https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2301531121

 2Más información: https://www.fhi.ox.ac.uk/

 3Más información en: https://futuristspeaker.com/futurist-thomas-frey-insights/white-paper-creating-a-superdemocracy-a-blockchain-enabled-government-run-by-super-citizens/

 4Más información en: https://www.oecd.org/gov/innovative-citizen-participation-and-new-democratic-institutions-339306da-en.htm

 5Más información en: https://www.levante-emv.com/tendencias21/2023/08/28/ciudadanos-europeos-apoyan-estrategia-comun-91423093.html

 6Más información en: https://www.epe.es/es/tendencias-21/20240312/reconexion-digital-posible-naturaleza-99364787

 7Más información en: https://www.culturedeclares.org/declarers/

Bibliografía

Lovelock, J. (2021): Novaceno: la próxima era de la hiperinteligencia. Barcelona, Editorial Paidós Ibérica.
Adam, D. (2024): «Future of Humanity Institute shuts: what’s next for ‘deep future’ research?» en Nature. Disponible en: https://www.nature.com/articles/d41586-024-01229-8
The Economist (2023): «Democracy Index 2023». Disponible en: https://www.eiu.com/n/campaigns/democracy-index-2023/

Autor

Comisario de ArtFutura y curador para eventos de talento, ciencia y cultura digital. Periodista y ponente. Pionero Vr. Miembro del grupo Aviador DRO. asesor del Instituto Mutante de narrativas ambientales. Directivo del club nuevo Mundo.

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