Durante mi periodo de presidente de la International Association for Media and Communication Research (IAMCR, AIERI, AIECS), se planteó dónde la Asociación debía celebrar su congreso del año 2004. Dada la relevancia de la ciudad brasileña de Porto Alegre como sede de varios de sus Forums sobre la globalización, y por el papel que había tenido la Pontificia Universidade Católica do Rio Grande do Sul (PUCRS), propuse a mi Consejo Directivo ofrecer a dicha Universidad que se postulara como candidata. El Consejo lo aceptó sin ningún titubeo.
En mi propuesta influyó mi conocimiento de dicha Universidad, en la que tuve la posibilidad de dar un curso en 1999 (repetido en diciembre de 2003), y pude comprobar que contaba con todos los elementos humanos, académicos, técnicos y económicos para asumir tal encargo. Dado que yo había establecido una relación personal muy grata con Antonio Hohlfeld, uno de los miembros más representativos de la Facultad de Comunicación, me dirigí a él, formulándole la oportuna propuesta. Actualmente es el vicegobernador del Estado de Rio Grande do Sul, conjugándolo con una intensa actividad universitaria, dada su profunda vocación docente.
Su respuesta fue rápidamente positiva y creo que en ello influyó igualmente la opinión de José Marques de Melo, el prestigioso comunicólogo brasileño, tan vinculado con la AIECS, cuya experiencia internacional le permitió recomendar que para el Brasil constituía una nueva oportunidad, después del excelente congreso que tuvo lugar en Guarujà en 1992. Por tanto, a todas luces debía considerarse como una elección afortunada.
En la reunión celebrada en Budapest en 2001 fue aprobada la propuesta por el Consejo internacional de la Asociación y en el congreso de Barcelona de julio de 2002, la Asamblea general confirmó dicha aprobación. En virtud de lo que antecede, me ha parecido conveniente exponer, a continuación algunas reflexiones:
1) Quiero destacar que este Congreso fue precedido por el que tuvo lugar en Barcelona, en julio de 2002, organizado por el equipo directivo del Institut de la Comunicació (INCOM) de mi Universidad, dirigido por el profesor Miquel de Moragas. Por su calidad intrínseca y por ser el congreso de la Asociación que ha registrado un mayor número de participantes a lo largo de su historia, constituirá indudablemente un reto para los organizadores del congreso de Porto Alegre, que me consta están trabajando muy intensamente para lograr un congreso de altos vuelos. En estrecha colaboración con Frank Morgan y Ole Prehn, Presidente y Secretario General de la AIECS, respectivamente.
2) A nivel general, este congreso puede permitir a sus participantes comprobar que Brasil es uno de los países más avanzados del mundo en el campo de la enseñanza y de la investigación en comunicación, con un enfoque a menudo ampliamente interdisciplinario. Lo acredita el gran número de facultades de comunicación existente, públicas y privadas, radicadas en los distintos estados (una buena parte de ellas cualitativamente interesantes); la importante bibliografía original, fruto de una politica ambiciosa de investigación, así como el número elevado de traducciones de reputados autores extranjeros de distintos países.
3) Dichas Facultades, en sus planes de estudios, aparte de cursar las materias más comunes de nuestro ámbito, debo destacar que, por su originalidad, existen asignaturas, como campos de estudio, tales como: comunicación y salud; relaciones públicas y comunicación organizacional; comunicación científica y ecológica; industria editorial; comunicación para la ciudadanía; comunicación y culturas minoritarias; comunicación popular (folkcommunication); comunicación y deportes. sus aportaciones en estas materias son muy meritorias y merecen ser conocidas.
4) La bibliografia brasileña es muy relevante, cualitativa y cuantitativamente hablando. Además, la traducción de obras de referencia, publicadas en Francia, Italia, Canadá, Reino Unido, Estados Unidos, España, es muy significativa. En este sentido puedo señalar que constantemente profesores extranjeros son invitados a impartir cursos en numerosas universidades brasileñas. En este aspecto, la PUCRS constituye un ejemplo digno de mención. Digamos, por ejemplo, que el gran investigador francés Edgar Morin imparte anualmente cursos de una cierta duración y que ejercen una marcada influencia en los estudiantes y en los profesores.
5) Para los participantes extranjeros este congreso debe constituir no sólo una magnifica oportunidad para profundizar su conocimiento en la investigación brasileña, sino también en la latinoamericana, por sus relevantes aportaciones, entre otras, mexicanas, argentinas, venezolanas, peruanas, bolivianas, etc. De hecho, todo observador de la investigación latinoamericana puede apercibirse fácilmente de que, en la práctica, en la gran mayoría de los Estados latinoamericanos el estudio y la investigación sobre comunicación merecen una atención especial.
El hecho de que funcione de forma positiva la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Comunicación (ALAIC), actualmente presidida por la profesora brasileña Margarida K. Kunsch, lo confirma plenamente, por la calidad de sus congresos y reuniones monográficas. En el contexto de las Facultades debo mencionar el papel integrador de la Federación Latinoamericana de Facultades de Ciencias de la Comunicación Social (FELAFACS), a través de sus congresos periódicos, también con una gran cantidad de participantes.
6) He tenido la grata oportunidad de visitar a menudo diversos países de America Latina, en especial Brasil, México y Chile y, aparte de comprobar la calidad de su labor docente e investigadora, siempre he tenido la convicción que, salvo excepciones, es escasamente conocida en Estados Unidos y Europa. No digamos respecto de Asia o África.
Canadá puede ser una excepción. En este sentido debo mencionar el magnífico congreso organizado y dirigido por el profesor de la Université de Quebec, de Montreal (UQAM), Gaëtan Tremblay (que goza de un acrisolado prestigio en América Latina), PANAM, Industrias culturales y diálogo entre civilizaciones en las Américas, (Les Presses de lUniversité Laval, Québec, 2003), que debe ser considerado como un libro de referencia en este contexto y que merece ser ampliamente conocido.
7) He tenido un buen número de estudiantes latinoamericanos de doctorado y, en líneas generales, debo subrayar su excelente preparación y su preocupación por profundizar en sus estudios y por realizar una tesis doctoral encomiable.
Debo afirmar que, en sus programas de doctorado, un buen número de Facultades españolas, entre ellas la Universidad Autónoma de Barcelona, cuenta normalmente con excelentes estudiantes de América Latina (la representación brasileña merece ser destacada), que para nosotros significa una garantía de realización de buenos cursos por su parte y que además subrayan el cosmopolitismo de dichas Facultades. Resulta muy grato comprobar que, para ellos, estudiar con nosotros significa un claro estímulo.
8) Por todo ello debemos abrigar la esperanza y expresar el deseo que este congreso signifique un hito en las relaciones de los investigadores latinoamericanos con los del resto del mundo, y me gustaría que, entre ellos, las existentes con los españoles gozaran de un amplio predicamento. Debemos ser conscientes de que podemos aprender muchas cosas de la investigación latinoamericana, y a la vez ellos de nosotros, y procurar que esta cooperación sirva para identificarnos con lo que representan sus distintos países en general y en nuestro terreno en particular.
A la luz de lo que antecede, como un resultado tangible del congreso, creo apropiado proponer la puesta en marcha de un proceso de institucionalización de la investigación en comunicación en un ámbito concreto, mediante la creación, con sede en Porto Alegre, de un instituto internacional de estudios sobre la globalización de la comunicación, con una perspectiva de carácter progresista, dada la trayectoria de dicha ciudad en este terreno. Me agradaría que esta propuesta fuese objeto de estudio durante el congreso, con objeto de sentar sus bases operativas. La fundación en enero de 2002 del Media Watch Global (Observatoire International des Médias) constituye un precedente muy válido.
Artículo extraído del nº 60 de la revista en papel Telos