El artículo plantea las oportunidades y limitaciones existentes para reducir la desafección política desde mecanismos de democracia electrónica institucional. Analiza el importante papel de los cibermovimientos sociales (en el contexto del 15-M) para crear experiencias de participación ciudadana y compromiso cívico.
Desconfianza hacia las instituciones, crisis de legitimidad política, desafección y descenso del compromiso cívico son algunas de las tendencias que caracterizan el contexto político en el que están creciendo los jóvenes del siglo XXI. Las dos primeras décadas del nuevo milenio han revelado una crisis de confianza institucional generalizada que se extiende a todos los niveles. Los resultados del Edelman Trust Barometer (2017) muestran un panorama alarmante en este sentido, ante el descenso creciente de los índices de legitimidad en las instituciones analizadas. Solo un 41 por ciento de los ciudadanos confía en sus gobiernos, un 43 por ciento en los medios de comunicación, un 52 por ciento en las empresas y un 53 por ciento en las ONG. Los datos muestran además que la legitimidad de la institución gubernamental se sitúa por debajo del 50 por ciento en el 75 por ciento de los países evaluados.
La falta de confianza de los ciudadanos
Los principales barómetros evidencian que los ciudadanos perciben a los partidos políticos y al poder legislativo como las instituciones más vinculadas a la corrupción (Castells, 2009). En Europa, los resultados del Eurobarómetro de 2009 (Comisión Europea, 2009) reflejaban una media del 30 por ciento de confianza en la institución del Parlamento nacional. En el Estado español se registraron cifras históricas en los barómetros del CIS en mayo de 2011. Los encuestados señalaban que la clase política y los partidos políticos constituían el tercer problema más importante en su sociedad. En los barómetros del CIS de diciembre de 2014, 2015 y 2016, la corrupción y el fraude se incorporan como segunda preocupación nacional, manteniéndose el paro como la primera, la economía como la tercera y los políticos en general, los partidos y la política en cuarta posición.
Persiste esa ciudadanía crítica que detectaba Pippa Norris en 1999 y pervive asimismo la existencia de lo que la autora denominó como ‘déficit democrático'(2011): existe un desequilibrio entre las aspiraciones democráticas de los ciudadanos y la satisfacción con el funcionamiento del sistema político en la realidad. Las nuevas generaciones nacen en un entorno de desconfianza paralelamente unido al desinterés y al alejamiento de la política. Los estudios muestran bajos niveles de participación ciudadana, tanto en la afiliación asociativa como en otro tipo de formas de participación institucional (Gómez et al., 2010; Teorell, Torcal y Montero, 2007).
Esta crisis de legitimidad ha motivado la necesidad de explorar nuevas posibilidades para la regeneración democrática a través de la implicación de la ciudadanía en la toma de decisiones políticas (Lironi, 2016). Desde la década de 2000, se han incrementado especialmente los mecanismos de participación ciudadana en el seno de la política institucional para mejorar el compromiso cívico. Se trata de un cambio que coincide con la expansión de Internet y de las redes sociales y que ha impulsado el nacimiento de los mecanismos participativos a través de la democracia electrónica. Sin embargo, ¿son suficientes las iniciativas institucionales en este proceso? La presente investigación explora, a través de la revisión bibliográfica y la observación directa virtual, el nuevo contexto político y comunicativo para la participación ciudadana, en el que es imprescindible tener en cuenta las iniciativas que surgen para la mejora del compromiso cívico desde la sociedad civil[1].
Participación ciudadana electrónica institucional. ¿Hacia una mejora del compromiso cívico?
Los estudios del ámbito de la participación electrónica (e-Participation) investigan cómo las herramientas a través de Internet tienen el potencial de incrementar la participación ciudadana en las instituciones democráticas. Los trabajos reflejan cómo la comunicación a distancia y asincrónica a través de Internet disminuye los costes de participación y de tiempo, facilita el incremento de las experiencias participativas y permite ciertas mejoras en la calidad de tales procesos (Lironi, 2016; Borge, Cardenal y Malpica, 2012; Colombo, 2010; Anduiza et al., 2010; Norris y Curtice, 2004). Los estudios se muestran esperanzadores ante las oportunidades comunicativas que ofrece el nuevo contexto interactivo de la era de las redes. Sin embargo, se reconocen algunas debilidades y peligros en la manera en la que se aplican. Las limitaciones apuntan fundamentalmente al control, la calidad, la repercusión de los procesos participativos y la dificultad para acceder a tales mecanismos (debido al desconocimiento ciudadano o a los problemas derivados de la todavía presente brecha digital).
Andrew Chadwick (2006) analizó las experiencias pioneras de e-Participation en Reino Unido a través de la organización Hansard Society, que promueve experimentos de foros deliberativos y de consulta para integrar a la ciudadanía en discusiones políticas. Según destacó, los foros de participación tienden a ser dominados por políticos locales en lugar de por los miembros del público ordinario. José Luis Martí (2008) evaluó la campaña ¿Y tú qué harías?, del Ayuntamiento de Barcelona, que se inició con el objetivo de recoger iniciativas ciudadanas para la ciudad, de cara a la aprobación del nuevo Plan de Actuación Municipal (PAM), entre 2008 y 2011. El autor criticó las deficiencias de los mecanismos de participación electrónica para la deliberación y reflexión ciudadana y su falta de visibilidad. Insiste en que las iniciativas para fomentar la participación democrática deben estar destinadas no solo a la cantidad, sino también a su calidad.
Estudios como los de Richard Owen y Diana Davis concluían en 1998 que, aunque Internet sí ofrecía recursos de información para que participaran en mayor medida aquellos ciudadanos interesados en política, había que mantenerse escéptico ante las desigualdades en los niveles de acceso. Pippa Norris advertía (2001) que la ansiada democracia virtual podía, sin embargo, estar reducida en la práctica a una minoría. José Manuel Robles (2008) señala que los bajos niveles de alfabetización digital que existen en numerosos municipios del territorio español suponen una limitación importante para que las experiencias participativas deliberativas funcionen. Según él, estas dificultades deben tenerse en cuenta para iniciar previamente proyectos de formación tecnológica dentro de los municipios.
De esta manera, a pesar de los avances para implicar a la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones, los problemas de autonomía, independencia comunicativa e impacto real de las medidas participativas continúan presentes en el nuevo entorno virtual. Se trata de las mismas deficiencias encontradas en las experiencias participativas en el entorno off line que no están basadas en la democracia electrónica (Font, 2011). Como sostiene Joan Subirats (2011, pp. 123-124), el hecho de que se usen las TIC en los mecanismos políticos no implica necesariamente en los resultados un «cambio de paradigma en el modo de funcionar».
Estas limitaciones evidencian la importancia de tener en cuenta no solo los mecanismos institucionales, sino también el nuevo entorno participativo virtual que está emergiendo de forma paralela desde los movimientos sociales.
Nuevas oportunidades para la mejora del compromiso cívico desde los cibermovimientos sociales
El declive de la participación ciudadana y del capital social (Putnam, 2011) se ha medido fundamentalmente desde el prisma de la política institucional y de la participación convencional. Sin embargo, la investigación ha dejado en un segundo plano las mejoras que tienen lugar en el ámbito de la desafección política desde los movimientos sociales.
En 2002, Norris estudiaba las nuevas formas de protesta que estaban incrementándose desde los movimientos sociales en la década de 2000 para valorar el compromiso cívico de la ciudadanía. Pedro Ibarra y sus colaboradores (2002, p. 259) destacaban el rol de los movimientos sociales como un «fenómeno imprescindible en el proceso de creación y renovación de la cultura política democrática», fundamentalmente por su capacidad para desarrollar «espacios de alternatividad autónoma». Ernesto Ganuza y José Manuel Robles defendían en 2006 el papel de los movimientos sociales para la apertura de oportunidades de participación ciudadana, advirtiendo de la existencia de un panorama de participación complejo, que difícilmente puede registrarse en las estadísticas cuantitativas realizadas en los estudios sobre la crisis de capital social, que se refieren exclusivamente a formas de participación convencional.
Las nuevas estrategias comunicativas de los movimientos de la era de Internet y de la web social, los cibermovimientos sociales (Ortiz, 2016a; 2016b), pueden generar posibilidades para avanzar en la mejora del compromiso cívico. Las oportunidades tecnológicas emergentes se han utilizado para crear una cultura de la comunicación participativa, en la que las alternativas de interactividad se multiplican en el ámbito del ciberespacio. Nace un nuevo modelo de comunicación que ha transformado la forma de entender la comunicación interpersonal a distancia, así como la comunicación pública (Ortiz, 2016a; Castells, 2009; Cardoso, 2008; Dahlgren, 2005). Se basa fundamentalmente en una nueva forma de concebir la interactividad (en red distribuida) en el espacio virtual, en el que es posible la comunicación múltiple, multidireccional y de manera simultánea (Van Dijk, 2006; Morris y Ogan, 2006; López García, 2005).
Los cibermovimientos sociales han intensificado en el siglo XXI sus estrategias comunicativas, basadas en las redes de interacción distribuida, para abrir nuevas oportunidades en la comunicación interpersonal. Entre ellas, podemos destacar fundamentalmente: la construcción de identidades colectivas on line; la organización en redes horizontales distribuidas; la coordinación on line y la sincronización a tiempo real, y las dimensiones glocales y virtuales (Ortiz, 2016a). La generalización de este tipo de estrategias comunicativas está potenciando la creación de arenas de participación para promover el interés por cuestiones políticas. Los estudios identifican un nuevo escenario que puede fortalecer el compromiso cívico de las nuevas generaciones en la era de las redes (González, Becerra y Yanez, 2016; Lobera y Rubio, 2015; García, Del Hoyo y Fernández, 2014; Hernández, Robles y Martínez, 2013; Taylor-Smith, Kimpeler & Pruulmann-Vengerfeldt, 2012).
Oportunidades para construir movimientos sociales e iniciativas políticas. Las redes de interacción distribuida, que permiten el surgimiento de las identidades colectivas on line, están posibilitando la proliferación de procesos participativos en los que se inician los movimientos sociales (Kavada, 2015). Aplicando las ideas de Alberto Melucci (1989), podemos afirmar que las nuevas redes de comunicación interpersonal disminuyen los costes de participación en la creación de identidades colectivas y facilitan el inicio de los procesos de transformación cultural. Asimismo, promueven el contacto interpersonal directo y la ‘difusión intramovimientos’ necesaria para la creación de movimientos sociales (McAdam y Rucht, 1993). En este sentido, advertimos que las nuevas redes de interacción distribuida potencian la integración de los miembros en las redes sociales necesaria para la creación de los marcos y contramarcos colectivos en los movimientos de protesta (Passy, 2003).
Oportunidades para incrementar la participación en colectivos y acciones políticas. Los autores que investigan los movimientos sociales de la era de Internet coinciden en que las TIC reducen los costes de comunicación para la participación en acciones colectivas (Della Porta y Diani, 2011). Mark Surman y Katherine Reilly (2005) especifican que las nuevas herramientas para la movilización on line disminuyen los esfuerzos que mueven a la ciudadanía a actuar. Peter Van Aelst y Stefaan Walgrave (2004) defienden que la participación en política ha sido facilitada a través del uso de las TIC, promoviendo una acción colectiva más rápida y con menos obstáculos. Clay Shirky (2008) subraya cómo las herramientas sociales como el e-mail han incrementado el poder de los colectivos para actuar en las arenas políticas y en la gobernanza.
Las tecnologías comunicativas pueden contribuir a que proliferen numerosos colectivos de escasos recursos económicos, que en otras circunstancias no hubieran aparecido. De la misma manera, la rapidez de las nuevas tecnologías permite reducir el tiempo que se emplea tanto en la gestión organizativa como en el desarrollo de las acciones, lo cual puede favorecer el aumento de la participación.
Oportunidades para la creación de asambleas autónomas de participación y deliberación. Las TIC ponen a disposición de estos grupos mecanismos de interconexión comunicativa que permiten la construcción y el fortalecimiento de las identidades colectivas (Gerbaudo y Emiliano Treré, 2015; Tufte, 2015; Carty, 2015; Castells, 2012), así como espacios cívicos para la ciudadanía. Peter Dahlgren (2009, p. 168) asegura que desde el ámbito del activismo, desde las ‘redes cívicas extraparlamentarias’, se pueden construir esferas públicas on line. Mario Diani (2011) subraya la importancia de las redes sociales para favorecer las formas de acción colectiva comunitarias y la aparición de identidades y solidaridades entre los miembros de los movimientos, lo cual ha favorecido cambios políticos, como en el caso de la Primavera árabe. Mayo Fuster y Joan Subirats detectan la aparición de ‘comunidades de creación on line‘, que representan «espacios para el debate público [de la ciudadanía] con independencia de la intervención directa del Estado o las instituciones políticas convencionales» (Fuster y Subirats, 2012, p. 756) (ver tabla 1).
La emergencia de nuevas arenas virtuales de participación ciudadana en los cibermovimientos de indignación global. Experiencias en Propongo y Virtual Pol (2011-2012)
Tras las manifestaciones múltiples del 15 de mayo de 2011, en el clima de movimientos de indignación global (Theocharis et al., 2015; Candón y Benítez, 2014), nacen numerosas iniciativas que pretenden crear foros cívicos para la deliberación democrática on line. Destacan dos experiencias asamblearias y participativas que se desarrollan a través del escenario virtual de Propongo y Virtual Pol.
Propongo y la acción ‘Urnas indignadas’. La explosión de las acampadas que nacieron en torno al 15-M impulsó un movimiento cívico que perseguía la creación de espacios de reflexión y deliberación de la sociedad civil. Desde la red de colectivos de Tomalaplaza.net se puso en marcha un espacio asambleario virtual para llevar a cabo propuestas ciudadanas que pudieran jerarquizarse a través de métodos de democracia directa y debatirse a través de herramientas de deliberación, en los foros virtuales. Se trata de la herramienta Propongo: «El debate y la reflexión se extiende a la red. Lanzamos Propongo como herramienta donde cualquier usuario de Internet puede depositar propuestas, que a su vez pueden ser debatidas y generar constructivamente nuevas propuestas. Porque el debate también se debe expandir a nuestras vidas digitales. Con esta herramienta tomamos también la plaza de Internet»[2].
El 5 de junio de 2011 el árbol de categorías de Propongo albergaba 1.803 propuestas, divididas por categorías temáticas: Educación y cultura (342), Medio Ambiente (268), Sanidad (113), Política (387), Social (148), Economía (389) y Movimiento 15-M (158).
El movimiento utilizó esta herramienta para desarrollar la acción colectiva ‘Urnas indignadas’, que se planeó para el 12 de noviembre de 2011, una semana antes de las Elecciones Generales del 20-N. La iniciativa, que surge inicialmente en una asamblea del barrio de Usera (Madrid), pretendía promover una experiencia participativa y deliberativa que implicara a la ciudadanía española en un proceso de toma de decisiones off line y on line. Según explicaban desde la página de Facebook Propón el 12-N: «El próximo 12 de noviembre el movimiento 15M organiza en las plazas de nuestros pueblos y ciudades una recogida de propuestas ciudadanas, por medio de urnas y medios informáticos»[3]. De esta manera, las redes de colectivos como Toma la plaza, Juventud Sin Futuro, Democracia Real Ya, etc., establecen mesas electorales en las principales plazas de las ciudades españolas para que la ciudadanía presente su propuesta en las ‘Urnas indignadas’. Según difundía Tomalaplaza.net: «Mañana el 15M hará una recogida de propuestas ciudadanas para confeccionar el programa electoral de la ciudadanía. Es la primera vez en nuestra historia que se pregunta a la ciudadanía cuáles son los cambios que introducirían en nuestro modelo de sociedad»[4].
Los ciudadanos podían entregar una papeleta en la que escribían su propuesta y en la que indicaban de forma simbólica su deseo expreso de participar en política. Los activistas que coordinaban el evento se encargaban de registrar todas las propuestas presenciales en Propongo.tomalaplaza.net. De esta manera, intentaban combatir las limitaciones de la brecha digital, para poder incluir al máximo número de personas. También existía la posibilidad de realizar la propuesta directamente en la plataforma Propongo.
La iniciativa se extendió ampliamente a través del territorio estatal. El 11 de noviembre, Madrid.tomalaplaza.net publicaba que 235 asambleas de barrios y pueblos del territorio español habían ado su participación en la iniciativa. Finalmente, la página Propongo registraba que se habían realizado 4.776 propuestas el día 12 de noviembre. Sin embargo, los resultados no eran definitivos. El éxito de la convocatoria dificultó que pudiera publicarse el resultado final del escrutinio ese mismo día en la plataforma Propongo y acumularon una gran cantidad de papeletas en formato papel. Asimismo, la página web de Propongo no soportó tal cantidad de visitas ese día y surgieron dificultades técnicas ante el exceso de usuarios detectado, que inhabilitó temporalmente la página e imposibilitó el registro de gran parte de las propuestas[5].
Propuestas principales. De las más de 4.700 propuestas, las tres primeras, con un total de 2.363 votos (entre las tres), estaban relacionadas con la mejora de la participación ciudadana en el sistema democrático y la preocupación por la corrupción política: 1) referéndums que fueran vinculantes, y no meramente consultivos; 2) expulsar de los cargos de poder a aquellos ministros, alcaldes y demás autoridades condenados por delitos contra el pueblo; 3) reforma de la ley electoral y cuestiones vinculadas[6]. Los resultados finales se presentaron en la Asamblea General del 15-M, celebrada el 20 de noviembre; el mismo día de las Elecciones Generales. Se destacaron cuatro propuestas principales, en las que se refleja cómo los ciudadanos otorgaban importancia a la cuestión de la inclusión de la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones políticas, tanto a través de iniciativas off line como on line:
– Referéndum vinculante.
– Iniciativa Legislativa Popular. Cambiarla para que sea accesible a la ciudadanía.
– Realización de referéndums mediante nuevas tecnologías.
– Democracia 4.0. No podrás volver a pensar como ahora[7].
La primera fase de la experiencia participativa implicaba un proceso de toma de decisiones directa, en la que se seleccionaban y jerarquizaban las propuestas a través de la regla de la mayoría. En las siguientes fases los colectivos invitaban a la deliberación de estas propuestas a través de las asambleas presenciales, así como en los foros on line.
En Propongo, predominó la participación directa a través de votaciones de las propuestas. El proceso de deliberación on line supuso una menor implicación. La herramienta utilizada para la deliberación de las propuestas en la plataforma fue un foro caracterizado eminentemente por la comunicación de uno a muchos. La primera propuesta (referida al referéndum vinculante), por ejemplo, registró un total de 589 votaciones on line (582 positivas y 7 negativas). Sin embargo, la participación deliberativa fue mucho menor, contabilizándose un total de 34 respuestas[8]. La herramienta resultó especialmente útil para potenciar la participación de los miembros de los movimientos prodemocracia, así como del resto de los ciudadanos externos, en procesos de democracia directa on line. Las propuestas se deliberaban posteriormente off line, en las asambleas establecidas.
Virtual Pol. Asamblea virtual del 15-M. Junto a Propongo, otra de las iniciativas que destacó por sus posibilidades para crear asambleas deliberativas e iniciativas de democracia directa fue Virtual Pol. Se trata de una red social autogestionada, sin ánimo de lucro, en la que no hay administrador. En este sentido se autodefinen como ‘la primera red social democrática’. La plataforma, basada en software libre, permite albergar espacios comunicativos virtuales basados en una comunicación democrática para distintos colectivos. Cada dos semanas se proponen elecciones periódicas de forma automática para que los miembros elijan a los gestores encargados de coordinar las distintas tareas. Como explican desde Virtual Pol: «Todo se decide con pilares democráticos (1 ciudadano 1 voto). […] no existe ningún usuario privilegiado, todos parten de la absoluta igualdad de condiciones»[9].
Aunque el proyecto Virtual Pol llevaba funcionando con solidez desde 2008, tras el estallido del 15-M, a finales de 2011, nace un espacio específico para la ‘Asamblea virtual del 15M’. El 10 de octubre de 2011 se publicaba en esta página la Declaración de la Asamblea Virtual del 15-M, en la que se describe la intención de crear un espacio cívico en el ciberespacio para complementar la participación ciudadana de las asambleas presenciales que se habían extendido a lo largo del territorio español. La declaración insistía en la importancia de posibilitar entornos de participación ciudadana on line para aquellos que no dispusieran de tiempo para acudir a las reuniones presenciales o para los que prefirieran expresarse a través de la comunicación virtual:
«1. Esta Asamblea se declara:
a. Independiente, popular, autónoma, horizontal, directa y con tanta legitimidad como participantes tenga.
b. Abierta a cualquier ciudadano.
c. Afín al movimiento 15M.
2. Esta Asamblea tendrá como objetivo:
a. Ser una Asamblea Virtual permanente para quien no tenga acceso a una presencial o quiera participar también de forma on line […]»[10].
La declaración promovía inicialmente la toma de decisiones de los ciudadanos a través de métodos de democracia deliberativa y democracia directa:
«3. Las decisiones se tomarán por votación popular, posterior a un debate. Las votaciones vinculantes durarán un mínimo de 4 días. Garantizando así la participación en ese periodo».
Mecanismos de democracia directa. Los principales mecanismos de democracia directa que se desarrollaban eran: las elecciones generales, para elegir a los coordinadores; los referéndums, para la toma de decisiones vinculantes que afectan a todos los miembros de la asamblea, y los sondeos, para recabar información sobre las opiniones de los integrantes del grupo[11]. Las preguntas planteaban procesos para construir colectivamente la identidad del movimiento, de manera que se cuestionaban aspectos sobre el funcionamiento interno del colectivo, así como los principales objetivos y planes de actuación. Las cuestiones a menudo estaban vinculadas a propuestas para la mejora del modelo de democracia actual y del panorama político general.
A principios de 2012, en marzo, la asamblea virtual del 15-M registraba votaciones que cuestionaban el escenario político actual e invitaban a la ciudadanía a involucrarse en referéndums y sondeos sobre este tipo de temáticas. Algunas hacían referencia a cuestiones relativas al propio colectivo: ‘¿Cómo debe controlar la Asamblea el funcionamiento y la organización?’, ‘¿Estás a favor o en contra de que la Asamblea use estos tres elementos?’, ‘La Declaración 2.0’, etc. Otras pretendían implicar a los miembros en cuestiones políticas y cívicas: ‘Listas abiertas en las elecciones al Congreso de los diputados’, ‘¿Debería el Estado seguir inyectando dinero público en cajas y bancos?’, ‘Manifestación contra la Reforma Laboral.#19F’, etc.
Opciones para la participación deliberativa. Este tipo de experiencias se complementaban con mecanismos de participación deliberativa. El inicio de las votaciones, que podía prolongarse durante 10 días, implicaba un proceso de debate colectivo a través de las diversas herramientas comunicativas disponibles en la plataforma: chats, foros, chat de voz a través de Mumble, mensajes privados, etc. Los comunicados que informaban sobre las propuestas de referéndums y sondeos solían incluir enlaces sobre los debates previos y actuales, relacionados con el tema en cuestión. De esta manera, los participantes podían obtener información sobre el asunto a votar, así como implicarse en el proceso deliberativo durante ese periodo de toma de decisiones.
Podemos ejemplificar esta cuestión con el referéndum que se celebró entre el 3 y el 13 de febrero de 2012 para cambiar la declaración de principios de la asamblea virtual (Declaración 1.0) por la Declaración 2.0. La propuesta estaba destinada a que los miembros del colectivo pudieran participar en la construcción de los principios que regían la asamblea virtual del 15-M. En él se enfatizaba la importancia de complementar el resultado de la votación con el debate entre los participantes durante esos diez días de votaciones. Junto a las preguntas del referéndum, se invitaba a los miembros a que participaran en la elección de cada uno de los puntos de la propuesta y se facilitaban enlaces relacionados con la información de las declaraciones y debates existentes. Asimismo, se proponía una votación reflexiva, de manera que los participantes explicaran los motivos de su elección[12]. El referéndum registró finalmente 633 votaciones, con un 98,7 por ciento de votos positivos para cambiar la declaración 2.0[13].
El sondeo ‘Prioridad de propuestas’, desarrollado entre el 16 y el 26 de diciembre de 2011, ejemplifica una experiencia participativa que planteaba una lista de propuestas políticas, que se había debatido previamente dentro del movimiento 15-M, para que fueran jerarquizadas por orden de prioridad. Los participantes, que podían seleccionar hasta ocho posibilidades, podían consultar los detalles explicativos en cada una de las opciones, lo cual favorecía la elección de manera informada. El sondeo contabilizó una participación de 2.130 votos[14].
La plataforma, por tanto, facilitó el desarrollo de experiencias que posibilitaban el acceso de la ciudadanía en procesos de participación y deliberación cívica. Durante el desarrollo de la Asamblea Virtual del 15-M se detectó el incremento exponencial de la adhesión a la plataforma y a este tipo de iniciativas. Según las estadísticas de Virtual Pol, a principios de marzo de 2011 solo había 5 usuarios registrados en su inicial asamblea virtual. En octubre de ese mismo año, fecha en la que ya funcionaba la asamblea virtual del 15-M, había 26 miembros y en noviembre 35 miembros. El 13 de julio de 2012 la asamblea virtual del 15-M registraba 3.869 miembros y Virtual Pol un total de 4.151 ‘habitantes’ entre el resto de las plataformas[15].
Conclusiones
Los jóvenes del siglo XXI habitan en una sociedad que está reinventando los espacios de participación fuera de los cauces convencionales. Los estudios que analizan los mecanismos participativos promovidos desde el ámbito institucional en el entorno virtual coinciden en las nuevas posibilidades para el incremento de la participación política de los ciudadanos. Sin embargo, existe controversia para determinar si el aumento de la participación implica necesariamente la mejora de la desafección política y del compromiso cívico. La democracia electrónica institucional no ha conseguido, por ahora, superar las deficiencias que se generan fundamentalmente por la falta de confianza, independencia y autonomía de los procesos participativos.
En la era de las redes sociales, la propia sociedad civil está iniciando paralelamente la construcción de arenas de participación on line, que posibilitan la implicación de los ciudadanos en el debate público. Las experiencias de los colectivos prodemocracia, asociados a los movimientos de indignación global (15-M), han mostrado la capacidad para crear espacios cívicos a través de las redes de interacción distribuida. En estos foros virtuales, los ciudadanos tienen la posibilidad de proponer y elegir, de forma libre y autónoma, los temas de debate que serán objeto de deliberación colectiva. Los cibermovimientos sociales han utilizado estrategias de comunicación interpersonal que promueven procesos de participación de democracia directa y deliberativa abiertos a la toda la ciudadanía. A través de estas redes pueden mantener y reconstruir las identidades colectivas de los movimientos y crear vínculos asociativos que favorezcan la cohesión y solidaridad ciudadana, así como potenciar el debate sobre cuestiones políticas y asuntos cívicos.
Las acciones colectivas llevadas a cabo por los cibermovimientos a través de Propongo y Virtual Pol posibilitaron la construcción de nuevos colectivos y movimientos en el entorno on line, favorecieron el incremento de la participación ciudadana en los movimientos y acciones colectivas y promovieron el desarrollo de la cultura cívica a través de votaciones y debates deliberativos que se iniciaban desde la sociedad civil.
Este tipo de experiencias contribuye, fundamentalmente, a mitigar las deficiencias de control, (cualquier usuario puede iniciar e intervenir en los procesos participativos) y de repercusión de las iniciativas de participación ciudadana (construcción de la cultura cívica a través de las acciones colectivas). Sin embargo, los límites de calidad y posibilidades de acceso a estas experiencias perviven en este escenario no institucional todavía emergente.
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Notas
[1] La investigación se basa en algunos de los resultados obtenidos en una tesis doctoral inédita (Ortiz, 2014), becada por la Asociación de Amigos de la Universidad de Navarra y por el Gobierno de Navarra.
[2] Véase: http://propongo.tomalaplaza.net/questions> [En línea: 05/06/2011. Consulta: 2011, 5 de junio].
[3] Véase: Facebook Propón 12-N. http://www.facebook.com/event.php?eid=259679057416521 [En línea: 11/11/2011. Consulta: 2011, 11 de noviembre].
[4] Véase: http://madrid.tomalaplaza.net/2011/11/11/nota-de-prensa-sobre-la-convocatoria-de-las-urnas-indignadas-del-12n/ [En línea: 01/02/2017. Consulta: 2017, 1 de febrero].
[5] Véase: http://madrid.tomalaplaza.net/2011/11/13/resultado-de-las-urnas-indignadas/ [En línea: 01/02/2017. Consulta: 2017, 1 de febrero] y http://propongo.tomalaplaza.net/Intenciones [En línea: 15/11/2011. Consulta: 2011, 15 de noviembre].
[6] Véase: Vopropongo (2011, 13 de noviembre). Resultado de las urnas indignadas [en línea]. Disponible en: http://propongo.tomalaplaza.net/propuestas-congreso [Consulta: 2017, 1 de febrero].
[7] Véase: Vopropongo (2011, 13 de noviembre). Resultado de las urnas indignadas [en línea]. Op. cit.
[8] Véase: http://propongo.tomalaplaza.net/2004/referendum-vinculante [En línea: 03/09/2014. Consulta: 2014, 3 de septiembre].
[9] Véase: http://www.virtualpol.com [En línea: 01/02/2017. Consulta: 2017, 1 de febrero].
[10] Véase: La Declaración 1.0 (Derogada) [en línea]. Disponible en: http://15m.virtualpol.com/doc/declaracion-de-la-asamblea-virtual-15m/ [En línea: 01/02/2017. Consulta: 2017, 1 de febrero].
[11] Ver tipos de votaciones en: http://15m.virtualpol.com/votacion [En línea: 01/02/2017. Consulta: 2017, 1 de febrero].
[12] Véase: http://15m.virtualpol.com/votacion/1668/ [Consulta: 2017, 1 de febrero].
[13] Véase: http://15m.virtualpol.com/votacion/1668/ Op. cit.
[14] Véase: http://15m.virtualpol.com 26/12/2011 [Consulta: 2017, 1 de febrero].
[15] De ellos, el censo de ciudadanos indicaba que había 147 ciudadanos activos y 225 activos globales, en función de la actividad realizada en la plataforma y en los diversos foros. Véase: http://15m.virtualpol.com/estadisticas y http://15m.virtualpol.com/info/censo/SC/ [En línea: 13/07/2012. Consulta: 2012, 13 de julio].
Artículo extraído del nº 107 de la revista en papel Telos
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