Muy tímidamente está surgiendo en España la edición electrónica de libros en sus diferentes soportes, aunque aún ni siquiera alcanzamos la primera fase de lo que podríamos llamar el sector del libro electrónico.
En un principio, éste podría llegar de la mano de la alianza entre los grandes grupos edioriales españoles y las multinacionales de la informática.
Podría decirse que existen dos formas o tipos diferentes de entender qué es un libro electrónico. La primera hace referencia a la versión electrónica de libros que existen ya en soporte papel y que están basados fundamentalmente en texto, como son los casos de obras de referencia, enciclopedias, diccionarios, manuales, etc.
La segunda hace referencia a aquellas obras que han sido concebidas directamente para ser editadas de forma electrónica y cuyo contenido ya no es sólo textual, sino que incluye imágenes fijas, en movimiento y sonido, es decir, son productos multimedia.
Ambos tipos de obras electrónicas suelen tener como soporte el CD-ROM, disquete, cinta magnética, CD-I, etc., sin olvidar tampoco otra forma de difusión como es a través de redes de comunicación tipo Internet, donde pueden ser consultadas en cualquier momento y a cualquier hora desde un terminal conectado vía módem a la línea telefónica.
Pues bien, el panorama español de la edición electrónica es bastante desolador por el escaso desarrollo de este sector en nuestro país.
Apenas si existen publicaciones que podamos llamar estrictamente electrónicas, puesto que no entendemos por publicaciones electrónicas los productos multimedia dedicados al ocio o al entretenimiento, como son los juegos de esparcimiento o con fines educativos. Hablamos de edición electrónica de libros de referencia, diccionarios, enciclopedias, obras o publicaciones científicas, etc.
Por lo que respecta a la edición de obras enfocadas directamente al soporte electrónico destaca la Enciclopedia Multimedia de Planeta Agostini, una obra surgida fruto de la unión estratégica entre IBM, que aporta el aspecto tecnológico, y Planeta, que contribuye con el contenido editorial.
Se trata de una obra desarrollada íntegramente en España, por lo tanto, no es la adaptación al castellano de un producto extranjero. Es una obra de calidad con cantidad de referencias a la idiosincrasia e historia española, que está actualizada hasta el momento del atentado sufrido por José María Aznar el pasado mes de mayo. El único inconveniente es que sólo se puede adquirir junto con un lote multimedia, lo que grava el precio innecesariamente.
La enciclopedia está dividida en cinco secciones principales: Diccionario, que contiene más de 35.000 voces con sus correspondientes sinónimos, que pueden ser consultadas directamente o desde cualquier pantalla de la enciclopedia; Datos Estadísticos de todas las naciones y territorios del mundo; Temporama, una cronología de la historia universal desde el año tres mil antes de Cristo hasta nuestros días; un Atlas con todos los datos cartográficos, de política, orografía, de continentes, países y comunidades autónomas, etc.; y Galería, donde se puede disfrutar de gran cantidad de vídeos, sonidos gráficos, fotografías, etc. seleccionadas por áreas de interés. El interfaz gráfico es muy agradable, sencillo de manejar y muy intuitivo.
Otro acontecimiento editorial electrónico lo constituye el diccionario de la Real Academia Española, editado por Espasa Calpe, que se pondrá a la venta en el mes de octubre de este año. El soporte será también el CD-ROM, al que se le saca todas las posibilidades que ofrece esta tecnología. Permite la búsqueda de cualquier palabra con la función hipertexto; permite la búsqueda indirecta, es decir, por la terminación de las palabras, por ejemplo, aquellas que acaben en mente o en cualquier otra terminación, lo que es muy útil, verbi gracia, para escribir en verso.
Permite la búsqueda de frases hechas y términos complejos, lo que el diccionario clásico llama «formas complejas». Otra forma de búsqueda es por localismos, por áreas temáticas, por categorías gramaticales, por etimología.
Tiene una función realmente curiosa la llamada búsqueda avanzada, en la que si se introduce, por ejemplo, «manada» y «cerdos» sale «piara», o si introducimos «natural de Alcalá» nos sale «alcalaíno», «alcalaeño», «complutense», etc. La búsqueda de anagramas permite recuperar palabras de diferente significado pero que contienen las mismas letras, por ejemplo, trapecio, tapicero, proteico. Por último, tiene funciones accesorias, como marcadores tipo post-it, es decir, notas que se pueden añadir asociadas a un lema o artículo que se haya buscado y que puede consultarse cuando se quiera. En definitiva, se trata de un diccionario con inmensas posibilidades para todos los que quieren tener un mayor control y conocimiento de la lengua española.
Prácticamente todos los grandes grupos editoriales han creado su propia editorial multimedia. Son los casos de Anaya, Planeta, Grupo Zeta, los cuales compiten a su vez con las divisiones de edición electrónica de las grandes empresas informáticas como Apple, Microsoft, IBM, amén de otras tantas empresas aparecidas a la sombra de esta tecnología.
Siguiendo con las ediciones electrónicas en castellano, se está preparando también la edición del Diccionario de María Moliner, y existe otra enciclopedia, Durvan. La Biblioteca Nacional, por su parte, está preparando un catálogo de consulta de parte de su fondo bibliográfico y que podrá consultarse en línea.
En cuanto a publicaciones periódicas españolas en formato electrónico se pueden contar con los dedos de una mano: por una parte existen dos periódicos, ambos catalanes, que pueden consultarse electrónicamente, son El periódico de Cataluña y Avui. Al primero se puede acceder a través de Servicom, la cual lo tiene disponible en un Wed para Internet, y el segundo está accesible en Internet directamente. En cuanto a las revistas también son dos las que están disponibles en Servicom: la catalana El Temps y las publicaciones informáticas del grupo IDG (PC World).
Por otra parte, los periódicos de tirada nacional El Mundo y ABC realizaron un primer intento para poner sus publicaciones on line a través de Servicom, pero por distintas razones aún no han llegado a un acuerdo con el operador. Sin embargo, ambos diarios tienen en CD-ROM el contenido de parte de sus periódicos. En el caso de ABC han volcado a este soporte todos los suplementos de cultura desde 1991 hasta 1993. El Mundo, por la suya, ha digitalizado todo el contenido del periódico, incluidas las fotos, de todo el año 1994, fraccionado por semestres. El hecho de que algunos periódicos de difusión nacional editen en CD-ROM el contenido de sus periódicos de años anteriores, supone que en cualquier momento puedan estar disponibles en línea, bien a través de Internet, bien por mediación de empresas de servicios telemáticos.
Lo que ha hecho del CD-ROM el soporte ideal para la edición electrónica es su enorme capacidad para almacenar datos (250.000 folios de texto o 7.000 imágenes a color ó 72 minutos de imágenes en movimiento o dos horas de música estéreo), en 600 Mb de memoria, además de ofrecer la tan deseada interactividad, lo que le hace idóneo para contener programas de ocio y educativos.
Pero esta capacidad de almacenamiento es la que tienen actualmente los CD-ROM, aunque en un futuro muy próximo este soporte electrónico llegará a alcanzar los cinco gigabytes (GB) -5.000 Mb-, gracias a la alianza estratégica de 17 compañías de electrónica, informática y entretenimiento entre las que se encuentran Thomson, Pioneer, Time Warner, Toshiba, Hitachi, Matsushita, MCA y MGM. Este nuevo artilugio de memoria descomunal ha sido catalogado como super density digital video disc, o SD, y tiene la apariencia de un CD convencional de 120 milímettros de diámetro que contiene 7,5 veces más información.
Según los expertos, antes de finalizar el siglo XX el 20 por ciento de todo lo editado en el mundo podrá encontrarse en CD-ROM. Se prevé que en un futuro cercano todos los ordenadores que se vendan incorporarán un lector de estos discos compactos.
Pero no hay que olvidar que estamos en una fase embrionaria de lo que llegará a ser un CD-ROM o más exactamente de lo que llegará a contener este soporte, al igual que ocurrió con el cine, que comenzó filmando el teatro para después adquirir personalidad propia. E incluso la televisión en sus comienzos se parecía a la radio trasladada a la pantalla, pero rápidamente se convirtió en lo que ahora conocemos. No cabe duda que el CD-ROM encontrará su propia forma de ser y adquirirá voz propia.
Todavía se limitan a publicar libros de historia, libros de cocina ilustrados, guías urbanas, manuales, diccionarios e inclusos novelas policíacas con argumentos múltiples. Pero es seguro que llegará un momento en que delimite su propio territorio.
Si en España disponemos aún de pocas publicaciones electrónicas no ocurre así en Estados Unidos, donde este tipo de edición está abriéndose camino poco a poco. En el caso de los periódicos existen cerca de 200 que se encuentran disponibles en línea. El primero que lo hizo de forma integral fue The Chicago Tribune a través de American On line, una red informática de servicios múltiples, le sigueron The New York Times, Los Angeles Times, Newsday, Usa Today, The Kansas City, etc.
El paradigma de periódico electrónico lo constituye el diario norteamericano Mercury Center editado en la ciudad de San José, pero es algo más que la versión electrónica de su homónimo en soporte papel: incluye además todas las noticias de agencia que por falta de espacio no contempla la versión clásica, mensajería electrónica, distintos foros, e incluso dispone de un archivo donde se recogen todos los artículos publicados desde 1985. La redacción del Mercury Center está formada por 16 periodistas que están generando noticias las 24 horas del día. Esta agilidad informativa le permitió ser el primero en dar la noticia del terremoto de Los Angeles ocurrido en enero de 1994
La última tendencia en este campo que se detecta en Estados Unidos es la iniciativa que ha surgido de la asociación de varios grupos multimedia para crear una red propia en la que ofertar todo tipo de servicios informativos.
Se trata de una red telemática especializada en información periódica, pudiéndose acceder a una amplia oferta informativa procedente de la prensa escrita, además de todo tipo de información a la carta, en este caso se pueden solicitar temas muy concretos, como pedir específicamente información sobre el déficit público de los países de la Unión Europea o sobre el incremento o descenso de las ventas en un sector determinado de un país concreto, etc.
En el campo de las publicaciones científicas ocurre otro tanto de lo mismo. Se estima que existen en la actualidad alrededor de setenta publicaciones científicas que se distribuyen electrónicamente a través de la Internet y que ofrecen los últimos hallazgos científicos a todos los investigadores conectados a esta red.
El deseo de los científicos de conocer con la máxima rapidez los últimos avances en sus campos respectivos ha llevado a éstos a utilizar este tipo de comunicación electrónica. En el campo de la Física existe, por ejemplo, una versión electrónica de la famosa Physical Review Letters editada por la Asociación Americana de Física. Otra asociación de renombre, la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), que cuenta con 140.000 miembros, y junto a la prestigiosa revista Science, edita una publicación electrónica llamada Current Clinical Trials, donde se recogen los resultados obtenidos de ensayos con nuevos fármacos, que son esperados con ansiedad tanto por investigadores clínicos como por asociaciones de enfermos.
Uno de los problemas que entraña este tipo de edición electrónica de carácter científico es que se saltan por alto el llamado peer review, un sistema de selección de los trabajos publicados y que garantizan que dichos estudios aportan algo nuevo a la ciencia. Sin embargo, en el campo de la Física concretamente se está tratando de solucionar este problema consistente en que ochenta científicos realicen el crucial peer review en la red pero previamente a su edición definitiva en Internet.
Existe, sin embargo, otro problema añadido que limita la expansión de la edición electrónica: los derechos de autor, porque en el momento en que un documento está accesible en la red cualquiera puede copiarlo e imprimirlo y piratearlo. A este respecto un grupo de científicos está estudiando una posible solución tecnológica para evitar la piratería electrónica.
Sin duda, a nadie se le escapa que estamos ante algo nuevo que con toda seguridad va a condicionar mucho nuestra forma de adquirir información y conocimientos e incluso nuestra forma de relacionarnos.
Artículo extraído del nº 42 de la revista en papel Telos
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