3 de noviembre de 2017
por
Rafael Sarralde
Luis Felipe Torrente
El ecosistema informativo mundial ha cambiado. La crisis global del periodismo está afectando a la calidad de las democracias. Los más pesimistas no ven otra opción que rendirse ante los brutales embates de la posverdad. Pero ante la tribulación también cabe la posibilidad de reconstruir la confianza en el periodismo. Es lo que hace seis años se propuso The Conversation: ampliar los canales de comunicación adjudicando el protagonismo a los expertos universitarios e investigadores para que compartan sus conocimientos, basados en la evidencia, con la sociedad.
Fundir, en una plataforma editorial multilingüe y divulgativa, el rigor académico y el oficio periodístico. En los próximos meses esa conversación se llevará a cabo también en castellano.
The Conversation (www.theconversation.com) está inspirada en una idea revolucionaria: ¿qué ocurriría si convirtiéramos las universidades y los centros de investigación, con su inabarcable experiencia en todos los ámbitos del conocimiento, en una inmensa fuente editorial para alimentar un nuevo canal de información? Nuestro trabajo consistiría en canalizar ese tesoro intelectual, puliéndolo cuando fuese necesario para, después, compartirlo con el público.
El periodista británico residente en Australia, Andrew Jaspan, fundador de The Conversation (TC), se hizo esa pregunta en 2011. Buscó respuestas y ese mismo año, junto con el cofundador Jack Rejtman, puso en marcha en su país una plataforma que seis años después ha logrado asentarse en los cinco continentes, con ediciones en Australia, Reino Unido, Francia, África, Estados Unidos, Canadá e Indonesia. Ahora prepara en España su primera edición en castellano.
Los periodistas/editores aportan sus capacidades y su experiencia al servicio de universidades y centros de investigación para producir el mejor contenido editorial
The Conversation cuenta con un modelo único: todas las oficinas están permanentemente conectadas, compartiendo ideas y contenidos, pero funcionan de manera independiente, de acuerdo con los intereses de sus respectivos territorios y la exigencia de sus audiencias.
En solo seis años, la plataforma ha construido una fascinante redacción virtual que funciona las 24 horas, únicamente sometida a los caprichos de los distintos husos horarios, integrada por más de noventa editores que han conseguido que más de 50.000 expertos universitarios y científicos compartan un mismo espacio en la esfera pública.
No ha sido una tarea sencilla porque es bien sabido que la comunicación entre académicos y periodistas ha estado tradicionalmente marcada por el recelo mutuo: habitualmente el académico ha desconfiado de la traslación de su mensaje; el periodista ha confundido aquello que no comprendía. En fin, una suerte de cortocircuito que durante mucho tiempo ha llevado a profesores e investigadores a refugiarse en sus aulas y laboratorios.
The Conversation ha concedido el protagonismo a los expertos para que compartan su talento con la sociedad, otorgando un papel secundario a los periodistas, cuya función, entre bastidores, consiste en adaptar el lenguaje académico al estilo divulgativo de la publicación, pero siempre en diálogo permanente con los autores, que son los únicos firmantes de los artículos.
Impulsados por el empeño de crear una plataforma caracterizada por la diversidad temática y la claridad expositiva, los periodistas/editores aportan sus capacidades y su experiencia al servicio de universidades y centros de investigación para producir el mejor contenido editorial posible e iluminar desde nuevos ángulos los grandes temas de nuestro tiempo.
El sistema de trabajo incluye protocolos y controles para ayudar a reconstruir la confianza en el periodismo. Por ello, todos los autores y editores que publican en TC deben suscribir un estatuto editorial y cumplir con las normas de redacción que incluyen que los autores solo pueden escribir sobre temas en los que hayan demostrado experiencia. También deben revelar posibles conflictos de intereses.
Gestionar una agenda informativa ceñida a la actualidad en sentido amplio implica la necesidad de una comunicación ágil, continua y fluida con las universidades y los centros de investigación y sus autores asociados. El equipo identifica los temas de actualidad y se pone en contacto con las universidades e institutos de investigación colaboradores para encontrar a los autores más adecuados para analizar dichos temas de actualidad.
Por su parte, las universidades y centros de investigación colaboradores proponen temas de interés general y sugieren los nombres de los expertos más adecuados para su divulgación. También comunican las novedades en sus líneas de investigación, los resultados de estudios relevantes y sugieren autores entre sus investigadores, estudiantes de doctorado o directores de investigación.
El impacto social de esta fórmula ha sido innegable. Más de cinco millones de personas se informan habitualmente a través de theconversation.com. Y 35 millones leen sus contenidos en otros medios. Porque este es otro de los secretos: no solo el acceso a sus diversas ediciones es libre y gratuito. Todos los artículos están sujetos a licencias libres (Creative Commons), lo que permite una amplia difusión en cientos de medios de todo el mundo.
Las cabeceras más importantes del mundo, como Le Monde, The Washington Post, The Guardian, Newsweek, Slate, Time, y agencias como Associated Press, reproducen habitualmente artículos de The Conversation. En España, El País lo hace todas las semanas.
Los medios se sienten atraídos por la forma (la calidad de los artículos) y concernidos por el fondo (asuntos de la máxima relevancia). The Conversation requiere únicamente citar la fuente, el autor y la institución a la que dicho autor está vinculado para autorizar la publicación de un contenido.
El prestigio, la repercusión y la presencia de The Conversation en numerosos países ha llevado a un buen número de instituciones a financiar una plataforma que carece de publicidad. -Francia cuenta con el apoyo de, entre otras entidades, el Instituto Universitario de Francia, la Conferencia de Rectores (Conference des Présidents d´Universite), Sorbonne Universités, Sciences Po y el Instituto de Investigación para el Desarrollo.
La credibilidad de los que saben qué contar y la habilidad de los que saben contarlo. Lo mejor de dos mundos: rigor académico y estilo periodístico
En Estados Unidos, entre las entidades colaboradoras figuran la Fundación Alfred P. Sloan, la Carnegie Corporation, el Instituto Médico Howard Hughes o la Fundación Robert Wood Johnson, además de las universidades de Michigan, Boston y California, entre otras. En Australia colaboran los principales centros universitarios y científicos, entidades gubernamentales y el Commonwealth Bank of Australia, además de las aportaciones particulares de muchos lectores. La edición de Gran Bretaña cuenta con el respaldo de la práctica totalidad de las universidades británicas, incluidas Oxford y Cambridge. La edición africana cuenta con el respaldo financiero de la Bill and Melinda Gates Foundation.
En tiempos de posverdad, cuando cada vez más lectores acuden a las redes sociales para informarse, cuando los medios de referencia se diluyen en atroces crisis financieras, cuando muchos periodistas profesionales se han visto obligados a convertirse en relaciones públicas, creando contenidos patrocinados y perdiendo su capacidad de mantener el control sobre el poder, una nueva forma de periodismo se abre paso.
La credibilidad de los que saben qué contar y la habilidad de los que saben contarlo. Lo mejor de dos mundos: rigor académico y estilo periodístico. En The Conversation, los editores utilizan sus habilidades profesionales (lenguaje comprensible, argumentos estructurados) para ayudar a compartir los conocimientos que emanan de universidades y centros de investigación, unos contenidos actuales, accesibles y relevantes para el gran público.
La aportación académica canalizada a través de The Conversation se asienta sobre una plataforma tecnológica de código abierto que incluye un sistema de gestión de contenidos cuya herramienta de medición de impacto en tiempo real ofrece a sus colaboradores datos reales sobre la transferencia del conocimiento.
Una vez comprobadas sus credenciales, el nuevo autor crea un perfil público en la plataforma. Es importante que los lectores sepan quién es el autor de cada artículo y porqué esa persona está cualificada para escribir sobre el tema. El perfil de autor incluye también datos de contacto para que cualquier persona que lea sus aportaciones -quizá un político o un periodista- pueda obtener más información o solicitar una entrevista.
Para los editores, el día comienza con una reunión en la que se discute la agenda y los temas propuestos. Buscarán al autor más adecuado para explicar al público los temas relevantes de la actualidad. También atenderán las propuestas formuladas por los propios autores, ya sea sobre temas de su especialidad o sobre novedades en sus investigaciones.
La elaboración de cada nuevo artículo comienza con una conversación entre un editor y un académico en la que formulan las preguntas que el académico ha de contestar en su texto, y acordarán la extensión y el plazo de entrega.
El académico, utilizando el sistema de gestión de contenidos de la plataforma, comenzará a escribir. El sistema editorial proporciona al autor consejos sobre cómo escribir para el gran público, analiza en tiempo real la legibilidad del texto y le permite comunicarse en todo momento con su editor asignado.
Cada artículo es revisado por dos editores como mínimo. Una vez que el artículo ha sido revisado, titulado e ilustrado, se envía de nuevo al autor para que dé su aprobación final. Este procedimiento es muy valorado por los autores porque les permite mejorar sus destrezas divulgativas mientras mantienen el control total sobre el contenido del artículo.
Los autores son voluntarios que han de estar vinculados laboralmente a instituciones académicas o científicas y escriben exclusivamente sobre su campo de especialización sin remuneración
Los autores son voluntarios que, como se ha dicho, han de estar vinculados laboralmente a instituciones académicas o científicas y escriban exclusivamente sobre su campo de especialización, sin remuneración. Entonces, ¿en qué les beneficia publicar en TC?
• Transferencia: TC supone una vía para que el autor devuelva a la sociedad los frutos de su bagaje docente, intelectual e investigador propiciados, en parte, por aportaciones de fondos públicos. Del mismo modo, tanto el autor como su institución de referencia dan a conocer al gran público los ámbitos, métodos y logros de investigaciones relevantes y novedosas.
• Relevancia mediática: Por medio de su ficha de autor accesible a través de todos los artículos firmados por él, del listado de autores de su institución de referencia y de la base de datos de expertos, los medios de comunicación, gestores culturales, instituciones, legisladores, etcétera pueden acceder a la ficha de autor -que incluye sus áreas de especialización y datos de contacto- y comunicarse directamente con él para proponerle entrevistas, colaboraciones u otros contenidos.
• Reconocimiento social: Al dar a conocer sus análisis, explicaciones, novedades en sus líneas de investigación, etc. los autores adquieren intangibles, como la relevancia social, e incrementan su prestigio entre los colegas.
• Establecimiento de redes profesionales: A través de las publicaciones los autores se dan a conocer entre sus colegas de especialidad de todo el mundo y pueden así establecer nuevas redes, incluso ampliar sus perspectivas laborales.
• Relevancia intrainstitucional: Los artículos de TC pueden ser republicados en las publicaciones en papel y los sitios web de las instituciones asociadas, de tal modo que se incrementa el conocimiento del autor dentro de su propia institución de referencia.
• Impacto: Los artículos multiplican exponencialmente el impacto de sus autores por varias vías:
• Redes sociales: TC dispone de personal y herramientas de gestión para difundir sus contenidos a través de las redes sociales.
• Reproducción: Todos los artículos están sujetos a licencias CC que permiten su difusión en otros medios impresos o digitales, tanto de ámbito local como nacional e internacional (tanto en el mundo de habla hispana como en los países no hispanohablantes ya que, si el artículo tiene la suficiente relevancia, puede llegar a ser traducido y publicado en las demás ediciones y, por tanto, al inglés, al francés y al indonesio).
Las universidades españolas producen investigación de primer nivel y cuentan con una comunidad hambrienta de contenido de calidad para impulsar la innovación y el desarrollo social sostenible. España está preparada para beneficiarse del modelo de The Conversation. Sus contenidos ya son traducidos al español por los medios, lo que demuestra que hay demanda de periodismo basado en la evidencia.
Con el objetivo de contribuir al desarrollo social, intelectual y académico, la plataforma también pretende alimentar el debate público sobre los grandes retos a los que se enfrenta la universidad española: la apertura a la sociedad, la apuesta por el mérito y el talento, la sintonía entre lo que se ofrece y lo que se demanda. Además, con su nueva edición en castellano, The Conversation, que colaborará con TELOS en la nueva etapa que ambas publicaciones comparten, se abrirá a una audiencia mucho más grande en el mundo de habla hispana. TC España trabajará con sus homólogos de todo el mundo para atraer esas audiencias.
Periodista. Director de The Conversation España. Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y Máster en la Escuela de Periodismo El País/UAM.
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Ver todos los artículosPeriodista. Subdirector de The Conversation España. Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y Máster en la Escuela de Periodismo El País/UAM.
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