Los conflictos armados que se producen periódicamente en el planeta no suelen tener un tratamiento exhaustivo en las revistas especializadas en el campo de la comunicación, las industrias culturales y las nuevas tecnologías, sobre todo las de carácter más académico. Los motivos de este desinterés son diversos y obedecen a diferentes causas. Hay un gran sector de revistas teóricas especializadas en disciplinas tales como la Lingüística, la Semiótica, la Psicología, la Pedagogía o la Sociología, es decir que se preocupan especialmente de la comunicación humana o social y del análisis de contenido y, casi siempre, en sus propios ámbitos nacionales y/o lingüísticos. Otro sector de revistas (tanto académicas como profesionales) se interesa por los mercados, los adelantos técnicos y sus repercusiones en el campo profesional y social. Finalmente, habría que hacer referencia a otras revistas teóricas que se han especializado en la perspectiva histórica y analizan sobre todo la evolución de la prensa, la radio, la televisión y el cine, casi siempre en el ámbito nacional.

Pero, sin duda, son escasas las revistas de este campo de estudio que estén interesadas en las perspectivas de la Ciencia Política, la Economía Política o las Relaciones Internacionales. Por tanto, es difícil encontrar publicaciones especializadas en comunicación internacional, o bien en cuestiones que pongan en común los conflictos armados con la comunicación social internacional. Por este motivo, resulta infrecuente que las publicaciones especializadas se preocupen por cuestiones de esta naturaleza, a pesar de las enormes repercusiones políticas, sociales, económicas, militares, tecnológicas, culturales y, por supuesto, comunicativas que se desprenden de ello.

A estas cuestiones habría que añadir otras que tienen que ver con los procesos de elaboración y selección del material, evaluación, edición y distribución de este tipo de revistas, que suele ser muy lento y que generalmente va de un año para otro. De modo que son publicaciones que no tienen grandes posibilidades para cambiar el contenido global de un número en poco tiempo y, en consecuencia, su capacidad de respuesta ante acontecimientos mundiales de este carácter es lenta, por más importantes que éstos sean.

Por ello, las revistas profesionales (más parecidas a un magazine especializado en cualquier campo del saber, con una periodicidad generalmente más regular y frecuente, con textos más breves, ágiles y con menor carga erudita) pueden reaccionar con más facilidad ante este tipo de conflictos internacionales, porque generalmente recurren a las aportaciones y reflexiones de los propios profesionales comprometidos en la actividad periodística.

Con motivo de los atentados terroristas contra Nueva York y Washington que conmovieron al mundo el 11 de septiembre de 2001 y que permitieron a cientos o quizá miles de millones de personas en todo el planeta contemplar “en directo” un acontecimiento de carácter “histórico”, las revistas del campo de la comunicación que mejor han sabido reaccionar ante estos hechos, así como ante la guerra posterior contra el régimen talibán, han sido sin duda las de carácter profesional, es decir, las que se especializan en analizar la evolución y las características de la labor periodística. Tal ha sido el caso, por ejemplo, de las norteamericanas Columbia Journalism Review, Media Studies Journal y Quill; de las británicas Cabe and Satellite Europe e Inter Media; de la italiana Problemi dell’Informazione; de la ecuatoriana Chasqui; de las mexicanas Etcétera, Revista Mexicana de Comunicación y Zócalo, y de la catalana Capçalera. Todas ellas, en mayor o menor grado, hacen un primer balance de las consecuencias que ha tenido el ataque terrorista en las audiencias del ámbito mediático global, y las crecientes limitaciones a la libertad de los medios y de los profesionales cuando se ponen en peligro los bienes e intereses imperiales.