El pasado mes de octubre el Gobierno brasileño eligió el estándar japonés para la Televisión Digital Terrestre y estableció un plazo de diez años para la migración tecnológica; diversos sectores critican tales medidas.
A mediados de 2006 el Gobierno brasileño anunció la adopción de la norma de Televisión Digital Terrestre (TDT) japonesa (ISDB), frente a los otros estándares actualmente disponibles, el europeo (DVB) y el estadounidense (ATSC). Asimismo, publicó un cronograma que establece 2016 como el año en que tendrá lugar el apagón analógico. Sin embargo la elección no termina de agradar a intelectuales ni a movimientos sociales ligados al debate por la democratización de las comunicaciones.
El documento que establece un plazo de diez años para que todas las emisiones hertzianas sean digitales es el Decreto núm. 5.820, firmado por el presidente Lula da Silva el pasado 29 de junio. Por su parte, el cronograma, divulgado en el mes de octubre, prevé el inicio de las transmisiones en la región metropolitana de San Pablo para el día 3 de diciembre de 2007 en la región metropolitana; en el resto de las ciudades capitales a partir de 2009 y en todos los municipios del país en 2013.
Según el actual ministro de Comunicaciones (www.mc.gov.br), Hélio Costa (senador del conservador Partido del Movimiento Democrático Brasileño, PMDB), en una entrevista concedida a TELOS, la elección estuvo basada en criterios técnicos: «El estándar japonés posee alta definición, portabilidad y movilidad, garantizando de esta manera la transmisión abierta y gratuita para vehículos y (teléfonos) móviles. Además, el consorcio japonés no va a cobrar regalías, al contrario de los otros dos sistemas tecnológicos».
Costa también garantiza que el estándar ISDB absorberá las tecnologías desarrolladas en universidades y laboratorios brasileños, conocidas como Sistema Brasileño de Televisión Digital o por sus siglas SBTV-D, el cual abarca el sistema de transmisión terrestre, el empleo del sistema de compresión de imágenes MPeg4 (actualmente se utiliza el MPeg2) y el middleware, programa que garantiza la interactividad y está considerado actualmente como el mejor del mundo. «Tal es así sostiene Costa que el sistema está siendo llamado por los propios japoneses de nipo-brasileño. La absorción de esas tecnologías garantiza el desarrollo tecnológico brasileño en el sector, que ahora pasa a ser uno de los más competitivos del mundo».
El proceso de cambio de analógico para digital en Brasil ha demostrado ser más complejo de lo que parecía. Comenzando por las extrañas relaciones entre las Organizações Globo (www.globo.com) y Hélio Costa, ya que el actual ministro de Comunicaciones antes de ocupar su actual cargo fue periodista de la Red Globo de Televisión (http://redeglobo.com), y como miembro del Parlamento fue lobbysta de este conglomerado durante mucho tiempo. Asimismo, pese a que la Constitución prohíbe que los parlamentarios participen en el accionariado de empresas prestadoras de servicios públicos, Costa es propietario de una estación de radio (Sucesso FM 101,7 / www.radiosucesso.com.br) en el estado de Minas Gerais.
Según el coordinador del Instituto de Estudios y Proyectos en Comunicación y Cultura (INDECS / www.indecs.org.br), Gustavo Gindre, en el nuevo escenario digital cada emisora de televisión operaría, como lo viene haciendo hasta ahora con emisiones en analógico, con un ancho de banda de 6 MHz. La poderosa Red Globo de Televisión (http://redeglobo.com), conformada por 121 emisoras propias y afiliadas, pretende transmitir simultáneamente la misma programación con definición de imágenes diferentes, es decir, segmentar el ancho de banda: 1) para aquellos que posean un televisor de alta definición; 2) para aquellos que continúen con sus actuales televisores y adquieran terminales (set-top box) para poder recibir señales digitales; y 3) para aquellos que accedan a señales de televisión en movimiento (teléfonos móviles o pequeños televisores en automóviles y medios de transporte público).
Esta segmentación, según Gindre, sólo puede ser realizada con el estándar japonés, ya que el europeo no permite segmentar el espacio reservado para una única señal colocando tres diferentes calidades de imagen y sonido. De esta forma, el espacio restante podría ser distribuido para otras señales, lo que va en contra de los intereses de la Red Globo de Televisión y del resto de los principales operadores televisivos (SBT, Record, Band, Rede TV ).
Frente a los principales operadores de radiodifusión a favor del estándar japonés se encuentran las empresas de telecomunicaciones presentes en el mercado brasileño: Telefónica de España, Portugal Telecom e Italia Telecom. Estas últimas se han manifestado a favor de la europea DVB. Al margen de las estrechas relaciones comerciales que las unen a los principales proveedores europeos de tecnología, las empresas de telecomunicaciones pretenden disputar porciones del espectro radioeléctrico y el mercado difusor de contenidos audiovisuales para teléfonos móviles.
Pese al optimismo que se deja traslucir desde el Ministerio de Comunicaciones, diversos problemas aparecen en el horizonte de la TDT brasileña.
Murilo Ramos, profesor e investigador de la Universidad de Brasilia (Unb) especializado en políticas de comunicación, consultado por TELOS, señaló que las esperanzas puestas por varios sectores en que la llegada de la TDT ayude a terminar con la histórica concentración de la propiedad de los medios de comunicación en Brasil, se ven defraudadas: «Todo quedará como antes. La cuestión fue tratada en Brasil, como en otros lugares, como una cuestión ´técnica´ de elección de sistemas o padrones de transmisión de señales. La discusión política y de las políticas jamás tuvo lugar. Una lástima. Una gran oportunidad perdida».
Asimismo Murilo Ramos opina que el debate, como cualquier otro en el campo de la comunicación social, fue insuficiente: «Primero, porque los propios mecanismos formales existentes, en especial el Consejo Consultivo establecido en el decreto que sentó los procedimientos para la investigación del SBTV-D, fueron claramente desconsiderados por el Ministerio de las Comunicaciones. Ni siquiera la representación social integrante de aquel Consejo fue oída adecuadamente. Segundo, porque las propias instituciones de comunicación -las televisiones principalmente- sofocaron ese debate al gran público, eliminándolo de sus informativos», afirma.
El coordinador de la ONG Coletivo Brasil de Comunicação (Intervozes / www.intervozes.org.br), Diogo Moisés, concuerda con esa misma línea de opinión: «Por determinación del propio presidente Lula, en 2003 fue instituido un Comité consultivo con representantes de la sociedad civil para debatir la cuestión de la transición tecnológica y presentar cuestiones relevantes al Gobierno. Ante la proximidad de la fecha definida para la decisión de elegir un estándar, el Comité fue disuelto sin concluir sus trabajos. En ese periodo, el Ministerio de las Comunicaciones no promovió la realización de una audiencia pública, ni siquiera recibió a las organizaciones de la sociedad para discutir el modelo de servicios y negocios de la TDT».
Respecto al desarrollo de las investigaciones tecnológicas que crearían un modelo propio (el SBTV-D) para ser comercializado en otros países, las opiniones críticas también divergen de las del Gobierno. Para Moisés, Brasil perdió la oportunidad de autonomía con el desarrollo de un estándar tecnológico propio. El profesor Murilo Ramos va más allá y afirma que, hasta donde sabe, «la incorporación del SBTV-D a la norma japonesa será marginal, casi una concesión acordada con el Gobierno para justificar los recursos públicos gastados en las investigaciones».
De los países de América Latina, México, firmante del Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TNLC), fue quien dio el paso inicial y escogió a finales de la década pasada el estándar de TDT estadounidense. Tras un largo cronograma de transición tecnológica, establecido por la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, el apagón analógico mexicano está previsto para 2021.
Otros países como Chile, Venezuela y el resto de los miembros del Mercosur Argentina, Paraguay y Uruguay estaban a la espera de la decisión brasileña (y hasta había ciertas esperanzas en el desarrollo de una norma tecnológica de TDT propia). Sin embargo, la adopción del estándar japonés por parte de Brasil se ha revelado como una decisión basada en criterios muy peculiares.
Argentina, por ejemplo, que durante el Gobierno del ex-presidente Carlos Menem optó, a través de un decreto en 1998, por la estadounidense ATSC, está revisando esta decisión. Así, el pasado mes de noviembre empresas de capitales europeos (France Telecom y Telefónica de España controlan la prestación de los servicios de telefonía fijo y móvil) se entrevistaron con autoridades gubernamentales para predicar las bondades del la norma DVB.
Otro país sudamericano que en estos días encara la planificación de la llegada de la TDT es Chile, país que ha firmado un tratado comercial bilateral con EEUU en 2002. Partiendo en apariencia de una postura más democrática, sus autoridades dejan traslucir que pretenden dividir la responsabilidad con sectores de la industria cultural y la sociedad civil. Hacia finales de octubre, por ejemplo, la Secretaria de Transporte y Comunicaciones (Subtel), realizó el Seminario de Televisión Digital, en el cual el ministro Sergio Espejo afirmó que la discusión en torno a la televisión digital terrestre también supone plantearnos qué modelo de televisión queremos para el Chile del futuro». Más allá de la expectativa de mercado (ya se están comercializando televisores con entrada digital, sin conocer aún cuál será el futuro estándar), el Gobierno promete para diciembre informar a los ciudadanos las ofertas que existen en el mercado.
Sin diálogo entre los países hermanos, el escenario de la TDT en América Latina se está transformando en un rompecabezas de difícil solución. Es evidente la falta de diálogo a nivel regional, hecho que puede acarrear consecuencias sociales, económicas y políticas no deseadas para amplios sectores sociales.
Artículo extraído del nº 70 de la revista en papel Telos