La exhibición cinematográfica en España: cincuenta años de cambios
José Vicente García Santamaría
Madrid: Cátedra, 2015, 380 p.
ISBN: 978-84-376-3371-8
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La exhibición cinematográfica en España viene a cubrir una laguna importantísima en el sector más olvidado de la cinematografía española: el de la exhibición. En este trabajo de García Santamaría, realizado con todo rigor y exhaustividad, se sientan las bases para estudios posteriores sobre la materia.
Con abundante documentación, el trabajo comienza con un análisis de las nuevas salas de cine como lugar arquitectónico que permiten vivir una experiencia colectiva en el interior de las ciudades, los complejos cinematográficos multiplexes y megaplexes ubicados generalmente en los grandes centros comerciales con diferentes pantallas, resultado de la gran reconversión que ha sufrido el sector en los últimos cincuenta años.
Economía de la exhibición
Bajo el término ‘economía de la exhibición’ el autor nos adentra en el papel de los circuitos de exhibición y en el mundo de los complejos cinematográficos enclavados en centros comerciales, el componente inmobiliario de la exhibición y la inversión en locales destinados a la exhibición, así como el espacio del metro cuadrado por butaca; las ventajas y desventajas de invertir en complejos de cine y cuál es la inversión necesaria para poner en marcha un multiplex ubicado en un centro comercial de provincias; la creación de las primeras multisalas en Kansas City en 1963, hasta su llegada a España en 1977 con la creación de los cines Alphaville en Madrid, y el primer multiplex con más de 8 pantallas en el centro comercial Madrid 2 La Vaguada.
El sector de distribución con lanzamientos de cada vez más copias, mayor inversión publicitaria y menor tiempo de permanencia en cartel, estrenos en wide release, el papel de las majors de la distribución: Sony, Warner, Disney, Hispano Foxfilm, Universal, Paramount tanto en EEUU como en España.
Se analiza el control de taquilla (medida para que el exhibidor declare los ingresos que percibe por la proyección pública de las películas) desde su creación en 1964 hasta nuestros días y nos adentra en la cuota de pantalla, obligación del exhibidor de programar un porcentaje de obra comunitaria durante el año natural, medidas de control y protección por parte de la Administración. Aborda también las relaciones contractuales entre distribuidor y exhibidor en el alquiler de las películas de estreno y, por supuesto, el reparto de los ingresos de taquilla entre los distintos propietarios de la obra cinematográfica.
Equipamiento, espectadores y barreras
Posteriormente expone la gran reconversión que ha sufrido el parque de salas con la digitalización del cinema, período que comenzó en EEUU en 1993 con la restauración digital fotograma a fotograma de Blancanieves y los siete enanitos (1937). En España comenzó en 2007 con la proyección de la película Beowulf, pero el gran salto de la digitalización en nuestro país fue con la proyección de la película Avatar (2009), para cuya proyección muchos cines se apresuraron a adquirir equipos digitales.
En cuanto al parque o número de salas, analiza los dos grandes retrocesos en cuanto al número de pantallas que ha tenido el sector de exhibición español: en 1968 había en nuestro país 7.761 pantallas; en 1994 el descenso fue considerable, cifrándose en 1.773, hasta las 3.675 pantallas en 2014. Esta variación del número de salas y pantallas ha obedecido a múltiples motivos que se analizan en la presente obra.
El boom de los megaplexes salas con más de 16 pantallas eclosionó en nuestro país en 1997; en esta obra se estudian los circuitos de exhibición y empresas familiares que operan en el sector como propietarios de las salas.
Un factor decisivo para el cambio y evolución del sector cinematográfico han sido sus públicos, de las décadas de 1970, 1980 y los actuales del siglo XXI, que difieren considerablemente de los espectadores de antaño, del moviegoer al occassional goer.
En cuanto a las barreras para consumir cine en salas, el autor cita las económicas (el precio de la entrada), una oferta audiovisual sustitutiva (vídeo, televisión, Internet) y la accesibilidad (lejanía de las salas, poca oferta de cines adecuados a los gustos de los consumidores). Para el 38 por 100 de los encuestados por García Santamaría, el principal elemento disuasorio es el precio de las entradas. El precio medio de una entrada de cine es de 6,9 euros; lejos quedan los tiempos de la posguerra civil española cuando el precio de la entrada estaba subvencionado por el Estado, pues el cine era un producto de primera necesidad y no casi un artículo de lujo como actualmente.
Para el autor, mejorar la asistencia al cine supone un paso previo de pacto con las distribuidoras, que son las que imponen los porcentajes de reparto de taquilla entre distribuidores y exhibidores.
En definitiva, un extraordinario documento en el que se aborda con profusión de estadísticas, datos y citas la evolución y crisis que ha padecido el sector de exhibición durante los últimos cincuenta años en España y comparándola con países de su entorno en la Unión Europea y EEUU.
Artículo extraído del nº 102 de la revista en papel Telos
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