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El potencial económico del español


Por Susana Blázquez

El 5 por ciento de la población mundial habla español, idioma que ha crecido un 10 por ciento en hablantes en los últimos ocho años. Nuestro idioma es uno de los cuatro más utilizados en todo el mundo, y escala posiciones.

El idioma español es nuestra multinacional por antonomasia. 358 millones de personas lo tienen como lengua oficial, pero el censo estimado de hispano parlantes es de 450 millones. En Estados Unidos, la principal economía del mundo, se consolida como el segundo idioma, y superará al inglés como lengua de comunicación comercial y cultural, a corto plazo. El español es nuestro principal valor económico en un mundo globalizado.

Estas fueron las conclusiones más llamativas del seminario «El valor económico de español: una empresa multinacional», organizado por Fundación Telefónica (www.fundacion.telefonica.com) los pasados días 22 y 23 de junio en Sevilla. En el encuentro se dieron a conocer los primeros resultados de una investigación sobre el valor económico de nuestra lengua, dirigida por el profesor José Luis García Delgado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense. La investigación, que culminará en 2008, trata de evaluar el potencial económico del español, y su aportación a la creación de renta en los países que lo hablan. El español es una de las cuatro lenguas más habladas en el mundo, y tiene una gran expansión. «Su desafío para ser la segunda lengua mundial es la vitalidad económica, científica y tecnológica de los países hablantes», según García Delgado.

El vicepresidente ejecutivo de la Fundación Telefónica, Javier Nadal, señaló en el seminario de Sevilla que «el español vive uno de los momentos de mayor empuje histórico, favorecido por su capacidad para penetrar y asentarse en la sociedad-red creada por las tecnologías de la Información». Nadal subrayó que «el español en Internet es una plataforma exponencial en un mundo globalizado, con migraciones de millones de personas». Y recordó que «el Grupo Telefónica, presente en 19 países, con 200 millones de clientes y 100 millones de accesos, es el soporte de esa nueva realidad que tiene como punta de lanza nuestro idioma».

En parecidos términos se expresó el resto de los asistentes. Para Rafael Hernández Colón, ex gobernador de Puerto Rico, el español «está especialmente preparado para potenciarse y sobrevivir en un mundo globalizado. Puerto Rico es ejemplo de modernización sin depender del inglés». Osvaldo Hurtado, ex presidente de Ecuador, afirmó que ha sido la pujanza económica de España la que ha potenciado el español «junto al peso creciente de los hispanos en Estados Unidos, donde el bilingüismo es un valor añadido con beneficios de renta para esta población». Esa pujanza es, para Belisario Bentancur, ex presidente colombiano, lo que «explica su constante expansión, especialmente en países como Estados Unidos y Brasil, áreas de crecimiento económico notable. Los nuevos cronistas de Indias son los economistas».

El valor añadido del idioma es que penetra toda la realidad, tanto económica como cultural y social, «y esto explica la definición del español como nuestra primera multinacional, que es un activo poderoso en terceros países no hispano parlantes, en los que la inmigración lo difunde como una mancha de aceite», indicó García Delgado. El economista se refiere al concepto transversal de la lengua en la medida en que soporta comunicación, negocios, intercambios comerciales, desarrollo, inversión y empleo.

El español nada en un mar de lenguas, que a su vez dependen de la evolución de la demografía mundial. Este es el contexto del estudio de los profesores Francisco Moreno, de la Universidad de Alcalá (www.departamentofilologiauah.com), y Jaime Otero, del Real Instituto Elcano (www.realinistitutoelcano.org). Nuestro idioma, hablado por el 5 por ciento de los habitantes del planeta, ha crecido un 9,8 por ciento los últimos 8 años, pasando de 327 a 358 millones de hablantes. «Su salud demográfica es buena y en el futuro seguirá siendo de los más hablados, con un protagonismo creciente del continente americano, desde Canadá a la Patagonia, incluyendo Estados Unidos y Brasil, que empiezan a ser países hispanohablantes», explicó Moreno.

El marco lingüístico mundial indica una disminución del número de lenguas, con la tendencia de que sólo unas pocas servirán para comunicar a la humanidad. «El español será una de ellas, y seguirá expandiéndose, ya que crece en una de las franjas de mayor densidad demográfica del planeta», afirmó Moreno. Los ocho idiomas más hablados suman 2.500 millones de hablantes, y el 96 por ciento de los humanos solo hablan el 4 por ciento de las lenguas. La mitad de la población mundial emplea solamente doce lenguas para comunicarse.

En esas condiciones el español tiene unas características que le aseguran larga vida. Es un idioma homogéneo, una lengua cultural de primer orden, internacional (21 países), geográficamente compacta, en expansión desde hace cinco siglos, con gran comunicatividad y escasa diversidad (fragmentación o degeneración).

El peso económico

Está por ver si la expansión demográfica del español se corresponde con su peso económico. La respuesta la da el estudio de Economía de la lengua, del profesor Juan Carlos Jiménez, de la Universidad de Alcalá de Henares, que se presentó en el seminario. «En términos económicos, la lengua tiene un alto valor añadido por su valor de cambio, valor de uso, destreza de comunicación social y elemento identitario», explicó Jiménez.

El informe indica que el idioma es un bien económico con mucho peso en sectores como el editorial, la educación, la industria papelera, la cultura, el ocio, los medios de comunicación y las Tecnologías de la Información. La lengua crea también externalidades de red, por lo que acrecienta su valor por el número y tamaño del grupo de hablantes. «Quien habla inglés o español, o quien habla los dos idiomas, tiene más oportunidades de negocio que quienes hablan idiomas minoritarios. El idioma tiene implicaciones económicas, en la valoración del factor trabajo (los idiomas son una inversión en capital humano), en el comercio mundial, y en la valoración de las políticas lingüísticas por la rentabilidad y los costes sociales que producen», explicó Jiménez.

Sumados los sectores que vertebra, «el español representaba el 15 por ciento del PIB nacional en el año 2004, equivalente a 125.000 millones de euros», añadió Jiménez. La lengua se puede cuantificar, valorar y medir, el problema es la falta de estudios y de literatura económica sobre el valor económico del español. «Lamentablemente no se puede ir más allá de grandes aproximaciones», concluye el estudio.

Por su parte, el profesor José Antonio Alonso, catedrático de Economía Aplicada y director del ICEI, afirmó que «sin la capacidad de comunicación que da la lengua no habría transacciones económicas, y sin ellas no habría vida económica. Pertenecer a una comunidad lingüística extensa en la que se realizan transacciones económicas relevantes, constituye una renta diferencial para los agentes económicos. La lengua aporta valor a todas las transacciones económicas. La lengua es la materia prima en la que se asienta una amplia colección de industrias».

Para Alonso, la lengua posee rasgos específicos como recurso económico: «es un bien sin costes de producción y con un manifiesto valor de uso. No se agota al ser usado, no es apropiable, es un bien de coste único de acceso que incrementa su valor cuantas más personas lo consumen».

Los economistas dan a la lengua el carácter de bien público. «Se asemeja a un bien público de club, al que sólo accede una parte de los agentes permitiendo un consumo no rival de aquellos que están dentro de la comunidad lingüística en cuestión», puntualiza Alonso. Además, la lengua no tiene economías de congestión (a más usuarios peor servicio) sino de adopción (a más usuarios más beneficios). Los beneficios de la pertenencia al club se centran en los costes de transacción y en los costes de internalización.

Extensión migratoria

El dominio, extensión territorial y carácter expansivo del español está fuertemente influido por las emigraciones internacionales, y a ellas está asociado el valor económico del idioma. El profesor Rodolfo Gutiérrez, catedrático de Sociología de la Universidad de Oviedo, analizó ese fenómeno. «La comunidad lingüística favorece las migraciones junto con los diferenciales de renta y las posibilidades de empleo», señaló. Dos fenómenos bien conocidos son los envíos de remesas y la fuga de cerebros, pero menos conocidos son los efectos económicos globales del fenómeno migratorio asociado a la lengua, muchos y variados, aunque no cuantificados. El profesor Gutiérrez aventuró que «las migraciones pueden jugar un papel fundamental en la probabilidad de que el español alcance la segunda posición entre las lenguas más habladas en el mundo».

Lo más llamativo es la explosión hispana en los Estados Unidos de América, convertida en la mayor minoría de la primera potencia económica mundial. María Jesús Criado, profesora de la Universidad Complutense y del Real Instituto Elcano, estimó en más de 735.000 millones de dólares el consumo de la población latina en 2005, más del triple de lo consumido en 1990. «Los latinos en Estados Unidos son ya la décima economía de mundo, por delante de México, Australia y Brasil», indicó Criado. La comunidad hispana en EEUU supondrá el 9 por ciento del poder adquisitivo del país, en el año 2010, según el Centro Selig de la Universidad de Georgia (www.selig.uga.edu/).

Según Criado, el peso de español en los Estados Unidos se basa en los 30 millones de residentes de habla hispana, el triple que hace 26 años. «Su crecimiento es exponencial gracias a la continua emigración del sur del continente, y las altas tasas de natalidad de la población hispana», puntualizó Criado. Sin embargo, la población hispana sufre obstáculos en la vida cotidiana, con amenazas a su crecimiento debido a la implantación de leyes declarativas del inglés como única lengua oficial, y a la supresión de subvenciones al español como segunda lengua en la enseñanza. De hecho, 26 estados estadounidenses consideran el inglés como único idioma oficial.

Pese a quien pese, los latinos tienen un claro futuro demográfico en Estados Unidos. Uno de cada siete residentes americanos es latino, y uno de cada cuatro lo será a mediados de este siglo, según la Unesco. Entonces, el censo total de latinos superará los 100 millones de personas en Estados Unidos, lo que la convertirá en una minoría mayor que la afro americana, la primera en la tradición histórica de ese país. El informe de la profesora Criado, advierte que «esta previsión, a lo mejor, se adelanta en el tiempo».

Estados Unidos será una nación global, multirracial y multicultural, no una matriz anglosajona heredera de la tradición europea. Más de la mitad de la población se compone ya de minorías en Tejas, California, Nuevo México y Hawai, y pronto esto sucederá en otros seis estados. La persistencia de la emigración de latinos hacia Estados Unidos asegura la presencia del español, y su peso en la cultura. «La afiliación al molde bicultural, y la extensión del español apuntan al mantenimiento de las identidades culturales», explicó la profesora Criado.

El Instituto Cervantes tiene en el mundo más de 14 millones de alumnos, lo que prueba la demanda del idioma. Brasil, China y Japón muestran un creciente interés por el español. Javier Nadal resume que «el desarrollo del español depende de que los principales actores sociales, en tarea colectiva, sean capaces de catapultarlo hasta la Sociedad de la Información. De elevar el Quijote al ciberespacio».

Artículo extraído del nº 69 de la revista en papel Telos

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