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Discurso neotecnológico


Por Acácia Rios

Lo tecnológico y lo imaginario.
Las nuevas tecnologías como creencias y esperanzas colectivas

Editorial Editorial Biblos. Daniel H. Cabrera.
Buenos Aires, 2006

Daniel H. Cabrera, doctor en Comunicación y profesor de la Universidad Veracruzana (México), al ocuparse de las relaciones que establecen las nuevas tecnologías y lo imaginario, se suma a una literatura que viene creciendo numéricamente en la producción tanto de libros como de artículos e investigaciones presentadas en congresos científicos. Ejemplo de lo señalado son los obras del francés Patrice Flichy, Lo imaginario de Internet (Tecnos, Madrid, 2003) y del brasileño Juremir Machado Silva, As tecnologias do imaginário (Sulina, Porto Alegre, 2003). El primero de estos trabajos cree que las utopías y las ideologías sobre la red de redes orientan su adopción y desarrollo. En la misma línea, el segundo postula que el imaginario social es productor de las tecnologías.

Bastante castigado hasta hace poco tiempo atrás por su uso como adjetivo, el término “imaginario” era entendido como “mera fantasía” o “estropicio de lo real”. Ahora, al ser substantivado, “lo imaginario” termina por consolidarse definitivamente como una importante categoría teórica que contribuye a la reflexión acerca de los significados sociales en el escenario de las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones –entendidas aquí como un conjunto heterogéneo de aparatos neo-tecnológicos, empresas, prácticas sociales y nuevas realidades–.

¿Qué significados y sentimientos despiertan las nuevas tecnologías en la sociedad? ¿Qué decisiones y acciones se realizan en su nombre? ¿Qué contenido específico designa la expresión “nuevas tecnologías”? Son éstas algunas de las preguntas planteadas por la obra en cuestión. Más allá de las respuestas acabadas –el libro es inquietante del comienzo al fin–, el objetivo es abrir un espacio de cavilación. Por tanto, Cabrera se vale de la teoría de lo imaginario para rearticular la noción de comunicación con la teoría de la sociedad y la cultura. Y lo hace a partir de una interpretación desde el imaginario social contemporáneo (lo que implica tener como marco las ideas de técnica, progreso, ideología, crisis y renovación) y como imaginario (que tiene como marco la heterogeneidad de los aparatos institucionales y de los discursos).

Si en el pasado el reloj y el ferrocarril produjeron un modelo de imaginario asentado en la confianza y la fe en un progreso técnico, equiparado éste al progreso social, hoy, tras la crisis de aquel modelo, el imaginario social es reformulado por las denominadas nuevas tecnologías, las cuales pasan a ocupar un «lugar central en las representaciones sociales del mundo, en las esperanzas, los sueños y los deseos de la sociedad contemporánea» (pág. 154).

Campos de tensión

La obra está dividida en tres partes que se corresponden con seis capítulos. En primer término se abordan los conceptos “imaginario”, “imaginación” y “significados sociales” (capítulo I), para llegar finalmente a “imaginario social” (capítulo II). Al abordar este último concepto el autor se vale, principalmente, del pensamiento de Cornelius Castoriadis expuesto en La institución imaginaria de la sociedad (1975). Para este filósofo y psicoanalista, lo imaginario social es –en palabras de Cabrera– «lo que permite a una sociedad verse, imaginarse, definirse, como un ‘nosotros’ concreto y particular y ver, imaginar y definir el mundo como su mundo» (pág. 56). Pese a las abundantes referencias al pensamiento de Castoriadis, Cabrera abre la brecha para la oportuna crítica del mismo, y afirma, por ejemplo: «En su concepto de imaginario se echan de menos unos contenidos o imágenes que lo concreten o lo hagan asible» (pág. 73).

El autor de este trabajo también se alimenta de otros autores –algunos que trabajan en líneas opuestas a la de Castoriadis– como Backzo, Bachelard, Jung, Durand, Ortega y Gasset y Eliade, para mostrar al lector la complejidad de pensar la sociedad desde los imaginarios colectivos. Esto da como resultado la exposición de un corpus teórico amplio y múltiple.

La segunda parte de Lo tecnológico y lo imaginario (capítulos III y IV), basada en la relación entre imaginario y sociedad, aborda la prefiguración de la máquina, tomando como ejemplos el reloj y el ferrocarril. Y expone cómo estos inventos modificaron la relación del hombre con el tiempo. El primero como sincronizador de las acciones de los hombres, Lewis Mumford dixit (1934), como preparador de las técnicas contemporáneas de comunicación, como máquina omnipresente en la vida pública y privada, y, además, como primer objeto fabricado a escala industrial que consolida el eslogan moderno el tiempo es dinero. Asimismo, Cabrera destaca que «la máquina del tiempo [prepara y materializa] el tiempo de las máquinas». Por su parte, la relación que establecen ferrocarril y reloj ilustra de una forma clara la importancia de la técnica para la comprensión de los medios de comunicación y «constituye el símbolo del optimismo, la euforia y el entusiasmo por el avance social del siglo XIX» (pág. 97).

La tercera y última parte del libro (capítulos V y VI) se estructura en torno al amplio y heterogéneo conjunto de nuevas tecnologías. Partiendo de logotipos de marcas reconocidas y de textos y anuncios publicitarios –publicados en diarios de España y Argentina– que promocionan la necesidad de emplear las nuevas tecnologías, Cabrera analiza sus significaciones imaginarias y las estructura en torno a las dimensiones de la “temporalidad” (promesa, advenimiento y destino inevitable) y la “institucionalización” (confianza, mercado e imperativo tecnológico).

A fin de ilustrar lo señalado, el autor demuestra cómo el discurso neotecnológico presente en películas, anuncios publicitarios, notas periodísticas y operaciones de marketing, y nutrido por frases como “El futuro es ahora” o “Ponemos en práctica el futuro”, nos presenta un futuro realizable sólo a través de la posesión y uso de aparatos tecnológicos. A pesar del optimismo subyacente en este tipo de discurso, el autor cree que el mismo anula el presente como posibilidad de acción.

Análisis crítico e interpretativo

A pesar del enfoque interdisciplinario del libro reseñado en estas líneas, es importante señalar que la obra aporta la mirada de un investigador de la Comunicación que dialoga con otros campos y conceptos científicos para pensar la relación entre el imaginario social y el hombre contemporáneo. Se trata de un libro seductor –donde el lector se lee a sí mismo–, contemporáneo de tantas transformaciones tecnológicas en tan sólo dos décadas.

Articulando las teorías de la comunicación, de la institución y del cambio social, Cabrera realiza una “analítica crítica” de la institucionalización de las significaciones sociales, para terminar desarrollando otra dimensión –interpretativa– donde analiza las significaciones imaginarias de la sociedad en relación con la tecnología, la temporalidad y la conformación del imaginario tecnológico y comunicacional contemporáneo.

Las conclusiones de Lo tecnológico y lo imaginario conforman, literalmente, un capítulo aparte. Allí el autor reflexiona sobre el pensamiento crítico y afirma que nuestra sociedad es impotente a la hora de producir cambios; que todavía reinan los postulados de la escuela positivista y que se investiga para preservar las relaciones de poder. Ante este panorama, Cabrera defiende que el “para qué” del conocimiento es tan importante como el propio conocimiento y que éste depende de la voluntad de los que conocen.

Por último, debemos criticar que en muchas ocasiones el lenguaje de la obra recuerde al de una tesis doctoral; es decir, se adivina la redacción de un trabajo académico que no sufrió todas las modificaciones necesarias para transformarse en libro atractivo. Más allá del desafío de pensar al hombre actual, es también necesario, sin simplificar, emplear un lenguaje más accesible que permita trasladar las reflexiones más allá de los muros de la Academia. No se trata de simplificar el pensamiento de Castoriadis, por ejemplo, sino de tornar más accesible el lenguaje del texto pensando en un público amplio.

Asimismo, no hay una sola imagen que suavice el contacto del lector con el libro, ni es posible encontrar entre sus casi 300 páginas la reproducción de uno solo de los anuncios publicitarios de los que se vale el autor para ilustrar las promesas del discurso neotecnológico.

Artículo extraído del nº 73 de la revista en papel Telos

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