El pasado ejercicio fue pródigo en acontecimientos en el sector televisivo. A la agudización de la crisis económica de las cadenas privadas abiertas, hay que añadir el tan esperado anteproyecto para la TV por cable e incluso el anuncio oficial de una nueva legislación sobre la televisión privada.
Una auténtica novedad constituyó también en el 94 la reducción de los bloques publicitarios y el minutado de los mismos durante el último trimestre, como anticipo a la plena adaptación a la directiva comunitaria que se hará efectiva a la vuelta de cinco meses en todas las cadenas públicas y privadas y que Tele 5 empezó a practicar, a modo de tanteo, en el ecuador del otoño.
Cadena que también se hizo acreedora de titulares por espacio de varias semanas por el agravamiento y cénit de una crisis que ya venía gestándose desde 1993 y que, vía Italia, se ha zanjado sólo temporalmente con la caída como chivo expiatorio de su director general, Valerio Lazarov, sin que Miguel Durán viera peligrar seriamente su silla presidencial, y que se vio coronada con la celebración de la primera huelga de la historia de la televisión privada en nuestro país y, a su vez, precedida por la venta por parte de Fininvest (el buque insignia del magnate y ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi) del 85 por ciento de su accionariado.
El año precedente despertó, por lo demás, de su letargo a los últimos que confiaban en el despegue de las cadenas privadas y dio la razón (las cifras cantan) a los fatalistas o pseudorrealistas que nunca se cansan de insistir en que las cadenas no públicas en España parecen abocadas a ser deficitarias. La excepción a la regla: Canal Plus, que, a fines de diciembre, desde su rotativo más afín, aseguraba que se hallaban prácticamente a las puertas de sumar su primer millón de abonados.
No faltaron tampoco en el 94 airadas muestras de recelo por parte de algunas cadenas respecto a los índices de audiencia que hasta ahora venía proporcionando la agencia Sofres, en régimen de monopolio y con el beneplácito de anunciantes, comerciales y programadores y que a partir del año en curso parecen decididas a otorgar su confianza, en términos audiométricos a Ecotel, empresa de audímetros integrada por la inglesa Taylor Nelson AGB e IPSOS, que está representada en nuestro país por Eco Consulting y Cedmedia, constituida, por su parte, por AGB Italia, Nielsen y gestión Universitas.
UNA LEY APLAZADA QUE NO LLEGÓ
La posibilidad de que el Ejecutivo aprobase en 1994 la Ley Reguladora de la TV por cable, que venía barajándose incluso desde antes de iniciarse el año, finalmente se quedó en proyecto de ley que José Borrell presentaría al Parlamento para la consideración de sus señorías el 15 de noviembre y que, finalmente, sería ratificada por el Consejo de Ministros el viernes 23 de diciembre.
Ello imposibilitaba que la ley viera la luz antes del último fin de año para contrariedad de grupos televisivos nacionales o extranjeros, empresas del sector o, incluso, del ocio y de la industria del celuloide, entidades bancarias, ayuntamientos, programadores, instaladoras de red, partidos políticos, comunidades autónomas o colectivos de la más variada índole que esperaban como agua de mayo que la Ley entrara en vigor para acceder, según idénticos parámetros legales a ese pastel que, según las previsiones más objetivas, puede facilitar inversiones en un periodo no mayor de dos años, de medio billón de pesetas.
La Ley no ha sido aprobada, y son pocos los que se aventurarían a pronosticar si será una realidad en el 95, pese a que algunos, como el presidente de la Asociación Española de Servicios Distribuidos por Cable (AESDICA), Luis Barca, sostengan que «el impulso definitivo del cable en España se producirá una vez que se haya aprobado la Ley». O que otros, caso de Aurelio Martín, presidente de Atel, opinen que el actual vacío legal «coloca a la Administración en una difícil tesitura porque la imposibilita para establecer, en su caso, procedimientos sancionadores» y que piense que «la legalización supondría una revitalización a través de la inversión».
Lo cierto es que de enero a diciembre ha habido una auténtica carrera contra reloj y de espaldas a la Administración por poner en marcha, sustentados en toda suerte de consorcios, proyectos de televisión por cable de los que no han querido estar ausentes empresas pioneras en la TV por cable en el mundo, como Time Warner y uno de sus propietarios, la compañía telefónica US West, que al comienzo del verano no dudaron en solicitar a las más altas instancias del Gobierno que se les permitiera invertir en empresas de TV por cable, en un porcentaje cercano al 50 por ciento, cuando el Decreto de Ley postula bien a las claras que el mismo, en lo referente a empresas ubicadas fuera de la Unión Europea, nunca debe superar el 25 por ciento.
Al ininterrumpido y no cerrado maratón por hacerse un hueco en el mercado del cable también se han apuntado, por ejemplo, en el 94 Europa Press en condición de proveedora de servicios para los operadores del cable, «ofreciendo asesoría a los pequeños operadores que quieran implantarse y paquetes a operadores locales», según Luis Martín Cabiede, delegado de la agencia; asimismo, Retevisión, la empresa pública que gestiona la red de transporte de señales de televisión a todas las cadenas españolas ha establecido contactos durante el año recién concluido con otros agentes interesados en posibles alianzas de funcionamiento. Multimedia Cable, en plena fiebre de consorcios, puso en marcha la Sociedad Cable y Televisión de Europa en compañía de US West y Time Warner con la pretensión de cablear seis millones de hogares en la próxima década con una oferta de 50 canales.
CONSORCIOS A LA CARTA
Mes a mes, la sucesión de nuevos consorcios ha sido una constante en 1994. Es el caso del establecido por Sevillana del Cable (patrocinada por la Compañía Eléctrica Sevillana), el BCH, el BBV, Banesto, el Instituto de Fomento Andaluz y Multitel, que inicialmente formalizaron un consorcio con UIM y El Corte Inglés para cablear Jerez.
Posteriormente Multitel, empresa dirigida por el consejero delegado de la Cope, Eugenio Galdón, ha ampliado su ámbito de implantación en el sector del cable a Santander y Zaragoza. «En el cable no va a haber hegemonías. Comunicar por cable en el futuro será accesible para mucha gente porque su coste es muy inferior al de las hondas hertzianas», asegura Eugenio Galdón. «Hoy tres de cada cinco oportunidades de ver la televisión están controladas por las autoridades políticas. En el mercado del cable -piensa el director de Multitel- hay que establecer situaciones de competencia, no de avasallamiento. Deseo que el cable no sea visto como una opción política sino como una opción tecnológica».
Otros consorcios que han entrado en la batalla aún no legalizada del cable (como apunta Galdón, junto con Croacia, seguimos siendo el único país de la Europa occidental que aún no ha regulado la industria que nos ocupa) son Cablevisión, integrada por Telefónica, el Grupo Timón (editor de El País y accionista de Canal Plus) y el instalador Abengoa o el denominado Grupo Gallego de Empresas para el Cable S.A. en el que participan, junto a otras compañías, Telefónica y Antena 3 Televisión.
Toda esta avanzadilla de proyectos, nacidos antes de que la Administración convierta el Proyecto de Ley en normativa, recibieron en buena medida patente de corso para su ejecución o, cuando menos, el mayor de los respaldos oficiales el pasado 26 de octubre, día en el que el Tribunal Constitucional falla a favor de la TV por cable, reconociendo el derecho de cualquier empresa a instalar una red de televisión por cable sin previa autorización administrativa, por estimar que «la ausencia de legislación sobre el asunto no puede limitar el derecho a la libertad de expresión».
BERLUSCONI A LA BUSQUEDA DEL MEJOR POSTOR
Por las mismas fechas el magnate Silvio Berlusconi pone a la venta, acelerado por la crisis, el grueso de las acciones de Fininvest o, dicho de otro modo, el 88,5 por ciento del accionariado de Tele 5. Y desde el primer instante tres grupos parecen ser los más interesados en entrar a formar parte del accionariado de la cadena en crisis: el grupo Iberoamericano (integrado por una lista de empresarios españoles residentes en Méjico), el de Empresarios Mejicanos en España y Televisa. Una crisis que, transcurrido ya el primer lustro desde la autorización de los canales privados, también acusa, aunque en menor medida, su competidora Antena 3 TV.
Por otra parte y tomadas globalmente, conviene no pasar por alto el dato de que tanto las cadenas privadas como las de financiación pública llegan a gastar entre 200.000 y 250.000 millones más de los que actualmente ingresan. Cifra a la que teóricamente pueden hacer frente las cadenas estatales u autonómicas, pero no asumible fácilmente por las privadas. Y que en el caso de Tele 5 y Antena 3 TV les ha conducido a un endeudamiento acumulado cada año más insoportable.
Y FININVEST RESPONSABILIZÓ A LA DIRECCIÓN
Volviendo a Tele 5, de la alarmante situación por la que venía atravesando la cadena, desde 1993, tenía conocimiento puntual Berlusconi y su sanedrín de Fininvest por los informes que el embajador Carlotti le viene remitiendo periódicamente desde Madrid, que traslucen a finales de octubre unas pérdidas superiores a 6.000 millones anuales y descensos patentes de audiencia que, como ya se ha apuntado, cabría situar entre 8 y 9 puntos por debajo de Antena 3 TV.
Los acontecimientos en apenas dos meses se precipitan y desde Fininvest, con el ojo puesto en el equipo directivo, se programan medidas drásticas urgentes. Se pretende, por la vía de urgencia, depurar responsabilidades, culpando los máximos dirigentes de Fininvest a sus homónimos de Tele 5 de ser responsables por antonomasia de la crisis y a los que «se da a entender» su inminente cese, que se confirmará en el caso de Valerio Lazarov y no en el del presidente, Miguel Durán. Por contra, y hasta que el mismo se hace oficial, el comité de empresa no tiene reparos en achacar a la fuerte dependencia por parte de Tele 5 del Grupo Fininvest, la causa principal de la crisis, anunciándose a renglón seguido un calendario de movilizaciones. Finalmente, el 3 de diciembre, Valerio Lazarov pagará con su cabeza la crisis económica y de audiencia.
Días más tarde por el temor de los trabajadores de que se produjera, como consecuencia de las medidas de ajuste, una reducción del 50 por ciento en la plantilla, tenía lugar la primera huelga de una cadena privada frente a los estudios de la cadena amiga, acción reivindicativa que se vería cumplimentada con un paro de 24 horas que sería secundado por el 80 por ciento de los trabajadores del área técnica, y que obligó a la suspensión de todos los programas de emisión en directo. Los sindicatos expresaban al mismo tiempo sus reivindicaciones a la empresa: un plan de viabilidad «que garantice el futuro de las emisiones y el mantenimiento de los actuales puestos de trabajo».
Antena 3 TV, por su parte, que también se ha visto afectada por la crisis, presentaba al cierre del pasado ejercicio una situación menos traumática. Si bien la recesión publicitaria ha desequilibrado sus cuentas, en los dos/tres últimos años ha visto incrementados ostensiblemente sus niveles de audiencia, lo que le ha permitido, una vez rebasadas ampliamente las cotas de audiencia de las restantes privadas, situarse a muy corta distancia de TVE.
En el aspecto financiero la cadena presidida por Antonio Asensio ha salvado el ciclón de las deudas, merced al respaldo que le han venido prestando el BCH y Banesto, que han afrontado un nivel de riesgo con la cadena cifrado, respectivamente, en 36.000 y 35.000 millones, a los que hay que agregar los 8.800 y los 4.000 millones aportados por ambas entidades para la financiación del canal durante el año recién finalizado.
El presidente de Antena 3 TV que para este mismo mes de enero no tendrá más remedio que empezar a pagar el principal e intereses de los préstamos concedidos por el BCH y Banesto, si quiere seguir aspirando a la adquisición del 50 por ciento de la cadena, ha desarrollado una actividad febril a lo largo del último semestre a la búsqueda de socios financieros en aras de optimizar los índices de solvencia de la cadena.
PRODUCTORES DE CINE
Así, a primeros de diciembre trascendió, por ejemplo, que unos días antes la productora Arnon Milchan (productora de muchos de los filmes de Oliver Stone) y la española de José Frade (productor cinematográfico ampliamente conocido y con dos series de amplia audiencia en el medio: Hermanos de leche y Canguros) habían pasado a controlar respectivamente el 15 y el 10 por ciento de Antena 3 TV … y que en la misma operación también «entraban Bankers Trust, Caixa de Catalunya, Ibercaja de Zaragoza y la Caja de Asturias», siendo más que rumores que en dicha recomposición del capital de Antena 3, las empresas en las que mayoritariamente participa Antonio Asensio pasaban a controlar más del 50 por ciento de la cadena.
Por otro lado y casi al cierre del pasado ejercicio, el editor catalán parece que también pretendió que la Caixa de Pensions y la Caixa de Catalunya se comprometieran, financieramente hablando, con la cadena. Y de creer determinadas filtraciones parece ser que la Caixa de Pensions concedió a Asensio un crédito en torno a los 6.000 millones de pesetas.
Igualmente, en la semana última de diciembre fueron insistentes los rumores (no desmentidos) que hablaban de la entrada en el accionariado de Antena 3 TV de un supuesto consorcio del que formarían parte Time Warner, Radio TV Lusembourg, el Grupo El Correo y Prensa Española.
Artículo extraído del nº 40 de la revista en papel Telos
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