N
Nicholas Garnham y la Escuela de Westminster


Nicholas Garnham, profesor de estudios de medios en la Universidad de Westminster, fundador y editor de la revista Media Culture & Society y autor de textos claves para el estudio crítico sobre medios de comunicación, se retiró este año de la actividad académica. Por esta razón, el Centro de Estudios de Comunicación e Información de su universidad organizó una conferencia en reconocimiento a su prestigiosa trayectoria, “Capitalismo y Comunicación en el siglo XXI”, que reunió a especialistas internacionales en economía política de los medios, quienes se plantearon interrogantes claves del presente y el futuro de los medios y de la sociedad.

El acto de homenaje a Garnham, celebrado en Londres el pasado mes de junio, estuvo enmarcado desde un principio en un clima de reconocimiento. Su último libro, Emancipation, the Media, and Modernity (Oxford University Press, 2000), varias veces elogiado durante este acto de homenaje, no deja dudas de la importancia y vigencia del trabajo de este investigador.

Durante el plenario inaugural del evento, el profesor James Curran (Goldsmiths College) sintetizó su trayectoria destacando su importancia en la creación de una nueva escuela de pensamiento en estudios de medios de comunicación, que bautizó como “Escuela de Westminster”. Un grupo de académicos, entre los que se encontraban Garnham, Colin Sparks, Paddy Scannell y el mismo Curran, se nucleó en Londres, hacia 1975, en el entonces Politechnic of Central London (hoy transformado en la Universidad de Westminster) con el objetivo inicial de establecer un curso de grado en estudios de medios.

Con Garnham como padre fundador, el grupo comenzó a investigar la relación entre las estructuras políticas y económicas de la sociedad y los medios dentro de un campo de investigación crítica que hoy se define como economía política de la comunicación. Este trabajo también incentivó la investigación empírica y crítica dentro del campo. En palabras de Paddy Scannell, “el objetivo fue desarrollar nuevos conocimientos y conceptos desde una posición que considera a los medios de comunicación como un objeto de estudio académico en sí mismo alrededor del cual pensar. Un lugar desde el que se piensa en la comunicación utilizando principalmente el conocimiento aplicado que luego se une al conocimiento teórico”. Esta postura académica sitúa al investigador en un punto desde el cual le es posible observar el cruce de factores que inciden en los medios, un lugar de pensamiento no conformista ni determinista fundamental en el estudio actual sobre las industrias creativas y los multimedia.

La conferencia contó con una fuerte presencia académica del mundo anglosajón. Sin olvidar la asistencia de investigadores de otros países como Italia, Francia, Dinamarca, Suecia, Israel y Japón, quedó claro que existe un intercambio continuo entre Gran Bretaña y Estados Unidos, seguramente incentivado por el inglés como idioma compartido. En este contexto, las temáticas tratadas en la conferencia, expuestas en casi cuarenta ponencias, cubrieron las grandes incertidumbres del momento, principalmente el rol estatal y privado en políticas regulatorias, el futuro de los servicios públicos de comunicación, el lugar de las audiencias y el rol de la publicidad. Estos temas se sumaron a las problemáticas que plantean ahora la digitalización, la convergencia de medios y el uso de Internet.

Conflictos televisivos

La ponencia de Giussepe Richeri (Universidad de Lugano) presentó un análisis sobre las dificultades de financiamiento que sufre la televisión pública. Partiendo del modelo televisivo italiano, Richeri se refirió a la crisis que afecta a este medio por causa de la creciente competencia entre la televisión pública y la comercial, acentuada por la digitalización del sistema. Es una crisis de financiamiento, pero también de legitimidad e identidad, ya que la televisión se ve afectada tanto por la decadencia del modelo monopólico estatal como por un cambio en la lógica del suministro de programación a las audiencias. Ahora los contenidos y los horarios de las emisiones televisivas no se programan en función de las “necesidades” del público sino en función de su capacidad adquisitiva, su composición, su tamaño y sus gustos.

De todas formas, Richeri argumentó que la televisión como servicio público aún tiene vigencia, y un incierto porvenir que depende en gran medida del empleo de tecnologías de punta para enriquecer su calidad tecnicolor y para desarrollar formatos atractivos que puedan competir con la televisión privada. Paradójicamente, los altos costes de estas tecnologías digitales son los que demandan nuevas fuentes de financiación, reforzando la crisis económica del sector. Aunque Richeri pronostica la total digitalización de los servicios que afectará tanto a la estética televisiva como a sus recursos técnicos y financieros (Ver G. Richeri: “Evolución y estructura del mercado televisivo en Europa”. Telos núm. 51).

¿Qué tipo de rol debe jugar el Estado en este momento de fuerzas corporativas? ¿Cómo se pueden regular grandes multimedios que traspasan fronteras geopolíticas y económicas? Estos fueron los interrogantes que planteó Sylvia Harvey (Universidad de Sheffield Hallam) en la presentación que siguió a la de Richeri. El rol estatal en el nuevo mapamundi de las corporaciones de medios reclama, sin dudas, nuevas investigaciones y respuestas actualizadas en este momento de grandes cambios

Datos sobre Internet

Otro tema importante del encuentro fue el fenómeno de la creciente vigilancia gubernamental, que amenaza la privacidad del ciudadano y su libertad de expresión. Este no es un problema nuevo, aunque sí de mayor importancia con el desarrollo de nuevas tecnologías de vigilancia, especialmente después del 11 de septiembre. En su presentación, Andrew Calabrese (Universidad de Colorado Boulder) tomó como ejemplo el uso de Internet como un medio que, al tiempo que permite organizar movilizaciones y activismo, puede ser utilizado por el gobierno para controlar esos mismos movimientos sociales. La imagen de la sociedad actual sugiere que lo que entendemos como globalización puede también leerse como un proceso desigual, un proceso que puede volverse fácilmente en contra del bienestar y las libertades que promueve. En este sentido, Calabrese planteó la necesidad de nuevos discursos políticos y de un replanteamiento en el estudio de la “esfera pública” acorde con éste y otros modelos contradictorios del presente.

Este tema conecta con otro interrogante central que transitó por varias ponencias: el acceso a Internet y su posibilidad real de crear una sociedad equitativa e inclusiva. Graham Murdock (Universidad Loughborough), en la presentación de un trabajo conjunto con Peter Golding, analizó este tema en relación con los distintos tipos de acceso que la Red da a los usuarios. Por un lado, Internet puede entenderse como una red simultánea de producción y distribución que ofrece posibilidades expresivas y creativas. Además, la audiencia obtiene la capacidad necesaria para organizar grupos colectivos de dimensión multidimensional incentivados por las relaciones de reciprocidad promovidas por la Red. Sin embargo, datos actuales se contraponen a esta imagen participativa y muestran, por ejemplo, que Internet es mayoritariamente utilizada por quienes disponen de acceso en sus hogares. En contradicción con las expectativas iniciales, los servicios de Internet en los cybercafés, e incluso en las librerías o escuelas públicas, no son tan accesibles como parecen a simple vista, al menos en el Reino Unido.

Murdock también mencionó que el acceso de las audiencias a Internet se complica con el servicio de banda ancha, que provee tipos de acceso muy diferenciados en precio y calidad, y termina separando en dos clases a los usuarios. Agregando que los medios digitales demandan constantemente nuevas destrezas técnicas en relación con los crecientes avances tecnológicos, Murdock dijo que “el usuario tiene que estar constantemente invirtiendo en la tecnología para permanecer dentro del juego. Un juego en el cual los salarios y las condiciones materiales, la distribución del tiempo libre y la posibilidad de espacio físico, aparecen como recursos fundamentales”.

A estos temas se suman problemas como la exclusión de minorías étnicas que no pueden acceder a Internet en su propio idioma, o el conflicto de identidad referido a un tipo de publicidad de la Red que no refleja al usuario y por lo tanto lo hace sentir invisible. En conclusión, a la desigualdad de acceso a la nueva tecnología planteada por la división de salarios (y de clases) se suman la división tecnológica producida por la banda ancha y un tipo de desigualdad cultural (habilidad técnica, idioma, publicidad) que empieza a aparecer en datos de estudios específicos.

Prensa on line

En otro panel, Colin Sparks (Universidad de Westminster) presentó un análisis de contenido de la prensa escrita e Internet que complementa el análisis anterior. Partiendo de la diferencia entre los diarios sábana y los tabloides dentro de la prensa británica, Sparks comparó estadísticas sobre audiencias de lectores de ambos diarios en sus versiones on y off line. Las conclusiones se refirieron nuevamente a temáticas sobre exclusión, acceso y educación de las audiencias. Los lectores de diarios sábana, las audiencias educadas que supuestamente participan activamente en la vida política, suelen frecuentar los diarios on line; y la cantidad de visitas a estos sitios web llega incluso a duplicar el número de lectores del mismo diario impreso. Lo contrario sucede con los datos de las audiencias menos educadas y participativas que consumen los tabloides y que raramente consultan sus versiones digitales.

El análisis de Sparks tomó en cuenta tanto el contenido como la estética de cada diario en versión impresa y digital, así como el tipo de uso que cada lector reclama de su medio favorito. Por ejemplo, mientras que el diario on line se suele visitar para acceder a información específica, el lector de diarios de perfil sensacionalista, que generalmente busca diversión y distracción, encuentra otros sitios web con material más interesante que el que aparece en los tabloides on line.

En conclusiones tentativas, Sparks planteó que, en materia de prensa escrita, los sitios de Internet que cuentan con más posibilidades de atraer audiencias son aquellos que ofrecen contenidos específicos y que están a salvo de presiones comerciales. De todas formas, y a pesar del carácter potencialmente participativo de Internet, la “esfera pública” ofrecida por esta red virtual puede fácilmente tener un carácter elitista más marcado que la misma esfera en versión off line.

Investigación crítica

Concluyendo el encuentro, Robert McChesney (Universidad de Illinois Champaign Urbana) dedicó el plenario final a Garnham y a la importancia de su trabajo para redefinir el campo académico del presente. McChesney demandó un rol políticamente activo de los investigadores, y planteó la necesidad de nuevos trabajos sobre democracia, desigualdad social y medios de comunicación, enmarcados en un análisis exhaustivo del sistema capitalista.

Intercalando notas de humor, este académico enumeró los problemas más graves de la sociedad norteamericana. Se refirió a la despolitización social y de los medios, la decadencia periodística, la dependencia de la prensa del sistema político, la concentración de recursos y de poder en los medios, la comercialización de la educación, el poder corrupto de los lobbyes. Finalmente, McChesney deconstruyó la idea de “desregulación del mercado de los medios”, explicando que se trata de una nueva regulación en beneficio de nuevos intereses. Estas problemáticas, en un momento de creciente globalización y de convergencia en las redes de transmisión, amenazan con repetirse en otros hemisferios.

Unas palabras de agradecimiento de Garnham seguidas de un aplauso en su honor, fuerte y de pie, pusieron el broche final a un encuentro que parece haber dado nacimiento oficial a la Escuela de Estudios de Medios de Westminster.

Melina Berkenwald

Artículo extraído del nº 52 de la revista en papel Telos

Ir al número Ir al número