El balance de la investigación en Comunicación Política desde los comienzos de la transición democrática pone al descubierto que el principal motor para su desarrollo ha sido el voluntarismo de profesores que junto a su labor docente han decidido encaminar, a pesar de la falta de estímulos, su dedicación investigadora hacia este campo.
Pueden detectarse dos periodos diferentes. El primero, que abarca la década de los años ochenta, cabe calificarlo como periodo de las tesis doctorales. Casi todas las aportaciones que podemos registrar, Mario Herreros, Teodoro Luke, José Luis Arceo, han sido el resultado de las tesis elaboradas por estos profesores, trabajos de contenido exploratorio, de lo que se nos aparecía como un campo muy lejano durante los años de la dictadura pero que en la democracia reciente cobraba novedad y generaba grandes expectativas. También tuvieron carácter introductorio algunos manuales que enriquecieron la oferta sin haber pasado por la calificación académica como el texto inicial de Francisco García Ruescas o el ampliamente utilizado de José Barranco.
El segundo periodo se inicia en los años noventa y se extiende hasta la actualidad. En él también se registra, en línea con lo anterior, las aportaciones de Javier del Rey, de María José Canel y más tarde de Lourdes Martínez. Pero lo que más lo caracteriza es la publicación de un buen número de artículos sobre Comunicación Política en las diversas revistas científicas de comunicación como ZER, Análisis, Ámbitos, CIC, Comunicación y Sociedad, Doxa y Trípodos, muchas de las cuales iniciaron su andadura editorial durante este periodo. La principal novedad de estos artículos es que muchos de ellos se redactaron sobre la base de investigaciones. Entre los temas escogidos encontramos artículos relacionados con la comunicación gubernamental y otros referidos al liderazgo político, pero al igual que sucede en la investigación europea y norteamericana la mayoría de las cuestiones se centran en el comportamiento de los medios de comunicación en las campañas electorales.
La publicación de este apreciable conjunto de artículos no responde a la existencia de estímulos positivos para la investigación, sino a la introducción de nuevos criterios y nuevos protagonistas las agencias de calificación en la acreditación del profesorado.
Este breve recorrido por lo que ha sido hasta ahora la investigación política no sería completo sin citar los esfuerzos de Alejandro Muñoz Alonso, Juan Ignacio Rospir, Salomé Berrocal con sus propios trabajos y la coordinación de diversos autores, las publicaciones de Alejandro Pizarroso, en el campo de la historia y las aportaciones de profesores que desde la Ciencia Política y la Sociología se han interesado por la Comunicación Política. También cabe reseñar como esfuerzos significativos la celebración del Congreso de la World Association for Public Opinión Research y el número especial de Comunicación y Sociedad dedicado a la Comunicación Política.
El inventario de lo realizado hasta ahora es importante, pero la forma voluntarista con la que se ha hecho no se corresponde con la importancia social y política de la Comunicación Política. El papel de los medios de comunicación como mediadores, la concordancia entre lo que dicen y hacen líderes y partidos, la utilización de las encuestas, la transparencia y ética de los procesos de persuasión, las causas de la abstención son cuestiones, cuya trascendencia para la imagen de la democracia y para la opinión que de ésta se hagan los ciudadanos es evidente y sin embargo la preocupación por estos temas sólo muy de vez en cuando parece traspasar los ámbitos académicos.
La primera reunión de investigadores de Comunicación Política que tuvo como precedente el encuentro que celebramos en la Facultad de Ciencias de la Información en 2006 ha de marcar un punto de inflexión. Se trata de que pensemos el futuro para marcarnos objetivos ambiciosos y realistas para la investigación en Comunicación Política que supere el voluntarismo como impulso básico.
Con la homologación del Espacio Europeo, la Universidad está a las puertas de un cambio en profundidad que no debemos considerar como un contratiempo sino como una gran oportunidad. Habrá renovación en los planes de estudio. Cuando a finales de los años ochenta una buena parte de las universidades pasaron a licenciaturas de cuatro cursos, algunas Facultades de Ciencias de la de Comunicación dieron paso a la Comunicación Política de manera tímida. En la Universidad Autónoma de Barcelona pasamos de la antigua Propaganda Política, que sólo impartíamos en Publicidad, a la actual Comunicación Política como asignatura optativa. Pero la gran demanda de la materia por parte de los estudiantes la ha convertido en una asignatura con un fuerte peso específico. En esta demanda habrá que basar uno de los motivos en los que nos apoyemos para que se consolide su presencia en los futuros planes de estudio.
La incorporación del proceso de Bolonia también tendrá consecuencias importantes en la investigación. El cambio pasará como un tren y los que logren subir en él se convertirán en departamentos investigadores, con excelencia reconocida, junto a los otros departamentos que básicamente se dedicarán a la enseñanza. Para aprovechar este momento es importante que prioricemos la creación de grupos de investigación en nuestra materia que conjuntamente con los otros grupos del departamento puedan configurar ofertas potentes de tercer grado en el que se combinen másters, doctorado e investigación.
Otra cuestión para la que es importante lograr una nueva dinámica es la consideración actual de las revistas de investigación del ámbito comunicativo. Por razones tal vez de mimetismo, el reflejo de lo anglosajón y unos puntos de partida dominados por las ciencias de la naturaleza ha relegado el papel de las revistas europeas de Ciencias Sociales. La lista norteamericana Science citation index (ISI NET) las deja mal situadas utilizando una escala de valores sobre contenidos que en parte es extraña a la tradición europea y transmite una visión centrada en las redes del mundo académico anglosajón. En la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAB celebramos los pasados 22 y 23 de febrero la primera reunión de revistas de comunicación, a la que también acudieron observadores franceses. Entre los conclusiones a las que llegamos para fortalecer el sector, se cita: la necesidad de crear mecanismos de cooperación, la voluntad de compartir criterios de calidad y transparencia científica, así como la creación de mecanismos conjuntos de promoción, la revisión de las reglas de calidad y la protección de las lenguas minoritarias, en la actualidad muy perjudicadas. También se propone que nuestras agencias de calidad impongan requisitos a las publicaciones anglosajonas.
Esta primera reunión de expertos debe servir para concienciar a las instituciones públicas vinculadas a la enseñanza y a la política de la necesidad de concertarse para impulsar la investigación en el ámbito de la Comunicación Política. De ella pueden salir puntos de vista, debates y aportaciones que contribuyan a mejorar la calidad de nuestra democracia y la imagen de la política entre los ciudadanos.
Artículo extraído del nº 74 de la revista en papel Telos
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