Los analistas no se ponen de acuerdo en la valoración del español como lengua con futuro en la era de Internet a la vista del vasto entramado tecnológico y económico que funciona en torno a la gran Red. No suelen ser muy optimistas sobre todo cuando la comparan con el inglés. Sustentan esta actitud en la preeminencia que ocupa el inglés prácticamente en todas las actividades relacionadas con la Red. Encontramos, sin embargo, excepciones que contrastan con ese pesimismo generalizado. La obra El porvenir del español en la Sociedad del Conocimiento es, seguramente, una de ellas.

Fruto de un acuerdo entre la Fundación Caja de Burgos y la Fundación de la Lengua Española, este libro, coordinado con acierto por Jaime Otero y Hermógenes Perdiguero, se ha armado con la finalidad de describir algunos de los activos con que cuenta en la actualidad el español en la Red. Por eso, partiendo de la base de un encuentro celebrado en Covarrubias en octubre de 2006, diferentes especialistas de la lingüística, la historiografía, la sociología, e incluso del periodismo realizan aportaciones con el único objetivo de inducir a la reflexión y avivar el debate sobre el porvenir del español. El tema del español en la Red es, en este sentido, una cuestión central si queremos referirnos al futuro de este idioma.

Admitida por todos la buena salud actual del español, Internet presenta, sin duda, un gigantesco reto al que ha de enfrentarse este idioma en el próximo futuro. Internet es el principal campo de batalla de nuestra lengua –como lo es también de las otras lenguas dominantes–. Por eso es de agradecer que se planteen reflexiones y análisis sobre aspectos tan importantes como el nuevo marco de las industrias culturales asociadas al idioma, la transmisión del conocimiento científico, la disminución de la brecha digital…

En esta publicación, además de cuestiones generales relacionadas con la sociedad del conocimiento cuyo análisis correa a cargo de Emilio Lamo de Espinosa, se abordan otros temas más específicos, como los retos y oportunidades de las bibliotecas digitales (José Manuel Blecua), el hispanismo y la Red en la cultura internacional (Margret Jonsdottir), el porvenir de las bibliotecas digitales en el ámbito hispano (José Antonio Millán) e Internet como nuevo espacio que alberga el desarrollo de las actuales potencialidades del idioma (José Luis González Quirós).

También se analizan, entre otros temas, los cambios que han introducido las nuevas tecnologías en la creación artística (José Manuel Costa), iconos hispanos en Internet (Javier Noya), demanda cultural en Internet y consecuencias de la brecha digital hispana (Luis Cueto y Chimo Soler), los cambios en la enseñanza a distancia del español (Albert Sangrá), difusión de la ciencia en Internet (Isidro Aguillo), y finalmente Internet y la investigación de la filología hispánica (José Ramón Morala).

Rastreando por el desarrollo del tema que hacen los autores citados descubrimos que el español tiene un gran potencial en la Red, aunque su peso es manifiestamente mejorable, como ha señalado recientemente en otro foro sobre el lenguaje el académico Guillermo Rojo. Los problemas surgen desde las propias tasas de acceso a la Red registradas entre los hispanohablantes. Son realmente bajas. Por otra parte los contenidos en español que tienen presencia en Internet se encuentran todavía a mucha distancia de los niveles alcanzados por los países desarrollados en los que se habla inglés, francés o alemán.

Desde luego, actitudes como esconder la cabeza y no reconocer la necesidad que tenemos de mejorar la situación del español en Internet no nos beneficiarían. La mejora debe llegar al menos en tres aspectos: en primer lugar asegurando las condiciones técnicas de acceso a la Red; en segundo lugar habrá que favorecer la creación de contenidos cada vez más útiles y atractivos. En tercer lugar convendrá recuperar la “inteligencia lingüística” a base de una serie de herramientas de investigación básica y aplicada.

Hechas estas observaciones, es evidente que el español tiene un enorme futuro en este proceso de despliegue de la sociedad del conocimiento. La posición del español es prometedora vista desde diversas perspectivas que relacionan, por ejemplo, a la lengua con la economía.

En este sentido cabe citar una investigación que está llevando a cabo Fundación Telefónica conjuntamente con la Universidad Complutense liderada por el catedrático de Economía, José Luis García Delgado, sobre el valor económico del español y que ya ha dado como fruto tres seminarios internacionales y algunas publicaciones.

De acuerdo con los datos demolingüísticos que se desprenden de esta investigación, el español aglutina a 450 millones de hablantes en más de 20 países y su demanda crece más y más. Es significativo en este sentido que la demanda de estudios de español haya desplazado ya al francés en Estados Unidos. En Europa la enseñanza del español está también más solicitada que el alemán, el ruso o el italiano, y en China se multiplican por momentos las peticiones de estudios de español

Estos y otros indicadores nos hablan de las buenas perspectivas que presenta el español como lengua global desarrollada en el ámbito social, económico y cultural para responder al reto de insertarse plenamente en la Sociedad de la Información.