Este artículo pretende realizar una breve aproximación histórica de la educación a distancia y su transición al e-learning y compartir las implicaciones de esta modalidad desde el punto de vista de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Los inicios de la educación a distancia se remontan, según las evidencias encontradas en la Gaceta de Boston, al año 1728 (Padula, 2003) cuando se tiene constancia de un ofrecimiento de envío de material de autoinstrucción a los interesados a través del correo postal, con la posibilidad de contar con tutorías por este mismo medio.

La industrialización del siglo XIX y la demanda de obra cualificada después de la Segunda Guerra Mundial favorecieron el surgimiento de ofertas formales de educación abierta, que coincide con la inclusión de la modalidad a distancia en instituciones universitarias. Paralelamente, hay un fuerte impulso comercial de recursos didácticos para cubrir una demanda educativa en zonas de difícil cobertura. Los estudios por correspondencia como opción de aprendizaje tendieron con el tiempo a ser subvalorados. Afortunadamente, el trabajo serio de algunas universidades y los resultados de experiencias positivas repitiéndose en diferentes continentes logran que la modalidad perdure y se conjunte con el desarrollo e incorporación de tecnologías vinculadas a la telefonía, la radio y la televisión. Esta fase, denominada multimedial por el hecho de que los programas a distancia empiezan a complementar el material impreso con audio y/o vídeo, obligó a la profesionalización de los equipos y a la adopción del modelo industrial de producción, dando pauta a una siguiente generación impactada por la explosión tecnológica y en la que se integran las telecomunicaciones con otros medios educativos a través de la informática.

La computadora se convierte en un multimedia interactivo en sí misma, al sintetizar e integrar en sus programas texto, imágenes, sonidos y animación. La llegada de Internet y el correo electrónico dan nuevo significado y poder a la educación a distancia generando la posibilidad de enseñar y aprender a través de la Red.

Se puede concluir, en este brevísimo recorrido a través de la historia de esta modalidad, que el encuentro entre la estrecha y beneficiosa relación entre la educación a distancia y la tecnología debe estar en todos los casos al servicio de un proyecto educativo y que, por ende, depende de él y a él remite (Taylor, 2001, en Mena, Rodríguez y Díez, 2005). De esta manera pueden evitarse disonancias frecuentes, tales como:

– Asimilar como sinónimos educación a distancia y uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación.

– Reducir la complejidad y redefinir una propuesta formativa a la selección de medios.

– Adoptar una visión simplificada de la elaboración de un proyecto de educación a distancia, asumiendo una mirada tecnológica.

Concepto de e-learning

No es fácil definir qué es e-learning, pues existen tantas definiciones como personas escriben sobre él. Se asumirá el concepto brindado por Romiszowski (2004) quien realiza una investigación del término e-learning, consultando cien artículos de la especialidad. Y de entre ellos, sólo la mitad de esos artículos define el concepto; de éstos encontró veinte aproximaciones conceptuales diferentes, por lo que integra y propone una definición más estructurada y ofrece algunos ejemplos representativos.

Su definición sugiere que el e-learning puede ser una instancia individual y/o una actividad grupal colaborativa que puede emplear dos modos de comunicación: síncrona y asíncrona, y considera al que aprende como aquel que se comunica con una fuente de información distante, en tiempo real o en cualquier momento (ver gráfico ( 1)).

El surgimiento del e-learning

Como se vio anteriormente, la definición tradicional de la educación a la distancia se ha ido erosionando lentamente, mientras que los nuevos progresos tecnológicos desafían a los educadores a reconceptualizar la idea de enseñar y de aprender

KnowledgeNet identifica cuatro grandes periodos en la historia del e-learning en el contexto de la educación no formal.

Era de la capacitación orientada en el instructor (previo a 1983)

Antes de que las computadoras fuesen ampliamente usadas, el método más empleado era la capacitación presencial dada por el instructor. Esto permitía a los estudiantes salirse de sus ambientes laborales para trasladarse e interactuar con el instructor y sus compañeros. Sin embargo, esto significaba costes y bajas durante horarios laborales, haciendo que los proveedores de capacitación estuviesen constantemente buscando una mejor forma de capacitación.

Era de la Multimedia (1984-1993)

Los avances tecnológicos de este periodo se materializan por medios informáticos como: el programa Windows para PC, los equipos Macintosh, CD-ROM, etc. En un intento por hacer más transportables y visualmente atractivos los cursos basados en computador, éstos fueron entregados vía CD-ROM. La disponibilidad en cualquier momento y en cualquier lugar proporcionó ahorros en tiempo y coste que la anterior era no podía y ayudó a reformar la industria de la capacitación. A pesar de estos beneficios, los cursos en CD-ROM presentaron fallos en la interacción con el instructor y en presentaciones dinámicas, haciendo las experiencias lentas y menos atractivas para los estudiantes.

Primera ola del e-learning (1994-1999)

Al evolucionar la Web, los proveedores de capacitación empezaron a explorar cómo estas nuevas tecnologías podrían mejorar la capacitación. El advenimiento del correo electrónico, web browsers, HTML, media players, audio/vídeo de baja fidelidad y simple Java empezaron a cambiar la cara de la capacitación multimedial. La tutoría vía e-mail, intranet CBT con textos y gráficos simples y capacitación basada en web empezaron a emerger.

Segunda ola del e-learning (2000-2005)

Avances tecnológicos, incluyendo aplicación de red Java/IP, acceso a anchos de banda y diseños avanzados de sitios web están revolucionando la industria de la capacitación.

Los autores de este artículo consideran que una tercera ola del e-learning (2005-2010) será de disonancia. La dependencia de los desarrollos tecnológicos prevalece sobre los avances en el conocimiento del aprendizaje, a pesar que las neurociencias están en auge actualmente y por otra parte, si bien la investigación en educación a distancia se ha orientado últimamente al aprendizaje, más que a la tecnología, aún persiste en el área poca evidencia de los resultados asociados al aprendizaje y predominan estudios de casos, con experiencias exitosas aisladas y limitadas en su replicación.

Implicaciones desde el punto de vista de los procesos de enseñanza y aprendizaje

Wilson (2002) ofrece un repaso de tendencias relacionadas con la educación a distancia y tecnologías del aprendizaje. Adoptamos y adaptamos aquellos presentes en el contexto latinoamericano, reconociendo la influencia de la perspectiva estadounidense del e-learning.

Tecnologización de los sistemas educativos
– Competencias estandarizadas
– Evaluación de los sistemas y rendición de cuentas
– Alineación a resultados, evaluaciones y métodos
– Búsqueda de eficiencia
– Profesionalización del rol docente

Enfoque centrado en el que aprende
– Perspectiva constructivista del aprendizaje

Paradigma cambiante del diseño instruccional
– Taxonomías estandarizadas para resultados de aprendizaje y estrategias instruccionales
– Automatización del diseño instruccional
Authoring tools (plataformas) más flexibles y adaptables
– Diseños más modulares y reutilizables

Conectividad Global
– Avances en Tecnologías de la Información y la Comunicación
– La Web como fuerza democratizadora, emancipatoria, poderosa
– Recurso abierto
– Auto-publicación y conocimiento compartido
Networking
– Aprendizaje autorregulado y grupos de apoyo al desempeño

Mitos y realidades del e-learning

La fascinación por la tecnología ha dado como resultado un amplio número de mitos respecto al e-learning. Si a eso se agrega que la industria del marketing desarrolla o refuerza muchos de estos mitos, se obtiene que muchos de los usuarios de esta modalidad sobreestiman los logros que pueden alcanzar ocasionando posteriormente decepciones y frustraciones. A modo de ejemplificación, se seleccionan algunos de los principales mitos señalados por Gill (2003).

Mito 1: «Los cursos presenciales pueden transferirse al Web sin pérdida de su potencial de enseñanza».
Realidad: El e-learning no ha revolucionado la enseñanza, es sólo un método instruccional entre muchos, que pretenden el logro de algunos objetivos instruccionales.

Mito 2: «Los cursos de e-learning son tan buenos o mejores que los cursos presenciales».
Realidad: Poner un curso en la Web o en CD-ROM no asegura un mejoramiento del desempeño.

Mito 3: «Todos aprenden en un ambiente de e-learning».
Realidad: Todos aprenden de diferentes maneras.

Mito 4: «Los cursos de e-learning son más baratos de impartir que la educación en el aula».
Realidad: El e-learning no es una alternativa de bajo coste, especialmente si no está alineada con las metas estratégicas de una organización.

Mito 5: «Tener una amplia selección de cursos de donde escoger es una ventaja».
Realidad: La selección no asegura calidad, relevancia e impacto.

Mito 6: «Trabajar y aprender son actividades separadas».
Realidad: Trabajar y aprender son lo mismo. Trabajar es aprender y aprender es trabajar.

Como complemento, y siguiendo esta misma línea, López y Leal (2002) argumentan que:

Mito 7: «Los formadores prefieren el e-learning porque permite aproximar el aprendizaje al puesto de trabajo, porque se aprende más que en el aprendizaje tradicional, porque permite propuestas formativas muy flexibles».
Realidad: No todas las personas tienen puestos de trabajo con anchos de banda aceptables. Hay cursos presenciales bien diseñados y con buenas estrategias que consiguen resultados superiores a la formación e-learning.

Mito 8: «Los formadores prefieren el e-learning porque permite adaptar la formación a los diferentes estilos de aprendizaje».
Realidad: Esto no depende de la tecnología empleada, sino del diseño de las actividades formativas.

Mito 9: «Los participantes prefieren el e-learning porque permite la formación en cualquier lugar, en cualquier momento y porque es interactiva».
Realidad: La supuesta disponibilidad del e-learning sólo será posible si se dispone de todos los recursos tecnológicos para ello.

Mito 10: «En un futuro no muy lejano toda la información será con la modalidad de e-learning»
Realidad: Los datos del crecimiento de la industria del e-learning no sustentan esta predicción.

Conclusiones

Según la OCDE (2001), los avances tecnológicos y de la comunicación mantendrán la promesa para una nueva generación de los usos de la Red que pueden proporcionar saltos cualitativos más allá de lo que es posible hoy con Internet. Seguramente esto tendrá un amplio impacto sobre los procesos de e-enseñanza y e-aprendizaje.

Mientras tanto, en este inter, habrá que considerar las experiencias exitosas, analizarlas y adaptarlas a nuestro entorno particular. Se coincide con el profesor Uribarri (2004) cuando hace referencia a los elementos clave que deben contener los programas de e-learning:

1) La presencia del profesor como guía y parte clave del programa.

2) La utilización de herramientas de comunicación –principalmente foros de discusión– donde se desarrolla la interacción del profesor con los alumnos y de éstos entre sí.

3) Grupos de alumnos reducidos –entre 20 y 35– que permitan el trabajo y un gran intercambio de experiencias.

4) Planificación detallada de actividades que tengan muy en cuenta la carga de trabajo que el grupo de estudiantes puede soportar. Este aspecto es crucial, ya que el flujo de trabajo en el programa debe encajar bien en el día a día de los participantes.

5) Contenidos multimedia que permitan formas de aprender distintas. No todos aprenden igual, por eso un buen contenido debe permitir distintos itinerarios de asimilación.

6) La combinación de módulos on line con partes presenciales (el formato blended) supone una muy buena fórmula para el éxito en el aprendizaje.

Sin embargo, no habrá que perder de vista que bajo los posibles escenarios que vengan y/o se desprendan de estas recomendaciones, nuevamente las expectativas generadas por intereses económicos y extra-académicos harán que la panacea de solucionar viejos problemas educativos queden en ilusiones y desilusiones, en nuevos encuentros y desencuentros ente la teoría y la práctica del e-learning…

Referencias bibliográficas

GILL, S.: «Myths and reality of e-Learning», Educational Technology, January/February, 2003, págs. 20-24

KNOWLEDGENET (s/f). History of E-learning. Consultado el 12 de septiembre 2005 en http://www.knowledgenet.com/corporateinformation/ourhistory/history.jsp

LEE, Y., DRISCOLL, M. y NELSON, D.: «The past, present and future of research in distance education: results of a content analysis», The American Journal of Distance Education, 18 (4), 2004, págs. 225-241.

LÓPEZ, J. y LEAL, I.: Cómo aprender en la sociedad del conocimiento, Barcelona, EPISE, 2002.

MENA, RODRÍGUEZ, DÍEZ: El diseño de proyectos de educación a distancia, Buenos Aires, Stella / La Crujía, 2005.

MCISAAC, M. S. y GUNAWARDENA, C. N.: Distance Education. In D.H. Jonassen, ed. Handbook of research for educational communications and technology: a project of the Association for Educational Communications and Technology. 403-437. New York, Simon & Schuster Macmillan, 1996.

CENTRE FOR EDUCATIONAL RESEARCH AND INNOVATION: E-learning: the partnership challenge, París, OECD, 2001.

PADUA, J. E.: Una introducción a la educación a distancia, Buenos Aires, FCE, 2003.

ROMISZOWSKI, A.: «How´s the e-learning baby? Factors leading to success or failure of an educational technology innovation», Educational Technology, January-February 5-27, 2004.

ROSENBERG, M.: E-learning: estrategias para transmitir conocimiento en la era digital, Bogotá, McGraw Hill, 2001.

SLOMAN, M.: E-learning revolution: How technology is driving a new training paradigm, New York, American Management Association, 2002.

URIBARRI, J.:«El e-learning en la formación de directivos», El País, Madrid, 2004

WILSON, B.: Trends and futures of education: Implications for distance education. The Quarterly Review of Distance Education, Vol. 3(1), 2002, págs. 91-103.

Artículo extraído del nº 67 de la revista en papel Telos

Ir al número Ir al número


Avatar

Ximena Barrientos Parra

Avatar

Guillermo Villaseñor Sánchez