Montaje audiovisual. Teoría, técnica y métodos de control
F. Morales Morante
Barcelona: UOC, 2013, 249 p.
ISBN: 978-84-9029-996-8
Hacía falta un libro como el que acaba de publicar el profesor Fernando Morales, Montaje audiovisual. Teoría, técnica y métodos de control. Porque hacía falta actualizar los conocimientos sobre montaje en un mundo tan contradictorio y cambiante como el nuestro. El libro responde a una necesidad académica y profesional, y debe ser una fuente útil tanto para estudiantes de Comunicación como para profesores y profesionales del sector.
A lo largo de sus diez capítulos, el libro establece una perfecta dialéctica entre mundos paradójicamente enfrentados. Esta situación ruborizante entre historia y modernidad del montaje, entre especialización y versatilidad de la profesión y entre teoría y técnica de su estudio, no podía seguir así.
El montaje de la modernidad
El conocimiento de la modernidad no es solo aquel que esté actualizado hasta el día de hoy, sino el que es capaz de integrar todo el conocimiento histórico de una disciplina en modelos teóricos y técnicos totalmente aplicables a las tendencias de hoy y de mañana. Ese conocimiento no caduca.
Se parte de los pilares fundamentales del montaje para hacer un recorrido histórico crítico y científico hacia teorías abiertas probadas mediante casos prácticos de todos los géneros y medios explicados en su realización técnica y en sus principios teóricos.
Solo mediante estas teorías y modelos podemos sacar partido a todo el conocimiento acumulado sobre montaje e incorporarlo en forma de rasgos básicos del lenguaje audiovisual, para poder ensamblar así los diferentes discursos de la modernidad. De hecho, el alfabeto de recursos creado por Porter, Griffith, Arheim, Metz, Mitry… -plano, secuencia, escena, raccord, continuidad, ejes, etc.- es considerablemente estable y definitivo, por lo que su uso actual en los nuevos medios y para diferentes receptores solo responde a variantes discursivas.
Bajo un paradigma netamente comunicativo, en la que cada perspectiva es evaluada por la intención comunicativa de cada acto histórico, se definen los recursos matrices de un modelo teórico del montaje. Dicho modelo presenta dos niveles, el de sujeción operativa y el de sujeción intencional, dominados por una intención predominante y, más importante, inscritos en un nivel de sujeción de la percepción espaciotemporal. Solo en la medida en que se integren de forma coherente todos estos recursos del montaje para producir discursos que nunca casualmente provocan efectos atencionales y emocionales, hablaremos de modelos teóricos abiertos que pueden aplicarse a géneros tradicionales y nuevos cual fueren leyes de la edición de imagen y sonido.
De esta forma, se estimula la innovación en el montaje a través de la práctica, la experimentación y la intuición, que tendrán su respuesta en las salas de cine, los salones particulares o en cualquier entorno. Estas tendencias libres deben contemplarse en los modelos teóricos. Solo así, y a través de la investigación básica, se depurarán los lenguajes y podremos tener modelos cada vez más estables sobre el montaje audiovisual.
El especialista y el todoterreno
Nos llegan mensajes confusos de la modernidad. Se precisan especialistas en programación, bioquímica, medicina, biología…, pero al tiempo no hay carta de presentación que no hable de versatilidad, flexibilidad y de vocación holística en cada área de conocimiento. El profesional montador o editor audiovisual no podía ser menos, así que su perfil es también doble: experto montador y montador versátil de cine, tele, publicidad y música. En verdad, se trata de tener todo el conocimiento teórico, práctico, metodológico y técnico sobre montaje y al mismo tiempo, poder aplicarlo a usos tan diferentes como un filme de autor, un spot de bajo presupuesto, un documental social, una ficción corta para móviles, un programa de televisión o un videoclip. La versatilidad en las funciones audiovisuales nos debe llegar a aplicar todo el conocimiento sobre montaje buscando siempre la innovación. Montaje audiovisual no solo estimula esa innovación mediante un planteamiento abierto en que siempre se disponen de herramientas creativas, sino que además se proponen casos reales y ejercicios prácticos muy variados. Se impulsa el desarrollo y entrenamiento de capacidades ligadas a casos por encima de la memorización descontextualizada. Y se hace referencia constante a las tendencias rupturistas en lo teórico y lo técnico como partes de la estrategia creativa del producto toda vez haya una coherencia intencional y perceptiva comandada por el acto comunicativo -que tenga en cuenta el medio, el contexto y la audiencia-.
El momento actual exige que el ‘pensar’ esté totalmente anclado en el ‘hacer’, por lo que resulta fundamental que las universidades y las escuelas superiores de cine empiecen a entenderse. Montaje audiovisual revisa los fundamentos técnicos de la edición analógica como base lógica para aprehender este proceso ‘manual’ y asimilar a continuación la guía práctica sobre los actuales principios tecnológicos de edición y diseño de rodaje adaptado al montaje. El lector encontrará todos los pasos que debe dar para un correcto proceso de rodaje, captura y edición de material audiovisual, con la terminología comúnmente utilizada y con las diferentes opciones de software y hardware de las que se dispone en la actualidad en las tres fases fundamentales del proceso. Solo así el montador o editor podrá vehicular el conocimiento teórico y estratégico desarrollado en la primera parte del libro.
La propuesta es transparente y esencial, pues se dedica un capítulo al análisis del montaje de casos de acción, dramáticos, informativos, publicidad, videoclips, formatos para pequeña pantalla y formatos especiales, en los que los preceptos teóricos desarrollados tienen su total correspondencia práctica, actuando así como paradigmas discursivos del modelo teórico para los diferentes géneros.
Fill the gap entre teoría y técnica
¿A quién se dirige este manual? Los profesores sobre lenguajes en los grados de Comunicación audiovisual, Publicidad y Periodismo comenzábamos a tener algunos problemas para sistematizar el conocimiento actualizado sobre narrativa audiovisual. Además de lo novedoso de los ejemplos, se precisa un sustento teórico integral de los nuevos lenguajes que se imponen. Cada vez era más marcada la disociación entre los manuales clásicos y las tendencias de la profesión que se ha instituido en el día de hoy. Ahora ya tenemos en nuestras manos un ejemplar básico para este tipo de bibliografías.
De poco sirve una historia del montaje si no acaba en un modelo teórico que anticipe los pasos de la edición audiovisual en el día de mañana. Y de nada sirve escribir sobre lo específico del montaje cinematográfico o televisivo sin tener en cuenta que las nuevas tecnologías propician productos híbridos y nuevos productos sobre la base comunicativa de las reglas generales de lo audiovisual. No es casual pues que Morales nos hable de Montaje audiovisual, cuando ‘audiovisual’ es toda comunicación intencional genérica a través de la tecnología audiomimética.
No nos engañemos: vaya respiro para la Academia. Cuando se estaba llevando al extremo la dictadura del instrumento y la idea de que el conocimiento teórico es prescindible, se impone una tendencia equilibrada e integral: el total ensamblaje entre preceptos teóricos y herramientas tecnológicas. En verdad, no hay tal enfrentamiento entre teoría y técnica, universidad y profesión. Ambas forman parte de un todo, una masa uniforme en donde una solo existe por la otra, pues tan importante es saber qué montaje queremos hacer como saber hacerlo. Lo importante es la formación licenciada que nos salvaguarde del frenesí de la técnica y del mercado bajo el paraguas de un lenguaje audiovisual genérico que el usuario deberá conocer de forma integral (teórico, conceptual, tecnológico y perceptivo) y que será aplicado en un mensaje intencional más allá del género, subgénero o transgénero del que se trate. También para los actuales profesionales, esta perspectiva es aire fresco entre la universita medieval y la city del siglo XXI. Por lo tanto, este manual es fundamental para alumnos y ex alumnos, profesionales y, claro está, académicos.
Pero es que incluso entre la docencia de este tipo de materias y la actividad investigadora del académico había un gap por cubrir. ¿Cuántas veces hemos escuchado que la actividad de investigación está totalmente desligada de las clases toda vez las clases sean lo que el mercado realmente necesita? La respuesta se da en el último capítulo del libro, en el que se define la eficacia del montaje para el procesamiento de la información, entendiendo por información la atención, la comprensión, la sorpresa y la emoción. El investigador debe ordenar las rutinas productivas más actuales e intuitivas en forma de teorías del montaje que deberán ser probadas experimentalmente mediante la medición de las variables de recepción: movimientos sacádicos, ritmo cardíaco, presión arterial, conductancia y dilatación pupilar. Y vuelta a empezar.
Artículo extraído del nº 96 de la revista en papel Telos
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