Las industrias culturales, y el audiovisual en primer lugar, como actividades de gran impacto social y dinamismo económico se han convertido en una preocupación primordial para los Gobiernos autonómicos que, más que nunca, parecen ser conscientes de su potencial para el desarrollo regional. La realización de Libros Blancos regionales sobre esos sectores en diversas autonomías muestra esa atención creciente.
Se espera que la doble naturaleza de la producción audiovisual, expresión artística y cultural pero también industria de indudable peso económico, ayude a la cohesión y legitimación cultural y se convierta en uno de los más importantes motores de la economía autonómica en la Sociedad de la Información y el Conocimiento. Esto es lo que demuestran, bajo diferentes perspectivas, los datos y recomendaciones recogidas en los Libros Blancos publicados en los últimos meses por las administraciones catalana, vasca y valenciana.
Libro Blanco de las Industrias Culturales de Cataluña
Aunque su objetivo es más amplio que la industria audiovisual, este estudio realiza un diagnóstico del sector y plantea retos específicos orientados al desarrollo y fomento de la producción audiovisual catalana. Según se puede leer en el propio Libro Blanco.
Para Lluís Bonet, profesor de la Universidad de Barcelona y coordinador del estudio, hay que tener en cuenta que el conjunto de la actividad audiovisual, sin contar la radio, «ocupa en Cataluña a más de 7.500 empleados a tiempo completo y genera un valor añadido bruto valorado en el año 2001 en 431 millones de euros. Pero lo más importante es que en cuatro años, el valor añadido en términos nominales generado por la industria audiovisual ha crecido un 38,5 por ciento, pasando de representar el 30,6 por ciento del valor añadido total de la industria cultural catalana en el año 1998 al 35,4 por ciento en el año 2001».
El Libro Blanco destaca como diagnóstico a grandes rasgos:
* La producción cinematográfica anual media es considerable (19 largometrajes) pero tiene una distribución muy irregular y la recaudación es muy escasa, ya que sólo obtiene una cuota de mercado de alrededor del 1,28 por ciento.
* Las empresas de producción independiente para televisión han alcanzado un papel relevante, llegando a proveer el 25,1 por ciento de los programas. Asimismo, cerca de un 60 por ciento de las empresas trabajan exclusivamente para Televisió de Catalunya (TVC / www.tvcatalunya.com).
* La producción catalana se ha especializado, durante el año analizado, en dibujos animados, documental informativo, concursos, magacín, humor y talk-late shows. Por el contrario, las series y seriales de ficción, con un éxito considerable en la televisión catalana, tienen poco peso o resonancia a nivel estatal.
* La distribución audiovisual refleja una alta concentración empresarial. Además, la exhibición cinematográfica catalana ha experimentado un gran dinamismo inversor centrado en las áreas de mayor densidad urbana y, por su parte, el parque de videoclubes se mantiene muy estable y aumenta su facturación.
El informe catalán también destaca como muy positivos, en la actual situación, dos hechos consumados: la creación del Instituto Catalán de las Industrias Culturales (ICIC) y el fortalecimiento del papel motor de Televisió de Catalunya. En cuanto a las acciones de futuro para el sostenimiento de una industria cultural autóctona los autores proponen:
– Aumentar el apoyo público al sector, con mecanismos financieros que favorezcan el reintegro de la ayuda recibida.
– Centralizar estudios, empresas auxiliares, profesionales y centros de formación en el conjunto del área metropolitana de Barcelona.
– Integrar las empresas catalanas en grupos de mayor dimensión, para generar una mayor competitividad en los mercados exteriores.
– Fortalecer las estrategias de difusión y comercialización de la obra cinematográfica en sala de cara a su mejor explotación en las restantes ventanas de difusión audiovisual (vídeo y televisión).
– Aprovechar el liderazgo y la especialización de algunas empresas en determinados géneros.
– Insistir en que el Centro de Producción de Televisión Española (TVE) en Cataluña, en Sant Cugat del Vallés, asuma su cuota de responsabilidad en el desarrollo de la industria audiovisual catalana.
– Potenciar la proyección internacional de la producción audiovisual catalana, a través de la coproducción, la presencia en grandes ferias y mercados internacionales, y la atracción de rodajes y otras inversiones externas a Cataluña. En este sentido, el profesor Bonet insiste en que un mercado cada vez más globalizado no puede omitir la proyección internacional. En último término, este hecho implica «no descuidar la producción audiovisual de vanguardia, ya que sin creadores innovadores difícilmente podremos llegar a ofrecer un producto competitivo a largo plazo y escala internacional».
Libro Blanco del Sector Audiovisual en Euskadi
A mediados del año 2003 apareció este Libro Blanco, elaborado por los departamentos de Cultura e Industria del Gobierno vasco (www.euskadi.net), la corporación pública de radiodifusión Euskal Irrati Telebista (EITB / www.eitb.com) y la consultora internacional BearingPoint (www.bearingpoint.com).
En un diagnóstico inicial del audiovisual vasco, las cifras hablan de la debilidad de una industria altamente atomizada, con falta de infraestructuras y con escasa proyección internacional:
* La industria audiovisual de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa apenas genera conjuntamente el uno por ciento de los ingresos de todo el Estado Español, frente al 74 o al 16 por ciento que generan Madrid y Cataluña, respectivamente.
* El sector se compone de 394 empresas que dan trabajo a 2.998 personas, lo que equivale al 0,36 por ciento del empleo del País Vasco. Sólo cuatro de estas empresas tienen más de 50 trabajadores y alrededor de 250 tienen uno o dos.
* Más de la mitad de las empresas (254) se dedica a actividades cinematográficas y videográficas, 78 trabajan en radio y televisión, y las 62 restantes son agencias de noticias o se dedican a la reproducción de soportes grabados.
* EITB invirtió, en 2002, algo más de un millón de euros en la adquisición de derechos y financiación de largometrajes, telefilmes y cortometrajes producidos por empresas vascas; y más de 300 millones de euros, por los mismos conceptos, en producciones no vascas.
Entre las medidas a adoptar para fortalecer la industria, este informe cree necesaria la colaboración e integración empresarial, la creación de infraestructuras comunes y la coproducción con otras sociedades, todo lo cual permitiría mejorar las posibilidades de distribución y exhibición de la producción audiovisual vasca. En cuanto a los contenidos, plantea como objetivo a medio plazo la producción de cuatro a siete filmes al año, uno de los cuales debería ser en idioma eusquera, y de tres a cuatro tv movies.
Para hacer frente a este cambio estructural del sector, el Libro Blanco plantea una vía de financiación pública especial y la creación de un Fondo de Capital-Riesgo o una Sociedad de Promoción de Empresas Audiovisuales. También propone la creación de dos organismos: una Comisión Interinstitucional del Audiovisual Vasco (en funcionamiento), como interlocutor estable ante la Administración, y un Cluster del Audiovisual del que formen parte las empresas del sector. Además, el Libro Blanco ratifica el papel de liderazgo de EITB en el desarrollo del sector audiovisual vasco.
El profesor Ramón Zallo, asesor del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, en declaraciones a TELOS, cree que el Libro Blanco del Sector Audiovisual en Euskadi sugiere «la confluencia de iniciativas distintas en una misma dirección, que generen sinergias. Ya empiezan a producirse: ayudas industriales, tratamientos fiscales, compromisos desde la televisión vasca, orientación de la orden de subvención de Cultura, líneas de financiación, reivindicación de un audiovisual autogestionado ». Y también remarca que el plan de acciones que propone este informe «es una guía para orientar la dirección transformadora del audiovisual vasco y va a ser un referente para los agentes que intervienen en él, aunque no sea un texto sagrado sino un documento abierto».
Libro Blanco del Sector Audiovisual en la Comunidad Valenciana
El estudio realizado en el País Valenciano está basado en una radiografía del audiovisual regional realizada previamente. Según los datos estimativos de ese diagnóstico, la industria audiovisual autonómica estaría conformada por una cifra próxima a 600 empresas con un volumen estimado de facturación, en términos globales, entre los 400 y 450 millones de euros y daría ocupación de forma directa a algo menos de 7.000 trabajadores.
Las principales líneas de acción propuestas (hasta 250) están divididas por secciones o apartados: creación, desarrollo, financiación, estructura empresarial, distribución, promoción, internacionalización, exhibición, conservación del patrimonio, investigación y formación. Y entre ellas podríamos destacar:
– La creación de un Foro del Audiovisual Valenciano integrado por agentes públicos y privados, destinado a promover iniciativas y analizar de cerca las acciones de fomento y promoción del audiovisual. También se recoge como propuesta la formación de un Observatorio de tendencias del sector y de un laboratorio de ideas o una comisión de notables.
– La elaboración de una Ley del Audiovisual Valenciano que, por otro lado, viene anunciándose y retrasándose desde hace ya varios años.
– La creación de una gala que premie y reconozca el talento autóctono.
– El aumento los porcentajes de emisión en televisión de programas autóctonos, la realización de series de ficción y la promoción del idioma valenciano.
– La apertura de líneas de ayuda a la exhibición de obras audiovisuales valencianas y campañas de promoción.
Todos estos Libros Blancos resaltan la magnitud del capital creativo y cultural en su ámbito geográfico, plantean la necesidad de medidas y organismos de fomento y señalan a sus canales autonómicos de televisión como los agentes que más pueden ayudar a la consolidación de un sector audiovisual fuerte y saneado. Pero también ponen de relieve que las diferencias de partida son acusadas y que el peso de la industria audiovisual resulta muy desigual según cada autonomía. De ello cabe suponer que las medidas a adoptar no deberán ser las mismas en cada caso y que será necesario afinar mucho más las acciones a realizar. Esperemos que ésta sea la principal función de los consejos, comisiones, clusters y observatorios que ya se han creado o están en vías de creación.
Sagrario Beceiro
Artículo extraído del nº 59 de la revista en papel Telos