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Diagnósticos económico-culturales en el contexto iberoamericano


Por Micael Herschmann

Editorial ININCO. Carlos E. Guzmán Cárdenas. Políticas y economía de la cultura en Venezuela, 2004
Caracas: Fundación Polar. Carlos E. Guzmán Cárdenas. Las cifras del cine y el vídeo en Venezuela. Anuario Estadístico Cultural 1990-2003
Caracas, 2003
Editorial Fundación Polar. Carlos E. Guzmán Cárdenas. Las cifras del cine y el vídeo en Venezuela. Anuario Estadístico Cultural 1990-2003
Caracas, 2004

En los últimos años, innumerables autores argumentan que especialmente en los países más desarrollados y más directamente afectados por la globalización y el impacto de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, se está produciendo una transición hacia una “nueva economía”. Ésta se caracteriza justamente por la aplicación de datos y conocimientos a la búsqueda de la creación de valores añadidos asociados a productos y servicios, generando importantes reflejos en los procesos productivos y en las operaciones comerciales. En esta economía emergente, las actividades que giran en torno a los sectores comunicacional y cultural pasarían a desempeñar un papel estratégico/innovador en el aumento de la sostenibilidad de los territorios.

Preocupado por el desarrollo y las perspectivas de crecimiento equilibrado de Venezuela, Guzmán Cárdenas ha procurado producir en estos dos libros un relevamiento de estos importantes sectores. Los resultados de las investigaciones coordinadas por este sociólogo y comunicólogo tienen su raíz en una tradición de estudios cuya intención es enfrentar la falta de transparencia y la carencia de datos estadísticos sobre el sector cultural en los países iberoamericanos. Es más, este autor proviene de una tradición de estudios de economía política de la comunicación preocupada en poner en evidencia problemáticas relativas a la economía de la comunicación y de la cultura, destacando la necesidad tanto de regular las industrias culturales como de generar renovadas políticas culturales. Ambos libros tienen como objetivo general producir diagnósticos económico-culturales: mientras Política y economía de la cultura en Venezuela es un libro más genérico sobre las industrias culturales venezolanas, Las cifras del cine y vídeo en Venezuela ofrece un panorama más específico, centrado en el audiovisual.

Economía y cultura

Guzmán Cárdenas, integrado en el Observatorio de políticas culturales del Consejo Nacional de Cultura de Venezuela (CONAC), parte del presupuesto de que el sector cultural en Iberoamérica –a pesar de estratégico por las “externalidades positivas” y por el “capital social” que genera– continúa en gran medida en manos de los conglomerados transnacionales o de las grandes empresas nacionales. En otras palabras, opina que eso ocurre, en parte, porque un gran número de autoridades y gestores públicos de la región no considera la cultura algo prioritario, y continúa viéndola como un gasto y no como una oportunidad de crecimiento para las localidades y de solución de graves problemas sociales (exclusión social, desempleo, etc.).

Por eso, para Guzmán Cárdenas el enfrentamiento de esta cuestión es clave para alterar el panorama actual en estos países; es decir, los procesos de mundialización de la cultura y globalización económica que conforman los oligopolios transnacionales y una creciente desregulación de las industrias culturales imponen que no sólo reconozcamos la importancia de la economía de la cultura (y de la comunicación), sino que también se vuelvan a diseñar las políticas culturales y comunicacionales que van a regular y fomentar la producción y comercialización de cultura en una región o país.

Evidentemente, la economía y la cultura no son universos coincidentes, sino categorías que, durante mucho tiempo, estuvieron excesiva y artificialmente separadas. El autor llama la atención sobre el hecho de que los países iberoamericanos estuvieron marcados durante mucho tiempo por una perspectiva humanista que consideraba la cultura como “obra del espíritu”, que debía, por tanto, estar desvinculada de cualquier relación con la esfera de la economía.

La hipótesis central del libro Políticas y economía de la cultura en Venezuela –cimentada en un conjunto de investigaciones pioneras dedicadas no sólo a valorar críticamente la concentración vertical y horizontal de los conglomerados de comunicación y cultura, sino también a analizar el comportamiento del consumo cultural– es que la falta de regulación (resultado de tendencias neoliberales) que marcó la última década junto con esta “perspectiva humanista fundamentalista” produjo consecuencias desastrosas para el equilibrio socioeconómico, la diversidad cultural y la democracia de países en desarrollo como Venezuela. Por un lado, se dificultó en estos países durante mucho tiempo el reconocimiento de la importancia económica y política de la cultura y, por otro, se generaron ineficaces políticas públicas orientadas por un paradigma desarrollista-incrementalista que, según el autor, estaba fundamentado en la tesis que interpreta el desarrollo cultural como un proceso de crecimiento institucional y programático, desprovisto de referencias políticas, estrategias y planes en disonancia con la evolución del consumo cultural.

Para Guzmán Cárdenas, por tanto, es fundamental desarrollar un nuevo marco conceptual que permita la renovación de unas políticas públicas que valoricen la vida cultural como un instrumento catalizador de la identidad e integrador de la sociedad en su conjunto, pero que, al mismo tiempo, reconozcan que ésta puede convertirse en un servicio público y privado económicamente rentable.

En su concepción, la comunidad científico-académica puede contribuir de forma significativa a través de sus investigaciones para cambiar este cuadro y alterar la mentalidad de actores sociales y liderazgos locales, comprobando la importancia de la economía de la cultura (y de la comunicación). Sin embargo, como ya resaltaron otros trabajos de economía política de la comunicación realizados en Iberoamérica en las últimas décadas, la tarea no es tan simple. Los grandes obstáculos que hay que enfrentar son: a) la falta de apoyo del Estado para la realización de estas investigaciones; y b) la enorme carencia y poca transparencia de los datos disponibles.

A propósito, la transparencia de la información queda agravada por lo incipientes que son los bancos de datos existentes. Ciertamente, algunos datos del sector cultural sirven como referencia a los investigadores y gestores en Iberoamérica, pero se encuentran bastante desfasados, y la información que proveen es parcial y está muy mezclada con datos referentes a otros sectores de la economía.

Cultura y desarrollo

A pesar de reconocer las particularidades de los bienes culturales (su condición es función social), el gran mérito de estos dos libros es estar dedicados a valorar lo que puede representar la cultura como factor dinamizador del desarrollo, pues el objetivo de estas publicaciones, según el autor, es contribuir a la comprensión sistemática del complejo poliédrico cultural y comunicacional de Venezuela. En suma, la meta sería producir, evaluar y dar visibilidad a algunos indicadores, ofreciendo parámetros para el desarrollo del sector cultural y problematizando su impacto en la economía nacional.

La gran contribución de estas publicaciones es enfrentar la fragilidad y dispersión de los datos empíricos disponibles. Este enfrentamiento se da no sólo a través de la generación de nuevos datos estadísticos sobre el comportamiento de los consumidores y el mercado cultural, sino también por medio de la evaluación y la reflexión crítica de la información existente y disponible en Venezuela, así como ofreciendo elementos para un análisis comparativo de la realidad vivida en otros países iberoamericanos.

El libro Políticas y economía de la cultura en Venezuela ofrece una estimativa del comportamiento productivo de las industrias y actividades relacionadas con el sector cultural venezolano, aportando una notable contribución a la determinación de la participación de las industrias culturales y de comunicación en el PIB del país. Esta publicación –de carácter pionero en Venezuela, realizada con el apoyo del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO)– puede ser considerada una importante referencia para los investigadores de economía política de la comunicación por dos motivos. Además de intentar producir avances en reflexiones teóricas, actualizando conceptos, este trabajo puede convertirse en un modelo para otros investigadores que pretenden enfrentar la ausencia de documentación empírica de instituciones especializadas en sistematizar datos sobre indicadores de la actividad cultural, es decir, puede llegar a ser una referencia fundamental para los investigadores que quieren analizar la frecuencia y comportamiento del público –en los espectáculos, en las bibliotecas, museos, etc.– y las condiciones de las instalaciones culturales.

En este sentido, Las cifras del cine y el vídeo en Venezuela es una publicación que también pretende ayudar a futuras investigaciones en el país. En realidad, este trabajo inaugura una colección cuyo propósito es presentar de forma sistematizada, por primera vez en Venezuela, las cifras del consumo cultural de este país. El libro introduce y presenta el producto principal que es el Anuario estadístico cultural –organizado en el soporte físico de un CD– y que está incluido en esta publicación. Después de este volumen dedicado al análisis de la producción, la distribución y el consumo cinematográfico, la intención de la Fundación Polar, editora de este libro, es promover otros volúmenes sobre otros sectores estratégicos de la industria cultural de Venezuela.

Por tanto, Guzmán Cárdenas a lo largo de estas publicaciones comprueba estadísticamente lo que algunos autores que trabajan con desarrollo local argumentan hace ya algunos años: que la cultura y la comunicación, si se articulan, son factores que auxilian en la producción de innovación, competitividad y sustentabilidad de los territorios. De este modo, para el autor, las industrias culturales en tiempos de transición hacia una “nueva economía” deberían ser tomadas por las autoridades como referencias obligatorias a la hora de medir el grado de avance de cualquier país y de planear nuevas y eficientes políticas públicas.

Este autor, por tanto, como otros especialistas en políticas culturales, es consciente de que no basta hoy “defender” la pluralidad/diversidad cultural y de información, adoptando medidas proteccionistas o paliativas para el sector cultural. Afirma a lo largo de estas publicaciones que es necesario construir políticas públicas capaces de fomentar iniciativas creativas de los actores sociales y el desarrollo de la industria cultural regional, en particular el de las pequeñas y medias empresas locales. Su intento, en líneas generales, es impulsar nuevas políticas públicas para Venezuela de modo que el país pueda enfrentar los desafíos presentados en este principio de siglo, marcado por profundas incertidumbres.

Artículo extraído del nº 71 de la revista en papel Telos

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