25 de octubre de 2021
por Pablo Rodríguez Canfranc
La primera jornada del Foro Sociedad Digital en España 2021 celebrada el 14 de octubre analizó los retos a los que se enfrentan las ciudades, sus gestores y sus ciudadanos, y cómo la respuesta que le demos como sociedad a estos desafíos va a marcar de forma significativa la calidad de nuestras vidas.
Más de la mitad de la población del planeta habita en una ciudad. En Europa, la población urbana llega a ser un 80 % de la población total. La sostenibilidad ambiental, la necesidad de eficiencia en la gestión de los servicios ciudadanos y la capacidad para interpretar correctamente las necesidades de los habitantes de las ciudades son algunos de los enormes desafíos a los que nos enfrentamos. Para afrontar estos retos, dos de los principales aliados de la ciudad del siglo XXI son la tecnología y la digitalización de los servicios públicos. En este contexto, tecnologías como IoT, Big Data y las plataformas Smartcity resultan clave a la hora de mejorar la gestión de los servicios públicos, permitiéndonos capturar nueva información, integrar y relacionar toda la información disponible —tanto de los entes públicos y de las empresas privadas adjudicatarias, como de los propios ciudadanos— y dotándonos de herramientas para analizar e interpretar mejor los usos y necesidades de los ciudadanos.
En la mesa redonda participaron Francisco Javier García Vieira, director de Servicios Públicos Digitales de RED.ES, Javier Martínez Gilabert, director general de Informática y Transformación Digital de la Comunidad Autónoma de Murcia, Ramón Ferri Tormo, jefe de Servicio de la Oficina de Ciudad Inteligente de Valencia y Diego López Román, gerente de Marketing Servicios IoT/SmartCities para Empresas de Telefónica de España, moderados por Andrés F. López Hedoire, director de Marketing de Producto Empresas en Telefónica España.
El reto de toda la ciudad y de toda Administración pública es ofrecer el mejor de los servicios a los ciudadanos, y para ello la digitalización es fundamental, pues debe apoyar todo el proceso de hacerle la vida más fácil a las personas. En este sentido, los servicios no tienen que prestarse exclusivamente en las grandes urbes, sino que deben llegar también a los núcleos de población medianos y pequeños, y allí juegan un papel importante las diputaciones y otros entes administrativos regionales.
Otro de los retos es poder anticipar los problemas futuros, por lo tanto, las ciudades requieren de un desarrollo sostenible, una planificación resiliente, y de una capacitación inteligente, para poder desarrollar comunidades inteligentes. Todo ello requiere recoger información proveniente de diferentes áreas, e incluso de diferentes instituciones y de ámbitos mucho más allá del municipal, y disponer de las herramientas que permitan esa gestión integral y la interoperabilidad entre diferentes instituciones, con el fin de que se tomen decisiones con mucho mejor criterio y basadas en una información mucho más veraz.
En España, el mecanismo de asociación de la red española de ciudades inteligentes viene impulsando el desarrollo de las mismas, y, sobre todo, la compartición de experiencias, así como las acciones de la Administración central, como el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes y Plan Nacional de Territorios Inteligentes. Estas han tratado de crear un marco de referencia de recomendaciones de normas de estándares, que permita llevar a cabo los proyectos con una cierta garantía de que van a ser sostenibles en el tiempo. Igualmente, han inyectado recursos económicos movilizando más de 200 millones de euros en más de 60 proyectos con ciudades repartidas por todo el territorio. Nuestro país destaca en el liderazgo en normalización, es decir, en generar norma internacional, y por el altísimo número de proyectos en marcha de creación de despliegue de plataformas y tecnologías de smart cities, sumamente elevado en proporción al número de habitantes.
Más que de digitalizar, hay que hablar de transformación digital, algo que implica volver a analizar los procesos que tienen lugar en la ciudad y definirlos de nuevo. Dos son los elementos de base fundamentales para la smart city: el concepto de plataforma de ciudad inteligente, que permite la interoperabilidad y la compartición de los datos, y a partir de ahí ir aplicando todas las técnicas disponibles para mejorar los servicios y crear nuevos, y la conectividad, pues se necesita que la ciudad esté totalmente conectada para poder actuar interactuar con los ciudadanos a través de los sensores distribuidos por el territorio de la ciudad.
La Región de Murcia tiene en marcha el proyecto Smart Region dirigido a municipios de menos de 5 000 habitantes. Por otro lado, está trabajando principalmente en los ejes del turismo y la sostenibilidad ambiental y el ahorro de recursos.
En Valencia, por otra parte, los ejes que se consideran prioritarios son la gestión electrónica de las relaciones entre la Administración y el ciudadano, la prestación eficiente de servicios (recogida de residuos, suministros), y el fomento de la participación ciudadana en la gestión de esos servicios.
Normalmente, las ciudades han venido trabajando todos sus servicios en silos aislados, de forma que cada área que gestiona un servicio tiene sus sistemas información, pero tiene poco trato o comparte pocas cosas con las demás. El modelo de plataforma de ciudad inteligente, como el que defiende Red.es, rompe ese esquema, pues los datos circulan mediante los mecanismos de interoperabilidad, y son analizados y explotados para tomar decisiones y ofrecer mejores servicios. No se trata de un mero cambio tecnológico, sino de un cambio cultural en la forma de trabajar. Por otro lado, es necesario evaluar, para medir ese poder transformador del proyecto de ciudad inteligente, y como se traduce en la realidad en mejoras en los servicios públicos y en la calidad de vida de la ciudad.
El ciudadano debe estar en el centro de todo el proceso de transformación urbana, pero es de especial relevancia su capacitación para que pueda interactuar con la Administración, algo más urgente en el caso de colectivos que por edad u otras circunstancias se hallan más alejados del mundo digital. La digitalización permite la personalización de los servicios en función del perfil y de las necesidades de cada uno de los ciudadanos.
Los aspectos relacionados con la usabilidad de los servicios digitales y la experiencia de usuario a menudo han sido dejados de lado por la Administración, pero hay que apostar por la facilidad en el manejo y la sencillez, sin poner en peligro los temas relacionados con la ciberseguridad. Si las administraciones son capaces de desarrollar servicios electrónicos fáciles, el ciudadano los utilizará rápidamente.
La digitalización va a contribuir a la transición ecológica para hacer nuestras ciudades mucho más eficientes. Además, constituye un nicho de creación de empleo de calidad para la juventud, y supone una oportunidad para revitalizar zonas urbanas donde progresivamente el pequeño comercio ha ido perdiendo presencia, fomentando la instalación en ellas de pequeñas empresas tecnológicas, como está ocurriendo en Finlandia.
El objeto de la smart city es que las cosas vayan funcionando mejor todas a la vez poco a poco, y de esta forma ir avanzando hacia ese modelo de ciudad ideal que es respetuosa con el medio ambiente, y que cuenta con unos servicios personalizados eficientes, donde la movilidad no se convierte en un infierno, que integra y comparte datos con los ciudadanos, y que, además, su propia evolución es una inmensa oportunidad de desarrollo industrial y económico.
Economista especializado en el estudio del impacto de la tecnología en la sociedad. Actualmente trabaja en el área de estudios y publicaciones de Fundación Telefónica.
Ver todos los artículosEconomista especializado en el estudio del impacto de la tecnología en la sociedad. Actualmente trabaja en el área de estudios y publicaciones de Fundación Telefónica.
Ver todos los artículos
Comentarios