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Aportaciones de la Teoría de la Comunicación


Por Manuel Martín Serrano

 

La Teoría de la Comunicación, exige el estudio de la génesis de la comunicación. Pero a su vez, permite enriquecer el estudio de la evolución y diferenciar entre todas las variantes de comunicación existentes.

1. LA PERTINENCIA DE UN EXAMEN DE LA COMUNICACIÓN ANIMAL DESDE LA TEORIA DE LA COMUNICACIÓN, Y VICEVERSA

La actividad comunicativa aparece en el mundo y se va configurando mucho antes de que el hombre exista. Probablemente aparezcan los primeros animales capacitados para comunicar al final del Precambrico Superior, hace unos 600 millones de años; y en todo caso, cuando la evolución está dando sus primeros pasos en la linea de los celomados, ya hay anélidos que muestran comportamientos comunicativos. Comparese con los aproximadamente seis millones de años que tiene de existencia el linaje humano. En consecuencia, el hombre es heredero de una capacidad que surgió para satisfacer necesidades de naturaleza biológica, cuyas características de funcionamiento se conformaron a lo largo de muchos millones de años de evolución, en el laboratorio de la interacción animal.

Para hacer Teoría de la Comunicación, es obligatorio examinar la génesis de la comunicación. Es un requisito epistemológico necesario para llegar a aclarar lo que diferencia específicamente a la comunicación de otras modalidades de interacción. Y consecuente con esa obligación, el teórico de la comunicación -por más que sea un profano-, termina familiarizándose con esos atractivos campos en los que se estudia el comportamiento animal. Pero el comunicólogo, para cumplir con su función de esclarecer la génesis y la naturaleza de la comunicación, no necesita convertirse en un zoólogo, en un etólogo ni en un psicológo del comportamiento animal. Su aportación al conocimiento es otra. Puede proporcionar criterios teóricos, modelos de investigación y categorías, que también sirven para organizar sistemáticamente el estudio de la comunicación animal.

Le corresponde a la Teoría de la Comunicación ofrecer paradigmas con los que se puedan dar cuenta de las relaciones y las diferencias que existan entre todas las variantes de comunicación existentes; desde las más elementales que se observen en el reino animal, a las más complejas que llegen a desarrollar los seres racionales.

2. EL PAPEL DE LA COMUNICACIÓN EN LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES

El examen de la evolución natural de la comunicación es una referencia obligada, tanto para hacer Teoría de la Comunicación como para investigar en comunicación animal. Hay que señalar que Darwin se había referido a las ventajas que la capacidad de comunicar ofrece para la reproducción de las especies, en un libro dedicado a la evolución de los sentimientos. Pero en ningún escrito de este autor, que yo conozca, se establece la diferencia que existe entre la comunicación y otras formas de comportamiento de las especies.

Los autores neodarwinistas han continuado manteniendo ese mismo tratamiento unitario; a pesar de que los etólogos han ofrecido muchas evidencias de que la comunicación introduce cambios importantes en las modalidades de lucha por la vida. En este marco teórico se echaba en falta un examen centrado específicamente en el papel de la evolución en la comunicación. Intento ofrecer alguna aportación a dicho estudio, en el contexto de mi indagación sobre la génesis de la comunicación. Dicho trabajo apareció en 1980 en la primera edicción de Epistemología de la comunicación y análisis de la referencia (M. Martín Serrano et alt/. Edit.: Cuadernos de la Comunicación, A. Corazón, Madrid). Seguramente por esa razón, los editores de esta revista han tenido la deferencia de solicitarme un artículo en el que recapitule las categorías y las ideas que elaboré para hacer Teoría de la Comunicación y que ahora han transcendido al campo del estudio de la comunicación animal, por obra de otros autores. Se cumple así, en la modesta parte que aquí corresponde, con la razón de ser que toda teoría tiene: constituirse en referencia útil para los investigadores.
Comenzaré referiéndome a las características distintivas de los comportamientos comunicativos; lo cual permite contemplar la dialéctica que existe entre los comportamiento comunicativos y no comunicativos en la naturaleza. A partir de esa especificación, cabe señalar cuáles son las ventajas biológicas aportadas por el recurso a la comunicación. Las anteriores indicaciones permiten adentrarse en un análisis muy tentador: ¿dónde y cómo se origina la comunicación?. Con dicho objeto, considero en primer lugar la genésis de las capacidades expresivas, y luego la genésis de esos comportamientos comunicativos que se manifiestan, ya tan evolucionados, en los patrones expresivos de los animales superiores. Luego cabe reflexionar sobre cómo se da el paso de esos patrones animales, a la clase de representaciones que se utilizan por la especie humana para comunicar. Concluyo con unas observaciones sobre el impulso y la orientación que puede proporcionar el estudio de la comunicación a las Ciencias, que investigan la evolución natural.
Finalmente, trato de identificar cual es el sentido que para la vida tiene el que la evolución se haya aventurado, cada vez más, por ese camino en el que los seres vivos se relacionan entre sí recurriendo al intercambio de información.

3. CARACTERÍSTICAS DISTINTIVAS DE LOS COMPORTAMIENTOS COMUNICATIVOS

La interacción entre los seres vivos entiendo que permite distinguir entre dos clases de actos: unos de caracter ejecutivo (no comunicativos) y otros de carácter expresivo (comunicativos).

– Son de carácter ejecutivo aquellos actos en los cuales el sujeto (Ego) maneja las energías de las que dispone, orientándolas de un modo inmediato a la aplicación sobre otro sujeto (Alter). Por ejemplo, empujar, o retener por la fuerza a otro. La eficacia del acto ejecutivo dependerá de la cantidad de energía que sea capaz de movilizar quien así actúa.
– Son actos de carácter expresivo aquellos en los que el actor maneja las energías de las que dispone, aplicándolas de un modo inmediato a la producción de señales. Por ejemplo, son actos expresivos, entre los hombres, hablar para decir a otro «quédate conmigo»; y entre los cánidos marcar el entorno con la orina para indicar a otro cánido «sal de mi territorio»:. La eficacia del acto expresivo no depende de la cantidad de energías que el actor (Ego) ponga en la locución o en la marcación. Evidentemente las palabras no sirven para retener físicamente a Alter, ni la orina para desplazarle físicamente. La eficacia del recurso expresivo depende de la capacidad que posean las indicaciones para informar a Alter de los deseos de Ego; y de la disposición de Alter para llevar a cabo la solicitud de Ego (1).

4. LA DIALÉCTICA ENTRE LOS COMPORTAMIENTOS COMUNICATIVOS Y NO COMUNICATIVOS EN LA EVOLUCIÓN

Cuando se analiza el proceso completo de una interacción entre dos o más sujetos, habitualmente consiste en una combinación de actos ejecutivos y expresivos.
Desde el punto de vista filogenético, la capacidad ejecutiva antecede a la expresiva en la evolución de las especies. Cabe imaginar la existencia de animales que no utilicen señales en la interacción con los otros; entre ellos, posiblemente todos los antecesores de los celomados; pero no es pensable que un animal interactúe con los otros animales de su ecosistema sin el recurso a la coactuación. En términos generales, a medida que se asciende en la escala biológica la interacción entre los animales emplea un número mayor de actos expresivos (comunicativos) en sustitución de los actos ejecutivos que utilizan especies menos evolucionadas.

Se comprende que no todos los actos ejecutivos que concurren en un comportamiento interactivo puedan ser sustituidos eficazmente por actos expresivos. Por ejemplo, en la interacción reproductiva, algunas especies de arácnidos recurren a la inmovilización mecánica de la pareja (comportamiento ejecutivo). Este recurso, en otros artrópodos -incluidos algunos crustáceos e insectos-, ya está sustituido por una expresión de cortejo, es decir de solicitación sexual (comportamiento expresivo). Pero si cualquier animal sustituyese la ejecución del acto inseminatorio por alguna expresión comunicativa, el fin biológico de la reproducción no se alcanzaría. La naturaleza propicia el paso de la coactuación a la comunicación sólo en aquellas secuencias de conducta en las cuales es más eficaz para la especie la interacción por via expresiva que ejecutiva. Una especie que efectuase una sustitución inconveniente correría el riesgo de extinguirse.

La especie humana es la única que posee un correlato expresivo para cualquier clase de acto ejecutivo. Y también sólo entre los hombres, se puede llevar a cabo la sustitución de cualquier acto ejecutivo por otro expresivo; incluso cuando esa sustitución significa la renuncia al objeto que se pretendia alcanzar con la interacción. Así sucede, por ejemplo, en la sublimación de los deseos y en el sofocamiento de la agresividad. El paso de la comunicación animal a la humana queda diferenciado, entre otras cosas, por el desarrollo ilimitado en el hombre de los mecanismos de conversión (2).

5. LAS VENTAJAS BIOLÓGICAS APORTADAS POR EL RECURSO DE LA COMUNICACIÓN

Las ganancias que proporciona la sustitución de actos ejecutivos por expresivos, (o si se prefiere, la incorporación de la indicación en las relaciones intra e interespecíficas en lugar de la fuerza) son las siguientes:

a) El consumo energético en el proceso completo de interacción suele ser más económico cuando aumenta la proporción de actos expresivos. Por ejemplo, le pide menos esfuerzo a la abeja señalar a las otras donde se encuentran las flores mediante un baile, que acompañar a las obreras en el vuelo hasta el lugar de referencia. La comunicación sirve a la evolución poniendo a disposición de los Actores un excedente de energía, que puede ser utilizado para desarrollar otras funciones (alimenticias, reproductivas, sociales, etc).
b) Los límites del territorio en el cual pueden desenvolver su existencia los actores, sin perder el necesario contacto entre ellos para la defensa o la procreación, se amplían tanto más cuanto mayor sea la distancia en la que siga siendo posible la interacción. Por ejemplo, el recurso a las señales comunicativas, -en este caso de naturaleza olfatoria- permite que el ciclo vital tan corto de algunas mariposas, sea compatible con el encuentro para la reproducción de un macho y de una hembra que pueden estar a kilómetros de distancia el uno de la otra.
c) El tiempo requerido para la interacción suele ser más corto cuando hay oportunidad de recurrir a la comunicación. Por ejemplo, se tarda menos en indicarle a Alter donde está un objeto, que en ir a buscar ese objeto para mostrárselo. Este ahorro en el balance temporal aumenta el tiempo vital disponible para otras actividades; y en ocasiones, cuando la rapidez de la huida es el único modo de escapar a un depredador, la posibilidad de recurrir a las señales de peligro, representa la única posibilidad de supervivencia.

He señalado las peculiaridades que distinguen a la interacción comunicativa; y mencionado las ganancias biológicas que representa la posibilidad de recurrir a la comunicación. La siguiente pregunta nos introduce en el más interesante y difícil de los temas de investigación que aún desafían al Teórico de la Evolución; ¿dónde y cómo se origina la comunicación?

6. EL ORIGEN DE LA CAPACIDAD EXPRESIVA

Los comportamientos expresivos se han generado a partir de otros comportamientos reactivos, que no cumplian inicialmente una función indicativa. Sea por ejemplo, el cambio de coloración al que recurren en el mar, desde el Precambrico, animales tan antiguos como algunos hidrozoos, cuando pasan por el estadio de medusa. A partir de ellos podemos encontrar el equipamiento biológico necesario para que sus descendientes filogenéticos pudiesen convertirse en comunicantes. Porque la modificación somática de Ego cuando cambia de color, puede servir para indicarle a Alter, que ha llegado el momento de la interacción sexual (3).

Cabe suponer que el fundamento de esa capacidad expresiva de Ego, radique en alteraciones reactivas de la pigmentación animal, generadas por la mera acción biológica de los cambios hormonales, que preparan al organismo animal para la fecundación. Toda alteración orgánica de Ego perceptible por Alter, posee potencialmente valor informativo en una interaccion. Entre esas alteraciones primarias que sirvieron de génesis a las primeras expresiones comunicativas, hay que incluir, además de los cambios de color en los animales cromatoplásticos, las modificaciones de aspecto, en los morfoplásticos. Por ejemplo, el cambio de volumen que adquieren para el ataque y la defensa algunos equinodermos, como las holoturias nadadoras, es una modificación funcional potencialmente indicativa para Alter, de la inminente huida o agresión de Ego. Posteriormente son innumerables las especies que recurren al expediente de transformar su aspecto, hinchando vejigas; tensando músculos; irguiendo plumas, espolones, crestas; ahora ya con una función especificamente comunicativa.
Estas observaciones sugieren una orientación para investigar las transformaciones somáticas, que le permiten al organismo vivo llegar a ser materia expresiva de la comunicación. Pero la capacidad de comunicar también supone cambios cualitativos del comportamiento, cuya génesis resulta no menos fascinante. Para avanzar en este nuevo tema, hay que partir de una observación previa: el comportamiento comunicativo requiere necesariamente de la aparición de mecanismos de acoplamiento entre lo que cada Actor hace a lo largo de la interacción. Dicho brevemente, hay que investigar los comportamientos de los Actores que comunican (Ego y Alter) en el marco de un sistema de interacción. Para entrar en ese campo con dicho criterio,hay que referirse a la naturaleza y a la génesis de los patrones expresivos.

7. ORÍGENES, CARACTERÍSTICAS Y EVOLUCIÓN DE LOS PATRONES EXPRESIVOS

Gracias a la labor de los etólogos tenemos un conocimiento muy satisfactorio de los patrones expresivos que se encuentran formando parte de interacciones muy complejas, sobre todo referidas a la reproducción, en aves y mamíferos. Patrones expresivos muy evolucionados, pueden estudiarse en los animales que recurren al cortejo antes del apareo; por ejemplo, en los ánades (4).
Tales patrones expresivos son muy complejos, y además indican la existencia de una notable libertad de opción por parte del animal. En el ejemplo que he utilizado en la nota 4, la hembra puede o no responder a la demanda a cada macho; eligiendo entre quienes le hacen la corte. Queda por aclarar cómo se alcanza evolutivamente un comportamiento interactivo tan elaborado.

A mi juicio, los patrones perceptuales han proporcionado el fundamento de los patrones expresivos. Todo animal que posea un órgano capacitado para analizar estímulos (Por ejemplo, un ojo) dispone de una herramienta cuyo funcionamiento se explica porque capta, no sólo las señales que posean la necesaria intensidad, sino además, el orden que existe entre la sucesión de los estímulos. La intensidad y la frecuencia a los estímulos perceptivos, determina, en las especies que carecen de sistema nervioso central, la intensidad y la frecuencia de las respuestas motoras. De este nivel elemental habrá que partir para entender cómo puede desarrollarse un patrón expresivo, en el cual están integradas las señales que envía Ego y las respuestas que proporciona Alter. De hecho, la primeras interacciones expresivas que aparecen en la evolución, se fundan en la existencia de circuitos neurológicos constituidos por una neurona aferente, otra central, y una tercera eferente; en los que se asocia el tiempo y la intensidad de las respuestas con el tiempo y la intensidad de los estímulos.

Un buen ejemplo de esas interacciones expresivas elementales, lo proporciona la comunicación entre dos gusanos de luz. Ego emite un luminiscencia con un intervalo y con una frecuencia característica. Alter responde a la indicación luminosa de Ego, porque el umbral y el tiempo de reactancia de las neuronas sensoriales de Alter están adaptadas precisamente para reaccionar a la intensidad, la frecuencia y los intervalos de la emisión lumínica que procede de Ego. Activadas por el estímulo luminoso esas neuronas aferentes, transmiten una señal nerviosa que activa las neuronas motoras; las cuales mueven a su vez, los anillos luminosos de Alter, según un intervalo que es perceptible y estimulativo para Ego. En este ejemplo, procedente de animales que carecen de órganos nerviosos centrales, se muestra que es posible el intercambio de información sin conciencia de la existencia de otro; sin autoconciencia, y sin conocimiento de que se está comunicando.

Por el otro lado de la evolución, es legítimo considerar a los patrones expresivos como la matriz de la representaciones que intervienen en la comunicación humana. Por ejemplo, el patrón expresivo de los primates (sumisión sexual) incluye expresiones gestuales tales como bajar los ojos, encogerse, cambiar de color, sentarse. Ese mismo patrón permanece como expresión de la discreción erótica de la mujer. Aunque la discreción representa un valor cultural, no un comportamiento. Desde esta perspectiva, la investigación debe aclarar cómo es posible el paso de unas pautas de comportamiento expresivo muy complejas, pero todavía con grados de libertad limitados; -como las que se observan en los primates-, a unas conductas comunicativas tan libres como las humanas, potencialmente capacitadas para transgredir o crear una pauta en cada interacción.

Para avanzar en este camino, hay que partir de que, tanto en el animal como en el hombre, cualquier expresión comunicativa puede asociarse con cualquier comportamiento. En el caso de los animales, un patrón de conducta -por ejemplo, erizar el pelo, agredir el objeto, retirarse del objeto- se desencadena de forma espontanea en presencia del estímulo adecuado: por ejemplo, la presencia del perro para el gato. Si deseo que ese mismo patrón aparezca además ante la presencia de un objeto no adecuado a la respuesta, y ni siquiera peligroso, -como puede ser un muñeco de trapo-, tendré que recurrir al condicionamiento. Como es sabido la sustitución del perro por el muñeco, como objeto peligroso, (para la representación que se hace el gato) se logra identificando sistemáticamente en la experiencia vivida por el gato, la agresión que recibe del perro con la simultanea presencia el muñeco. En el hombre también operan esos fenómenos de condicionamiento operante y de recencia; pero la modificación de la representación puede llevarse a cabo por la invocación de otras representaciones, en ausencia de los objetos que con ellas se designan. Por ejemplo, un niño puede representarse al muñeco como un objeto agresivo, si alguien le asigna el nombre de el coco.

El camino que hay que explorar, para aclarar la transformación de los patrones expresivos en representaciones comunicativas pasa por un análisis de la génesis evolutiva de los símbolos; nuevamente otro campo que está todavía por investigar (5).
En todo caso, las pautas expresivas animales no han desaparecido de las interacciones comunicativas humanas. Forman parte de nuestra herencia, y son el engrama de los lenguajes del cuerpo. Las indicaciones con las que los seres humanos manifestamos gestos de temor, deseo, ira, afecto, y en general todas aquellas gestualidades que estén relacionadas con necesidades alimenticias, sexuales, de contacto y de protección, son reconocibles en los gestos de los primates, y pueden ser rastreadas en ocasiones hasta los comportamientos expresivos de los primeros mamíferos. Ciertamente, en nuestra especie, el habla ha venido a liberar la expresión comunicativa de la alteración orgánica. Pero la base biológica de toda representación nunca desaparece en nuestro comportamiento expresivo; incluso cuando la especie posee formas de comunicación más precisas que el propio cuerpo, tal como ocurre con el hombre desde que se sirve del habla. Por eso, en los comportamientos en los que intervenga el sistema neurovegetativo, es imposible evitar aunque se pretenda, la aparición de aquellas expresiones corporales que están evolutivamente asociadas a las necesidades primarias. Así sucede cuando en la conversación que se refiere a los deseos primordiales del ser humano, aparece el rubor, la palidez, el tartamudeo, la sudoración, etc.
Nuestro cuerpo es una herramienta expresiva diseñada evolutivamente para informar de nuestra necesidades; razón por la que no siempre el cuerpo se somete a un control expresivo cuando el Actor pretende, precisamente, ocultar los móviles de su comportamiento.

8. PERSPECTIVAS ABIERTAS POR LA INCORPORACIÓN DEL ESTUDIO DE LA COMUNICACIÓN AL ANALISIS DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES

Conviene una referencia en este trabajo, por breve que sea, al impulso y la orientación que puede proporcionar el estudio evolutivo de la comunicación.
Una gran parte de los órganos expresivos y perceptivos, que los animales emplean en la comunicación han sido re-funcionalizados en el proceso de evolución para ese uso comunicativo, sin dejar por ello de cumplir otras funciones orgánicas que anteriormente tenían. Por ejemplo, los órganos bucales sirvieron para la asimilación de alimentos antes que para el habla; las extremidades para la locomoción antes que para el gesto; el oído y la vista para la percepción de estímulos sonoros o luminícos generados en el entorno, antes que para la discriminación de señales producidas por Alter con fines comunicativos. Pero una vez que el órgano así re-funcionalizado sirve para la comunicación, su evolución somática tiene que ver en mayor o menor grado con su nuevo uso. Por ejemplo, el rabo del perro o la cara del hombre han llegado a ser lo que son porque las necesidades comunicativas han favorecido cambios relacionados con un uso expresivo.

¿Qué tiene de particular la presión evolutiva que procede del recurso a la comunicación, en su condición de aptitud que favorece la supervivencia?
La aparición en la naturaleza de la interacción comunicativa significa que el organismo de Ego evoluciona por referencia al organismo de Alter; y viceversa. Por definición, el comportamiento comunicativo de cada Actor, está en función del Otro. Se grita o se habla en función del oído de quien escucha; se gesticula en función del ojo de quien observa. Por tanto, el desarrollo de las capacidades comunicativas impone a la evolución una transformación solidaria de los organismos de los comunicantes. Los instrumentos expresivos de Ego (Por ejemplo, los organos fonadores) tienen que acoplarse con los instrumentos perceptivos de Alter (Por ejemplo, los órganos acústicos); lo cual significa que el instrumento fonador de Ego debe de estar preparado para emitir aquellos sonidos cuyas longitudes de onda y cuya periodización sean perceptibles por el instrumento acústico de Alter; teniendo en cuenta las características físicas del canal por el cual han de transmitirse las señales y la distancia que separa a los Actores.

Cuando se trae a colación la adaptación de las especies a las transformaciones del medio, mediante cambios orgánicos y cambios de conducta, el examen de la evolución de los comportamientos comunicativos merece una atención muy cuidadosa. Hay razones para pensar que, en la naturaleza y precisamente a partir de un cierto nivel de desarrollo de las aptitudes comunicativas de las especies, la evolución de los comportamientos comunicativos ha seguido un ritmo más acelerado que la evolución de los organismos. La idea de que la evolución prefiera, cuando sea posible, recurrir a un cambio de comportamiento antes que a una modificación morfológica es muy plausible, y sugiere otros desarrollos teóricos para los que ahora no hay lugar. En todo caso, es urgente completar el análisis de la filogénesis, con un cuadro que permita clasificar a las especies según el orden que ocupan desde el punto de vista de su evolución comunicativa. Este es uno de los campos en los que los especialistas en comunicación tiene un punto de encuentro con los biólogos y los etólogos para desarrollar investigaciones conjuntas.

La epistemología, cuando estudia las funciones que la comunicación cumple en la evolución de las especies, no puede dejar de preguntarse por cuál es el sentido de ese cambio. Si se quiere, se trata de pensar qué es lo que cambia cuando los seres vivos interactuan entre ellos intercambiando información. Tema que pone su cierre a este trabajo.

9. NATURALEZA DE LAS RELACIONES ENTRE LOS SERES VIVOS, PARECIDAS CON LA COMUNICACIÓN

Por definición, las comunicación es un tipo de relación alternativa a la fusión de identidades en un único organismo o supraorganismo. El requisito de la comunicación es la distinción entre los Actores. Por esa razón es un error interpretar los intercambios orgánicos entre las células de un especimen, o la transferencia de partículas entre los miembros de una colonia de espongiarios, hidrozoos o autozoos, como modalidades de comunicación.

A medida que progresa la evolución, la distinción entre los Actores suele acompañarse de una mayor distancia física entre ellos. Interaccionar sin asimilar al otro, ni ser asimilado; cooperar sin tocar ni ser tocado, son orientaciones filogenéticas que explican el desarrollo alcanzado por la comunicación en el proceso de la evolución. La relación comunicativa permite interacciones alternativas a la mera apropiación del otro como objeto, y a la confusión con el otro como sujeto. Desde otra perspectiva la autonomía del animal y, en el hombre, su subjetividad, se fundan en la capacidad que proporciona la comunicación a Ego de establecer una distancia física respecto a sus Alteres.

Desde el punto de vista evolutivo, la comunicación consiste en la aptitud para interactuar sin tener que ser necesariamente accesible al otro físicamente. Así pues, la interacción comunicativa significa que Ego se relaciona con Alter como con otro sujeto y no como con un mero objeto; o si se prefiere, que Ego debe de aceptar el riesgo de que Alter no se avenga a satisfacer sus expectativas. Con los comportamientos expresivos aparece la libertad en la naturaleza (libertad, en el sentido informacional de aumento de los grados de libertad del comportamiento). Para Ego, la libertad que posee Alter de responder o no a sus demandas, puede significar el fracaso de sus expectativas respecto a Alter; pero para la especie la libertad de Alter significa que donde antes la reproducción estaba determinada por el azar, ahora va a estar controlada por un criterio más selectivo, relacionado con el desempeño eficiente de los Actores en la interacción destinada al apareo (6).
Aunque no sea el tema de este trabajo, es inevitable mencionar qué consecuencias tiene el estudio de la comunicación animal a la hora de situar el estudio de la comunicación humana.

La capacidad de comunicar es una conquista de la naturaleza y no de la cultura aunque, cuando el proceso de humanización llega a su termino, esa capacidad se va a utilizar por los comunicantes humanos, para generar relaciones y representaciones controladas por la razón y por la ética. El hecho de que el hombre, a veces usando esa capacidad, haya logrado ampliar su universo vital con un universo cultural, donde el espíritu crea y se recrea, hace a nuestra especie aún más deudora de aquellos primeros animales comunicantes que en una tenaz lucha por la supervivencia, conquistaron para nosotros las capacidades expresivas, los instrumentos biológicos de comunicación, los patrones expresivos en los que se funda genéticamente toda comunicación; incluida aquella que opera con los más sublimes o abstractos de los productos creados por el espíritu.

(1) La distinción entre los comportamientos ejecutivos y expresivos sirve para aclarar el lugar de la comunicación entre las disciplinas científicas, así como su aportación específica a la teoría del comportamiento. La comunicación es una modalidad de interacción de naturaleza expresiva; por lo tanto, pertenece al ámbito de las ciencias del comportamiento, espacio que comparte con las ciencias que se ocupan del estudio de la acción ejecutiva:

Teoría del comportamiento

Teoría de la Acción
Destinada a fundamentar el estudio de los comportamientos ejecutivos

Teoría de la Comunicación
Destinada a fundamentar el estudio de los comportamientos expresivos

Hace falta una Teoría de la Acción para explicar aquellos comportamientos en los cuales el sujeto, con sus actos, afecta al estado físico o biológico de otro sujeto (o es afectado física y biológicamente en su estado por otros).

Este tipo de comportamiento es el que en la naturaleza determina de manera inmediata la vida y la muerte, la reproducción y la producción material. Y hace falta una teoría de la comunicación para explicar aquellos comportamientos en los cuales el actor se arriesga a sustituir en sus relaciones con Alter, el empleo de la fuerza por el de la información. Este tipo de comportamiento es el que en la Naturaleza determina el paso de la conducta reactiva a la electiva; aquellos que han introducido una riqueza creciente en las relaciones intraespecíficas e interespecíficas, orientando la evolución hacia la autonomía de los especímenes.
(2) El hombre se caracteriza, entre las especies, porque puede transformar la satisfacción efectiva de su instinto en la mera expresión afectiva de esa satisfacción. En la especie humana son renunciables los fines -biológicos- de la comunicación en favor de otros objetivos impuestos por la cultura, como se puede saber estudiando a Freud.

(3) Esa función expresiva que vienen a asumir las variaciones de la pigmentación, ya no ofrece ninguna duda en la línea evolutiva de los celomados metamerizados, entre los cuales son familiares los comportamientos comunicativos de los cefalópodos. Pero también es evidente en la línea evolutiva de los celomados oligómertos; en los gnatostomados ápodos; entre los anélidos; y ciertamente en todos los vertebrados, desde los peces hasta el propio ser humano, cuando enrojece ante la solitización erótica de Alter.
(4) Las interacciones reguladas por un patrón expresivo se caracterizan por dos rasgos:

En primer lugar, porque se suceden en un orden pre-establecido. El animal Ego indica algo en el momento, t1. (Por ejemplo, mediante un movimiento de cola de la hembra, ésta expresa el estado de celo) a lo cual otro u otros responden en t2 precisamente con cierta indicación. (Por ejemplo, sigue la indicación de la solicitación sexual del macho, mediante un graznido). En el proceso van intercambiándose una sucesión de indicaciones y ejecuciones,hasta que en tn concluye la interacción. (En este ejemplo, con la cópula entre la hembra y alguno de los machos con los que desarrolló el cortejo).

En segundo lugar, porque cada nueva indicación de Ego se condiciona a la obtención de una respuesta o demanda de Alter y viceversa. En este ejemplo, si no hay movimiento de cola de la hembra no habrá graznido de los machos; y hasta que algún macho no haya graznado, la hembra no agachará la cabeza invitando al contacto físico; y así sucesivamente.
(5) Será práctico para dicho objetivo comprender mejor las relaciones que existen entre el desarrollo evolutivo de la indicación, y la evolución de las pautas y de las representaciones. Lo que he podido avanzar en este campo aparecerá en la próxima edición de Teoría de la Comunicación: epistemología y análisis de la referencia (AA.CC.).

(6) Expresando esta diferencia de otra manera: el animal que realiza una danza del cortejo, usa una vía comunicativa para asegura su reproducción. El logro de su objetivo depende de la potencial pareja, la cual seleccionando unos u otros machos en el contexto de una competencia entre machos, también lleva a cabo una selección de genes. Esta selección no es posible en las especies que se reproducen por un método en el que todo el proceso es ejecutivo, como ocurre con algunos peces, cuyos machos siembran de esperma el medio ambiente que envuelve a los huevos expulsados por las hembras, los cuales resultarán expulsados a azar.

Artículo extraído del nº 33 de la revista en papel Telos

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Manuel Martín Serrano

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