«En el actual entorno tecnológico, económico y cultural (determinado por la globalización), las televisiones públicas son más necesarias que nunca. Porque el derecho básico de todos los ciudadanos a la información, a la cultura, a una oferta audiovisual educativa y formativa, a beneficiarse de las nuevas tecnologías; y el derecho a la libertad real de expresión (es decir, aquella que puedan ejercitar todos los ciudadanos), a informar y a ser informado, no pueden ser función de grupos económicos y financieros dominantes, de grandes compañías de las redes de Internet, las telecomunicaciones o la informática, o de los intereses publicitarios. Esos derechos de todos los ciudadanos tienen que ser, a nuestro juicio, una variable independiente». Esta es una de las conclusiones a las que llega Rafael Camacho Ordóñez, Director General de RTVA, en el libro El ajuste de las cuentas en el sector audiovisual, editado por el Instituto Andaluz de Administración Pública.

Camacho Ordóñez presenta una visión completa, pormenorizada y actualizada del sector audiovisual. Este libro, inspirado en la tesis doctoral del autor, La financiación del servicio público de televisión en España, no sólo cumple las expectativas que el propio autor expone en el prólogo, «aportar conocimiento a los alumnos y futuros investigadores de las facultades de comunicación», sino que sirve como referencia para todos aquellos que, sin tener una posición preconcebida, quieren acercarse y conocer un sector tan complejo, y lleno de intereses, como el audiovisual.

Rafael Camacho estructura el libro en tres grandes bloques. En una primera parte, aborda todo lo relacionado con la financiación de la televisión, tanto pública como privada, expone los diferentes modelos teóricos y realiza un repaso histórico de los ejemplos europeos y de Estados Unidos. Por su especial interés, destacan la recopilación de la doctrina europea sobre la financiación de los sistemas públicos de radiodifusión, que viene a remarcar una legitimidad tantas veces cuestionada por el sector privado del audiovisual, así como la presentación de diferentes modelos de televisión pública en el mundo.

Entre los modelos analizados, cabe destacar el apartado dedicado a la BBC, donde se detallan los planes del Gobierno británico para la Corporación BBC, que se recogen en el Libro Blanco titulado A public service for all: the BBC in the digital age. En este bloque se puede observar cómo el modelo televisivo de referencia para las televisiones públicas se adapta para poder competir en la nueva etapa digital y seguir siendo el referente audiovisual y tecnológico del mercado británico, bajo el lema “servir al pueblo, compitiendo en el mercado”.

En la segunda parte del libro, el autor centra su investigación en el mercado español y se adentra en nuestros modelos de televisión pública (estatal y autonómica) y privada, para terminar, ya en el tercer bloque, con los últimos cambios acontecidos en TVE y en el sector privado.

Rafael Camacho finaliza esta obra con un interesante apartado de conclusiones y propuestas, donde destaca su análisis sobre la importancia de diseñar una nueva financiación de la televisión pública, algo, como cita el autor, en lo que la BBC ya viene preparándose desde 1999: «El camino que tienen por delante las televisiones públicas no es sencillo. Las presiones sobre la financiación, la competitividad y los costes no harán más que aumentar, y el amanecer del área digital conlleva más complejidad aún» (Informe de McKinsey & Company para la BBC, 1999).

El ajuste de las cuentas en el sector audiovisual se sitúa entre los documentos a tener en cuenta a la hora de analizar, con cierto rigor, el mercado audiovisual español. Además, el libro llega en un momento interesante para el sector, una vez iniciada la transformación de RTVE, pendiente todavía de resolver el modelo financiero definitivo con el que contará la nueva Corporación, que será básico para delimitar su función en el nuevo mapa audiovisual y servirá como referencia para las cadenas autonómicas. La transformación del modelo español también viene determinada por la incorporación de dos nuevas cadenas nacionales, Cuatro y laSexta, que marcan un antes y un después no sólo para las privadas más veteranas, Antena 3 y Telecinco, sino para el conjunto del mercado de televisión en abierto. Además, un último motor de cambio es el que introduce la TDT, que también está cerrando un nuevo mapa autonómico y local.

Todo esto crea ciertas incertidumbres sobre la viabilidad del sector, entendido tal y como está configurado hoy en día. Si en época de bonanza la televisión pública siempre ha sido un caballo de batalla para las cadenas privadas, no tanto por su nivel de audiencia sino más bien por su participación en la tarta publicitaria, parece muy probable que en un futuro de ingresos publicitarios insuficientes para maximizar los beneficios empresariales, se convierta en el enemigo a batir. En este sentido, la presión iría encaminada a sacarla del reparto publicitario, algo en lo que seguramente la televisión pública, según el modelo europeo, se estará jugando su futuro.