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Género y prensa: Ausencias más que desencuentros


Por Marina Díaz López

Editorial Los Libros de la Frontera. VV.AA. Juana Gallego (dir.). La prensa por dentro. Producción informativa y transmisión de estereotipos de género
Barcelona, 2002

Los trabajos sobre los problemas de género en los distintos foros de nuestra sociedad, y sobre sus distintos lugares, organismos y estructuras, siguen siendo una novedad, extrañamente aludida, en el mundo que ellos mismos vienen a denunciar y a modificar. Tan específica y rotunda es esta afirmación que toda lectura sobre estas investigaciones debe vérselas, de manera ineludible, con la epistemología. Sin duda alguna, la consideración que merece trabajar sobre estos temas en España, como en todo lugar, implica asumir una posición filosófica que ponga en duda la ideología dominante de nuestras sociedades, las mentalidades implícitas en ellas y los modos en los que la política afirma o niega formas de pensamiento y de ética distintas, reformadoras o revolucionarias, como son las que desvelan los trabajos sobre “género”. En este sentido, las inevitables presentaciones del estado teórico y discursivo de la cuestión, que legitima un campo de conocimiento tan reciente, así como las explicitaciones y alusiones a una serie de conceptos, que evidencian el androcentrismo de los discursos y de las formas de organización y poder, no hacen más que evidenciar los primeros años de una producción de pensamiento cuya presencia en el mundo profesional y académico es demasiado tímida todavía.

El libro que aquí se comenta parte determinado por este punto, para afanarse en trabajar sobre los hechos y asumir un ámbito preferente de construcción de conocimiento en un espacio, precisamente, natural para la construcción del conocimiento mismo. Y hace esto de dos maneras: 1) Trabajando sobre la prensa. En cierto modo, no se puede olvidar que el mundo de los media cataloga, procesa y hace historia de manera ejemplar nuestra cotidianidad y nuestra actualidad de forma que la producción informativa, uno de los ejes del libro, asume partir del ojo del huracán epistemológico en el debate del estudio de género. 2) Trabajando sobre los estereotipos. Fue precisamente en este ámbito, en el estudio de los medios que identifican la producción y difusión de la cultura en el siglo XX, donde nació de manera rotunda en el sector académico la corriente feminista y de estudio sobre el “género”, que trató de formular los problemas (y eventualmente, las soluciones) de reivindicar nuevas formas identitarias de conocimiento y expresión. Este paso se inició con el trabajo de la construcción de representaciones e imágenes de la mujer para pasar a pensar el valor simbólico, social y de recepción de las mismas. El estudio de los “estereotipos” es un elemento más de toda esta tradición.

Por tanto, el libro que coordina Juana Gallego se alinea con estas pretensiones para realizar un trabajo de campo cuyas deudas con la antropología y la sociología dan enorme valor a su proyecto de comprobar cómo los estereotipos se deslizan tras los mecanismos y procesos de producción informativa. Para cumplir este ambicioso objetivo se realizó un trabajo colectivo y de campo, que asumió la triangulación como medio de disminuir en lo posible un enfoque matizado por el estudio social, y que incluyó cuatro periódicos importantes (El País, La Vanguardia, El Periódico de Catalunya y Avui) y una agencia de noticias (EFE, en su delegación de Barcelona). Tanto el amparo bajo los parabienes de la “descripción densa” auspiciada por Clifford Geertz, como los recaudos que impone la herméutica posmoderna permiten disfrutar de un relato cabal, y gratamente literario, de la cotidianidad laboral en estos periódicos y de su trabajo con las previsiones, que imponen una construcción informativa de la realidad que orilla enfáticamente la posibilidad de trabajar el género, como un medio de reestablecer distintas formas y fondos de descripción y construcción de la realidad.

Ausencia de malicia: implicación política

Resulta muy interesante comprobar cómo las autoras son reticentes a argumentar desde el énfasis de la política la poca visibilidad que la información sobre el “género” asoma en la prensa. Desde el principio se defiende la necesidad de despojar al término, y por extensión al concepto, de toda connotación de esta clase, muy a pesar de su comparecencia en estos términos en el quehacer de aquellas pocas personas que pueden llegar a pensar en la pertinencia de su uso en secciones, noticias y firmas de los periódicos aludidos. Piénsese en la dicotomía política que implica el concepto de “género”; al ser asumido evidencia una postura “sensibilizada” y/o “feminista” que parece tildarse como poco profesional en este ámbito; pero cuando es rechazado, afirma una actitud como “creyente en la igualdad” y, por tanto, rechaza radicalmente las posturas sobre la pertinencia de trabajar sobre el “género”.

Es evidente que desde la famosa afirmación defendida por el primer feminismo de que «todo lo personal es político» la concomitancia de los dos mundos, género y política, ha emborronado las posibilidades cientifistas de tratar de dotar al primero simplemente de una referencia colectiva que asume una identidad, y por extensión, una cultura. La propensión de las investigaciones de los distintos grupos que, en nuestro país, trabajan sobre género y media en dar recomendaciones, como también hace este libro [por citar ejemplos señeros, Concha Fagoaga y Petra María Secanella, Umbral de la presencia de las mujeres en la prensa española (1984) o Marta Bach, Elvira Altés et al., El sexo de la noticia. Reflexiones sobre el género en la información y recomendaciones de estilo (2000)] establece claramente la tendencia a transformar la realidad que componen todas estas iniciativas. Y esto de ninguna manera debe acomplejar la posición metodológica y teórica que los secunda como trabajos de investigación.

La prensa por dentro llega a este punto al final, después de haber recorrido un sutil análisis de las estructuras y organización del poder y el trabajo en las redacciones, de explicitar los contenidos y mentalidades de la cultura periodística, de desvelar los componentes socioculturales que anidan en los mecanismos lingüísticos y comportamentales de los periodistas y, sobre todo, de establecer una relación explícita entre la previsión de noticias y su presencia cotidiana en las páginas, así como la evaluación de la mínima presencia del género a pesar del buen porcentaje de confirmaciones que desvela el trabajo con las previsiones. Precisamente realiza el trabajo inverso que, epistemológicamente, hace la prensa diaria: desde la evidencia inductiva de la observación conjunta logra conformar, y criticar, una realidad que pretende hacer visible y denunciar.

Lugares comunes: consigna y rito

Por último, la producción de los estereotipos, que pueblan nuestra concepción de la realidad, que conforma el periodismo queda reducida, en el libro, a la deconstrucción que todo el trabajo de campo y su análisis presentan. Se resume en presentar cómo se perpetúan los lugares comunes porque no hay oportunidad política ni estructural para formas nuevas de epistemología y de pensamiento social. Aunque el camino recorrido es mucho y todo indica que el trabajo sobre contenidos estará apuntalado con aproximaciones como el de La prensa por dentro, se echa de menos establecer una exposición más amplia de los contenidos de las distintas secciones que tan prolijamente se han presentado y estudiado en su estructura y funcionamiento.

Sin embargo, la dicotomía entre las secciones conocidas como “duras” y “blandas” en la cultura periodística evidencia precisamente toda la negativa a asumir los problemas de “género” si no como algo serio, sí como algo importante. Los problemas de socialización y de legitimación que viven los periodistas quedan expresos en el seguimiento que hacen las autoras, donde también se echa en falta una presentación más extensa sobre la recepción directa que debió suponer su trabajo empírico y que, a buen seguro, revelará el documento maestro de donde se ha elaborado el libro.

Pero estos dos flecos que no formaban parte, evidentemente, del objetivo que se propone el proyecto no merman el indudable valor de este trabajo. La pulcritud de su metodología, que categoriza su objeto y que evidencia estadísticamente sus resultados, así como su discurso explicativo y preciso resultan una delicia para todo aquel que quiera acercarse a las estructuras de información que se nos ofrecen cotidianamente y al, desgraciadamente, enorme abismo que nos separa de abrir las formas de acometer nuevas perspectivas epistemológicas y sociales de decodificar la realidad. Que el “género” siga considerándose una Weltanschaung minoritaria demuestra a las claras lo lejano que parece poder abrir la constelación de valores masculina sobre la que giran nuestras sociedades. Tal y como expresan las autoras (páginas 419-420): «Para mayor claridad, digamos que no abogamos por la inclusión de un epígrafe que recoja las cuestiones de género, sino por la incorporación de un principio que ha de recorrer transversalmente todos los ámbitos, secciones, temas y formatos. Los medios se ufanan en destacar su responsabilidad social. Por mor de esa responsabilidad, proponemos una serie de alternativas posibles al estado de cosas actual».

Artículo extraído del nº 55 de la revista en papel Telos

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