En junio de 1925, Werner Heisenberg, de veintitrés años, se retira a Helgoland,una pequeña isla en el Mar del Norte, sin árboles y batida por el viento, para descansar y tratar de apaciguar la alergia que padece. Insomne, pasea por la noche para reflexionar y al alba da con una idea que transformará la ciencia y nuestra concepción del mundo. Ha puesto la primera piedra de la teoría cuántica. El físico teórico, y uno de los fundadores de la llamada “gravedad cuántica de bucles”, Carlos Rovelli, expone los orígenes, el desarrollo y las claves de una teoría que lo cambia todo, que sirve para explicar el universo y las galaxias, que posibilita la invención de los ordenadores y otras máquinas, y que todavía hoy desconcierta e inquieta porque cuestiona aquello en lo que creemos. “Un libro trascendental”, según el novelista irlandés John Banville.