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Los nuevos desafíos de periodismo especializado


Por Javier Fernández del Moral

Las dificultades encontradas durante décadas por la responsabilidad social en la comunicación y por el periodismo especializado, encuentran una respuesta por fin en el periodismo de precisión y sus potencialidades futuras.

Hablar hoy de periodismo de precisión resulta casi una contradicción en los términos, igual que hace veinte años hablar de Información Periodística Especializada cuando se introdujo esa asignatura en los planes de estudios de las Facultades de Ciencias de la Información en nuestro país. Sin embargo, nunca ha tenido tanto sentido ni ha existido tanta necesidad para ofrecer una respuesta definitiva al reto de los contenidos en los medios de comunicación de masas. Desde que a finales de los años cuarenta se introdujo el concepto de responsabilidad social nadie ha sido capaz de llevarlo a la cotidianidad periodística ni de introducirlo en los medios sin que se cayera en controles inaceptables o en oficialización de la información por una parte o en dejaciones e inoperancia de consejos de prensa o asociaciones de usuarios que muchas veces ocultaban intereses de otro tipo.

El informe McBride y la posterior polémica en UNESCO, que tanto daño hizo al organismo internacional desde los años setenta, no supuso sino otra ineficaz discusión sobre la libertad y la responsabilidad que dejó las cosas como estaban, volviendo a la referencia del mercado sin ninguna otra contrapartida.

Durante estos años, el periodismo ha ido planteando nuevas ofertas basadas casi siempre en aspectos formales o tecnológicos, sin profundizar en los modos profesionales y en los contenidos especializados.

El nuevo periodismo de Tom Wolf se quedó enseguida viejo, y se extrapoló la story hasta los realitys pasando por el docudrama. Literatura, realidad o mezcla de ambas han sobrevivido juntas y han sobrevolado permanentemente los nuevos resortes de las audiencias sin terminar de utilizarlos, al encontrar cada vez una exigencia mayor de credibilidad, rigor y profundidad.

El periodismo de investigación como metodología tampoco ha sido el recurso que muchos querían ver como camino a seguir después del señuelo del Watergate en el Washington Post. Una vez más es en Estados Unidos donde surge un intento de cambio metodológico utilizando en esta ocasión técnicas de cruce de datos por ordenador y análisis socioestadístico así como bancos y bases de datos en cada una de las áreas de especialización temática.

Desde hace ya varios años, y coincidiendo con una legislación que favorece la transparencia informativa de empresas e instituciones y la capacidad de acceder a la documentación informatizada por parte de los periodistas, se han empezado a recoger frutos muy espectaculares con éxitos periodísticos muy notables.

Estos ingredientes, rotulados adecuadamente, y en eso hay que reconocerlo- nuestros colegas americanos son especialmente hábiles, nos llevan al llamado New Precision Journalism como expresión de los nuevos procedimientos por los que podriamos decir de forma rápida y algo esquemática que los periodistas dejan de utilizar los procedimientos informáticos y telemáticos tan sólo en la forma y en el código, como instrumento individual, para empezar a utilizarlos también en los contenidos, aprendiendo a navegar por la información, para utilizar un término con el que se tituló uno de los últimos premios Fundesco de ensayo.

Precisamente con el patrocinio de Fundesco, la Comisión Fulbright y la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) hemos podido celebrar estas jornadas sobre periodismo de precisión en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, que permiten la edición de este cuadernillo central en Telos.

Han sido tres días intensos y fructíferos que han dado a conocer a muchos periodistas un planteamiento de indudable interés para los profesionales, no sólo para los teóricos de la comunicación de masas.

Hace aproximadamente un año, con motivo de la Capitalidad Cultural Europea de Madrid, celebramos unas conversaciones sobre la Comunicación de Masas en el Tercer Milenio a las que subtitulábamos «de la revolución tecnológica a la revolución social» queriendo ya recoger de algún modo en el título parte de las esperadas conclusiones.

El encuentro -que tuve el honor de dirigir- contó con la presencia de importantes investigadores entre los que se encontraba Everett Dennis. Durante las Jornadas el nombre del Prof Dennis ha salido más de una vez unido al debate sobre Periodismo de Precisión. Por eso, no está de más que hagamos una referencia amplia a las nuevas directrices marcadas para el futuro del periodismo, a las que dedicamos en Madrid tres días de ponencias y discusiones en junio de 1992 y en las que Dennis tuvo una brillante participación.

Fue el propio Dennis quien, según recoge Phillip Meyer en el prólogo de su último libro sobre periodismo de precisión, le sugirió el término mientras paseaban entre los edificios de la Universidad de Kansas, para poder diferenciar asi su trabajo sobre los sucesos violentos de Detroit en el verano de 1967 incluido en un seminario de la Universidad de Oregón sobre Nuevo periodismo que impartía el propio Everett Dennis. Meyer habia utilizado por primera vez para una cobertura periodistica solicitada por el Detroit Free Press un método empírico de investigación social.

Nacía asi un método de trabajo completamente nuevo y poco convencional para los tradicionales hábitos de las redacciones de los medios de comunicación al que en la Universidad Complutense y con la presencia y participación de destacados profesionales españoles, hemos querido rendir el reconocimiento que ya la experiencia americana ha tenido con él. El periodismo de precisión se abre camino, sin ninguna duda, como el más importante instrurnento de cambio con el que responder al reto de la comunicación de masas en el tercer milenio.

En España, hace veinte años que iniciamos la aventura de transformar nuestras viejas escuelas de periodismo en Facultades universitarias.

Comenzaba así un largo proceso de esfuerzos notables y poco reconocido, para unir la línea de investigación más especulativa o teórica del Mass Comununication Research con la linea empírica.

No se trataba tan sólo de llamar Facultad o Escuela y hacer un mero ejercicio nominativo, introduciendo en la Universidad unos estudios basados únicamente en el conocimiento de unas rutinas prácticas. Se trataba nada más y nada menos, de reconocer la madurez de una actividad que exigía ya el paso a ser intelectualizada, a ser iluminada por la conceptualización en un ámbito académico específico, creando un corpus científico propio.

En la primera configuraci6n de los Planes de Estudios, se introdujo en 5 curso de la licenciatura una asignatura a la que se denominó Información Periodística Especializada, que respondiera a esos contenidos informativos de los medios cuya presencia no respondía a las características de generalismo y de superficialidad.

La economía, la ciencia, la cultura, las artes, la salud, la educación, las relaciones internacionales, la politica o el deporte, aparecían así no solo como las celdillas de un incomprensible panal en las que un medio presentaba la actualidad, sino en la relación directa de los destinatarios de la información con el conocimiento especializado. Y no precisamente para favorecer la pérdida de la unión global, no para incrustar médicos, artistas, pedagogos o economistas en los medios, sino para poder llevar a la sociedad lo que los diferentes especialistas hacen, dicen o piensan y que nos afecta a todos.

Nacía así, desde mi punto de vista, un intento nuevo y necesario en nuestra sociedad, urgente diría yo, para luchar contra la especialización del conocimiento; capaz de llevar al interés periodístico junto al interés real, de responder a los cambios cualitativos de las audiencias, a las nuevas demandas y a la crisis de contenidos actuales; un instrumento que permitirá evitar la muerte entrópica de la información cuando las tecnologías reduzcan al mínimo los gradientes en la información general.

La Información Periodística Especializada aparece así como la gran oportunidad de los medios de comunicación de responder al reto del conocimiento en una sociedad que pierde referencias amplias por no establecer análisis suficientemente profundos y rigurosos, que conecten la realidad más profunda de los investigadores, con la sociedad en su conjunto. Una nueva sociología del conocimiento, en la que ya no hay trucos ni manipulaciones, donde la permanente referencia extema es juzgada por la propia sociedad. La respuesta al qué y al para qué de la información periodística, excesivamente preocupada por el cómo en la actualidad. Resulta alentador para nosotros, y constituye una de esas íntimas alegrías con las que se retribuye sin ningún ruido el trabajo, comprobar que precisamente en los primeros años de la década de los 70 coincidían en el tiempo, aunque no en el espacio, dos incipientes planteamientos científicos, que veinte años después iban a unirse en un acto académico augurando frutos importantes como consecuencia de esa unión. Porque el periodismo de precisión supone, sin duda, la fecundación más importante con la que un periodista especializado pueda concebir los productos que necesita la audiencia de los medios de comunicación. Ni la estructura, ni los hábitos, ni los métodos tradicionales en los medios han favorecido un auténtico periodismo especializado y, con su ausencia, las grandes cuestiones en las que parece debatirse el periodismo desde hace varas décadas quedan sin respuesta.

Desde que en 1947, dos comisiones parlamentarias, la Hutchins en EE.W. y la Royal Commision británica se plantearan la cuestión de la responsabilidad social de 108 medios de comunicación, los nubarrones del intervencionismo y las amenazas a la libeltad de información del ciudadano sobrevolaron sobre el periodismo.El reconocimiento de determinadas carencias y de determinadas obligaciones no concibió la responsabilidad de trabajar desde dentro de la profesión periodística sino desde fuera.

La utilización de esa responsabilidad social como un clavo ardiendo al que se acogieron todas las censuras o todas las amenazas a la libertad la hicieron papel mojado incluso antes de nacer y la ineficacia se llamó McBride o declaración de Talloires indistintamente según se respondiera desde planteamientos teóricos y algo utópicos o pragmáticos e interesados.

Hoy todavía asistimos a intentos bastante poco sofisticados de responder al problema de una parte y de otra. A la responsabilidad se le ve demasiado el interés de los de fuera y a la libertad el de los de dentro, y la única realidad es que sólo podrán sobrevivir juntos, unidos, a un ser humano como único soporte capaz de ser libre y responsable, al que llamaremos profesional de la información. Un nuevo profesional especializado, con instrumentos cada vez más rigurosos y potentes.

!Cuántos periodistas sin embargo hoy siguen usando las tecnologías con hábitos completamente clásicos! El ordenador como una máquina de escribir, la base de datos como un archivo y las encuestas siguen pareciendo recursos de titulares premonitorios. ¿Qué conocirnientos tenemos de nuestras audiencias? ¿Qué futuro augurar a un periodista que huye de los sumatorios como si fueran signos de la cábala, que no sabe descubrir en la estadística una herramienta precisa para huir de las incertidumbres, para dejar de trabajar exclusivamente guiado de sus corazonadas o su olfato?. La especialización temática de los futuros profesionales del periodismo es ya una necesidad perentoria y un hecho irreversible.

El modo de entender las empresas multimedias y de evitar el posible peligro de la concentración empresarial no es limitando la libertad de empresa, sino respetando la libertad del profesional, pero de un profesional centrado en un ámbito del conocimiento, no en un medio; de un profesional responsable ante sus audiencias, no ante las fuentes; de un profesional capaz de interpretar, orientar, juzgar y denunciar basado en conocimientos y en realidades.

Ese profesional es el que hará auténtica tecnología de la información, es decir, aplicación práctica de las ciencias de la información, y será capaz de obtener un rendimiento social de las mal llamadas hoy nuevas tecnologías de la información, ya que se trata de tecnologías para la información, porque la ciencia de la que proceden es la fisica, no la información, como decíamos desde estas mismas páginas de Telos hace unos años. Hemos hecho una referencia a Dennis por su participación en el encuentro de las Conversaciones de Madrid y quiero terminar transcribiendo las conclusiones de ese encuentro.

Dennis las ha distribuido ya por las universidades americanas y estoy seguro de que en su concepción del nuevo periodisrno está ya el trabajo de Meyer, el periodismo de precisión, como él mismo lo denominó. Pero no como un divertimento más, sino como un eficaz instrumento para hacer posible que la nueva sociedad de la información sea una realidad.

CONVERSACIONES DE MADRID. COMUNICACIÓN DE MASAS EN EL TERCER MILENIO: DE LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA A LA REVOLUCIÓN SOCIAL. SINTESIS DE CONCLUSIONES

1. Uno de los principales retos que afrontarán los medios de comunicación en el Tercer Milenio es el fomento de la cooperación social y de los valores de la democracia, a través del diálogo público. En estos momentos, la relación entre los medios y los sistemas democráticos resulta crítica y en el futuro, esta situación puede agravarse mas aun.

2. La noción de ciudadano se está diluyendo. Poco a poco se intenta sustituir por la noción de consumidor. Los procesos de concentración y de privatización pueden acentuar esta tendencia.

3. La comunicación debe partir de la base de que el público es inteligente. La convicción favorecerá el fortalecimiento de la sociedad civil por parte de los medios y contribuirá al nacimiento de una nueva comunicación ciudadana.

4. Han entrado en crisis los modelos clásicos de titularidad pública de los sistemas de información. Ha llegado el momento de establecer nuevos modos de participación en los medios por parte de los ciudadanos.

5. La globalización de los medios y los procesos de concentración multinacional están produciendo un efecto perverso. Al trascender los límites de los Estados-nación, se hace más dificil la exigencia de su responsabilidad.

6. Las tecnologías no aseguran necesariamente el aumento de la participación ciudadana en los asuntos públicos. Es necesario rechazar el determinismo tecnológico.

7. La revolución tecnológica ha introducido a los medios informativos en el siglo XXI. Está pendiente, sin embargo, la revolución de los contenidos de la información. El reto del futuro es aumentar la calidad de la información.

8. Asistimos a la muerte de los medios de masas. Se ha superado la etapa en la que se destinaban mensajes indiscriminados a un público informe. La creciente maduración en el conocimiento y uso de los medios supone la transformación de la masa en grupos sociales. Tales grupos se articulan en función de su identidad cultural.

9. Los medios tendrán que asurnir una nueva responsabilidad: la de ofrecer pautas de comportamiento que favorezcan la participación social y cultural.

10. La profesionalidad de los informadores resulta cada vez más necesaria, y es preciso profundizar en su identidad, su formación y su especialización.

Junto a Dennis en el encuentro de Madrid, había investigadores europeos como Armand Mattelart, Teodoro González Ballesteros, Gianfranco Betettini, Juan François Revel, Carlos Soria, Jay Blumler, Nicolas Garnham y Dominique Wolton, y he querido traer a estas páginas estos diez puntos unidos a esta introducción sobre el periodismo de precisión porque son, sin duda, los mejores y más contundentes argumentos a favor de este nuevo método de trabajo y de la operación de rasgos de profesionalidad en el periodismo, definitivas y contundentes.

El futuro ya no puede seguir esperando por mucho que la ignorancia, el interés o la soberbia lo quieran mantener alejado. Sus rasgos están ya dibujados. El periodismo de precisión esta perfilándose como uno de sus más eficaces instrumentos, al servicio de la especialización, el rigor, la credibilidad, la transparencia y, en definitiva, de la democracia.

Artículo extraído del nº 36 de la revista en papel Telos

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Javier Fernández del Moral

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