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Balance de una década


Por Santiago Lorente

Factor explicativo de primer orden de los acontecimientos sociales en los últimos años, las tecnologías para la información han transformado ya seriamente la sociedad española. El balance de una década decisiva (1982-1992) lo testimonia sobradamente.

En el Cuaderno Central del presente número de Telos se recoge una síntesis del capítulo 13 del Informe FOESSA titulado Tecnologías para la Información: La Convulsión la Década (1). Para este cuaderno se ha hecho un gigantesco esfuerzo de síntesis y/o de eliminación, para dejar lo más sustantivo. Además, se han respetado las autorías de todos aquellos que han participado en las más de 200 páginas impresas de ese capítulo. Partiendo de una magnífica obra de consulta, se ha buscado así ofrecer los as-pectos más relevantes y de interés para los lectores de Telos.

Es muy notable que, por primera vez en la ya larga historia del Informe FOESSA (decano de los informes sociológicos en España) se introduce un capítulo que aborde el fenómeno de la tecnología, y en concreto, de unas tecnologías que, al parecer, han supuesto una auténtica convulsión en la década (en sentido amplio) que es objeto de análisis en dicho informe: desde 1982 hasta 1992. ¿Qué razones hubo para incluirlo? Hoy no cabría concebir un análisis riguroso y completo, desde el punto de vista sociológico, del último tramo del siglo XX que no incluyera como una (si bien obviamente no la única) de las variables independientes (causales o explicativas) más relevantes de lo que está ocurriendo a las tecnologías para la información.

Numerosos autores, en lo que constituye ya un lugar común de la literatura especializada, han mostrado y demostrado la permanente interrelación entre tecnología y sociedad en la cultura de la especie humana, y cómo ésta puede explicarse e interpretarse en ocasiones muy bien justamente a partir de los sucesos tecnológicos -véase Mumford, Giddes, y hasta nuestro propio Ortega y Gasset, a quien el papel de la técnica y de los técnicos le tenía especialmente preocupado, por ejemplo, en su libro Meditación de la Técnica (2)-.

Nótese que los artículos que a continuación siguen no versan ni sobre las (mal llamadas) nuevas tecnologías, ni tan siquiera sobre las tecnologías para la información, sino sobre el análisis de la sociedad, especialmente la española, en cuanto articulada (impactada, modificada, afectada, estructurada…) por las tecnologías para la información.

Parece preciso, en este momento, definirlas brevemente a ambas con objeto de que escritor y lectores tengamos una unívoca conceptualización de las mismas. Las (mal llamadas) nuevas tecnologías incluyen los recientes hallazgos científicos y aplicaciones tecnológicas en los campos de la eletrónica y fotónica (y sus derivadas de telecomunicaciones e informática), la biotecnología, los nuevos materiales (fibras de carbono, nuevos polímeros, cerámicas especiales…) y las energías renovables. Son mal llamadas nuevas, porque este adjetivo es relativo al tiempo, y el tiempo es relativo, con lo que nunca se sabe cuándo dejan de ser nuevas. Sin embargo, hay que reconocer que el uso social así las denomina, por más que incluso los sectores cultos no sepan exactamente cuál es su ámbito.

Las tecnologías para la información son unos peculiares y complejos modos humanos o procesos de hacer cosas con los mensajes y datos (lo que más), la información y el conocimiento (lo que menos), consistentes básicamente en la captación, transporte, almacenaje, procesado y difusión, y que se sustentan sobre la posibilidad técnica de manipular tanto el electrón, como la onda radio-eléctrica y el fotón. Los cambios de estado de estos tres fenómenos físicos hacen posible codificar los mensajes, que son los ladrillos del edificio de la información y del conocimiento. Los soportes en los que se basan son tanto físicos (hardware) como lógicos (software). Sus manifestaciones visibles son la micro-electrónica, las telecomunicaciones, las informáticas (muy distintas en sus fenómenos) y el audiovisual, en cuanto sector de intensísima aplicación de estas tecnologías. Es lo que en Fundesco, desde hace mucho tiempo, se viene llamando el hipersector de la Información. Son tecnologías porque incluyen simultáneamente modos humanos soportados por herramientas. Cada sector tecnológico de los descritos se especializa en una fase del proceso global de información: las telecomunicaciones, en transportar; la informática, en almacenar y tratar; los medios de comunicación y el audiovisual, en difundir.

Son además -y esto es muy importante- tecnologías para la información y no de la información por cuanto hay que considerarlas como simple herramientas, como instancias vicarias, respecto a lo único importante desde el punto de vista humano que es hacer cosas con mensajes, datos, información y conocimiento. De ahí que a lo largo de este artículo se use el neologismo de tecnologías para la información aun a conciencia de que no cuajará como expresión en el lenguaje, pues ya todo el mundo habla de nuevas tecnologías (con harta poca precisión) y de tecnologías de la información (con poca, también, según nuestro parecer).

La tesis, hoy incontrovertida, es que estos peculiares y complejos modos humanos, soportados por herramientas específicas, han provocado un salto gigante, tanto cuantitativo como cualitativo, en la capacidad del ser humano para hacer cosas con los mensajes y los datos, la información y el conocimiento. Esto es, sencillamente, lo que se denomina «sociedad de la información». Por razón de falta de espacio, no se hace aquí una incursión teórica en lo que ésta es. Baste decir que son unas coordenadas concretas, de tiempo y espacios sociales, en que parece que se da una habilidad especial para captar, transportar, almacenar, procesar y difundir mensajes fundamentalmente mediante el recurso a las tecnologías para la información. La humanidad siempre ha hecho esto, pero jamás lo ha hecho -y esto parece ya obvio- con la rapidez, capacidad y beneficio con que lo hace ahora merced a estas tecnologías.

El Informe FOESSA siempre ha tenido la característica de empírico. Por ello, se intentará que los artículos que a continuación aparecen presenten una panorámica de datos, cuantitativos y cualitativos, más que unas exposiciones teóricas desde la Sociología, por más apasionantes que éstas sean.

Como se ha dicho, a la hora de sintetizar, y por imperiosas necesidades de espacio, se han eliminado muchas cosas, entre otras el análisis del impacto de las tecnologías para la información en la Banca, o las grandes y bellas aventuras informo-tecnológicas de la década, como los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Expo de Sevilla, la infraestructura telecomunicacional para la Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo, o la del AVE…

Los artículos que siguen hablarán de los actores de la convulsión, de los grandes sectores que componen las tecnologías (micro-electrónica, informática, telecomunicaciones, audiovisual), de los sectores sociales más impactados (sanidad, educación, trabajo) y finalmente del equipamiento tecnológico del hogar español.

(1) Telos agradece a la Fundación Foessa su amabilidad al ceder los derechos de reproducción de este informe. El tradicional prestigio de este informe constituye una importante contribución para nuestra revista.

(2) Colección Austral, Espasa Calpe, 1982

Artículo extraído del nº 41 de la revista en papel Telos

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