Considerado uno de los artistas más interesantes de la pintura contemporánea española, el arte de José María Sicilia (Madrid, 1954) hace ya tiempo que ha incorporado, como uno de sus modos favoritos de ganarse la atención del espectador, una especie de juego perceptual que permite la aprehensión del tema visual, y que, a la vez, lo deja vagar hacia un estado en el que es imposible el reconocimiento.
Las numerosas exposiciones individuales y colectivas de Sicilia durante toda su trayectoria artística han ido poniendo de manifiesto la fuerte impronta matérica de su pintura, pero también el verdadero núcleo de sus preocupaciones plásticas: la distorsión ilusionística del plano a través del equívoco visual entre figura y fondo, así como la contraposición aguda entre materia y gesto. Esta tensión dialéctica, desde luego, nada significaba sin el elemento de la luz, que convierte su pintura en una suerte de modelado transparente.
En la muestra artística de su pintura que Sicilia ha realizado especialmente para Telos se puede admirar cómo el artista sepulta la imagen en capas sucesivas de cera hasta que se llega al umbral para la visión.
Con ello nos conduce a un reino de percepción en el que el reconocimiento ya no equivale a una función de diferenciación de detalles que lleva a una vista en conjunto, sino más bien se trata de una aprehensión intuitiva de la débil sombra de una imagen, que, debido a su misma especificidad, nos permite saber que pertenece a un fenómeno o a un objeto.
Artículo extraído del nº 42 de la revista en papel Telos
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