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El e-learning desde Universia


Por Pedro Pernias

El presente artículo describe la experiencia del proyecto de colaboración y formación educativa online UNIVERSIA, como atalaya desde la cual es posible conocer lo que las universidades iberoamericanas están haciendo en torno al aprendizaje electrónico. Asimismo, reflexiona acerca de las ventajas y problemas que implica escoger un modelo didáctico acorde con la idiosincrasia de cada institución de educación superior.

Universia es una atalaya desde la cual es posible conocer qué es lo que las universidades iberoamericanas están haciendo en torno al aprendizaje electrónico. Participan de este proyecto 845 universidades socias en once países: México, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Perú, Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Portugal y España.

Son muy pocas las universidades pertenecientes a Universia cuya orientación esté centrada exclusivamente en la enseñanza a distancia. Sin embargo, la gran mayoría de las asociadas tiene proyectos para convertir parte de sus programas formativos en sistemas de aprendizaje electrónico y algunas llevan ya bastantes años poniendo en práctica esos programas. Las razones de ello son muy variadas: van desde la necesidad de abaratar ciertos costes logísticos cuando se dispone de varios campus donde impartir docencia a la creencia de que esta modalidad de formación debe formar parte del estilo docente a desarrollar. De todas las razones, se destacan aquellas derivadas de la necesidad de explorar nuevas formas para seguir desempeñando las funciones que la universidad viene cumpliendo desde hace siglos, pero ahora ubicándose en la nueva Sociedad de la Información.

La universidad basa su función en la generación del conocimiento y en el libre intercambio de ideas entre aquellos que quieren acercarse a él. La existencia de nuevas formas de comunicación permite ampliar las posibilidades de este intercambio. Por ello, las instituciones de educación superior de todo el mundo abren los brazos a estas nuevas vías para realizar su trabajo y exploran sus posibilidades. Incluso aquellas universidades que no son consideradas «universidades a distancia» o «abiertas» también buscan la manera de llegar a sus alumnos aun cuando no estén en sus respectivos campus.

En Universia se ha intentado concentrar algo de la oferta formativa on line que las universidades tienen, y para ello se creó un espacio donde aquellas universidades que lo deseen pueden dar difusión a sus cursos, tanto si son de pago como si son gratuitos. El catálogo ha alcanzado con facilidad más de 2.500 cursos muy diferentes entre sí con sólo un 20 por ciento de las universidades presentes en él, lo que demuestra la enorme fuerza que tiene esta tendencia entre las universidades socias.

Cuatro ejemplos

Existen proyectos muy consolidados y que nos describen muy bien esta búsqueda de nuevos espacios docentes. No es objetivo de estas líneas el enumerarlos todos; sin embargo, podríamos señalar algunos como el de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que nació como universidad para cursar estudios a distancia por medios basados en el uso de las telecomunicaciones y que hoy, casi diez años después, es un modelo de excelencia que muchas otras universidades tratan de seguir. Esta es una universidad que nace con vocación totalmente “no presencial”, aunque sin renunciar a ninguno de los elementos que hacen fuertes a las instituciones universitarias como son la internacionalización y la investigación. La UOC genera una comunidad universitaria muy sólida y activa gracias a que la relación profesor-alumno es intensa y a que existen agentes dinamizadores de la relación como son los tutores. Su público es mayoritariamente el que desea estudiar una segunda carrera y no tiene la libertad de dedicarse completamente a los estudios haciendo vida en un campus por cercano que esté, aunque no se descarta en absoluto el estudiante joven que desea iniciar una primera carrera.

Otro proyecto que, además, habla de un “maridaje” especial entre la universidad presencial y la virtual es el servicio de Coordinación de Universidad Abierta y Educación a Distancia (CUAED) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Son miles los estudiantes que cursan estudios a través de este servicio que ofrece la UNAM, tanto de pregrado como de postgrado. La CUAED es el brazo on line de la UNAM y como tal se nutre del profesorado de la propia Universidad. Como casi todo en México, sus cifras son enormes en términos absolutos: en pregrado hay 135.000 alumnos en la enseñanza presencial y más de 7.000 en la enseñanza abierta (UNAM, 2004). Paralelamente a ello, aunque de manera complementaria, la UNAM desarrolla varios proyectos de bibliotecas digitales que dan servicio a su comunidad universitaria, tanto presencial como on line.

Campus Extens es un proyecto de la Universidad de las Islas Baleares que también es un modelo de referencia en el ámbito iberoamericano. Su filosofía nació de la necesidad de impartir la misma docencia en un archipiélago que imposibilitaba a los alumnos de las islas cercanas asistir con regularidad al campus de la Universidad. La docencia que se imparte a través de este proyecto es fundamentalmente de pregrado, aunque se pretende ir más allá al tratar de crear y mantener una comunidad universitaria mediante el uso de los centros remotos como núcleos de actividad cultural universitaria. Estos centros permiten un encuentro de naturaleza presencial entre los alumnos que asisten por videoconferencia a clases que se imparten en otro centro. Además, reciben visitas periódicas de sus profesores y utilizan de manera intensiva una herramienta de enseñanza on line como es el campus virtual.

También son de destacar los proyectos de colaboración interuniversitaria como el que llevan a cabo las universidades miembros del Grupo 9 (G9) o el de Intercampus. En el primer caso se trata de un grupo de universidades asociadas para la gestión de proyectos comunes de muchos tipos: administrativos y educativos. En estos momentos, son nueve universidades de diferentes Comunidades Autónomas españolas las que comparten un paquete cada vez mayor de asignaturas que los alumnos pueden cursar como créditos de libre configuración, es decir, añadidos de manera complementaria a los esenciales que necesitan cubrir para obtener sus respectivas titulaciones. Así, los alumnos acceden a una oferta mayor de estudios que la que tienen en su propia universidad. Esto les obliga a acceder a un entorno virtual de aprendizaje donde pueden seguir los estudios de manera remota.

En el segundo caso, son las ocho universidades públicas catalanas las que comparten un único catálogo de asignaturas también de libre configuración; hasta la fecha son más de 6.000 los alumnos que han cursado alguna asignatura bajo esta modalidad.

En ambos proyectos, la solución se basa esencialmente en el acceso de los alumnos a un único entorno virtual que les pone en contacto con sus profesores. Simultáneamente, existe una infraestructura de logística administrativa para hacer posible la matriculación, seguimiento y validación de los estudios por cada una de las universidades miembros del grupo.

Estos cuatro ejemplos tienen en común una cosa: todos ellos utilizan una tecnología concreta para que alumnos y profesores desempeñen sus tareas. Esta tecnología –el llamado “campus virtual” o, más recientemente, Learning Management Systems (LMS)– franquea el acceso a los agentes que intervienen en cada momento del proceso educativo y establece los puentes comunicativos pertinentes para que los profesores puedan disponer los elementos necesarios para que los alumnos aprendan.

Pero no existe un único campus virtual. Existen infinidad de soluciones informáticas para hacer esto mismo; lo que ocasiona no pocos quebraderos de cabeza a los responsables de los proyectos de cada institución. Podemos encontrar tanto LMS comerciales como soluciones gratuitas, bajo licencias GPL (General Public License) o de código abierto (open source). En cualquier caso, es frecuente ver a responsables universitarios abrumados por la necesidad de decantarse por una u otra herramienta. El proceso que se suele seguir comienza por la determinación del modelo educativo que la universidad tiene (o quiere tener) y el análisis de los distintos paquetes de software que hay en el mercado para encontrar el que más se ajusta al modelo propio.

Desgraciadamente las cosas no suelen ser tan simples. El problema principal sigue siendo el del desarrollo del propio modelo docente. Las realidades son tan heterogéneas y cambiantes que es difícil hacer una descripción muy específica de lo que se necesita. Y a esta problemática contribuye la pasión y el convencimiento con que se defienden las aplicaciones informáticas por parte de sus creadores o comercializadores creándose una ceremonia de la confusión de la que se sale con muchas dificultades.

Las soluciones que otros han encontrado para sus problemas pueden no ser adecuadas para los nuestros. Sin embargo, la presión por tomar una decisión es muy alta y se debe actuar rápidamente. No hay una solución fácil, es múltiple pero existe, y la prueba de su existencia está en esos proyectos de avanzada que muchísimas instituciones ya han desarrollado.

Los modelos didácticos

El otro problema al que se enfrentan las universidades es el de definir su propio modelo docente y trasladar éste al mundo de la enseñanza virtual. Este modelo, siendo eficaz y comparable a otros, ha de respetar la propia idiosincrasia de la universidad que lo alberga, de manera que se establezcan los rasgos diferenciales que hacen a las instituciones competitivas.

La gran mayoría de las universidades tiene como punto de partida el modelo presencial y no tiene en sus planes renunciar a él completamente. Las aventuras de universidades completamente on line basadas en un catálogo de cursos más o menos extensos sacados de aquí y de allá pero sin los elementos universitarios que dan carácter a estos estudios no han tenido un buen fin.

Las iniciativas on line más exitosas siempre han tenido como elemento de base un alto nivel de experiencia en la enseñanza presencial o a distancia. Así, la Universidad de Phoenix con su Universidad On Line es un ejemplo de adaptación progresiva que está dando sus resultados y es considerada como una de las mejores empresas de Internet de Estados Unidos, que es como decir del mundo… aunque cada vez lo tienen más difícil ya que advierten que la competencia en este sector es durísima al aparecer universidades tradicionales con altísimos niveles de calidad en el panorama de las instituciones que ofertan postgrados on line.

Los campus universitarios suelen ser unas instalaciones magníficas en las que las administraciones públicas y/o privadas han puesto muchísimo esfuerzo y no se desea reemplazarlas por un ciberespacio intangible por muchas promesas que la tecnología haga sobre él. Los modelos universitarios –aquí se emplea el plural ya que en una misma universidad pueden coexistir varios– tienen en cuenta esto y el gran poder cautivador que tienen los campus universitarios como generadores de personalidad y comunidad. Por ello, la gran mayoría busca mezclar la presencialidad en sus instalaciones con el uso de LMS para completar y hasta guiar los procesos educativos. Las proporciones de la mezcla presencial-virtual son variadísimas, no sólo por la cantidad de horas que se dedican a cada parte sino por el tipo de tareas que se realizan en cada una de ellas.

El reto del Espacio Europeo de Educación Superior

Las universidades españolas y portuguesas se enfrentan, además, a un nuevo reto. Desde hace algunos años, las universidades europeas establecieron un objetivo común: la conformación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Esto significa que todas las universidades de los países miembros de la Unión Europea deben trabajar en un modelo de educación único y homologable. Esta convergencia obliga a una readaptación de los aspectos administrativos, metodológicos y tecnológicos de los estudios que las universidades imparten. Es un reto fundamental y que tiene fecha de ejecución: el año 2010 marcará el nacimiento de este espacio y quedarse fuera de él implicaría una enorme pérdida de competitividad que nadie desea.

Para las universidades iberoamericanas, este Espacio Común, también marca un anhelo similar: el Espacio de Educación Superior Iberoamericano. Por ello, no es de extrañar que la observación del caso español y portugués sea minuciosa.

El cambio de modelo universitario implica establecer nuevos medios de encuentro entre alumnos y profesores que vayan más allá de lo que sucede en las aulas. La tecnología se considera un elemento fundamental para conducir estos encuentros y la experiencia de las universidades en el blended learning va a ser fundamental. Esto explica que los proyectos de e-learning estén íntimamente relacionados con los programas de convergencia de las distintas universidades.

Lo próximo

El futuro que se avecina resulta muy interesante: las universidades tienden a encontrarse mediante el uso del e-learning, los modelos didácticos tienden a ampliarse y robustecerse mediante el uso de esta tecnología y están apareciendo nuevos agentes que enriquecen mucho esta situación.

Se ha dicho hasta la saciedad que el principal problema de la virtualización de las universidades no era la tecnología, sino los contenidos. Éstos deben ser considerados no sólo como documentos que van pasando de manos, sino como recursos educativos, documentos y servicios que interactúan con los alumnos y que tienen una dinámica de manejo orientada hacia el aprendizaje.

Dos movimientos o tendencias están señalando el rumbo a seguir:

– Por un lado, la iniciativa de Google acerca de la digitalización e indexación de los recursos de las principales bibliotecas (incluyendo, claro está, a las de las principales universidades) parece ir encaminada a hacer más accesible el uso de estos materiales. No hay duda que la biblioteca es uno de los pilares sobre los que se sujeta la universidad y Google quiere abrir sus puertas. En Europa hay una respuesta a este intento que apunta en la misma dirección y ya hay algunos pequeños avances en la coordinación de esta idea en el viejo continente.

Un precedente de estos proyectos fue la iniciativa de la Universidad de Alicante cuando creó la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. En aquella ocasión también se trataba de digitalizar y poner al alcance de todos textos clásicos guardados en bibliotecas que fueran susceptibles legalmente de poder hacerlo. Ya posee más de 18.000 registros accesibles desde todo el mundo. También hoy, gracias a la maravilla de la Red, sus documentos y otros, más de 900.000, son accesibles como objetos de aprendizaje en la biblioteca de recursos de aprendizaje de Universia.

– Por otro lado, otra universidad norteamericana marcó el camino a seguir: el Instituto Tecnológico de Massachussets –con el que también Universia colabora– propuso, en el año 2000, que los materiales docentes que los profesores usan en sus clases estuviesen publicados en Internet de manera abierta y gratuita. Hoy hay 900 cursos expuestos y unos 90 de ellos han sido traducidos al castellano y al portugués por Universia. Este proyecto, denominado OpenCourseWare se ha extendido ahora por todo el mundo. Hoy son muchas las universidades que ya tienen este proyecto en marcha o lo están empezando. Quince de ellas son de la Península Ibérica.

Esta iniciativa de una universidad se ha transformado en un movimiento global: las universidades abren sus puertas para que quien quiera observe lo que pasa intramuros. Los materiales de los profesores universitarios están a disposición de sus colegas para lo que crean conveniente… Definitivamente, el e-learning está siendo algo más que cursos on line…

Sitios web

http://cursos.universia.net

www.uoc.edu

www.cuaed.unam.mx

http://campusextens.uib.es:2200/portal/index.html

www.uni-g9.net/portal/index.jsp

www.catcampus.org/intercampus/index.html

http://welcome.phoenix.edu/online/default.aspx

http://eees.universia.es

http://print.google.com

www.cervantesvirtual.com

http://biblioteca.universia.net

http://ocw.mit.edu

http://mit.ocw.universia.net

Artículo extraído del nº 67 de la revista en papel Telos

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