Más de dos mil agentes implicados en el proceso educativo, casi todos profesores, pero también padres e instituciones, participaron en el III Congreso Internacional de EducaRed, donde se analizó la aportación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, en especial Internet, a la enseñanza, y se discutieron las posibilidades que la Web ofrece para difundir una adecuada educación en valores.
La educación tiene sin duda en la tecnología un cauce necesario en una sociedad como la actual. De forma creciente, las clases van llenándose de alumnos que, tanto en casa como el centro educativo, tienen acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación, en especial Internet. Es precisamente el uso educativo de la Red lo que se propone potenciar entre profesores, padres y alumnos el Programa EducaRed que se expresa a través del portal curricular www.educared.net, receptor de un millón de visitas mensuales y referencia en educación no universitaria en todo el ámbito hispanohablante. Por eso Fundación Telefónica y la comunidad educativa sindicatos y patronales de la enseñanza, grandes confederaciones de las APAS que se integran en EducaRed han propiciado la celebración de este III Congreso Internacional. Dado el gran éxito del proyecto, que lleva casi siete años de funcionamiento, la Fundación volcará en él a partir de ahora la mayor parte de sus esfuerzos con el objetivo de «propiciar la educación de calidad por medio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación», según expuso Javier Nadal, Vicepresidente Ejecutivo de Fundación Telefónica.
Dos mil profesores de todas las Comunidades Autónomas españolas, así como profesionales llegados de Argentina, Chile, Israel, Irlanda o Estados Unidos, asistieron a este foro, que, por señalar destacadas personalidades, contó con la presencia de Fernando Savater, que abrió el Congreso, y Federico Mayor Zaragoza, que lo clausuró, además de la intervención de Pedro Duque, astronauta español que es una figura mediática entre los jóvenes por su ejemplo como vocación científica.
Todos ellos participaron en un análisis sobre la aportación de la Red a la enseñanza, el papel de cada uno de los elementos de la relación educativa (profesores, padres, alumnos e instituciones), y la difusión de la educación en valores a través de la WWW, fomentando el civismo y la convivencia, erradicando los males sociales y utilizando Internet para lograr una sociedad cohesionada, sin renunciar por ello a la diversidad.
Hay muchas razones para usar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en educación. La primera puede ser la necesaria alfabetización digital de los alumnos, para que todos puedan adquirir competencias en el uso de las nuevas tecnologías; ello les servirá para afrontar un futuro social y laboral en el que Internet y la tecnología son cada vez más herramientas de trabajo e interrelación. Según afirma Carmen Vieites, Secretaria de Políticas Sociales del sindicato UGT, «no se trata sólo de tener un ordenador, sino que hay que incorporar a los currículos las NTIC, para que el alumno las utilice como una herramienta más para su formación y que el informático llegue a ser, por fin, un lenguaje más de comunicación», como lo son los idiomas o las matemáticas.
Internet y las NTIC son además importantes desde el punto de vista de la productividad, y es que hay que aprovechar las ventajas que ofrecen a los profesores para preparar sus apuntes y ejercicios, así como para la comunicación entre los distintos actores de la función docente.
Pero aún queda mucho camino por recorrer en este aspecto; los recursos que la Red ofrece a los maestros están dispersos y desorganizados, y responden muchas veces a la iniciativa personal y voluntaria de algunos maestros que los elaboran en su tiempo libre.
Además, la utilización de las NTIC permite innovar en prácticas docentes, logrando que los alumnos realicen mejores aprendizajes y reduzcan el fracaso escolar hasta en un 30 por ciento. Y es que gracias a la Red es posible atender a los alumnos de forma individualizada: dar más apoyo y recursos a aquellos que encuentren más problemas en el aprendizaje; ofrecer un horizonte nuevo y motivar a otros cuyo coeficiente intelectual sea superior a la media; ayudar a los que, llegados de otros países, no conocen el idioma o han seguido un plan de estudios diferente; o conseguir la plena integración de aquellos con minusvalías físicas o psíquicas.
Educar en Valores fue el lema del III Congreso Internacional de EducaRed. Internet es un lugar idóneo para inculcar a nuestros niños y jóvenes valores como la igualdad, la tolerancia, la diversidad, la interculturalidad… pero también es un medio al que los jóvenes acceden muchas veces sin la orientación ni supervisión de sus padres o profesores. Por ello a veces aparecen entre los jóvenes que acceden a Internet solos comportamientos racistas o sexistas, por ejemplo.
Para evitarlo hay que socializar preventivamente a través de la Red, según Lidia Puigvert, investigadora de la Universidad de Barcelona, para que los jóvenes interioricen de forma subconsciente valores como la tolerancia o la igualdad mientras se divierten. Para conseguirlo es imprescindible la colaboración de familias y docentes. Son ellos quienes han de enseñar a los jóvenes a pensar bien y ayudarles a desarrollar su personalidad correctamente.
A pesar de la actual sensibilidad que el sector educativo muestra al respecto, «aún queda camino por recorrer», afirma Antonio Rodríguez de las Heras, Director del Instituto de Cultura y Tecnología de la Universidad Carlos III de Madrid y Director del Grupo de Trabajo de EducaRed Contenidos y Metodologías existentes en la Red.
Según Carmen Vieites, «Internet iguala» y ayuda a la integración de quienes vienen del extranjero, así como de aquellos con discapacidades físicas o psíquicas, que a través de la Red pueden superar sus minusvalías «de forma más fácil».
Un infinito mundo de posibilidades dispersas y desordenadas
Hay una nube informe e inabarcable de contenidos en la Red, con infinidad de recursos que pueden ayudar al educador en su labor y al alumno en su aprendizaje. Sin embargo, como señalamos anteriormente, estos recursos están desordenados y dispersos, muchas veces no alcanzan un nivel mínimo de calidad y adolecen de actualización. Esto ocurre porque en muchos casos son los docentes los que dedican su tiempo libre y sus conocimientos técnicos, amplios en algunos casos pero pobres en otros, a la elaboración de estos contenidos.
Esta importante labor «no se puede dejar en manos de la iniciativa de los profesores» exclusivamente, afirma Rodríguez de las Heras, ya que además de cumplir con el resto de sus obligaciones han de alcanzar una destreza en este medio y conseguir tiempo para la realización de contenidos. Por ello «hay que contar con la participación de instituciones y empresas para aportar estos materiales», continúa.
Así será posible contar con sitios web de confianza, y aprovechar y potenciar en sus contenidos las características propias de Internet, como la virtualidad, la interacción, la navegación y las amplias posibilidades de comunicación. Y sólo entonces el docente encontrará su lugar en el nuevo paradigma de la educación: su deber será ejercer de experto conocedor de estos recursos y convertirse en «interfaz humana entre la tecnología y el alumno», según explicó Francisco Serrano, Director General de Fundación Telefónica.
Técnicamente es muy positiva, por ejemplo, la utilización de la herramienta flash, ya que de forma muy visual los alumnos pueden aprender mientras se divierten. Sin embargo, por razones evidentes, el empleo de este recurso está más extendido en las materias que afectan a los niños de menor edad y hay que perfeccionarlo en las materias dirigidas a enseñanzas superiores.
La educación de los jóvenes no puede dejarse exclusivamente en manos de los profesores. Los padres son imprescindibles en la formación de la personalidad de sus hijos. Por eso también las familias han de implicarse en el proceso educativo, prestar atención a los jóvenes y mantener una comunicación fluida con los maestros; para ello «Internet es una herramienta óptima», como reconoce Carmen Vieites.
Los padres todavía usan relativamente poco el ordenador, siendo los hijos los que sacan mayor partido de la máquina. Del mismo modo que los profesores requieren una mejor formación en nuevas tecnologías, hay que abundar también en la formación de los padres, y conseguir que ambos trabajen de forma conjunta y coordinada.
Si los padres consiguen destreza en el uso de Internet podrán ayudar a sus hijos en sus tareas y supervisar su navegación en su tiempo de ocio. Por eso surgen dos propuestas que pueden ser muy positivas: abrir los centros educativos para que las familias puedan usar las aulas informáticas como espacios de aprendizaje y promocionar las acciones formativas sinérgicas entre padres e hijos, que sean los hijos los que enseñen a sus padres.
Por otra parte, Internet puede mejorar la comunicación entre padres y profesores, y con los centros de enseñanza, sobre todo en un momento en el que las obligaciones laborales quitan tiempo a las familias para acudir a reuniones con los tutores de los hijos. Aunque Internet no puede sustituir una relación directa entre padres y docentes (siempre necesaria), sí puede hacer más fluida la comunicación de forma «confidencial, directa y al día», según Vieites.
Necesaria colaboración de centros docentes y administraciones
Superada ya la fase inicial de informatización de los centros en la mayoría de los casos, es necesario optimizar el uso de estos recursos en el funcionamiento diario de los colegios. Por ello los directivos han de asegurar el mantenimiento de las instalaciones, organizar planes de formación coherentes con acciones que apoyen y motiven a su personal, y ayudar en la construcción de comunidades virtuales, uno de los grandes retos de la actualidad.
También las administraciones han de poner aún mayor empeño para apoyar la introducción de las TIC en el paradigma educativo. «Pueden hacer mucho más y además no con una gran inversión económica», dice Pilar Triguero, de CEAPA. Aunque las Comunidades Autónomas explicaron en el Congreso de EducaRed sus logros en este sentido, han de abundar en esta línea y encontrar el modo de compartir sus resultados, algo que para Rodríguez de las Heras sería de gran utilidad.
Ha de mejorar la formación de los docentes, y para ello es fundamental la colaboración de las instituciones públicas. Aunque ya hay esfuerzos en materia de formación continua, muchas veces las administraciones «se ven superadas por la situación actual», afirma Triguero. Además, las TIC han de incorporarse plenamente a los planes de estudio de los futuros maestros, que tienen que aprender a trabajar con ellas y a inculcar su uso y aprendizaje a los alumnos.
Para mejorar el uso de las TIC en educación es muy importante que los docentes compartan entre sí sus experiencias en el uso de las tecnologías en el aula. Los profesores innovadores fueron también protagonistas en el Congreso de EducaRed, en el que se presentaron más de sesenta experiencias docentes distintas de las que se desprenden dos tendencias: por un lado la tecnológica, que exige que las TIC sean transparentes para los usuarios y no resten tiempo a los educadores, ya sea mediante el uso de tecnologías inalámbricas en el aula o simplificando el manejo de programas y herramientas. La otra tendencia se refiere a la incorporación de los valores en las clases para mejorar la convivencia y reforzar las convicciones democráticas y la interculturalidad.
Tal como afirmó en el Congreso José María Martín Patino, presidente del Foro Pedagógico de Internet, «la tarea más trascendental que tiene ante sí un profesor no es tanto conseguir que el alumno acumule conocimientos, sino que él mismo aprenda a buscarlos y a sistematizarlos en cualquier circunstancia de su vida».
Estas palabras nos desvelan el nuevo paradigma educativo, en el que ha cambiado el papel de los docentes, que tienen ante sí la tarea de enseñar el oficio de aprender. Para ello necesitan más y mejor formación, mejores infraestructuras, una Red dotada de materiales didácticos sistematizados, actualizados, ordenados y relevantes, y el apoyo de los centros docentes y de las administraciones, incluida la central, que ahora tiene una oportunidad para insistir en todo ello a través de la LOE, actualmente en trámite parlamentario. Es necesaria, además, la colaboración de los padres, que podrán implicarse de forma más directa en la educación de sus hijos, protagonistas y destinatarios de todos estos esfuerzos.
Noemí Sanjuan
Artículo extraído del nº 66 de la revista en papel Telos