Editorial Gedisa. Teun A. Van Dijk. Dominación étnica y racismo discursivo en España y América Latina Barcelona, 2003 |
En las últimas décadas España ha vivido un vuelco en relación con los procesos migratorios, transformándose de origen en destino de los contingentes. Este fuerte cambio, que puede ser entendido a raíz de su inclusión en la Comunidad Europea, de las facilidades en los transportes o del empequeñecimiento del mundo, como aseveran los filósofos posmodernos, configura una nueva cotidianeidad donde emerge la figura de un «otro», el extranjero.
Es en este contexto donde la cultura local se encuentra frente a la posibilidad de salir enriquecida con los intercambios que este proceso genera, desarrollando nuevas sensibilidades y abriéndose a lo plural, aunque no hay que desatender que éste es también un contexto en el que pueden ser agitados los fantasmas que exacerben el miedo a lo diferente. Es entonces cuando el racismo, degradación humana que suele justificar cualquier despropósito, se hace presente y se naturaliza en el trato al forastero, pero no a cualquiera de éstos, sino a los originarios de países del tercer mundo. Por una extraña lógica, los países no occidentales estarían en inferioridad de condiciones con respecto a éstos sólo por tener una población inferior, racialmente degradada. Esta actitud no sólo naturaliza la miseria a la que se ve sometida gran parte de la humanidad, eludiendo el origen político de la desigualdad, sino que fundamenta esta subordinación en términos de raza.
Causa satisfacción que desde diferentes disciplinas se constituyan campos de investigación abocados a los fenómenos ligados a las prácticas racistas y xenófobas, desarrollando estudios que tratan de abordar este fenómeno, lo que da cuenta del compromiso democrático de la comunidad académica. Una cada vez más densa red de instituciones académicas y sociales dedica sus esfuerzos a la problemática vinculada a la inmigración masiva, la legislación que la regula, la forma de organización de los colectivos de inmigrantes, aunque es llamativo que los estudios críticos sobre el racismo en España, como afirma Teun van Dijk en su libro, son infrecuentes, por no decir inexistentes, por lo que el trabajo en torno a los detalles sobre discurso y práctica racista está muy parcialmente abordado.
El discurso racista desde las elites
Dominación étnica y racismo discursivo en España y América Latina se yergue como un importante aporte a ese terreno, conciliando una perspectiva humanista, compromiso social y rigurosidad en el análisis crítico. Su tesis plantea que las elites formulan y desarrollan la política y las ideologías xenófobas, y que el discurso de estilo de éstas algo más políticamente correcto preformula el racismo callejero, en ocasiones más duro. Su planteamiento parte de abordar las prácticas discursivas de los grupos de poder, entendiendo estas prácticas como ideológicas y a la vez fundantes de un decir social. El racismo se constituye entonces a partir de intencionadas construcciones discursivas que explotan la situación apremiante de sectores con antiguos hábitos enfrentados a situaciones desconocidas.
Teun A. van Dijk, ex profesor de Estudios del Discurso en la Universidad de Ámsterdam y, actualmente, docente de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, además de ser editor de las revistas Discourse and Society y Discourse Studies, es autor de más de una veintena de libros entre los que se destacan Ideología y discurso (2003) y la compilación en dos volúmenes Estudios del discurso (2000). Si bien lleva apenas cinco años residiendo en España, esto no le impide desarrollar con autoridad su línea de investigación, planteamiento que se remonta a la publicación hace ya veinte años de Prejudice in discourse y cuyo marco teórico está ampliamente desarrollado en Racismo y discurso de las elites (2003).
Como es característico de los análisis críticos del discurso, la contextualización y puesta en sentido de los discursos a nivel social es lo que permite orientar el estudio hacia las relaciones de poder y las desigualdades sociales. En este caso, Van Dijk no escatima los datos que permiten situar el fenómeno del racismo discursivo dentro de otro más preocupante, el de las prácticas discriminatorias instituidas de facto por la legislación actual española, criminalizando de forma denigrante al inmigrante y sometiéndolo a un estado de sospecha permanente. Así, en las páginas del libro se constata que tras el ascenso del más rancio ideario de derechas en Europa, desde la presidencia de la Unión Europea Aznar desplegó su campaña de mayores restricciones hacia los que, en una operación ideológico-discursiva, se jacta en denominar como «ilegales», relacionando explícitamente la inmigración con la delincuencia.
En todo caso, su amplio trabajo sobre discriminación y racismo en la Europa contemporánea le permite a Van Dijk una cabal contextualización en el seno de un Occidente donde las prácticas abiertamente racistas por parte tanto de grupos de elite y políticos, como de amplio sectores de la ciudadanía emergen en los últimos años como un fenómeno siniestro, que trastoca los códigos de civilidad que se habían instituido implícitamente como horizonte después de los horrores de la II Guerra Mundial.
Racismo cotidiano y legalidad
En su búsqueda de fuentes, Van Dijk no duda en acudir a otras investigaciones afines, como la de Luisa Martín Rojo que analiza el discurso parlamentario español acerca de inmigración. A partir de las inferencias que es posible realizar tomando como base esas fuentes, se afirma que aunque el racismo cotidiano es a menudo menos visible (sobre todo desde la perspectiva de aquellos que no son blanco de discriminación), las consecuencias para los inmigrantes no son necesariamente menos graves, como se pone de manifiesto en el ámbito laboral (dificultad para conseguir o mantener el empleo o ascender), en el alojamiento, bienestar social, trato de los niños en la escuela y, en general, en las conductas de los miembros del grupo dominante que marginan la inmigración o la tachan de problemática.
El racismo en el lenguaje de los medios
Una de las aportaciones del trabajo es la constatación de que el discurso de los medios de comunicación es, mayoritariamente, una réplica del discurso político dominante. Ningún periódico o informativo principal es abiertamente racista, como sí sucede con algunos tabloides británicos, pero eso no implica que no se filtre un tratamiento xenófobo en la presentación de la temática de la inmigración. Esto es interesante a partir de constatar que desde el 11-M y del giro político de las urnas del 14-M, aún con los mismos equipos periodísticos en las cadenas nacionales, el tratamiento a los inmigrantes sin permiso de residencia ha variado de forma considerable, denominándoselos «indocumentados» y ya no «ilegales».
Es de destacar que la fuente utilizada por Van Dijk, la base de datos sobre publicaciones de noticias en la prensa del CIPIE Observatorio de Inmigración y Racismo, da cuenta que en el periodo 1995-2000 se triplicaron las noticias vinculadas a la inmigración, presentándose este fenómeno con una tendencia generalmente negativa.
Si bien el libro no propone ningún tipo de abordaje ontológico del sentido de las prácticas racistas ni de las políticas que se articulan a partir de allí, sí da muestra de forma contundente de las claves ideológicas sobre las que se soportan los discursos racistas. Ahora bien, este abordaje por momentos parece a punto de perder rigor, como cuando evalúa las prácticas del racismo en el trabajo, y donde el análisis del discurso es una herramienta que puede parecer poco propicia, ya que en todo caso da poca cuenta de las actitudes discriminatorias e incluso vejatorias a las que son sometidos los «de afuera», que se han naturalizado como prácticas, y como tales se mimetizan en el discurso.
Van Dijk plantea las actitudes racistas como un fenómeno añejo que ya estaba presente en la conquista de América (donde también analiza particularidades del discurso racista) y que también puede rastrearse en algunas regiones de España con respecto a los oriundos de otras provincias. Esta reacción antagonista hacia los inmigrantes en las históricas comunidades autónomas de España tiene una tradición muy dilatada y en su época se dirigió contra los inmigrantes de otras partes de la nación. Es interesante de destacar el análisis que realiza en torno a esta problemática en Cataluña, comunidad en la que reside desde hace años, y donde a partir de trabajos previos, del análisis realizado por Montserrat Ribas en su tesis doctoral sobre los debates parlamentarios en Cataluña, así como de diversas estadísticas, se sugiere que las tendencias racistas de los nacionalismos autonómicos coinciden con las del nacionalismo conservador característico del Partido Popular, haciendo la salvedad de los nacionalismos explícitamente de izquierdas, que se expresan a favor del multiculturalismo.
Y aquí entramos en el seno de otra controversia, ya que para la perspectiva etnocéntrica, el multiculturalismo se suele representar desde una óptica relativista y gratuita en la que cualquier hábito cultural podría aceptarse aun cuando entrase en colisión con los principios de los derechos humanos o los fundamentos de la democracia. Para este pensamiento, el multiculturalismo es sinónimo de gueto. En esta controversia, la inmigración es definida como problema y no como promesa, como amenaza, no como oportunidad; no se da la bienvenida a la diferencia, y la integración es definida en términos de asimilación.
Artículo extraído del nº 61 de la revista en papel Telos