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Desconexión: la nueva frontera. Uso y apropiación del móvil en el caleidoscopio mexicano


Por Francisco Vacas Aguilar

Robinson Crusoe ya tiene celularRobinson Crusoe ya tiene celular

Rosalía Winocur

México DF: Siglo XXI editores, 2009, 167 p.

ISBN: 978-607-03-0119-3

La primera década de este siglo marcó un antes y un después en la aparición de literatura científica dedicada al tema del móvil como nueva tecnología de la comunicación. Son ya muchos los autores (véase Dossier Telos No. 83) cuya actividad investigadora y docente se centra en el que es, sin duda alguna, el dispositivo más representativo de la sociedad contemporánea.

En este libro que reseñamos ahora, la profesora mexicana Rosalía Winocur nos presenta un nuevo estudio sobre el celular, desde la perspectiva de la realidad coral del México actual.

La singularidad de su aportación en este libro, de fácil lectura y editado en un cómodo formato, radica precisamente en la búsqueda de procesos de creación de sentidos, desde una perspectiva socioantropológica -como lo define la propia autora (p. 14)-, alejándose de la relación instrumental con el dispositivo, una perspectiva esta última muy analizada ya en múltiples estudios anteriores.

El libro se estructura en siete capítulos breves, que relatan a su vez concretas y a veces radicales realidades socioculturales mexicanas, donde se encuentran desde los baby boomers en busca de amor hasta los nativos digitales (Prensky, 2001), pasando por las comunidades rurales más pobres, todos ellos basados en datos y entrevistas de diferentes investigaciones llevadas a cabo en México entre los años 2003 y 2007.

La amenaza y la certidumbre

El punto de partida del estudio de Winocur es el análisis de las razones profundas de la masiva y acelerada adopción del celular en la sociedad mexicana, algo que le conecta con alguno de los estudios y publicaciones más citados sobre el tema (Rheingold, 2004; Lorente, 2004; Castells, 2006, Igarza, 2008) y que sin demasiada sorpresa conduce a conclusiones muy parecidas, lo que indica una cierta homogeneización de los usos del móvil en todos los países.

La tesis de la autora es que el celular actúa como una ‘zona de experiencia intermedia’ cuando las personas se separan transitoriamente de sus familias para enfrentarse a los avatares cotidianos. Sin duda, la realidad mexicana de los casos que documenta el libro acrecientan la validez de esta teoría, netamente antropológica, del móvil como ‘objeto transicional’ (‘como el osito de peluche para los bebés’), ya que la violencia es un factor cotidiano y, por tanto, existe un riesgo real en la separación de la seguridad del hogar.

La ubicuidad del móvil ha generado una paradoja de extensión/invasión en la vida de las personas, ya que por un lado los usuarios del móvil encuentran en la conexión permanente (24/7) una forma inmediata y barata de extender sus vínculos familiares y de amistad a todos los escenarios por donde se desplazan a diario, pero por otra parte ha convertido sus aislados hogares familiares en hubs de conexión múltiple con el mundo externo de las relaciones laborales y grupales.

La adopción en todas las franjas de edad del móvil como tecnología prioritaria de conexión delata también un acuerdo implícito de control mutuo (pacto de simulación), que ofrece certezas virtuales en un mundo donde la incertidumbre gotea incesantemente en cada tweet.

La relación íntimamente corporal de las personas con su móvil explica a su vez los conocidos síndromes de abstinencia que manifiestan muchos usuarios cuando son privados de su celular.

Algo que comprendió perfectamente McLuhan hace casi medio siglo al calificar a los medios como extensiones del ser humano y que, en el caso del móvil, se ve acrecentado por su ergonomía y portabilidad.

La evidencia de que el celular es una nueva tecnología que se escapa en buena medida a los tópicos de la década de 1970 (centro-periferia, ricos-pobres, formados-no formados) se refuerza de nuevo en las conclusiones de este libro, en un país además como México, caracterizado por una enorme diversidad geográfica y sociocultural y el segundo más poblado de toda América Latina.

La conexión como territorio vital

El nexo que une y se repite en todos los capítulos es la consideración de la conexión (no el acceso) como un nuevo espacio vital, donde las personas de todas las edades y condiciones sociales proyectan y activan sus deseos, temores, frustraciones y esperanzas.

El papel que está teniendo Internet como catalizador en ese proceso de apropiación de las personas del espacio de la conexión vertebra, también, todas las reflexiones de los personajes que aparecen en las investigaciones de la profesora Winocur.

La referencia continua a Internet y el celular como tecnologías simbólicamente unidas, pero diferenciadas como dispositivos, es quizá un síntoma de la trampa conceptual a la que nos vemos sometidos los investigadores por efecto de la evolución tecnológica

Efectivamente, las experiencias que recoge este libro se basan en investigaciones llevadas a cabo en algunos casos hace casi una década (2003), cuando aún la diferenciación entre Internet (conexión a redes fijas y acceso vía PC) y el celular eran muy nítidas, algo que en la actualidad no solo es difuso, sino incluso incomprensible para las más jóvenes generaciones post-iPhone (2007).

En definitiva, este libro es una aportación útil y sobresaliente para entender no solo la relación de un amplio y escogido espectro de la sociedad mexicana con Internet y el móvil, algo sin duda provechoso para los investigadores sociales, sino también el porqué de la colosal dimensión del mercado celular mexicano (el segundo más grande de América Latina, tras Brasil).

Artículo extraído del nº 92 de la revista en papel Telos

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Francisco Vacas Aguilar

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