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El terrorismo visto desde la perspectiva de la comunicación


Por Karen Arriaza Ibarra

portadaComunicación y Terrorismo

Ubaldo Cuesta, María José Canel y Mario G. Gurrionero (Eds.)

Madrid: Tecnos, 2012, 352 p.

ISBN: 978-84-309-5446-9

Los antecedentes de este libro se remontan al International Summit on Democracy, Terrorism and Security (celebrado en Madrid en 2005, bajo el patrocinio del Club de Madrid) cuando, durante su conferencia, el profesor Fernando Reinares, uno de los mayores expertos en el estudio del terrorismo en España, comentó que el principal objetivo del terrorismo es «comunicar, no matar». Por paradójico que pueda resultar, en realidad matar es la ‘inevitable’ consecuencia del terrorismo (a diferencia de los actos guerrilleros, en los que el principal objetivo es ‘liberar’ zonas concretas). En efecto, en el caso que nos ocupa, ‘el miedo es el mensaje’ -en este caso me he permitido corromper la mítica frase de McLuhan- y los actos terroristas, sean el asesinato selectivo o los atentados indiscriminados, son apenas un instrumento, pero no un fin en sí mismo. La finalidad que persiguen los terroristas es mantener un estado de tensión, crispación y zozobra sobre los estamentos políticos e infundir miedo e incluso pánico a la población, para de ese modo hacer sentir que nadie está libre de convertirse en una víctima por el simple pero irremediable hecho de estar en el momento y el lugar equivocados.

Por razones de todos conocidas, desde hace mucho tiempo en España se han realizado serios estudios sobre las causas, la evolución y las consecuencias del terrorismo. Así, desde la Ciencia Política, la Sociología, la Psicología, el Derecho y la Economía se han aportado visiones particulares que han permitido que ahora seamos capaces de estudiar -jamás comprender, ni mucho menos justificar- el terrorismo desde un enfoque multidisciplinar. Sin embargo, se echaba en falta un trabajo de gran calado desde la mirada de las Ciencias de la Información, más aún escrito en español.

 

Tres obras de referencia

Hay múltiples artículos publicados en libros y revistas especializadas sobre este tema en todo el mundo. Naturalmente, en el renglón de artículos académicos y papers es obligado conocer las investigaciones auspiciadas por el Centre for the Study of Communication and Culture (CSCC), muy en especial las realizadas por el grupo Terrorism and Mass Media, dirigido por el profesor William E. Biernatzki. En el caso de los libros, entre la amplia oferta editorial existente, a mi parecer los tres trabajos académicos indispensables son los siguientes: en primer lugar, el libro Images of Terror: What We Can and Can’t Know About Terrorism, del profesor Philip Jenkins (publicado en 2003 por Aldine de Gruyter); en segundo lugar, Terrorism and Communication: A Critical Introduction, del profesor Jonathn Matusitz (publicado en 2012 por Sage). El tercer libro es justamente el que ha motivado la presente obra, Comunicación y Terrorismo, editado por los profesores Ubaldo Cuesta, María José Canel y Mario G. Gurrionero.

En los dos primeros libros el lector encontrará los fundamentos teóricos en los que se sustenta el mensaje, así como la interconexión entre las acciones y el discurso de los terroristas. Comunicación y Terrorismo, sin embargo, es la consecución natural de los anteriores porque va un paso más allá, al estudiar en profundidad y desde una perspectiva multidimensional casos concretos, todos muy recientes y que han generado gran alarma social a nivel mundial (por ejemplo, los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, los del 11 de marzo de 2004 en Madrid o los del 7 de junio de 2005 en Londres, entre otros).

Este trabajo es una obra colectiva en la que han participado veinte expertos de reconocido prestigio en la materia, de entre los que destacan los propios editores. El documento está estructurado en tres grandes apartados: los gobiernos, los medios y los ciudadanos; en total suma trece capítulos. En principio, las 348 páginas son las necesarias para aportar una amplia visión, no para agotar el tema, pero sí para exponer con suficiencia los temas que son competencia del binomio comunicación y terrorismo.

Tres referentes en la obra

A mi modo de ver, la mayor trascendencia de este libro radica en tres cuestiones concretas. En primer lugar, explica la manera en que los canales de comunicación posmodernos son utilizados por los terroristas para difundir el mensaje que persiguen. Este es un tema de enorme trascendencia, porque analiza la compleja interacción que subyace entre los políticos y los medios cuando ambos se enfrentan a la difícil tarea de tener que dar a conocer a la ciudadanía unos hechos terribles como son los actos terroristas. Es entonces cuando políticos y medios se ven arrastrados a plantearse el dilema ‘comunicar o no comunicar’, aunque con el imparable auge y uso de las redes sociales, no hacerlo equivale a cometer una gran imprudencia. Por una parte, la comunicación es el medio en el que se sustenta el inalienable, irrenunciable e imprescriptible ‘derecho a saber’ de los ciudadanos. Pero por otro lado, los políticos y los medios son conscientes de que los terroristas los ‘utilizan’ como altavoces para, precisamente, difundir su mensaje, razón por la cual resulta urgente y necesario replantearse el papel que estos agentes deben desempeñar en la sociedad.

En segundo lugar, el libro pone en evidencia el inmenso poder de la comunicación (y de los medios disponibles, ahora más que nunca) al servicio de los gobiernos y de la sociedad civil para, precisamente, combatir tanto al mensaje como a los actos y a los actores terroristas. Aquí merece la pena recordar un pensamiento de Karl Popper, cuando escribió que «las sociedades, cuanto más cerradas, más dogmáticas» (La sociedad abierta y sus enemigos, 1945). Para combatir el dogmatismo, la ignorancia, el fanatismo, la intolerancia y el odio, expresiones comprendidas detrás de todo acto terrorista, Popper propone una alternativa muy pertinente: la comunicación, a lo que añadiría que cuanto más diáfana y expedita, mejor.

Finalmente, y en tercer lugar, este libro da nuevas luces para que en España se continúe el estudio de la comunicación y el terrorismo con renovados bríos para que, de ese modo y en la medida de lo posible, la sociedad en su conjunto sea capaz de prevenir el problema del terrorismo y, desde luego, de sus consecuencias.

Soy de la opinión de que en América Latina también tendrán interés en su lectura. En los últimos años los cárteles de narcotraficantes (por ejemplo, el cártel del Golfo, el de los Zetas y el de Tijuana, entre otros) han utilizado a los medios para difundir su mensaje, un proceder muy parecido al de los terroristas. Por todo lo anterior, en el estudio de la comunicación y el terrorismo, sin duda, las Ciencias de la Información aún tienen mucho que decir.

Artículo extraído del nº 95 de la revista en papel Telos

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Karen Arriaza Ibarra

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