La cinematografía ha tenido una enorme trascendencia cultural, social, económica, política y hasta mitológica a lo largo del siglo XX, tanto en Europa (apreciada como fenómeno potenciador de las identidades culturales de los pueblos), como en Estados Unidos (concebida como espectáculo de feria primero y actividad industrial después) o en la antigua Unión Soviética (entendida como vehículo de agitación y propaganda al servicio de la revolución y de la educación de las masas obreras y campesinas). Pero desde su propio nacimiento hace más de un siglo, los aspectos más vistosos y espectaculares del llamado séptimo arte han despertado también un gran interés periodístico y académico.
En pocas décadas, la cinematografía se convirtió en un fenómeno casi planetario, con espacios de proyección pública (estables o móviles) en casi todas las ciudades y pueblos del mundo y con estudios de producción en los cuatro puntos cardinales, especialmente en algunas de las principales ciudades, como Nueva York, Los Ángeles, París, Londres, Roma, Berlín, Moscú, Barcelona, México DF, Buenos Aires, El Cairo, Tokio o Bombay.
Paralelamente, cuando comenzaron a producirse cortometrajes de ficción para exhibirse regularmente en salas públicas comerciales, aparecerían las primeras críticas, tanto en la prensa diaria como en revistas gráficas y culturales. Pero la fuerza del nuevo medio era de tal magnitud que pronto aparecieron también las primeras publicaciones especializadas (tanto libros como revistas) en sus aspectos industriales, comerciales y técnicos, aunque sobre todo artísticos, es decir, los argumentos de las películas y los actores protagonistas (el naciente star system).
Poco a poco se llenarían de revistas cinematográficas los quioscos y librerías de las principales ciudades. En Francia apareció en julio de 1895 (seis meses antes de la primera proyección en el Grand Café) Ombres et Lumières, revista mensual de fotografía que se ocuparía de dar a conocer las primeras producciones; años después surgieron Le Fascinateur (1903) y Le Film (1914); en España nacería el quincenal Artístico-Cinematográfico, en Madrid (1907-1908), y el también quincenal Arte y Cinematografía, en Barcelona (1910-1936); en Alemania aparecería Licht-Bild-Bühne (1908); en Portugal saldría Cine Revista, en Porto (1912); en el Reino Unido tardaría algunos años en aparecer la primera revista cinéfila, ya que el fenómeno cinematográfico no fue concebido como artístico hasta mucho después con Sight and Sound (1932-, relanzada por el British Film Institute en 1991); y en Italia no habría revistas significativas hasta Bianco e Nero (1943-) y Cinema Nuovo (1952-).
Del otro lado del Atlántico, en Estados Unidos surgirían las primeras revistas en épocas tempranas y algunas de ellas han tenido continuidad hasta ahora: Variety, la Biblia del cine de Hollywood (1905-); Cine Mundial, dedicada a la promoción de su producción en los mercados hispanos (1916), y American Cinematographer (1919-); en Canadá aparecieron revistas anglófonas como Canadian Moving Picture Digest (1911-1955) y francófonas como Le Film (1920-1962); en México surgieron en los años treinta revistas como Filmográfico y Films Selectos; y en Argentina, el Heraldo del Cine (1931-1988), conocido como el Variety de América Latina. En otras partes del mundo también nacerían publicaciones especializadas, como Japón, que en 1909 ya contaba con Katsudo Shashinkai.
Estas primeras revistas profesionales no sólo eran bastante acríticas con el nuevo fenómeno cinematográfico, sino que se convirtieron en grandes divulgadoras de imágenes gráficas (en blanco y negro o coloreadas) de primeros planos de los actores y actrices principales, tanto europeos como norteamericanos y también los nacionales. Al tiempo que se iba conformando un público nuevo para este tipo de espectáculo (que competía con otros más tradicionales como el teatro, el circo o el music-hall), las primeras revistas cinematográficas contribuyeron a poner las bases de una afición incondicional que con los años sería una de las más significativas de la sociedad contemporánea, junto con las deportivas y las musicales de masas. Es decir que la labor fundamental de estas publicaciones ha sido siempre atender la creciente mitomanía de un público cada vez más numeroso y variopinto.
El cine ha evolucionado constantemente desde aquellos primeros años (tanto en forma y contenido como en tipo de fruición), y también su tratamiento por parte de las revistas especializadas, ya que se han diversificado mucho acorde con las demandas de un público cada vez más exigente, especializado y hasta erudito, de manera que la oferta hoy en día es innumerable en los diferentes países, sobre todo en aquellos con mayor tradición en Occidente, sin olvidar los fenómenos excepcionales de Japón, China, India o Egipto, que suponen polos autónomos de bastante trascendencia en sus zonas de influencia.
En los países occidentales se encuentra una gran variedad de publicaciones periódicas especializadas en el fenómeno cinematográfico: desde las revistas de consumo o mitómanas (como la francesa Première, la británica Screen International y las españolas Fotogramas y Cinemanía), hasta las especializadas en la producción, distribución y exhibición (como la norteamericana Variety, la británica Screen Digest y la española Cineinforme), las técnicas (como la española Cinevídeo 20), las artísticas y teóricas (como las francesas Cahiers du Cinéma, CinémAction y Positif; la británica Screen; las italianas Bianco e Nero y Cinema Nuovo, y las españolas Academia: Revista del Cine Español, Caleidoscopio: Revista de Cine y Cuadernos Cinematográficos), las históricas (como la francesa 1895 y las españolas Cinematògraf y Film Historia), además de aquellas que se interesan también por la cinematografía como un fenómeno comunicativo y cultural más amplio (como las que se citan más adelante).
De todas maneras, hay que reconocer que el ámbito del celuloide no se integra plenamente con los demás medios de comunicación e industrias culturales, ya que da la impresión de que conforma un universo endogámico, específico y con suficiente entidad propia como para ser considerado de manera autónoma. Además, quienes se interesan por él (desde las perspectivas histórica, estética o semiótica), rara vez consideran que forma parte de un sistema iconográfico, económico y mediático mucho más amplio, sobre todo en la actual era postmoderna y digital. Paralelamente, al existir muchas publicaciones específicas, como se ha indicado más arriba, las revistas teóricas del campo de la comunicación social, las industrias culturales y las nuevas tecnologías de la información no se ocupan de la cinematografía de manera habitual y sistemática, sino esporádica y parcialmente.
De todas maneras, cada vez hay más publicaciones académicas que integran la cinematografía con los demás fenómenos comunicativos y culturales, tanto desde las perspectivas histórica, semiótica y económica, como desde los estudios culturales en todas sus facetas: el multiculturalismo, el postcolonialismo, los roles sociales, las identidades culturales, religiosas o sexuales, y todo lo que tenga que ver con la complejidad social, cultural y política de nuestra época.
Entre las revistas europeas destaca en los últimos años la labor desarrollada por las francesas Communication et Langages: Signes, Objets et Pratiques (Paris: Armand Colin), Les Nouveaux Dossiers de lAudiovisuel (París: Institut National de lAudiovisuel) y Le Temps des Médias: Revue dHistoire (París: Société pour lHistoire des Médias / Noveau Monde Éditions); las británicas Historical Journal of Film, Radio and Television (Abingdon: Taylor & Francis Group / International Association for Media and History), International Journal of Cultural Studies (Londres: SAGE Publications); Media, Culture & Society (Londres: SAGE Publications) y Media Development (Londres: World Association for Christian Communication); y las españolas Archivos de la Filmoteca: Revista de Estudios Históricos sobre la Imagen (Valencia: Institut Valencià de Cinematografia Ricardo Muñoz Suay) y Secuencias: Revista de Historia del Cine (Madrid: Universidad Autónoma).
Por su parte, en los Estados Unidos se encuentran Camera Obscura: Feminism, Culture and Media Studies (Durham, NC: Duke University Press), Cinema Journal (Austin, TX: Society for Cinema and Media Studies / University of Texas Press), Journal of Film and Video (Champaign, IL: University Film and Video Association / University of Illinois), Journal of Religion and Film (Omaha University) y Public Culture (Durham, NC: Society for Transnational Cultural Studies / Duke University Press). En Canadá sobresale Kinema: A Journal of Film and Audiovisual Media (University of Waterloo), y en América Latina, especialmente Comunicación: Estudios Venezolanos de Comunicación (Caracas: Centro Gumilla) y Revista Mexicana de Comunicación (México DF: Fundación Manuel Buendía), entre otras.
Estas publicaciones adoptan muchas veces perspectivas interdisciplinarias para abordar el fenómeno cinematográfico en su diversidad y complejidad (artística, política, económica, semiótica, antropológica, técnica) y lo integran en ámbitos de producción y consumo cultural mucho más amplios y complejos, ya que se preocupan no sólo de las formas de concepción y realización de los contenidos, sino también de la recepción de éstos por parte de los diferentes tipos de públicos en variados contextos sociales, así como de las interrelaciones que se establecen entre emisores y destinatarios.
Artículo extraído del nº 66 de la revista en papel Telos