Editorial Taurus. José Vidal Beneyto (dir.). La ventana global Madrid, 2002 |
Organizado en cuatro partes, La ventana global asume el reto del análisis crítico y coral, con pretensión holística, de los desplazamientos que provoca la diseminación y el tratamiento de la información y la comunicación en un mundo globalizado. Veintiún autores de dieciocho capítulos (además del introductorio a cargo del compilador) contribuyen, con miradas disímiles, a completar una obra plural que se inscribe en iniciativas conjuntas de la UNESCO, la Comisión Europea y el Consorcio de la Ciudad de Santiago de Compostela.
Académicos e investigadores connotados, como Armand Mattelart, Colin Sparks, Philippe Quéau, Theodore Glasser, Dominique Wolton, Peter Dahlgren, Roberto Grandi o Robert McChesney, abordan cuestiones tan medulares como las premisas ideológicas que son el fundamento de la sociedad informacional; las implicaciones de las tecnologías de comunicación en red en la lectura habermassiana de la esfera pública; la problematización de la ética en la regulación internacional de las comunicaciones; y la concentración y el comportamiento oligopólico de los principales actores de un sistema global de industrias culturales.
Vidal Beneyto es consciente del desafío que asumió al organizar el trabajo (que incluyó el debate de los textos originales en un seminario previo a la edición del libro): «construir un conjunto modalmente homogéneo, sin rupturas ni discontinuidades pero también sin inútiles reiteraciones ni redichos». A la luz de la publicación, el objetivo parece logrado: La ventana global puede leerse de modo secuencial, como unidad, pero también puede ser examinada por temas y autores, de manera separada, no por eso menos provechosa para la elucidación de las tensiones que suscitan los actuales cambios sociales y comunicacionales.
Cuatro partes de un todo
Los capítulos del libro están organizados en cuatro partes:
1. El ciberespacio: Hans Kleinsteuber, en un registro sociocultural, retrata el desplazamiento de procesos comunicacionales al ciberespacio; Armand Mattelart realiza un estudio genealógico del concepto de Sociedad de la Información; Colin Sparks analiza el impacto de Internet en los medios de comunicación tradicionales; José Paquete de Oliveira, José Barreiros y Gustavo Leitao Cardoso enfocan, con una dosis de optimismo que contrasta con la mirada de muchos de los otros autores, las potencialidades de la democracia electrónica; y Dominique Wolton retoma la perspectiva de Mattelart al examinar a Internet en su doble faceta de instrumento económico y proyecto político.
2. La esfera pública mundial: Tatsuro Hanada elucida el concepto de esfera pública en el contexto de interconexión planetaria; Peter Dahlgren destaca las oportunidades que Internet brinda a la recreación de las prácticas periodísticas; Enrique Bustamante fundamenta la relación entre servicio público y Estado de Bienestar, señalando que el desmontaje de ambas categorías se asocia a las políticas de desregulación y liberalización; Philippe Quéau propone una taxonomía para los servicios públicos mundiales, utilizables por todos, en el contexto de la sociedad informacional; y Roberto Grandi analiza los replanteamientos que necesariamente se producen en el derecho a la información en la era digital.
3. El universo mediático: características y regulación: Robert McChesney describe la conformación de un sistema global info-comunicacional inspirado en una lógica comercial que conduce al funcionamiento de mercados oligopólicos; Lance Bennett examina la paradoja por la que los mercados exclusivamente guiados por el afán de lucro corrompen la información pública y esboza propuestas para reinventar la comunicación pública; Clifford Christians descubre nuevos dilemas éticos en el marco de la concentración de los medios; y Theodore Glasser investiga las estrategias de autorregulación en el periodismo incluyendo una crítica de sus valores a partir de la lectura histórica y de los aportes de la economía política de la comunicación.
4. Los medios de comunicación y la realidad: Juan Menor analiza la crisis de la televisión en relación con el principio de producción de realidad inherente al medio, que asume señas programáticas diferentes a las que le dieron origen; Daya Kishan Thussu asocia la cobertura massmediática de guerras y conflictos con su utilización política y el consecuente perjuicio para el ejercicio de la información; Jean Marie Charron indaga en las fronteras cambiantes del control judicial a la comunicación y las tensiones que dichos cambios generan, entre los que cita el impacto en la imagen de la Justicia; y Emili Prado, en el marco de la redefinición del servicio público postulada por Bustamante, explora en la constitución de nuevos géneros híbridos de un discurso televisivo tutelado por el info-show y cada vez más supeditado a la lógica del beneficio y de la maximización de audiencias.
La variedad de temas y cuestiones es un síntoma del tipo de abordaje propuesto y del título mismo de un libro que reclama lecturas múltiples. En particular, los textos de Kleinsteuber, Mattelart, Hanada, Wolton, Bustamante y McChesney brindan un marco conceptual consistente (tanto por la solidez de cada uno de esos capítulos como por las articulaciones entre ellos) que aporta a la comprensión de la desigualdad manifiesta en las dimensiones estructurales, políticas, económicas y sociales de la llamada Sociedad de la Información.
«Los discursos apologéticos sobre la era de la sociedad global de la información vacían de su memoria conflictiva al movimiento multisecular de la integración mundial: por consiguiente, lo despojan de sus desafíos actuales. Este es el punto muerto de la fase en que se cimienta la construcción del imaginario de la modernidad universalista», advierte Mattelart.
Esos desafíos que Mattelart enuncia tienen carácter planetario y son surcados por el conflicto. No obstante este objeto de interrogación, diecinueve de los veintiún autores de La ventana global son europeos y norteamericanos. Dos asiáticos (un japonés y un hindú que trabaja en el Reino Unido) completan una selección de especialistas que, en virtud de la pretensión global de su cometido analítico, convoca a la interrogación acerca de la ausencia de expertos latinoamericanos, africanos y asiáticos. La globalización, como síntesis de procesos abordados en buena parte de los aportes del libro, ¿no reclama también el examen desde las vastas orillas periféricas al opulento Primer Mundo?
Artículo extraído del nº 54 de la revista en papel Telos