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La Comunicación Política hoy


Por Miguel Vicente Mariño

Editorial SAGE. Darren G. Lilleker. Key Concepts in Political Communication
Thousand Oaks, California, 2006

Darren Lilleker ofrece un generoso esfuerzo de síntesis sobre la Comunicación Política, un campo que, en tanto que es uno de los que mayor expansión está experimentando durante las últimas décadas en el terreno de las Ciencias Sociales, requiere un trabajo previo de definición de las normas de juego. Con este objetivo, este profesor de la Universidad de Bournmouth construye un inventario de los 52 principales conceptos que, en su opinión, han contribuido a consolidar este ámbito de investigación, crisol de disciplinas científicas colindantes, pero que claman sin cesar por su especificidad y autonomía, como son las Ciencias de la Comunicación, la Ciencia Política y el Marketing.

La vocación didáctica con la que nace esta obra se percibe desde el primer momento, siendo tanto uno de sus puntos fuertes como una de las potenciales fuentes de crítica. Es decir, estas páginas ofrecen una introducción de gran validez unida a una incuestionable vocación panorámica que resulta altamente recomendable para quienes acaben de aterrizar en la Comunicación Política. Sin embargo, también es cierto que aquellos lectores más avezados en el tema no podrán hacer más que echar en falta una mayor profundización que estimule el avance de la disciplina, aunque el esfuerzo de distanciamiento y el ambicioso intento de definir los conceptos clave para un corpus de trabajos es merecedor, por sí solo, del aplauso de los lectores.

Estructura clara y estilo metódico

En la introducción el autor sintetiza la evolución experimentada por este concepto, pasando de una concepción unidireccional, que descendía en sentido vertical desde la esfera política hasta la masa ciudadana, a un esquema triangular en el que la esfera dirigente interactúa constantemente con la sociedad civil y con el sistema de medios de comunicación en unas condiciones, si no de igualdad, sí de relativa simetría. Los procesos experimentan una mayor complejidad y las interacciones entre los actores involucrados se multiplican a un ritmo vertiginoso.

De hecho, es a lo largo de esta introducción cuando el libro despliega un hilo argumental más sólido, dando pruebas el autor de su dominio de la disciplina. La estructura del libro, basada en la definición de los conceptos de referencia, provoca que sólo en las primeras diecinueve páginas se proporcione una visión que no esté presidida por los rasgos estilísticos de un resumen sintético.

El grueso del manual está dedicado a presentar los conceptos y teorías que han gozado de una mayor difusión durante los menos de cien años de vida con los que cuentan las investigaciones empíricas sobre Comunicación Política. Por orden alfabético, Lilleker pasa revista a nociones imprescindibles para comprender la evolución de las Ciencias de la Comunicación, como las teorías de la configuración de agenda (agenda setting), las teorías sobre el encuadre (framing) o los usos y gratificaciones, enmarcadas en el amplio e inconcluso debate acerca de los efectos sociales provocados por los medios de comunicación. Cada elemento del proceso comunicativo, definido hace décadas por el paradigma de Lasswell, es objeto de un análisis específico que completa el abordaje desde los presupuestos más cercanos a la comunicación.

El área más próxima a la lucha política cotidiana y visible para la mayor parte de la audiencia también cuenta con un merecido espacio, al analizar las campañas electorales tanto puntuales como permanentes. También se repasan diversas corrientes de estudio de las estrategias propagandísticas y persuasivas, caso de las relaciones públicas, la retórica. A su vez, nociones como sociedad civil, esfera pública, populismo, ideología o consenso completan una aproximación más vinculada a la tradición de la Ciencia Política.

Finalmente, el estudio de los mercados económicos se combina con una presentación de la incidencia que tienen los procesos de innovación e implantación tecnológica en un campo que se encuentra en permanente estado de ebullición. Así, nuevos conceptos, como las campañas a través de la WWW o las comunidades virtuales, tampoco escapan a la revisión del investigador anglosajón, abriendo nuevas líneas de trabajo de cara al futuro, al mismo tiempo que conviven con otras nociones mucho más clásicas, como puede ser el determinismo tecnológico.

En cada uno de los apartados que vertebran este compendio, se percibe un esfuerzo por identificar los trabajos y autores de referencia para cada escuela de investigación. Así, se recomiendan cuatro o cinco estudios empíricos que contribuyeron a consolidar la posición académica de los defensores de todas aquellas tendencias que, al cabo de los años, han permanecido como herramientas válidas para el análisis de los diversos procesos comunicativos.

Romper barreras ficticias

Estamos, pues, ante una obra de gran utilidad que asumirá una necesaria función de manual de trabajo para un campo que, mientras el contexto contemporáneo no experimente un inesperado vuelco radical, continuará caminando con paso firme durante las próximas décadas. La incidencia de estos procesos es cada vez mayor y abarca sectores de la población muy superiores, formados por personas que cada día son más conscientes de la existencia de estrategias y técnicas de persuasión que operan tanto en el ámbito político como en el mediático. Pero la conciencia sobre el fenómeno, además de ser un hecho que demanda mucha más investigación para comprobar las dimensiones cuantitativas y cualitativas, no significa necesariamente que sus efectos se hayan atenuado. Ni mucho menos, como se ha demostrado en muchas ocasiones.

El valor del repertorio recopilado por Darren Lilleker aumentará en la medida en que se superen los enfrentamientos entre disciplinas académicas, ya que nos encontramos ante un campo de conocimiento presidido por la transdisciplinariedad. Mientras los especialistas en este campo continúen más preocupados por abonar su cuota de terreno que por reconocer las concomitancias existentes, la evolución de la disciplina será mucho más lenta y deficitaria. De la capacidad para articular métodos de investigación que sean respetuosos con su poliédrico origen, dependerá la consolidación de la Comunicación Política como un campo de estudio específico e identificable para el conjunto de la sociedad.

Artículo extraído del nº 74 de la revista en papel Telos

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Miguel Vicente Mariño

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