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Con el desarrollo de las infraestructuras nacionales de información


Por Miguel Benito

Toda información es una producción. En el futuro, un país sólo se podrá considerar avanzado si además de producir información en cantidad y calidad, cuenta con una potente infraestructura de comunicaciones que permita circular, ampliamente y a escala mundial, las transacciones de tan singular producción.

El camino abierto por Estados Unidos ha sido secundado por Europa y Japón. La construcción y asfaltado de las autopistas de la información constituye una prioridad para los países desarrollados.

La información se ha convertido en un elemento dinamizador del crecimiento económico y su impulso nos sitúa en el umbral de una nueva forma de organización: la sociedad de la información. Las autopistas de la información serán los instrumentos que harán posible el cambio.

La sociedad de la información se viene construyendo desde hace tiempo. Para Julio Linares, subdirector general de Marketing y Desarrollo de Servicios de Telefónica, «puede decirse que cada paso que se da en telecomunicaciones nos introduce más en ella, pero ha cobrado un nuevo y significativo impulso con las denominadas autopistas de la información».

Son varios los términos acuñados para designar las nuevas y potentes infraestructuras de telecomunicaciones capaces de soportar el tráfico bidireccional de sonidos, imágenes en movimiento y mensajes entre terminales de ordenador. Denominaciones como autopistas de la información; autopistas inteligentes; infopistas; o superautopistas, están haciendo furor.

Linares, autor del libro Autopistas Inteligentes, editado por Fundesco, considera que las autopistas de la información son el conjunto de los medios físicos y de las informaciones que viajarán por ellos para permitir todo tipo de comunicaciones. «Los medios físicos en que se soportarán las autopistas son las infraestructuras nacionales de información. Estas se unirán entre sí para constituir una red de redes que se ha denominado infraestructura de información global».

Francisco Ortiz, jefe de área de Fundesco y coautor del libro, al referirse a estos grandes cauces por los que circula todo tipo de información, dice: «Se acepta el término autopista porque, por una parte, son de gran capacidad y rapidez, y por otra, son accesibles desde cualquier punto. Se pueden poner a sus orillas áreas de servicio o negocios -chiringuitos-, con muy pocos medios».

1. REVOLUCIÓN DE LA COMUNICACIÓN

Los grandes proyectos de infraestructuras siempre han precedido a los ciclos de crecimiento económico. Las autopistas tendrán un impacto similar al que en su día tuvo el ferrocarril o las carreteras.

Esta perspectiva ha hecho que los máximos responsables de gobierno, primero de EEUU, y después de la Unión Europea y Japón, se hayan implicado en políticas destinadas a promover infraestructuras nacionales de información, configuradas a partir de iniciativas de empresas privadas, apoyadas por el sector público.

Internet, considerada como la primera superautopista y la red global más extendida, se encuentra en el punto de mira de todos.
Creada en 1969 a instancias del Pentágono, se desarrolló en los años ochenta gracias al trabajo de centros universitarios y de investigación. En la actualidad cuenta con 40 millones de usuarios y 25.000 redes interconectadas en más de 200 países. Según el diario El País, el mercado montado en torno a Internet supera en la actualidad los 42.000 millones de pesetas y las previsiones para los próximos cinco años se disparan hasta alcanzar 1,5 billones, alrededor del 20 por ciento del mercado de los servicios de información europeos.

En una reciente entrevista concedida a un grupo de periódicos, Bill Gates, presidente de Microsoft, manifestaba que la autopista inteligente constituye una revolución de la comunicación que va a cambiar el mundo.

«Los ordenadores personales -los terminales que haya en el extremo de la red, bien sean ordenadores actuales o se asemejen a una televisión- serán cada vez más fáciles de usar, gracias al aumento de la capacidad y a la mejora de programas. Esa infraestructura definirá de nuevo la idea de comunidad. Hará posible la colaboración a grandes distancias. Derribará fronteras entre empresas e incluso entre países».

Las autopistas de la información van a soportar todos los servicios que utilizamos actualmente y, además, incorporarán otros nuevos como videotelefonía, videotex de banda ancha, videomensajería, televideoteca, transmisión de datos de alta velocidad, etc. La red digital de servicios integrados de banda ancha (RDSI-BA) con conexión extremo a extremo a través de fibra óptica es, en opinión de los expertos, la solución ideal para la construcción de la infraestructura nacional de información.

Sólo cuando un porcentaje significativo de los miembros de la sociedad tengan acceso a cualquier tipo de información, en cualquier formato, momento y lugar, podremos hablar de sociedad de la información. Julio Linares opina que «la sociedad de la información conlleva la creación de un nuevo espacio en el que se integran los tres tipos de interacción que se dan en la sociedad: información, comunicación y transacciones -compras, educación, sanidad, etc.-«.

2. PRIMEROS PASOS

El lanzamiento, en febrero de 1993, de un documento dirigido al pueblo americano, con el título Tecnología para el crecimiento económico de América, una nueva dirección para construir el fortalecimiento económico, elaborado por la Casa Blanca y firmado por el propio presidente Bill Clinton, y su vicepresidente, Al Gore, puede considerarse como la primera referencia publicitaria internacional de las autopistas de la información.

Estimular y sostener el crecimiento económico de larga duración, crear puestos de trabajo de elevada cualificación, proteger el entorno, hacer más eficaz la acción de gobierno y mantener el liderazgo en ciencias básicas, son algunas de las propuestas contenidas.

Al Gore es quien más apuesta por las autopistas dado su empeño en lograr una infraestructura nacional de información. Sólo pone dos condiciones: El medio de transmisión es irrelevante -cable, satélite, fibra óptica- pero ha de ser interoperativo (accesible desde soportes distintos, como ordenador, teléfono, televisión). La segunda es que su acceso debe ser universal y sin exclusiones.
El camino abierto por EEUU ya lo sigue Japón, que prevé cablear todos los hogares del país para el año 2010. La Unión Europea se planteó los nuevos escenarios en un documento de Jacques Delors: Crecimiento, competitividad, empleo. Retos y pistas para entrar en el siglo XXI.

Delors y su libro blanco han sido complementados por las recomendaciones realizadas al Consejo de Europa por un grupo de expertos en el informe: Europa y la sociedad global de la información. Más conocido como informe Bangemann, en su plan de acción se manifiesta que «la sociedad de la información es mundial. Las actividades de la Unión deben tener por finalidad establecer un marco reglamentario común y acordado internacionalmente para la protección de los derechos de propiedad intelectual, la intimidad y la seguridad de la información, en Europa y, en su caso, a nivel internacional».

Redes, servicios básicos y aplicaciones son los elementos constitutivos del paradigma de la nueva sociedad, y los gobiernos ya están dando muchos pasos para apoyar una infraestructura europea de banda ancha, asegurando su interconectividad con el conjunto de redes europeas de telecomunicaciones, televisión por cable y satélite. La construcción de la autopista EURO-RDSI está en marcha.

3. PRIORIDAD MUNDIAL

La construcción de una sociedad de la información al servicio de los ciudadanos se ha convertido en una de las prioridades de los países más avanzados de la tierra. Así, el grupo de los siete países más desarrollados, el G7, celebró los días 25 y 26 de febrero pasado una reunión monográfica en Bruselas, sobre este tema, con miembros de la Comisión Europea. En sus conclusiones se manifiesta que la revolución en marcha impulsa a la humanidad hacia la sociedad de la información.

«Nuestra actividad tiene que contribuir a la integración de todos los países en un esfuerzo a escala mundial. Esta evolución será beneficiosa para todos. Para alcanzarla con éxito, los gobiernos tienen que facilitar las iniciativas e inversiones privadas y garantizar un marco adecuado que estimule esa inversión privada y su utilización en beneficio de todos los ciudadanos», manifiesta el G7. Uno de los principales compromisos es crear un entorno internacional favorable, porque sólo la cooperación puede convertir este proyecto en realidad.

La sociedad de la información ha triunfado, pero las autopistas de la información pueden considerarse desde dos perspectivas: como solución a los problemas sociales o como huida hacia delante de las administraciones que no tienen respuestas reales para todos los problemas. Faltan infraestructuras que se vayan adaptando. Francisco Ortiz señala que las autopistas pueden ampliar las desigualdades regionales y profundizar en la colonización cultural. «En las autopistas van a hablar inglés. Habrá que dar la batalla en los contenidos». Además, se van a producir consecuencias que ni se sospechan, como la liberalización del mercado de trabajo. «Igual que circulan las personas, van a circular los trabajos en las autopistas».

El mundo está cambiando ante nuestras propias narices pero no todos se dan cuenta. Bill Gates reflexiona: «Dentro de poco ni siquiera tendremos que pensar si el ordenador es bueno o es malo, igual que no preguntamos si alguien usa el teléfono. El ordenador será la forma de aprender y comunicarnos entre nosotros».

Artículo extraído del nº 42 de la revista en papel Telos

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