Por Miguel Carrera TroyanoJosé J. Gómez Asencio
La enseñanza del español supone ya una industria importante. Y su cuantificación y análisis revelan tanto las oportunidades planteadas como trascendentales retos que exigen actuaciones públicas sistemáticas.
Los autores de este trabajo dirigen un equipo de investigación que analiza el sector para obtener una estimación de su valor económico y explorar las posibles medidas de política económica y cultural que se podrían abordar para potenciar su actividad y la generación de valor añadido y puestos de trabajo.
El español tiene un papel singular por ser la lengua de una importante comunidad de países y, también, por ser la de una potencia turística y cultural; hechos que explican que el valor económico de la enseñanza del español supere, con mucho, el de otras lenguas de países con niveles de población similares a España (caso de Polonia) o con tradiciones culturales también muy influyentes en el mundo que los convierten igualmente en potencias turísticas (caso de Italia).
El amplio conjunto de países cuyo idioma oficial es el español y el elevado número de personas que lo hablan en otros países da lugar a la existencia de economías de red, cuyos beneficios se hacen superiores a medida que aumenta el número de hablantes. Los costes de transacción entre los integrantes de una comunidad lingüística son menores, facilitando, de esa manera, el comercio y la actividad económica.
El interés en el aprendizaje del español está relacionado con las posibilidades profesionales que ofrece a los extranjeros que lo estudien y con el interés en la cultura española e iberoamericana. Por ello, puede afirmarse que el valor de nuestra lengua está ligado a la prosperidad económica, no sólo de España, sino de los países latinoamericanos y a su potencial para ser países capaces de atraer inversiones extranjeras y turismo.
Estudiantes de ELE en el mundo
El Instituto Cervantes en su reciente Enciclopedia del español en el mundo cifra en catorce millones el número de estudiantes de español como lengua extranjera en el mundo, lo que la convertiría en la segunda lengua más estudiada, por detrás sólo del inglés ( 1). Son perceptibles una tendencia creciente de la demanda de español como lengua extranjera tras el inglés y una necesidad cada vez mayor de profesionales de la enseñanza del Español como Lengua Extranjera (ELE).
La mayor parte de estos estudiantes se concentra en América con más de siete millones de alumnos; de ellos seis millones están en Estados Unidos, en buena medida como consecuencia de la creciente presencia demográfica, política y económica de los hispanos en el país; y un millón en Brasil, donde la cifra podría llegar a once millones si se hace efectiva la ley que estipula la introducción del español dentro de la enseñanza secundaria. La segunda gran concentración se produce en Europa, donde el español tiene un papel destacado y creciente como tercera lengua, tras el inglés y el francés, en las enseñanzas secundarias y cuenta más de tres millones y medio de estudiantes (más de dos en Francia y casi medio millón en Alemania).
Por otra parte, según el estudio de la Junta de Castilla y León (2006), los estudiantes de ELE en el mundo multiplican por 100 el número de estudiantes que lo hacen en España. Esto hace que el margen para el crecimiento de la enseñanza de ELE sea muy amplio, ya que la demanda potencial es mucho mayor que la actual y siendo España ya una potencia turística de primer nivel es posible canalizar una buena parte de esa demanda potencial hacia nuestro país.
El trabajo de Bombarelli, Carrera y Gómez Asencio (2006) refleja los problemas existentes para cuantificar el valor económico del sector. Estos problemas se derivan de que el sector no aparece definido de manera independiente en las estadísticas. Por ello, el Estado no dispone de información oficial de aquellas empresas cuya actividad principal o única es ELE. Se hace preciso, por tanto, recurrir a otro tipo de fuentes (menos oficiales, menos integradas, menos fiables, menos homogéneas, etc.).
No resulta, por tanto, fácil calcular cuál es el valor económico de ELE ni por el lado de la oferta, dado que los cursos que se ofrecen son, como se verá, muy heterogéneos, ni por el de la demanda, pues los alumnos presentan perfiles muy diferentes, por lo que se dificulta el cálculo del gasto de un alumno medio.
Una dificultad aparece inicialmente cuando se trata de saber cuál es la oferta de cursos de ELE en España. En primer lugar, resulta difícil saber cuál es el censo total de las empresas e instituciones que ofrecen cursos de español. Las estimaciones de Berdugo ( 2) situaban la cifra de centros de enseñanza en el curso 2004-2005 en una horquilla entre los 350 y 400 centros (140 centros privados especializados en ELE, casi 200 academias generalistas de idiomas que también ofrecían cursos de ELE, 40 universidades con actividad consolidada de ELE, 20 escuelas oficiales de idiomas y otros 20 agentes operativos especiales). La expansión del sector es clara tanto en el sector privado como el público. En el privado a través de la entrada progresiva de las academias generalistas en el sector y en el público por la expansión de los cursos que ofrecen las universidades, escuelas oficiales de idiomas, ayuntamientos, comunidades autónomas, sindicatos y ONG que desbordan claramente los datos ofrecidos anteriormente, aunque los autores no pueden ofrecer todavía una estimación alternativa. En cualquier caso, se observa un desarrollo importante de cursos de ELE en el sector público y el tercer sector, cursos en su mayoría sin fines de lucro, pero que también suponen empleo y demanda de materiales docentes.
Una dificultad adicional aparece cuando se trata de cuantificar el número de cursos ofrecidos por estas instituciones. Berdugo estima 1.700 cursos para 2005, cifra que puede acercarse a los ofrecidos en condiciones de mercado (no gratuitos). El análisis de la base de datos del Instituto Cervantes El español en España (que tiene el objetivo de ofrecer información sobre los cursos de ELE que otras instituciones ofrecen en España) permite afirmar que existe una amplísima variedad de cursos dentro de los más de 1.100 recogidos en la misma. Hasta 15 tipos de cursos diferentes, con duraciones que oscilan entre 1 y 50 semanas, con intensidades desde una a 40 horas a la semana.
Los precios por semana dependen primordialmente de la intensidad, pero también del tema, y oscilan entre 300 euros por semana para los cursos a medida, los de español comercial o los de formación de profesores de español, hasta 40 euros a la semana para los de redacción y estilo o pronunciación. Las instituciones que participan en dicha base de datos suman, según su propia declaración, un total de 115.909 alumnos, sin ninguna indicación del tipo de cursos que han realizado ni de la duración de sus estudios. Dicha base sólo recoge los cursos de 167 centros de los más de 400 citados anteriormente, pero permite valorar los datos ofrecidos por otros estudios. El de la Secretaría General de Turismo (2001) ofrece una estimación 130.000 alumnos de ELE en España para 2001, que es la misma cifra que maneja el de la Junta de Castilla y León (2006) para 2004, aunque debe tenerse en cuenta que este número de alumnos no tiene por qué ser estrictamente comparable, al desconocerse lo cursado y la duración de sus estudios. Por su parte, Berdugo estima cifras de 192.000 para 2005.
En cualquier caso, todos los estudios revelan un importante aumento del número de estudiantes en los últimos años, ya que el dato correspondiente a 1991 habría sido de 54.000. El estudio de la Junta de Castilla y León (2006) considera prudente una estimación de casi 240.000 alumnos en España en 2014, situando la estimación optimista en 290.000 alumnos.
El estudio de la Secretaría General de Turismo (2001) ofrece una estimación del gasto de los turistas idiomáticos en España. Los 130.000 estudiantes del año 2000 hicieron un gasto total de 255 millones de euros. Idénticas cifras maneja el estudio de la Junta de Castilla y León (2006). Por otra parte, debe señalarse que, a partir de Bonete y Muñoz de Bustillo (2006), se puede estimar el gasto total de los estudiantes Erasmus en España, que estaría en torno a e 140 millones de euros.
Una primera oportunidad viene dada por la trayectoria de crecimiento del sector. En los últimos años se ha venido prestando una atención muy particular a las posibilidades económicas que ofrece ELE. Así, además de la expansión del Instituto Cervantes y del apoyo del ICEX, diversas Comunidades Autónomas están desarrollando proyectos relacionados con la promoción de la enseñanza del español (Comillas en Cantabria, Gobierno de La Rioja, Junta de Castilla y León, entre las públicas; Fundación de la Lengua en Castilla y León entre las privadas).
No debe olvidarse que el uso de un idioma tiene características de bien público, en el sentido de que es un servicio de consumo no rival (es decir, el uso por un hablante del mismo no supone una merma del uso que puede hacer otro, muy al contrario es un beneficio) y no excluible, no se pueden establecer mecanismos de acceso selectivo para limitar el número de hablantes (por lo que un proveedor privado no se puede apropiar de los beneficios de la difusión del mismo). Esta característica da lugar a que a los beneficios globales de la expansión de un idioma no puedan ser apropiados por los agentes privados y, en esas condiciones, su inversión en la difusión del mismo será inferior a la óptima, ofreciendo, por tanto, las condiciones para una participación del Estado y de instituciones sin fines de lucro.
Sin embargo, y aunque el sector ELE está en clara expansión, las expectativas que los gestores han depositado en los proyectos creemos que no acaban de encontrar un reflejo en la realidad. En concreto, desde la Fundación de la Lengua se ha llegado a afirmar que ELE puede ser el petróleo de Castilla y León, cuando su peso en el PIB de la Comunidad Autónoma es del 0,12 por ciento (aunque este valor cuadriplica el 0,03 por ciento que supone en el conjunto de España) sin capacidad real de actuar como motor de la economía de la región, aunque multiplicase sus estudiantes.
En este entorno de inversiones públicas en el sector y de grandes expectativas, es especialmente importante un análisis de las condiciones profesionales de los profesores. En efecto, no se trata sólo de cuántos alumnos y cuántas empresas hay, sino de saber si esta actividad está generando también puestos de trabajo de alto valor añadido y si se están formando profesionales que pongan la base de esa industria. La capacidad del sector para generar empleo, valor añadido y, en definitiva, bienestar, va a depender de manera crucial de su capacidad para crear puestos de trabajo estables y bien remunerados para los profesionales formados específicamente en ELE. Existe un amplio campo para el desarrollo de políticas públicas dirigidas al empleo de profesores de ELE.
Aunque los profesores son sólo una parte de todos los trabajadores en el sector, el análisis realizado en Bombarelli, Carrera y Gómez Asencio (2006) permite afirmar que predominan contratos temporales y a tiempo parcial, con elevada estacionalidad, carencia de enseñanzas regladas y requisitos para trabajar en el sector. Del mismo modo, se puede afirmar que no existe una carrera profesional y que la relativa juventud y feminización del sector son indicadores de la limitada valoración profesional del mismo. Existe, pues, margen para actuaciones de dignificación académica y profesional de ELE. Una primera línea de actuación muy clara en este campo pasa por la regulación pública de los estudios de ELE (por ejemplo, qué titulación sería necesaria para poder impartir los cursos, la creación de un colegio profesional de profesores de ELE o la creación de un convenio específico).
Del mismo modo, ELE podría ser incluida dentro de los llamados Nuevos yacimientos de empleo favoreciendo una implicación de las administraciones públicas en diversas líneas de políticas activas de empleo.
Otra de las oportunidades que ofrece el sector se deriva de la existencia de clusters o aglomeraciones industriales en el sector. Se considera que existe un cluster cuando existen externalidades positivas derivadas de la concentración en el espacio de empresas productoras y clientes en un determinado sector de producción. Esta concentración facilita la transmisión de información y, por tanto, la negociación con proveedores y clientes, y la formación de un mercado de mano de obra cualificada que facilita la implantación de nuevas empresas. Estas características parecen estar presentes en Salamanca y de ello se pueden derivar implicaciones de política económica y la posibilidad de desarrollar políticas industriales específicas para este sector, que podrían también ser aplicadas en otras zonas.
Un reto reside en conseguir que esté disponible información sobre el sector. Una primera línea de actuación se refiere a la necesidad de disponer de datos confiables sobre el verdadero tamaño del sector. Las dificultades expresadas en el texto en cuanto a la medida (derivadas, en buena medida, de la heterogeneidad de los estudiantes y los cursos ofertados) dificultan esta tarea, haciendo necesario nuevos esfuerzos de cuantificación. No obstante, esta cuantificación no será posible si no se crea una institución (del tipo Observatorio de ELE) percibida por todos los actores como positiva, que recabe estos datos garantizando la confidencialidad de cada uno de los datos individuales. A partir de esta información se podría diseñar mejor el apoyo a las empresas para la profesionalización del sector. En la promoción internacional de sus actividades existen claras economías de escala y fallos del mercado, por lo que se da un importante margen de actuación pública y acción colectiva para reforzar el atractivo del estudio del español y la imagen de España y de los otros países hispanohablantes como destino para el aprendizaje de ELE.
Un segundo reto se refiere al Programa Erasmus, ya que se ha demostrado que supone una cifra muy importante de potenciales y reales estudiantes de español. En las prioridades del periodo presupuestario 2007-2013 existe un compromiso de la UE de duplicar el número de alumnos que reciben becas del Programa. Sería importante que el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas apoyasen a las universidades en este proceso para que España pueda seguir liderando el mercado. Hay que intentar, de forma paralela a la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior en España, conseguir que los alumnos vengan no sólo a cursar estudios de licenciatura o grado, sino también que estén presentes en los estudios de posgrado en las universidades españolas.
Un tercer reto reside en la racionalización de esfuerzos en la oferta de español para inmigrantes, ya que múltiples instituciones públicas (ayuntamientos, comunidades autónomas), sindicatos y ONG están ofreciendo cursos para la enseñanza de ELE, dirigidos tanto a niños como a personas en edad de trabajar. Dado que las medidas que faciliten la integración de los inmigrantes en la sociedad española resultan una prioridad, hay margen para una mayor coordinación de esfuerzos y para que estos recursos sean usados de manera más eficiente y alcancen los mejores resultados.
Finalmente, y dado que el español es un activo compartido de toda la comunidad iberoamericana, existe un amplio margen para actuaciones globales entre las que pueden figurar: a) acuerdos para la realización de actividades de promoción y/o enseñanza de ELE de forma conjunta entre países iberoamericanos, ya sea a través de una institución como el Instituto Cervantes u otra creada ad hoc con similares características; b) como quiera que los alumnos de ELE en los países hispanohablantes suponen sólo un 1 por ciento de los que estudian ELE en el mundo, y la mayoría lo estudian en sus países de origen, los contactos de índole diplomática y política para facilitar la oferta de enseñanza de ELE dentro de las enseñanzas regladas (de primaria, de secundaria, universitaria) en los países de origen puede ser decisiva para la expansión del sector en España y la Comunidad Iberoamericana; c) defensa conjunta del español en organismos internacionales; y d) creación de una acreditación iberoamericana de calidad en la enseñanza de ELE con un nivel de exigencia similar al estándar internacional marcado por la empresa Eaquals.
BOMBARELLI, M.E., CARRERA, M. Y GÓMEZ ASENCIO, J.J.: «La industria del español como lengua extranjera en España». Ponencia. Seminario internacional El valor económico del Español: una empresa multinacional, Montevideo (Uruguay), octubre de 2006.
INSTITUTO CERVANTES: Enciclopedia del español en el mundo, Instituto Cervantes-Plaza y Janés, Madrid, 2006.
JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN: Plan del español para extranjeros 2005-2009, Junta de Castilla y León, Valladolid, 2006.
SECRETARÍA GENERAL DE TURISMO: El turismo idiomático en España, Colección de Estudios de Productos Turísticos, Turespaña, Madrid, 2001.
Artículo extraído del nº 71 de la revista en papel Telos
Comentarios